Cartografía de la frontera
bárbara": las representaciones
del Darién a propósito del
conflicto entre el Virreinato de
Nueva Granada y los Cunas*
Nelson Eduardo Rodríguez Hernández. Historiador, Antropólogo. Investigador, antropología urbana. Personería de Bogotá, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: xnelsonrodriguezx@yahoo.com
Fecha de recepción: 26/02/2014 Fecha de aprobación: 02/04/2014
El objetivo de este artículo es analizar las representaciones cartográficas del Darién producidas por los ingenieros militares enviados entre 1760 y 1788. Pretende exponer su relevancia para atender al conflicto entre los indígenas cuna y el Virreinato de la Nueva Granada durante la segunda mitad del Siglo XVIII. La región del Darién era vital para el control administrativo en la América Española, por su ubicación estratégica y la abundancia de recursos, pero la preeminencia de indígenas no sometidos y la injerencia de comerciantes ingleses, complicaban su adhesión. El Virreinato envió expediciones de reconocimiento geográfico materializadas en mapas y relaciones descriptivas que ofrecen información pertinente para conocer la respuesta de los indígenas Cunas en este momento, además de arrojar luces etnohistóricas desde la perspectiva de los funcionarios ilustrados. El artículo se apoya de estos registros ubicados en el Archivo General Militar de Madrid. Este artículo pretende contribuir a las investigaciones de la cartografía colonial tardía del Darién y resaltar su valor para comprender los intentos de poblamiento durante la segunda mitad del siglo XVIII en la Nueva Granada.
Palabras clave: Cunas, Darién colonial, cartografía, reformas militares, Historia Atlántica.
Cartography of the "Barbarian" Frontier:
the Representations of Darien Region in Relation
to the Conflict Between theViceroyalty of New
Granada and Cunas
This paper analyzes the Darien cartographic representations produced by military engineers sent to the region between 1760 and 1788. Its purpose is to clarify its relevance to understand the conflict between Cuna culture and the Viceroyalty of New Granada during the second half of the eighteenth century. The Darien region was vital for administrative control in Spanish America for its strategic location and its resources; however the indigenous predominance and the English merchant interference complicated its accession. The information registered in maps and descriptive reports done by geographical expeditions, located nowadays in the Archivo General Militar de Madrid, allows us to appreciate the Cuna's responses; in addition, they offer ethnohistoric information from enlightened officials view. This article contributes to analyze the late colonial cartography and remark its value to understand the settlement attempts during the second half of the eighteenth century in New Granada.
Keywords: Cunas, colonial Darien, cartography, military reforms, Atlantic History.
Referencia para citar este artículo: RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, Nelson Eduardo (2014). "Cartografía de la frontera "bárbara": las representaciones del Darién a propósito del conflicto entre el Virreinato de Nueva Granada y los Cuna". En Anuario de Historia Regional y de las Fronteras.19 (1). pp 59-78.
Para la segunda mitad del siglo XVIII, el Darién era un territorio poco explorado y de escasa presencia española. El Virreinato de Nueva Granada envío ingenieros militares para realizar reconocimientos geográficos a la zona entre 1760 y 1790, materializados en informes, mapas y descripciones. Con ello, los funcionarios borbónicos buscaban establecer medidas que les permitieran la utilización de los recursos, la reducción efectiva de los Cunas, la defensa de las costas y el tránsito por las vías neurálgicas para el comercio virreinal1. Para analizar este periodo de producción cartográfica, el presente artículo se organiza de la siguiente manera: la primera parte es un breve recuento histórico de la región y sus habitantes, la segunda caracteriza la cartografía que se produjo y a partir de su información, expone los límites que constituían la provincia.
En la primera parte se abordará el proceso en que el Darién se configuró territorialmente como lugar de encuentro entre grupos indígenas y europeos, donde se produjeron cambios sustanciales recíprocos2. Se sostiene que el legado de estas relaciones tuvo fuertes repercusiones en los indígenas, como el aumento de su militarización y la aparición de líderes tribales, factores fundamentales para encarar la avanzada virreinal durante la década del setenta y ochenta del XVIII3. La historia del Darién hasta mediados de siglo XVIII se divide en tres momentos4: la llegada de los españoles y su impacto para los pobladores; las incursiones piratas y las tentativas de reducir a los indígenas por parte de la corona; y los intentos de poblar el istmo por parte de europeos no españoles y el fracaso de la política de indios a través de regalos y misioneros.
Los españoles arribaron a las costas del norte de Suramérica en la primera década del siglo XVI. Para tomar posesión del territorio fundaron la gobernación de Castilla de Oro. Sus límites eran desde el Cabo de la Vela (en la actualidad en el departamento de la Guajira) hasta el Cabo de Gracias a Dios (en la bahía de los Mosquitos, en los límites de Nicaragua y Honduras). Aquí se instauraron distintos poblados que tuvieron el propósito de afianzar la presencia española en las costas, entre las cuales se destacó Santa María la Antigua del Darién. Los poblados tuvieron una corta existencia debido al asedio de los grupos indígenas y a la falta de suministros. Con la creación de la Gobernación de Panamá en 1529 y la extinción paulatina de los distintos poblados del Darién, las políticas para controlar la región provinieron desde esta ciudad, que junto a Cartagena, fueron los centros que coordinaban la anexión del Darién5.
La llegada de los españoles tuvo profundas consecuencias en las poblaciones que ocupaban el istmo darienita. Para ese momento, existían distintos grupos que no tenían nexos políticos entre sí. Éstos compartían rasgos culturales y una lengua franca, la cual no tiene relación con la lengua cuna actual6. La crisis demográfica y las presiones inter-étnicas, de grupos indígenas como los Cueva, posiblemente condujeron a la reagrupación de distintas facciones locales7. Las fuentes orales indican que los antepasados Cunas se remontan a los habitantes del alto río Atrato. Por su parte, los primeros registros escritos de 1611 los ubican en el rio Tuira, en el golfo de San Miguel.8
El sur estaba poblado por grupos Emberas, que los registros coloniales denominaban Chocoes. Estos indígenas mantuvieron disputas con los Cunas, debido a la presión de recursos y posteriormente sirvieron como fuerza de choque para contener su avance por el alto y medio Atrato9. Los Chocoes desplazaron a sus enemigos hacia el Golfo de Urabá y el Golfo de San Miguel en enfrentamientos que se extendieron durante todo el siglo XVI. Los grupos que se mezclaron, debido a las epidemias y a la vulnerabilidad frente actores más fuertes fueron los Carauta, los Monguinera, los Burumia, los Bidigimia y los Biru10. Después de un largo proceso de etnogénesis, este nuevo grupo consiguió enfrentar a los Cuevas, Emberas y españoles.
