Presentación

Las ciudades han sido y siguen siendo un objeto de permanente reflexión para la historia. Desde muchos puntos de vista y áreas de interés han llamado la atención de los investigadores interesados por las ciencias sociales y las humanidades. La ciudad, como espacio de concentración social y como agrupamiento de edificaciones interesa no sólo por la posibilidad de conocer la historia misma de la traza construida y de sus proyectos de ampliación, modificación o transformación, sino por ser el espacio en donde son visibles prácticas sociales, económicas y culturales de sus habitantes. Cada ciudad es única por el carácter de sus edificaciones y de su población, dos ejes de análisis centrales a tener en cuenta al momento de historiarla, en primer lugar, la materialidad y en segundo lugar, las interrelaciones sociales del lugar.

Las corrientes y tendencias historiográficas han modificado o han subrayado intereses o énfasis particulares al estudiar la ciudad, las formas de vida de sus habitantes, las instituciones que allí se asientan, su economía, sus manifestaciones y expresiones culturales o las sociabilidades que la caracterizan. El interés por la vida política urbana o las obras de los arquitectos notables que caracterizaron las primeras historias de las ciudades,1 se amplió con el surgimiento de la sociología urbana. Los estudios de la escuela de Chicago abrieron un panorama amplio de temas relacionados con la vida social, con los grupos que interactuaban y con las formas de apropiación del espacio urbano.2 De esta manera, desde las primeras décadas del siglo XX, la historia urbana se nutrió del diálogo, de los intereses y de las metodologías de trabajo de las ciencias sociales, en especial la sociología y la antropología.

Con el paso de las décadas, la ciudad también fue centro de interés de la historia social o de la historia económica de mediados de siglo XX, tanto en el análisis de las formas de organización en defensa de los derechos y de la consolidación de ciertos sectores sociales, como en las tendencias de la ocupación laboral o el tipo de actividades económicas. También ha sido un escenario privilegiado para analizar manifestaciones de interés de la historia cultural durante los últimos años o para analizar problemas relacionados con la historia medioambiental, por ejemplo. Una evidencia de esta multiplicidad de intereses se encuentra en la consolidación de publicaciones periódicas dedicadas a la historia urbana. En los índices de revistas como Urban History o Journal of Urban History puede observarse la diversidad de puntos de vista abordados por la historiografía urbana en estos últimos años. Sin duda, hay una evidente multiplicidad en las formas de abordar la ciudad y en los múltiples y confluentes temas de interés para la reconstrucción histórica.

Estas perspectivas temáticas también han sido de interés en la historiografía de Latinoamérica. El estudio de la arquitectura y el urbanismo en el subcontinente ha permitido conocer cómo fueron creciendo las ciudades, cómo fueron los procesos particulares de urbanización, cómo se adaptaron a las oleadas de migración interna y externa y cómo se agudizaron los problemas de vivienda y de provisión de servicios en los crecientes sectores marginales. De la misma manera, un buen número de investigaciones han estudiado las influencias de las tendencias internacionales sobre este asunto, así como la formación de grupos profesionales dedicados a la planeación urbana desde las primeras décadas del siglo XX.3 Otro ámbito de interés de la historiografía urbana han sido las políticas urbanas, las formas de gobierno locales, las estrategias de las autoridades para controlar la expansión urbana, así como para enfrentar el aumento poblacional. También se ha interesado por las formas de organización y de protesta, las transformaciones en la calidad del ciudadano, las relaciones entre diversos actores sociales, los intercambios y las redes sociales y las formas de apropiación del espacio. La ciudad contiene múltiples objetos de interés y muchas intersecciones entre los problemas abordados.

Esta pintura general de las tendencias y los problemas generales que ha abordado la historia de las ciudades es necesaria para contextualizar este número temático del Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Vale la pena señalar que, en las últimas décadas y ante el crecimiento y expansión de las trazas urbanas de las grandes ciudades, también se han extendido las investigaciones sobre la influencia de éstas en las regiones circundantes. La conformación de espacios metropolitanos ha generado también interés en la historia regional y en las ciencias sociales. Por esta razón, los editores del Anuario han decidido dedicar este número a la ciudad.

En este sentido, cobran importancia los artículos que fueron seleccionados para esta edición luego de la rigurosa lectura y dictaminación de árbitros externos y especialistas en estas temática. Son una muestra de estos intereses historiográficos particulares en los que se observan y analizan dinámicas locales acudiendo a un diálogo con la producción internacional sobre el asunto. Los artículos abordan prácticas sociales y culturales urbanas en México y Colombia, tales como las políticas higienistas, las protestas sociales, la provisión de servicios públicos, la legislación inmobiliaria, la relación entre economía y crecimiento urbano, las dinámicas de inclusión y exclusión, las experiencias religiosas relacionadas con la muerte en los cementerios locales o los patrones de consumo a partir de la reconstrucción de la vida material en zonas fronterizas. Los problemas elegidos en cada caso buscan explicar asuntos puntuales relacionados con reflexiones más generales de la historia social y cultural y van más allá de ubicar a estas ciudades en un momento concreto del devenir de la urbanización y la historia urbana, como lo hacían las primeras historias de la ciudad.4 Para abordar estos temas, los artículos tienen como base la revisión de fuentes de diversas procedencias: desde evidencias arqueológicas que permiten conocer el consumo o el análisis de iconografía de las lápidas y tumbas, hasta la revisión de fuentes más clásicas como la legislación especializada y la documentación administrativa.

Esta selección de artículos es una muestra evidente de la diversidad de puntos de vista de esta historiografía y esperamos que contribuya a seguir abriendo caminos en el esfuerzo por comprender facetas particulares de la vida social y cultural en ciudades de dimensiones diversas en Latinoamérica.


1 Uno de los trabajos clásicos de la historiografía del siglo XIX es el libro de Fustel de Coulange, La ciudad antigua (1864). Para una visión general de la historiografía urbana entre el positivismo y las tendencias posmodernistas del siglo XX ver el artículo de Arturo Almandoz, "Historiografía urbana en Latinoamérica": del positivismo al postmodernismo", Revista Diálogos, vol. 7, núm. 1 (2003): 117-156.

2 Los autores clásicos de la escuela de sociología de Chicago siguen siendo citados permanentemente, entre otros Ezra Park, Ernest Burguess y Roderick Mackenzie.

3 Aunque hay estudios particulares para las principales ciudades latinoamericanas, vale la pena destacar el estudio de Arturo Almandoz, "Modernización urbanística en América Latina. Luminarias extranjeras y cambios disciplinares, 1900-1960", Iberoamericana VII, 27 (2007): 59-78.

4 Me refiero por ejemplo a los clásicos trabajos de José Luis Romero (Latinoamérica: las ciudades y las ideas, Siglo XXI, 1979) o Ángel Rama (La ciudad letrada. Hanover, Nueva Jersey, Ediciones del Norte, 1984) que estaban muy centrados en hacer tipologías de ciudades. En particular, Romero se propuso caracterizar las ciudades del subcontinente dialogando estrechamente con trabajos clásicos de la sociología urbana, como el de Lewis Mumford, La ciudad en la historia, Buenos Aires, Ediciones Infinito, 1979)


Mario Barbosa Cruz
Universidad Autónoma Metropolitana de México, Unidad Cuajimalpa
Miembro del Comité Editorial