Reseña: PLATA QUEZADA, William Elvis y
otros. Conventos dominicanos que construyeron
un país. Bucaramanga, Universidad Santo
Tomas, 2010, 388 p.
Ivonne Vanessa Calderón Rodríguez
Historiadora y Candidata a magister en Historia
Instituto Colombiano por el estudio de las Religiones
Grupo de Investigación Sagrado y Profano
Bucaramanga, Colombia.
Este texto es el resultado de una investigación interdisciplinar en la que a partir de la Historiografía y la arquitectura se aborda el proceso de edificación de los conventos dominicanos en la provincia de San Antonino en la Nueva Granada, desde su etapa de fundación a partir de la segunda mitad del siglo XVI hasta la llegada de la nueva estructura política producto del proyecto emancipador. Aquí se realiza el análisis de cinco conventos, el más importante de ellos, el convento de Nuestra Señora del Rosario de Santafé, seguido de los conventos San José de Cartagena, Santo Domingo de Tunja, San Sebastián Mártir de Popayán y el de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Esta investigación se desarrolla dentro del marco de la celebración del centenario de la restauración de la provincia dominicana de Colombia, la conmemoración del Bicentenario de la independencia y paralelamente, de los 430 años de fundación de la Universidad Santo Tomas, para la cual se incluye la participación de arquitectos de las facultades de arquitectura de las ciudades de Bucaramanga, Tunja y Medellín, quienes se encargaron de lo específicamente arquitectónico, que después fue integrado e interpretado por el investigador principal, William Elvis Plata, en un análisis religio-sosocial. En este sentido, el autor ha sido un investigador constante de las dinámicas propias de la orden de predicadores con la que ha trabajado mancomunadamente. Su interés por los estudios sobre la diversidad religiosa, lo llevaron a consolidar el grupo de investigación Sagrado y Profano capitulo Bucaramanga, adscrito al Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones, ICER y a la Universidad Industrial de Santander.
El libro asume una perspectiva teórico-metodológica que concibe la arquitectura religiosa como una expresión de procesos sociales y culturales que influencia la organización espacial, pero que también ha transformado las relaciones que se fraguan entre la comunidad dominicana y la sociedad. Se concibe que las transformaciones económicas de las regiones estudiadas condicionaran la lógica de los conventos, razón por la que es probable considerar la aplicabilidad de algunas teorías de desarrollo social del marxismo. A lo largo del texto se manifiesta la simbiosis entre convento y sociedad, con la que se demuestra la trascendencia que puede tener una estructura material para la configuración espacial, económica, social, política y cultural.
El objetivo directriz del texto es mostrar que la época colonial es una fase de creación de los elementos culturales de la futura nación colombiana, en la que la religión ha jugado un papel crucial; por ejemplo, para este caso, el convento se convirtió en un foco de irradiación religiosa y cultural que configuró la sociedad. Asimismo, se realiza una descripción de las técnicas constructivas de los conventos, de la funcionalidad que tuvieron para la comunidad, y de las relaciones de poder construidas en torno de ellos; lo que manifiesta la dialéctica entre los procesos sociales y la dinámica propia de estas instituciones. Paralelamente, se muestra la faceta característica de cada convento y a partir de ella, la influencia que generaban dentro del proceso de construcción de la sociedad mediante la labor evangelizadora y la función social.
El libro cuenta con siete capítulos, el primero aborda aspectos generales de la Orden Dominicana, a la cual pertenecían los conventos estudiados. Los siguientes cinco, enfocan los casos particulares de los conventos; un séptimo capítulo presenta a la comunidad dominicana dentro del proceso de independencia, y finalmente las conclusiones y un apéndice de conceptos arquitectónicos. Así, entonces, el primer capítulo presenta algunas generalidades históricas de la fundación de la orden. Igualmente, parte sosteniendo que el convento fue una estructura pensada para el mundo urbano, en la que se combinó la vida comunitaria y la vida apostólica, hasta convertirse en células básicas de la vida dominicana y símbolos de poder. A continuación, el capítulo segundo sostiene que el convento de San José de Cartagena tuvo una etapa constructiva muy larga; comenzó a ser erigido materialmente a partir de 1562 y se tardó casi dos siglos en ser construido. Por su compleja relación con los encomenderos de la ciudad contó con pocos recursos para su edificación, recurriendo a donaciones de terrenos de vecinos. Para los autores "éste fue el convento más conflictivo de la provincia de San Antonino"1, pero que se destacó, entre otros eventos, por su participación en los tribunales de la inquisición.
Según el libro, el convento de Nuestra Señora del Rosario de Santafé fue el más importante de la Nueva Granada, pues contó con gran parte del número de frailes dominicos existentes. Inició su etapa constructiva en 1557; y se arguye que la inicial austeridad que se vivió en la fabricación del convento reflejaba el duelo de poderes entre la Orden de Predicadores y el clero secular. Por otra parte, este convento desempeñó un rol social a través de los "chorros de agua" que puso a disposición de la población, y un rol educativo que se generó con la apertura del colegio y la universidad Santo Tomas instalada dentro del mismo claustro.