Durante la primera mitad del siglo XVII los intentos de acceder a la zona desde Panamá fueron a través de misiones religiosas11. Se enviaron misiones agustinas, dominicas, capuchinas, franciscanas y jesuitas con el propósito de fundar pueblos de indios, pero ninguna se mantuvo. En las reducciones, los indígenas huían, desatendían a las autoridades religiosas con revueltas y, en algunos casos, asesinaban a los misioneros12. Este panorama cambió con la aparición de Julián Carrisolio, quien sirvió como mediador para el ingreso misional e inaugura una nueva etapa en la historia darienita. Carrisolio fue un español que vivió entre los Cunas desde los catorce años, después de que fuera adoptado por los indígenas, cuando ellos atacaron una tripulación en el Golfo de San Blas en la que él se encontraba. Aprendió su lengua y códigos sociales. Con el tiempo, comenzó a difundir el cristianismo entre los indígenas y se dirigió a Cartagena para impulsar las misiones en la región. El gobernador envió misioneros para que vivieran allí y posteriormente en 1637 Fray Adrián de Santo Tomás, dominico belga, fundó reducciones y misiones en el Darién con el acompañamiento y protección de Carrisolio13. Estos avances lo llevaron a convertirse en Alcalde y Justicia Mayor del Darién.
Durante este periodo, los españoles comenzaron a elegir líderes tribales para que controlaran las nuevas fundaciones. El legado de Julián Carrisolio y sus éxitos significaron un viraje en la política de indios que se materializó en esa tendencia. Las autoridades esperaban crear un grupo homogéneo en el Darién, pero la aparición de estas figuras no centralizó el poder y el accionar indígena14. El proceso de las fundaciones siguió el esquema ideal de tribu y en ellas surgió la figura del cacique, quien era el representante de la corona y la iglesia en estos lugares. Los poblados eran pequeños pero sirvieron para establecer las bases de la pacificación darienita. Se destacaban: Yavisa, San Andrés de Cuque, Tarena, San Juan de la Vega, etc... No se trató de un proceso aceptado por los indígenas y en muchos casos, respondieron con rebeliones o enfrentamientos abiertos desde afuera de los pueblos de indios.
El segundo momento, caracterizado por las incursiones filibusteras y los intentos de forjar alianzas con líderes indígenas, se extiende desde la segunda mitad del siglo XVII hasta la década del treinta del XVIII. El Darién sirvió de refugio para filibusteros que frecuentaban las costas del norte de Suramérica y las islas del Caribe, como Henry Morgan, quien atravesó el territorio darienita para saquear la plaza de Portobelo en 1668 y Panamá en 167115. Por estos años se habían establecido algunos poblados españoles, enfocados en extraer oro de la zona y en agrupar a los indígenas dispersos. El texto A new voyage and description of the isthmus of America de Lionel Wafer, filibustero galés que convivió con los Cunas por cuatro meses bajo su protección, es un ejemplo de primera mano de las vivencias e ideas de los piratas sobre la región y sus habitantes16. Estos relatos y el alto grado de maniobra de los foráneos motivaron a europeos de distintos lugares a emprender iniciativas de colonización en el Darién.
Una posible influencia filibustera fue la fundación escocesa de Caledonia en 1698, al occidente del Golfo de Urabá. Escocia atravesaba por una crisis económica y dependía de la protección de Inglaterra ante las demás potencias europeas. Frente a esto, el parlamento creó la Compañía de Escocia con el propósito de fundar colonias en las Américas y África. En su programa, el Darién fue el primer objetivo. La iniciativa no recibió el apoyo de Inglaterra, pero con el tiempo encontró asistencia logística y financiera en otros lugares de Europa. El proyecto y las posibilidades que ofrecía la región incitaron a cientos de personas a cruzar el Atlántico. En menos de tres años las epidemias, la falta de suministros y la ausencia de planeación llevaron al fracaso de esta empresa. Sin embargo, el legado tuvo repercusiones de trascendencia mundial. Las pérdidas económicas llevaron a la creación del Reino de Gran Bretaña y a la resignación de Escocia por la pérdida de su independencia17.
Esta experiencia y la llegada de los filibusteros, tuvo, principalmente, dos consecuencias entre los indígenas. En el momento que llegaron europeos de distintas nacionalidades a la zona, los Cunas comenzaron a ofrecer su amistad como una forma de reciprocidad en la asistencia militar contra los españoles18. Esto les permitió establecer alianzas con ingleses y franceses. Ellos utilizaron los bienes europeos para sus intereses y atrajeron a los extranjeros a sus espacios de influencia, aunque el propósito de los foráneos haya sido otro19. Por otro lado, les permitó el desarrollo de habilidades para convivir e integrar europeos a sus estructuras sociales. Estas relaciones los hicieron vulnerables ante una posible alianza imperial, como sucedió posteriormente. En ese contexto, sus elementos sociales constitutivos adquirían nuevas dimensiones, la defensa contra los imperios o la necesidad de cooperar con ellos llevaron a su militarización social, la transformación de su organización y sus prácticas20.
Este periodo, además, tuvo repercusiones en los indígenas suscitadas por su relación con los españoles. No sólo se presentaron enfrentamientos entre españoles e indios. En algunos casos, surgieron funcionarios indígenas que causaron disputas internas. Las autoridades de Panamá intentaron persuadir a los líderes tribales Cunas a través de presentes y títulos militares. Los españoles creían que los Cunas tenían estructuras jerárquicas y se regían por déspotas militares. Las etnografías contemporáneas demuestran que en la actualidad estas figuras no tienen lugar en las dinámicas organizacionales de la política de los Cunas21. Más aún, posiblemente los informes hacían referencia a personajes que únicamente existían en el imaginario de los europeos, que con el tiempo, provocaron el surgimiento de líderes Cunas que pretendían aprovechar la tendencia negociadora de los españoles22. En este periodo de conflicto permanente, desde Panamá se enviaron misiones que afianzaron la militarización de los indios para defender su territorio frente la amenaza pirata.
Las acciones de Julián Carrisolio y sus descendientes, que se convirtieron en líderes tribales mestizos, sirvieron de modelo para la colonización del Darién. Su hijo Luis conformó un ejército indígena que repeló la incursión foránea en el istmo. Sin embargo, la creación de estas figuras acentuó, con el tiempo, la oposición y defensa del territorio indígena a los españoles. El modelo de líderes tribales colapsó debido a la aparición de capitanes que no reconocían una figura central. Posiblemente las revueltas de 1727, de las que hace referencia Andrés Ariza en sus "Comentos" fueron venganzas al posicionamiento de la familia Carrisolio en la región y no únicamente la provocación de un mestizo por desafiar el orden23. La ausencia de control, posterior a los levantamientos, fue producto, además, de la inestabilidad suscitada por la presencia filibustera.
El tercer periodo se caracteriza por la llegada de otros europeos y el fracaso de las iniciativas misionales. En la década del treinta se intensificaron las incursiones a los lugares de extracción minera. Esta situación condujo a que los españoles negociaran un acuerdo de paz en 1738. Aunque no existía un poder centralizado, los líderes tribales atendieron la propuesta. Las autoridades españolas se comprometieron a consultarles antes de enviar misiones, se institucionalizó la entrega de "molas" y "paniquiris", además se prohibió el ingreso a los negros24. Estos elementos fueron el vehículo utilizado por los españoles para forjar las relaciones con los indígenas. Las autoridades del recién creado Virreinato de Nueva Granada, después del tratado de paz, le apostaron a continuar con misiones religiosas.
A pesar del fracaso del Darién escocés, europeos de distintas naciones arribaron durante el siglo XVIII con el objetivo de colonizar estas tierras, motivados por las historias de abundancia, los mitos de las fundaciones españolas y las historias de filibusteros.
Grupos de colonos franceses se ubicaron en el Golfo de Urabá desde la década del treinta y solicitaron el permiso de España para poblar las costas darienitas. Muchos de ellos habían saqueado las minas de oro en Cana25. En un principio establecieron buenas relaciones con los habitantes de la zona, lo que llevó a la configuración de poblados conformados por Cunas y franceses. Los colonos trajeron el cacao, cuya producción y comercialización fue vital, posteriormente, en las relaciones comerciales entre Cunas e ingleses. La presión de recursos naturales, las tensiones por el territorio y las buenas relaciones entre franceses y españoles de Cartagena causaron conflictos con los indígenas, quienes terminaron por expulsarlos en 1757, en acciones conjuntas con algunos ingleses26.
La llegada y la ocupación de los franceses se desarrollaron de manera paralela, como ya se mencionó, al colapso del modelo de líderes tribales. Para asumir la crisis en el Darién, la corona envió misiones evangelizadoras. Jacobo Walburger, jesuita austriaco que convivió con los indios, relata la ineficacia de estas iniciativas, debido al poder de los leres27. Estos eran líderes espirituales encargados del diálogo con el mundo sobrenatural, cuyas facultades se extendían al campo médico y en algunos casos asumieron responsabilidades militares. Walburguer sostiene que ellos difundían sentimientos anti-españoles y fueron los encargados de animar las revueltas contra el dios español; eran distintos a los capitanes, cuyas funciones se circunscribían exclusivamente a lo militar. En 1750 se intentó establecer una compañía minera, que volvía a los lugares abandonados por las revueltas de los veinte, pero las incursiones de grupos autónomos que comenzaban a proliferar intimidaron a los colonos28. La inestabilidad de los pocos poblados y el aumento de la presencia de los "bárbaros"29 condujeron a que se ordenara una expedición de reconocimiento, guiada por ingenieros militares. A continuación se presentará la cartografía producida por ellos y los límites que constituían el vacio darienita.
El Darién, a pesar de su ubicación estratégica y los recursos que disponía, fue un lugar periférico dentro del sistema español, cuya lejanía preocupaba a la corona española.30Para afrontar a los Cunas e integrar la región al comercio entre las provincias del virreinato, los ingenieros militares emprendieron labores de reconocimiento geográfico, a partir de los cuales se produjeron importantes mapas. Con ello diseñaron estrategias defensivas frente a los enemigos imperiales, pretendieron sellar su ingreso por las vías fluviales y terrestres, pero también esperaron integrar esta zona a través de los afluentes del río Atrato y Tuira. Esta sección expondrá, en un primer momento, el trabajo de Antonio de Arévalo en la zona, posteriormente realizará un recuento de los distintos mapas que se produjeron y finaliza con una caracterización de los límites que definían la zona, a partir de la información suministrada por éstos y sus relaciones respectivas.
Para comenzar es necesario hacer referencia a la creación del Real Cuerpo de Ingenieros Militares. Esta institución fue fundada en 1710 y ocho años después se emitieron las primeras Instrucciones y Ordenanzas que rigieron sus actividades. Se dividían en dos, la primera se refería a la elaboración de mapas y la segunda a las relaciones que los acompañaban. Estas fueron memorias descriptivas sobre el número de personas, tierras labradas, lugares y parajes, etc.31 Las ordenanzas puntualizaban en la identificación de los medios oportunos para la defensa del territorio, la construcción de obras militares e instaba a informar sobre los "(…) recursos agrarios, industriales e hidráulicos del mundo rural"32. Fue el primer cuerpo organizado de técnicos en España, cuyo objetivo era elaborar nuevos proyectos de fortificaciones y de reparación. La inmensa mayoría de los levantamientos de ciudades realizados por los miembros del Cuerpo de Ingenieros estuvieron vinculados con proyectos de fortificación. El plano de la cuidad fue, por lo tanto, una necesidad práctica para ilustrar el área a defender33.
La creación del Cuerpo de Ingenieros produjo un aumento en la producción de planos, y mejoras en su calidad, aunque los aportes de España no fueron tan relevantes en relación a otros imperios europeos. Para este momento la instrucción mapística a los ingenieros militares se apoyaba de los avances de la Geodesia, lo que posibilitó la aparición de la cartografía geométrica con mayor detalles planimétricos, sustentada en observaciones astronómicas y triangulaciones más precisas34. Las mediciones y reconocimientos pudieron llevarse a cabo porque la ciencia militar que se impartía a los ingenieros gozaba de nuevos instrumentos de campo que facilitaron la modernización del método cartográfico. Por ejemplo, con la aparición en 1720 del anteojo (teodolito), instrumento que permite la medición de ángulos y puntos, se mejoró la representación espacial.
Los primeros ingenieros militares que llegaron al Darién, con el propósito de cartografiar la región, arribaron de Cartagena en 1761. Fueron impulsados por una ordenanza real del 7 de febrero de 1760 que instaba a cultivar la amistad con los indios para poblar la provincia. Estaban encabezados por Antonio de Arévalo, ingeniero militar español que trabajaba en la readecuación de los fuertes de Cartagena, y Antonio de Narváez, funcionario cartagenero que para ese momento acompañaba las restauraciones en esta plaza. Ellos exploraron el Golfo de Urabá en compañía de un indígena intérprete cuna, que había estado en Jamaica y de diez negros35. Este lugar era importante por la vulnerabilidad que representaba como consecuencia de un posible traslado de hostilidades desencadenadas en Europa a los mares de América, especialmente al Caribe, en momentos que se desarrollaba la "Guerra de los Siete Años". En efecto, los expedicionarios confirmaron la presencia de ingleses que comerciaban con indígenas en este golfo. Arévalo conoció las viviendas de los Cunas quedando sorprendido por lo recóndito de los lugares y por su habilidad para manejar armamento provisto por los ingleses. Además mencionaba que aunque los indios vivían esparcidos por los ríos, muchos de éstos no eran navegables para las embarcaciones enviadas desde Cartagena36.
En esta expedición, a partir del reconocimiento de las costas y las informaciones suministradas por indígenas, se elaboraron mapas de la zona que exponen los avances técnicos mencionados y presentan un plan de posicionamiento territorial, acompañados de diarios de viaje, como una descripción de la provincia, que constituyen un acercamiento significativo a la geografía de la zona (imagen 2).