El capítulo cuarto se enfoca en los aspectos fundamentales que caracterizaron el convento de Santo Domingo de Tunja. Este, al igual que los demás, tuvo un proceso constructivo lento que inició en 1560. Para su elaboración jugaron papel relevante las cofradías y hermandades que financiaron el proyecto mediante capellanías y obras pías, que sirvieron como mecanismo para contrarrestar la disminución de recursos producto de la perdida de doctrinas. También adquirió un rol político destacado, pues aportó en la consolidación del orden por la ausencia de poder en la región. A renglón seguido, frente al caso particular del convento de San Sebastián Mártir de Popayán, se asume que fue uno de los menos estudiados, porque durante la colonia no perteneció por mayor tiempo a la provincia dominicana de San Antonino, sino a la provincia de Santa Catalina de Quito. Fundado en 1553, su arquitectura fue víctima de las catástrofes telúricas; su reconstrucción se dio a través de los aportes de la cofradía del Rosario en el siglo XVII y de los vecinos y las familias pudientes de la ciudad, razón por la que los laicos incidieron en el diseño del convento.
El último convento que tiene espacio dentro de la estructura de la investigación es el convento de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que se mantuvo a la sombra del santuario de la Virgen construido primero que el claustro. Fue el primer convento que renació después de las leyes de supresión durante el siglo XIX y con el cual se levantó la provincia dominicana. Indiscutiblemente se convirtió en foco de atracción de peregrinos y de activación económica de la región, aunque fue considerado un convento menor. Para finalizar, el último capítulo se dedica a presentar el rol de la comunidad dominicana en el proceso de independencia, participación que se origina en las consecuencias que producen las reformas borbónicas entre los dominicos.
Metodológicamente, el trabajo se aborda desde algunos elementos propios de la indagación arquitectónica, materializados en preguntas tales como las razones de la fundación de los conventos, su ubicación, las etapas constructivas, autores y materiales. Además, cada capítulo se enfoca desde una misma estructura basada en los tópicos de fundación, recursos, comunidad, daños y reconstrucción e interacción con la sociedad, abordando dos aspectos distintos para cada convento. Se realizó igualmente reconstrucción de los conventos con dibujo tridimensional.
El libro maneja varias tesis, dentro de las cuales se encuentra aquella que afirma que la arquitectura religiosa fue un elemento que evidenció la relación entre Iglesia y sociedad neogranadina, por sus funciones de evangelización, apoyo al proceso de consolidación de las instituciones coloniales y centros de peregrinación. Por otra parte, consideran que casi todos estos conventos fueron fundados después de la segunda mitad del siglo XVI, aunque a través de procesos constructivos lentos financiados en la mayoría de los casos por capellanías. No obstante, contaron con el apoyo económico de la sociedad y fueron objeto de reconstrucciones por la mala calidad de los materiales empleados, reflejo de las dificultades económicas de la población. Otra de las tesis fundamentales aquí presentadas, tiene que ver con el proceso de criollización que se vivió en todos los conventos dominicanos, pues, sólo se permitía el ingreso de población hispano criolla. Asimismo, siguiendo los aportes de José Villagrán, el autor resalta la polifuncionalidad de los conventos, que es una de las tesis más influyentes de este texto, pues simultáneo a su labor evangelizadora, estas instituciones desempeñaron otros roles, de los cuales se destacan algunos ejemplos. En el caso del convento de Santafé se resalta una labor social y educativa; el de Cartagena su función eclesiástica a través de su participación en los tribunales de la inquisición; en el de Tunja la relación fe-economía mediante las capellanías; en el de Popayán la estrecha relación entre elites locales y comunidad religiosa, y en el de Chiquinquirá su particularidad de servir de centro de la devoción mariana.
Otra realidad que es plasmada en este trabajo, es la que manifiesta que las comunidades religiosas no pusieron límites frente al "justo pago" por la evangelización, logrando que la apropiación de tierras los convirtiera en núcleos económicos autosuficientes2, que fundamentaron su riqueza económica en capellanías, censos y obras piadosas. Finalmente, con relación a la participación dominicana en el proceso de independencia, se sostiene que los frailes sólo se unieron al movimiento cuando este ya había estallado, y lo hicieron de manera gradual e individual3.
Debe resaltarse la importancia de su aporte factual. Se contó con una base de datos archivística de la documentación existente sobre los dominicos, presente en los archivos de Colombia. De la misma forma, se hizo posible el acceso a los archivos de las provincias dominicanas (APCOP), al Archivo General de la Nación, Archivo General de Indias, y a crónicas de frailes dominicos de la época. Peculiar en esta investigación, fue el uso de otro tipo de fuentes como el levantamiento arquitectónico que le otorgó un mayor dinamismo y fundamento al proyecto.
Para finalizar, el texto abre la posibilidad a la transversalidad de las investigaciones dentro de la disciplina histórica, por los magníficos resultados que esta arroja. Sin embargo, aquí se hallan algunos términos arquitectónicos que obligan a que primero sea leído el glosario, en aras de facilitar una mayor comprensión del texto y sus planteamientos. De manera pues, estamos ante un texto que ha contado con modelos provenientes de investigaciones con trayectoria y que lo hace un trabajo reconocido y de necesaria lectura para todos aquellos que quieran escudriñar las dinámicas propias de la comunidad dominicana y su interrelación con la sociedad neogranadina.
1 PLATA QUEZADA, William Elvis y otros, Conventos dominicanos que construyeron un país. Bucaramanga, Universidad Santo Tomas, 2010, p. 113.
2 Ibíd., p. 220
3 Ibíd., p. 333.