Estas representaciones ofrecían datos históricos y demográficos (imagen 3). El mapa identifica los ríos que desaguan en la costa Pacífica y Atlántica, tiene gran precisión en los perfiles del litoral. No obstante, exagera la dimensión interina y sus elevaciones. El plano comprende toda la región del Darién y muestra las fronteras móviles con las gobernaciones de Panamá y Cartagena. Los colores oscuros pretenden enfatizar en el relieve de la zona, la cual es más superficial al costado oriental del Golfo del Darién (Urabá). Arévalo se adentró allí como lo certifican los registros de la época37. Las montañas de "la cordillera de los andes", eran representadas como lugares nebulosos.
Arévalo no fue el único que elaboró mapas de la zona entre 1760 y 1793, también los ingenieros Andrés Ariza (1776), Antonio de la Torre (1778), Francisco de Habas (1778)38 y Juan Jiménez Donoso (1780), etc.39 Estos se presentarán a lo largo del texto, pero es necesario aclarar que, en muchos casos, no se articuló la cartografía de la época porque los mapas fueron enviados a las autoridades hispánicas y guardados en archivos reales. Esto explica la variedad de representaciones, que en muchos casos, no concordaban sobre el curso y la dirección de los ríos, los perfiles de las costas y el relieve. Su elaboración fue impulsada por el virrey Manuel Antonio Flores, quien recibió la real cédula del 22 de noviembre de 1775 que ordenaba el reconocimiento de las costas del Darién y Mosquitos, con el propósito de identificar la presencia inglesa, en momentos que era inminente un nuevo conflicto con esta nación40.
Los planos de Andrés Ariza, gobernador del Darién entre 1774 y 1787, estuvieron dirigidos a identificar la red fluvial darienita y a la ubicación de los indígenas que estaban fuera de su jurisdicción. Su producción se centró en la provincia. La expedición de Antonio de la Torre (1778), para ese momento ayudante de las milicias de Cartagena, fue ordenada por el virrey Manuel Antonio Flores con el propósito de hacer labores de reconocimiento en el Sinú, donde los Cunas asediaban a los vecinos de la periferia cartagenera. De la Torre formuló un plan sobre la provincia y sus inmediaciones, identificó los ríos, caños, ciénagas navegables, con los cursos de los torrentes, quebradas y montañas (Imagen 4). Estos fueron los inicios en la exploración del camino que conectaría al Sinú con Citará, con el propósito de ingresar por éste a la provincia de Antioquia. El mapa de la Torre hacía explícita la ausencia de articulación de conocimientos elaborados por otros ingenieros militares, en especial, por su representación de los ríos, como el Tuira y el Chucunaque, la cual no tenía la precisión de las representaciones de Arévalo realizadas en la década anterior.
Ese mismo año también se preparó una expedición al río Atrato por Juan Jiménez Donoso, quien estaba bajo el mando de Antonio de Arévalo41. Adentrarse en este río, como se verá más adelante, era crucial para el comercio entre las provincias del virreinato y su control facilitaría el acceso al territorio cuna. El plano de Donoso se enfocó en delimitar el curso, así como en los accidentes geográficos relacionados con la manera de controlar el tráfico. Este plano fue un avance significativo en el reconocimiento del río, que para ese momento sólo llegaba hasta el bajo Atrato.
A continuación se expondrán los límites que constituían el vacío darienita y su valor para la corona, con el apoyo de la información suministrada por los mapas y las relaciones que se mencionaron anteriormente. Todos los ingenieros militares coincidían en que la entrada a la región podría realizarse fortaleciendo el comercio, el poblamiento y la construcción de puertos en ambos lados del Istmo43. Con los reconocimientos que realizó Arévalo, los ingenieros miliares sabían que el avance inglés fue mediado por relaciones comerciales. A propósito, un funcionario anónimo sostenía:
La experiencia de las repetidas introducciones que siempre han hecho los ingleses, franceses y holandeses por los ríos del Atrato y por las inmediaciones de la Costa de Portobelo, arruinaron las ciudades españolas y levantaron a los indios de la nueva Castilla44.
Todos los que visitaron la zona eran conscientes que la seguridad del tránsito por los ríos principales del Darién no sólo era vital para el comercio entre las provincias, sino también por la vulnerabilidad que representaba el paso inter-oceánico para la seguridad del virreinato del Perú. Los puertos del Pacífico eran distantes entre sí y no contaban con un plan de defensa articulado45. La principal preocupación era que el virreinato del Perú no tenía suficientes puestos militares para afrontar un posible ataque extranjero, a pesar de ser el territorio más seguro de la América española. Los puertos de Valdivia y el Darién debían servir para cuidar sus riquezas. Valdivia había sido ocupada por los holandeses, lo que acentuaba la vulnerabilidad del flanco norte46.
Antonio de Arévalo y Juan Jiménez Donoso, en sus informes, aseguraban que el cruce del Caribe al Pacífico podía efectuarse de distintas formas, por los afluentes del río Tuira, como el Chucunaque y Bayano que desembocan en el Mar del Sur, sólo con el paso, de algunos días por la Serranía del Darién donde se accede a través de ríos que desaguan al Mar del Norte47. En estos territorios no existían guarniciones que permitieran hacer frente a los ataques. Para los años sesenta sólo contaban con un fuerte (de madera), con 80 hombres, que facilitaba las invasiones y el movimiento de indígenas por diversos flancos. Más aún, en las montañas de la Serranía se encontraban plantaciones de maíz, plátanos y arroz que los indígenas proveían a los extranjeros48. A la otra parte de la Serranía estaba la cuenca del río Atrato. Los informes resaltaban las conexiones de sus afluentes con la cuenca del Tuira-Chucunaque a través de las montañas que las separan.
De acuerdo a las relaciones que acompañaban los mapas, el Darién tenía tres fronteras: al sur el medio Atrato, al oriente el Sinú y al occidente el rio Chagres. Como se aprecia en la imagen 2, las autoridades españolas señalaban su ubicación en medio de las gobernaciones de Panamá y Cartagena, cuya característica difusa era la presencia de indígenas autónomos esparcidos por los ríos del Norte y las pocas fundaciones de indios recién conversos del istmo, como en Yavisa. Las fronteras eran demarcadas por las incursiones Cunas a los poblados españoles. En la del Bayano, por ejemplo, donde existían pequeñas haciendas dedicadas a la extracción de oro, los Cunas incursionaban para asolar los cultivos y edificaciones49. La del Sinú mantuvo una línea de fuego permanente debido al apoyo logístico de la Gobernación de Cartagena a los pobladores hacendados, a través del suministro de Armas.
La frontera del sur era el encuentro entre el bajo y medio Atrato, donde se ubica la Loma de las Pulgas. Allí los indígenas Chocoes impedían el avance permanente de los Cunas, lo que fue reforzado por la predominancia minera50. Este río y sus inmediaciones eran lugares de extracción de recursos como carne de manatí, carey, perlas, cocos, plátanos y maderas para la construcción de canoas. El virreinato pretendía aprovechar de la parte sur la madera granadillo, cedro para canoas, miel, resinas, peces doncella, sábalo y bagre. Los Cunas se disputaron estos recursos con comerciantes foráneos e indígenas Chocoes51.
El dominio cuna en el bajo Atrato generó gastos importantes para la corona. Su asedio y la presencia de contrabandistas condujeron a la prohibición para abastecer las minas del Chocó, las autoridades pretendían impedir el comercio ilícito con Jamaica y Curazao por el río52. En la década del setenta se intentó construir un fuerte en la Loma de las Pulgas para controlar su curso, donde la apuesta militar española no tuvo efectos debido a los niveles de inundación, las enfermedades y el asedio de los indígenas53. El control cuna impedía el comercio legal, la salida de oro por el Atrato, la entrada de misiones evangelizadoras desde Cartagena y el poblamiento de las Serranías circundantes al río. Por la ausencia de control y el aumento de la piratería, el Atrato estuvo cerrado para el comercio hasta 179054. Juan Jiménez Donoso, a propósito de esta medida, planteaba la necesidad de abarcar la totalidad del Atrato y los costos que representaba el conflicto, sostenía:
(…) una carga de Castilla llevada de Cartagena a Popayán, y de allí a Quibdó tiene el costo de ochenta pesos con tres meses de viaje, y miserables riesgos, cuando por el Atrato no llegara a veinte los veinte días de viaje y muy poco riesgo, lográndose al mismo tiempo que una carga desde Quibdó a Cali, Cartago, valdría doce pesos, o desde Cali a Popayán unos cuatro que son diez y seis con un mes de viaje en lugar que hoy por el rio de la Magdalena, les cuestan sesenta pesos con dos meses de viaje55.
El comercio español por el alto Atrato se limitaba a Quibdó y Lima, con mayores costos para las provincias del virreinato. No obstante, los Cunas sí mantuvieron intercambios comerciales con Panamá y con Jamaica en el Golfo de Urabá.
Los ingenieros militares que visitaron el Darién se preocuparon por identificar la ubicación de los indígenas, además de establecer los límites de la provincia y del Atrato. Estos mapas contienen información de censos y, en algunos casos, describen las costumbres indígenas. Los Cunas se distribuían a través de una red extendida por la cuenca del bajo Atrato y la cuenca del Tuira-Chucunaque. Se caracterizaban, además, por la ocupación de las serranías circundantes, la del Darién y la de Panamá, donde lograban refugiarse del asedio español. Los funcionarios eran conscientes de la necesidad de definir el curso de los ríos, para así conseguir la rendición de los indígenas autónomos. Las representaciones se limitaban a identificar los que desaguan en el Caribe, algunos del Pacífico y a ubicar los grandes ríos mencionados. Durante las expediciones del sesenta se hizo referencia a esta situación:
Estos indios están todos divididos en varios lugares y rancherías por toda esta provincia, y tan dispersos que no tienen población alguna de consecuencia, pues no viven unidos, sino una familia en una paraje, dos o tres leguas de allí otro, y así todos separados, sin haber parte en que haya juntas doce familias, contando siempre por un pueblo todas las que viven en las orillas o inmediaciones de un mismo río, en las que tienen todos sus establecimientos por las comodidades que gozan del agua necesaria para la vida y para el baño de que son muy apasionados , y para la pesca que es su principal alimento, pues no crían ganados ni animales domésticos, sino muy pocas gallinas56.
El registro colonial más completo de la distribución de indígenas parciales y autónomos lo hizo Manuel García de Villalba a finales de la década del ochenta57. Sus labores en las expediciones de Ariza y las distintas visitas a la zona fueron el apoyo para su descripción del Darién. En ese momento sabían que los indígenas autónomos de los ríos del Golfo de Urabá mantenían una fuerte presencia. Incluso, en ese registro se contabilizaron las familias y los indígenas en armas de la zona58. García de Villalba muestra que, para el momento del informe, muchos de los pueblos de indios que se intentaron construir fueron abandonados, como Caimán en Urabá. La mayoría de los ríos de la cuenca del Tuira eran controlados por grupos autónomos que mantuvieron el asedio a los pocos fuertes españoles de la zona, por ejemplo el del Chucunaque. Los posibles pueblos de indios que aún se mantenían eran los de Molineca, Tichichi y Chapigán, que con el tiempo, fueron ocupados por los negros llevados a la zona59.
Este artículo arroja algunas conclusiones preliminares sobre la producción cartográfica del Darién realizada entre 1760 y 1790, así como sus implicaciones sociales. En primer lugar, la región histórica del Darién, cuyos límites se definían por la distribución dispersa de los Cunas, fue un espacio configurado por el encuentro entre españoles e indígenas, a través de los intentos de conquista, colonización y resistencia, plasmados en la producción mapística de los ingenieros militares enviados a esta zona de frontera interna. Este lugar, el corazón del imperio según Francisco Antonio Moreno y Escandón60, fue un vacío cuya extensión impidió la articulación efectiva entre las provincias virreinales de la costa atlántica y se constituyó como un flanco permanente de incursiones enemigas.
En segundo lugar, la cartografía que se elaboró en este periodo es una fuente indispensable para abordar el conflicto y la interacción entre Cunas y españoles. Se puede sostener que la producción cartográfica refleja no sólo los avances técnicos materializados por los ingenieros militares, sino también las tensiones sociales que resaltan la defensa organizada del territorio por parte de los indígenas. La apuesta militar y diplomacia de los Cunas es un factor determinante para entender el fracaso de los funcionarios del Virreinato, quienes movilizaron importantes recursos, personal técnico y militar, colonos de distintos lugares del Atlántico, para integrar esta provincia. La cartografía expone un viraje moderado en los métodos y estrategias de ocupación del Virreinato, los cuales estuvieron impulsados por las reformas militares de la América española.
En tercer lugar, la cartografía del Darién es una fuente idónea para analizar las tensiones fronterizas de esta provincia. Como se señaló, la provincia definía sus límites inestables, por una parte, en razón a los proyectos de colonización circundantes, que lograron algunos réditos, como en las inmediaciones del Sinú al oriente y al occidente en Chagres con la provincia de Panamá y, por otra, las incursiones militares de grupos Cunas que asediaban las plantaciones de colonos del virreinato. Pero los acercamientos no fueron sólo bélicos, las relaciones de los mapas señalan intercambios comerciales que existieron entre vecinos e indígenas, lo cual demuestra el poder cuna para adaptarse a las circunstancias y sus disposiciones diplomáticas. Lo que señalan los mapas y sus relaciones muestran la complejidad en las líneas de fuego entre indígenas y autoridades virreinales, así como dinámicas diplomáticas sustentadas en los intercambios comerciales.
Para finalizar, se concluye que el Darién no tuvo proyectos de colonización exitosos, a pesar de su importancia en los primeros años de los españoles en América. A diferencia de otros lugares del virreinato, las misiones religiosas no fueron efectivas, ni se consolidó la extracción sistemática de recursos naturales, lo que favoreció el arribo de europeos no españoles para poblar las zonas o para comerciar productos indispensables para los indígenas y los colonos. Posiblemente, la región del Darién en la actualidad contaría con una red más amplía de municipios, como sucede en sus inmediaciones donde hay pueblos que se fundaron en la segunda mitad del siglo XVIII si los indígenas Cunas no hubieran repelido los proyectos de ocupación española. Esta región, en la actualidad, como unidad territorial histórica aún es zona de frontera, donde distintos grupos confluyen: bandas emergentes del paramilitarismo, guerrilla, empresas dedicadas a la industria del banano, compañías madereras, y recientemente, empresas de ecoturismo61. La región es percibida, después de más de cinco centenarios, como una "tierra de nadie"62.
Es necesario ampliar el estudio que aquí se realizó y tener en consideración las fuentes inglesas útiles para la historia del Darién, como las del National Archive de Londres. Allí se encuentran representaciones mapísticas realizadas por mercaderes ingleses, lo cual mostrará el conocimiento geográfico de las potencias enemigas del Virreinato de Nueva Granada y ofrecerá más luces de las relaciones entre los Cunas con Jamaica.Este artículo aporta elementos sugerentes, interpretativos y empíricos para otros estudios que profundicen en las empresas de los ingenieros militares, así como la necesidad de un estudio de la cartografía de las fronteras de América ocupadas por indígenas "bárbaros".
* Esta investigación hizo parte de la monografía ¨Bárbaros en el corazón del imperio: interacción y disputa entre Cunas y europeos en el Darién durante 1774-1792¨ realizada para obtener el título de historiador y antropólogo de la Universidad de los Andes. El trabajo fue dirigido por Carl Henrik Langebaek. Se financió con recursos propios.
1 El Darién fue una de las distintas regiones donde los españoles no lograron conquistar el territorio y los indígenas autónomos establecieron relaciones diplomáticas con otras potencias europeas. Hay una extensa bibliografía reciente sobre otros contextos de América. ADELMAN, Jeremy y ARON, Stephen, "From Borderlands to Borders. Empires, Nation-States, and the Peoples in between in North", en The American Historical Review, Vol. 104, No. 3, Bloomington, IN, American Historical Association / Oxford University Press, 1999, pp. 814-841.; DUVAL, Kathleen. "A Good Relationship, & Commerce: The Native Political Economy of the Arkansas River Valley " En: Early American Studies: An Interdisciplinary Journal, Vol. 1, Number 1, Pennsylvania, McNeil Center, Johns Hopkins University Press, Spring 2003, pp. 61-89; PARMENTER, Jon. "L'Arbre de Paix : Eighteenth-Century Franco-Iroquois Relations" En: French Colonial History, Vol. 4, Scranton, University of Marywood, Michigan State University Press, 2003, pp. 63-80; LEE, Wayne. "Fortify, Fight, or Flee: Tuscarora and Cherokee Defensive Warfare and Military Culture Adaptation" En: The Journal of Military History, Vol. 68, Number 3, Lexington, Advisory Board July 2004, pp. 713-770; SADOSKY Leonard. Revolutionary Negotiations: Indians, Empires, and Diplomats in the Founding of America. Charlottesville: University of Virginia Press, 2010. JURICEK, .John. Colonial Georgia and the Creeks: Anglo-Indian Diplomacy on the Southern Frontier, 1733-1763. Gainesville: University Press of Florida, 2010.
2 GALLUP DIAZ, Ignacio, The Door of the seas and key to Universe: Indian politics and imperial rivalry in the Darien, 1640-1750. New York: Columbia University, 2004, p.36.
3 Con esto no se quiere afirmar que los Cunas eran sociedades guerristas, guiadas por líderes déspotas, como lo afirman las fuentes de la época.
4 Esto no contempla el periodo precolombino, del que existen importantes investigaciones, las cuales se relacionan con las transformaciones de los Cunas a causa de la llegada española. El esquema no descarta que hayan características compartidas en los tres momentos.
5 DE SANTA TERESA. Severino, Historia documentada de la Iglesia en Urabá y el Darién. Bogotá, empresa Nacional de Publicaciones, 1957, Tomo II. Capítulos I-III.
6 ROMOLIi, Katherine. Los de la lengua de cueva: los grupos indígenas del istmo oriental en la época de la Conquista Española. Bogotá: ICAHN. 1987, pp178-181.
7 James Howe discute los argumentos de Romoli, considera que las evidencias lingüísticas cuestiona la información de las fuentes coloniales y argumenta que no existen pruebas definitivas para descartar la relación entre los cuevas y los Cunas. Sostiene que es posible que los sobrevivientes cuevas se unieran a los grupos que se re agruparon y hoy conocemos como Kuna.: Howe, James. "Algunos problemas no resueltos de la etnohistoria del Este de Panamá", en. Revista Panameña de Antropología, 2: 30-47,1977: pp. 36-37.
8 VARGAS SARMIENTO, Patricia, Los Embera y los Cuna. Impacto y reacción ante la ocupación española Siglo XVI y XVII, Bogotá, Instituto Colombia de Antropología, 1993, p. 50.
9 CANTOR. Eric, Ni aniquilados ni vencidos, los emberas y la gente del Atrato s XVIII, Bogotá, ICANH. 2000, Cap. 1.
10 VARGAS SARMIENTO, Patricia, Los Embera y los Cuna…p. 108.
11 SOSA, Juan Bautista, Compendio de la historia de Panamá, Panamá, Diario de Panamá, 1911, Capítulo V.
12 DE SANTA TERESA, Severino, Historia documentada de la iglesia en Uraba у Darien…..Tomo II. Capítulos I-III.
13 GALLUP DIAZ, Ignacio, The Door of the Seas... Cap. II.
14 Ferguson Brian, Whitehead, Neil. "The violent edge of empire". En: Ferguson Brian, Whitehead, Neil (ED). War in the tribal zone, Santa Fe: School of American Research, 1990, pp.1-30.
15 Una fuente contemporánea al respecto: EXQUEMELI, Alexandre, Piratas de América, Madrid, Daustín, (1689) 2009.
16 WAFER, Lionel, Viaje y descripción del Istmo del Darién, Medellín, Colección bicentenario de Antioquia, (1699) 2012.
17 Sobre esta experiencia: BORLAND, Francis, The history of Darien. Glasgow: Jhon Brice. 1779; J.P. Notes on the scot´s darien expedition: taken from contemporary books pamphlets in my possession. Manchester: Palmer and Howe. 1888; Díaz Gallup. The Door of the Seas … Capítulo 4.
18 DIAZ, Gallup, The Door of the Seas…. p. 103.
19 DUVAL, Kathleen, "A Good Relationship, & Commerce…".
20 Stuart Schwarz y Frank Salomon "New Peoples and New Kinds of People: Adaptation, Readjustment, and Ethnogenesis in South American Indigenous Societies" En: The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas. VolIII. Ed Salomon Frank and. Schwartz Stuart B. London: Cambridge University Press, 1999, p. 449.
21 HOWE, James, "How the Cuna Keep Their Chiefs in Line". En: Man, New Series, Vol. 13, No., London 4 (Dec., 1978), pp. 537-553.
22 Hay una trascripción de la época que evidencia esta problemática. : LANGEBAEK, Carl, "Un ejemplo de cartografía colonial: La descripción de la provincia del Darién en 1763 por Antonio de Arévalo" En: Boletín de Arqueología, Bogotá, FIAN, Banco de la República, 1989.
23 GALLUP DIAZ 'Haven't We Come To Kill the Spaniards?' The Indian Upheaval in Eastern Panama, 1727-8," Colonial Latin American Review, 10, New York, Univrsity of New York/ Taylor and Francis (2001): 251-271.
24 Sobre la importancia de estos elementos, y el tratado de paz. GALLUP DIAZ, Ignacio, The Door of the Seas… cap. 7.
25 HOWE, James, A people who would not kneel. Panama, the United States, and the San Blas Kuna, Washington, Smithsonian Institution Press, 1998, p.17.
26 AGNM. Fondo de Ultramar. Rollo (GD.58.5-2-7-2) "Aríza, Andrés, presentación del gobernador". 1778. f 15.
27 LANGEBAEK, Carl, El diablo vestido de Negro…. p. 34.
28 MARTINEZ MAURI, Mónica, La autonomía indígena en Panamá, la experiencia del pueblo Kuna (siglos XVI-XXI).Quito: Aby-yala, 2011, p. 39.
29 bárbaros hace referencia a la categoría colonial para denominar a los indígenas autónomos no reducidos que se mantuvieron en confrontación permanente con los imperios del Atlántico. WEBER, David, Barbaros: los españoles y sus salvajes en la Era de la ilustración, Madrid, Crítica, 2005.
30 Una discusión sobre la importancia de las periferias en el sistema colonial español, y que cuestiona la relación entre centro y periferia en sentido tradicional. TEPASKE, John, "Integral to empire: the vital peripheries of Colonial Spanish America", en Daniels, Cristine y Kennedy Michael. Negotiated empires: centers and peripheries in the Americas, 1500-1830, New York, Routledge, 2002, pp. 79-104.
31 BONET, Antonio, Cartogafía militar de plazas fuertes y ciudades españolas. Siglos XVII-XVIII, Madrid, Instituto de conservación y restauración de bienes culturales, 1991 pp. XXX-XXXVIII.
32 Ibíd., p. XXX.
33 HARDOY, Jorge, Cartografía urbana colonial de América Latina y el Caribe, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1991, p. 153.
34 La Geodesia, según la Real Academia de la Lengua, en su edición de 1780, es "el arte o ciencia de medir la tierra. Es la segunda parte de la geometría que sirve para medir todas las superficies y figuras planas". Esta ciencia consiguió realizar levantamientos topográficos hasta la aparición del anteojo, el cual permitía realizar medidas de ángulos de puntos situados mas allá́ del alcance la vista del ojo humano, "a este nuevo instrumento topográfico combinación de alidada y anteojo se llamó́ Teodolito". MANZANO, Francisco, 'El levantamiento topográfico y la cartografía en el siglo XVIII: El método de la topografía eclesiástica', en Congreso Internacional Conjunto XVII INGEGRAF XV ADM, Sevilla, http://www.cartesia.org/articulo265.html, 10, enero 2013.
35 HELG, Aline, Liberty and Equality in Caribbean Colombia …Cap. 1.
36 ARIZA, Andrés, "Informe para establecer fuertes", 1784, en agmm, Fondo de Ultramar, rollo gd.57.5-2-10-2, f.1.
37 En 2004 se publicó una recopilación de los textos del gobernador Ariza, editada por Álvaro Baquero y Antonio Vidal. Su texto es una reedición de un documento que apareció en Estados Unidos en la segunda mitad del XIX. El problema es que estos editores confundieron un informe que había realizado Antonio Arévalo en 1761, y que fue trascrito por Carl Langebaek, ubicado en el Archivo Histórico Militar de Madrid. Los editores le adjudicaron una fecha y una autoría errada al documento. LANGEBAEK, Carl. "Un ejemplo de cartografía colonial: La descripción de la provincia del Darién en 1763 por Antonio de Arévalo", en Boletín de Arqueología, FIAN, No.1, Bogotá, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales/Presencia. 1989, 41 a 50.
38 La relación de este mapa no se encuentra en el Archivo General Militar de Madrid, ni está disponible en PARES.
39 Aquí se tiene en consideración los mapas que están en la Cartoteca del Archivo Genera Militar de Madrid y los recursos digitalizados online. No se tiene en cuenta los que fueron producidos por los ingleses y que se encuentran en el National Archive de Londres.
40 MORENO DE ÁNGEL, Pilar, Antonio de la Torre y Miranda viajero y poblador, Bogotá, Planeta Colombiana Editorial, 1993, p. 170.
41 Juan Jiménez Donoso hizo parte de la Comandancia de Fortificaciones de Cartagena como ingeniero ordinario. Sus actividades estuvieron bajo las órdenes de Antonio Arévalo, fue enviado al Darién a la comisión enviada Darién entre 1780 y 1781. MARCO DOTA, Enrique. Cartagena de Indias. Sevilla: Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos., 1951. p. 186.
42 Manuel Luengo Muños denominó el "problema del Darién" a la dificultad de acceder y controlar esta provincia en numerosos intentos fallidos, en especial, por el valor geoestratégico que representaba.
43 Además de los ingenieros mencionados, esta postura también la sostuvo Agustín Crame, quien era un funcionario que visitaba las obras de fortificación en América. AGMM. Fondo de Ultramar. Vol. (GD.58.5-2-7-1) "Plan de defensa de la plaza e ismo de Panamá". Agustín Crame. 1778.
44 AGMM. Fondo de Ultramar. Vol. (GD.58. 5-2-5-8) "Descripción del golfo e ismo del Darién." Anónimo. 1763. f.7.
45 HARDOY, Jorge. Cartografía urbana colonial…. Cap. IV.
46 AGMM. Fondo de Ultramar. Vol. (GD.57.5-2-6-5) "Discurso sobre los reparos necesarios para la defensa del istmo de Panamá y advertencias criticas del estado de las milicias y plazas." Francisco de Requeza 1771.
47 AGMM. Fondo de Ultramar. Vol. (GD.57.5-2-6-5) "Discurso sobre los reparos necesarios"…..f.23
48 Ibíd., f.34.
49 AGMM. Fondo de Ultramar. Vol. (GD.57.5-2-7-1). "Plan de defensa para el castillo de San Lorenzo, el real de Chagres". Agustín Crame. 1779.
50 CANTOR. Eric, Ni aniquilados ni vencidos, los emberas y la gente del Atrato s XVIII, Bogotá, ICANH, 2000, p. 11.
51 GONZALEZ ESCOBAR, Luis Fernando, "El Darién. Ocupación, poblamiento y transformación ambiental. Una revisión histórica", Medellín, Colección bicentenario de Antioquía, 2011, pp. 168-186.
52 KALMANOVITZ, Salomón, La economía de la Nueva Granada, Bogotá, Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, 2008, p.100.
53 Sobre ello hace referencia Andrés Ariza en una carta al virrey en 1781, pero el ingeniero militar Juan Jiménez Donoso, quien cuestionó la labor del gobernador, en su informe del proyecto de pacificación de 1787 sostiene que Ariza no llegó a la loma de las pulgas, sino que estaba confundido sobre la ubicación de éste. En efecto, quien conocía mejor el trascurso del rio Atrato era Donoso.
54 Sobre el desarrollo de la situación legal de la navegación en el Atrato y sus implicaciones. GONZÁLEZ ESCOBAR, Luis Fernando, El Darién. Ocupación, poblamiento y transformación…. pp.193-207.
55 AGMM. Fondo de Ultramar. Vol. (GD.57. 5-2-10-4) "Relación y plano del rio Atrato en el Golfo del Darién". Juan Jiménez Donoso. 1780. f. 7.
56 MONTY, Francisco Xavier, "Reconocimiento y exploración de la costa de Calidonia y Golfo del Darién". (1761). En: Colección de documentos inéditos sobre la geografía y la historia de Colombia, Ed. Cuervo Antonio, Bogotá, Imprenta de vapor de Zalamea Hermano, 1891, p. 272.
57 El texto trascrito data de 1787, pero hay referencia de años posteriores, por lo que es cuestionable el año del informe. GARCÍA DE VILLALBA, Manuel, "Descripción de la provincia del Darien a norte y sur. medios de poblarla al sur y discurso reflexivo sobre la conquista. Por el teniente del batallón de Panamá don Manuel García de Villalba", en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Vol. 2, No. 3, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia (1965), pp. 135-154.
58 Son cuestionables los números que ofrece García, básicamente porque los datos correspondían en momentos distintos y no se expresa la manera en que se contabilizaron los indígenas. Un censo similar se realizó en la Guajira por Antonio de Arévalo. Él recorrió la península en 1776 llevando presentes a los wayus autónomos. Utilizó los lazos que tenía con el líder tribal Cecilio López Sierra, cacique general de la Guajira, y su hermano José López Sierra. Arévalo contabilizó 7660 indios capaces de tomar armas, y él no alcanzó a recorrer buena parte del norte de la península. SOURDIS, Adelaida, La pacificación del río de el hacha, Bogotá, El áncora, 2004, pp. 443-445.
59 HELG, Aline, Liberty and Equality... p. 52.
60 MORENO y ESCANDÓN, Francisco Antonio, "Estado del virreinato de Santafe, Nuevo reino de Granada, y la relación de su gobierno y mando del excelentísimo señor Don Pedro Messia de la Cerda". Moreno y Escandón, Francisco Antonio."Estado del virreinato de Santa Fe, Nuevo Reino de Granada". (1772)., en Relaciones e informes de los gobernantes de la Nueva Granada, Vol. 1, Ed: Colmenares, Germán. Bogotá: Banco Popular. 1989. p. 175.
61 Sobre el impacto y dinámicas conflictivas actuales. ALÍ, Mauricio, En Estado De Sitio: Los Kunas en Urabá. Vida cotidiana de una comunidad indígena en zona de conflicto, Bogotá, Uniandes, 2010.
62 SERJE, Margarita, El revés de la nación. Territorios salvajes, fronteras y tierras de nadie, Bogotá, Uniandes, 2005.
Fuentes primarias
Archivo
Signaturas citadas de:
Archivo General de la Nación
- Fondo colonia: Milicias y Marina.
Archivo General Militar de Madrid
- Fondo de Ultramar y Cartoteca.
Transcripciones
EXQUEMELI, Alexandre, Piratas de América, Madrid, Daustín, (1689) 2009.
MONTY, Francisco Xavier, "Reconocimiento y exploración de la costa de Calidonia y Golfo del Darién". (1761), en Colección de documentos inéditos sobre la geografía y la historia de Colombia. Ed. Cuervo Antonio. Bogotá: Imprenta de vapor de Zalamea Hermanos. 1891.
Fuentes secundarias
Artículos
ADELMAN, Jeremy y ARON, Stephen, "From Borderlands to Borders. Empires, Nation-States, and the Peoples in between in North", en The American Historical Review, Vol. 104, No. 3, 1999, pp. 814-841.
DUUAL, Kathleen. "A Good Relationship, & Commerce: The Native Political Economy of the Arkansas River Valley " En: Early American Studies: An Interdisciplinary Journal, Volume 1, Number 1, Spring 2003, pp. 61-89.
LANGEBECK, Carl, "Un ejemplo de cartografía colonial: La descripción de la provincia del Darién en 1763 por Antonio de Arévalo", en Boletín de Arqueología, FIAN, 1989.
LEE, Wayne, "Fortify, Fight, or Flee: Tuscarora and Cherokee Defensive Warfare and Military Culture Adaptation" En: The Journal of Military History, Volume 68, Number 3, July 2004, pp. 713-770.
PARTMENTER, Jon, "L'Arbre de Paix : Eighteenth-Century Franco-Iroquois Relations" En: French Colonial History, Volume 4, 2003, pp. 63-80.
Capítulos de libro
MORENO y ESCANDÓN, Francisco Antonio." Estado del virreinato de Santa fe, Nuevo reino de Granada, y la relación de su gobierno y mando del excelentísimo señor Don Pedro Messia de la Cerda". (1772). En: Relaciones e informes de los gobernantes de la Nueva Granada. Ed:German Colmenares. Bogotá: Banco Popular. 1989. Vol 1.
Libros
CANTOR, Eric, Ni aniquilados ni vencidos, los emberas y la gente del Atrato s XVIII, Bogotá, ICANH, 2000.
DE SANTA TERESA. Severino, Historia documentada de la Iglesia en Urabá y el Darién, Bogotá, empresa Nacional de Publicaciones, 1957.
GALLUP GIAZ, Ignacio, The Door of the seas and key to Universe: Indian politics and imperial rivalry in the Darien, 1640-1750, New York, Columbia University, 2004.
GONZÁLEZ ESCOBAR, Luis Fernando, El Darién. Ocupación, poblamiento y transformación ambiental. Una revisión histórica, Medellín, Colección bicentenario de Antioquía, 2011.
JURICEK, John, Colonial Georgia and the Creeks: Anglo-Indian Diplomacy on the Southern Frontier, 1733-1763, Gainesville, University Press of Florida, 2010.
ROMOLI, Katherine, Los de la lengua de cueva: los grupos indígenas del istmo oriental en la época de la Conquista Española, Bogotá, ICAHN, 1987.
SADOSKY, Leonard, Revolutionary Negotiations: Indians, Empires, and Diplomats in the Founding of America, Charlottesville, University of Virginia Press, 2010.
SOSA, Juan Bautista, Compendio de la historia de Panamá, Panamá, Diario de Panamá. 1911.
VARGAS SARMIENTO, Patricia, Los Embera y los Cuna. Impacto y reacción ante la ocupación española Siglo XVI y XVII, Bogotá, Instituto Colombia de Antropología, 1993.
WAFER, Lionel. Viaje y descripción del Istmo del Darién. Medellín: Colección bicentenario de Antioquia, (1699) 2012.