El periódico Vanguardia
Liberal y su actividad
política en el tránsito a la
República Liberal
en Santander, 1929-1933*
Álvaro Acevedo Tarazona: Doctor en Historia. Profesor Titular, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Correo electrónico: tarazona20@gmail.com.
Miguel Darío Cuadros Sánchez:Historiador, Universidad Industrial de Santander. Investigador de la Asociación Historia Abierta (AHISAB), Bucaramanga, Colombia. Correo electrónico: mdcs87@gmail.com.
Fecha de recepción: 28/11/2013 Fecha de aprobación: 31/03/2014
El presente artículo estudia las relaciones entre prensa y política durante el periodo de 1929-1931, correspondiente a la transición de la Hegemonía Conservadora a la presidencia liberal de Enrique Olaya (1930-1934). Un periodo durante el cual tanto Vanguardia Liberal como su propietario-director Alejandro Galvis Galvis tuvieron protagonismo en la dinámica política santandereana. A partir de esta referencia, y apoyándose en la contextualización, se busca identificar las características particulares del caso de Santander en el marco general del tránsito hacia la República Liberal en Colombia.
Palabras clave: Santander, prensa, política, república liberal.
Political Activity of the "Vanguardia Liberal"
Newspaper During the Transit Period to the
Liberal Republic in the Colombian Regional
Department of Santander, 1929-1933
This paper study the relations between press and politic during 1929 and 1931, the period of the transition from the Conservative hegemony to the liberal presidency of Enrique Olaya Herrera (1930-1934). During that period both Vanguardia Liberal and its director-owner Alejandro Galvis Galvis had a lead role within the Santander's political dynamic. Taking into account that reference, and with the support of the contextualization, the idea is to identify the particular characteristics provided by the Santander`s case among the general frame of the transitions towards the Liberal Republic in Colombia.
Keywords: Santander, Press, politic, liberal republic.
O Jornal "Varguardia Liberal" e sua
atividade política no transito á
Republica Liberal em Santander, 1929-1933
O Jornal Vanguardia Liberal e sua atividade política no transito á Republica Liberal em Santander, 1929-1933 correspondente à transição da Hegemonia conservadora à presidência liberal de Enrique Olaya (1930- 1934). Um período durante o qual tanto Vanguardia Liberal como seu proprietário diretor Alejandro Galvis Galvis tiveram protagonismo na dinâmica política santandereana. Partindo desta referência e apoiando-se na contextualização, busca-se identificar as características particulares do caso de Santander no marco geral do transito até a República Liberal no Colombia.
Palavras-chave: jornal, política, república liberal.
Referencia para citar este artículo: ACEVEDO TARAZONA, Álvaro y SÁNCHEZ CUADROS, Miguel Darío (2014). "El periódico Vanguardia Liberal y su actividad política en el tránsito a la República Liberal en Santander, 1929-1933". En Anuario de Historia Regional y de las Fronteras.19 (2). pp. 479-498.
La aparición del periódico Vanguardia Liberal en el año de 1919 establece la puesta en marcha de la experiencia periodística más significativa en el departamento de Santander y un referente de importancia nacional que a la fecha lo hace ser el cuarto periódico activo más antiguo de Colombia. Fundado por el reconocido liberal santandereano Alejandro Galvis Galvis (1891-1981), este periódico tuvo una acogida considerable como promotor del ideario político del Partido Liberal en Santander. No en vano, ha logrado mantenerse vigente hasta la actualidad en contraste con una gran cantidad de efímeras apuestas periodísticas surgidas a lo largo de la primera mitad del siglo XX que escasamente lograron circular por uno o dos años. Con el retorno al poder de los liberales en 1930 y la subsecuente inauguración del periodo de la historia colombiana, conocido como la República Liberal, Vanguardia Liberal se desenvolvió en un contexto de amplia favorabilidad para su difusión periodística e influencia política en el ámbito regional.
Las evidencias de esta relación entre prensa y política junto con la constatación de su influencia en el comportamiento político de las colectividades indican que la prensa partidaria del liberalismo en todo el país asumió una peculiar posición orientadora de sus bases a partir de 1930; estrategia en la que Vanguardia Liberal tomó parte, según sus propias condiciones e intereses. El presente artículo estudia las condiciones de la relación entre prensa y política durante el periodo comprendido entre 1929 y 1933, correspondiente a la transición de la Hegemonía Conservadora a la presidencia liberal de Enrique Olaya (1930-1934) y durante la cual, tanto Vanguardia Liberal como su propietario-director Alejandro Galvis Galvis tuvieron protagonismo en la dinámica política santandereana.
El artículo se divide en dos grandes partes y quiere proponer, a partir del abordaje de un breve periodo de estudio, la manera como la prensa en las primeras décadas del siglo XX tuvo un papel destacado en el cambio de hegemonía política, particularmente el período de transición que representó la "concentración nacional" de Olaya Herrera. En tal sentido, la primera parte intenta caracterizar la situación de la prensa en el país y la región a grandes rasgos, centrándose en la enunciación de los principales elementos que se han de tener en cuenta en una historia de la prensa escrita, asignatura pendiente de la historia cultural en Colombia. La segunda parte se ocupa de exponer el caso de Galvis Galvis como aquel hombre de letras y de acción que como líder destacado del liberalismo santandereano, sirvió de figura clave para asentar la transición política en el departamento. Para ello, Vanguardia Liberal le permitió ganar visibilidad al apuntalar su posición como hombre público desde el diarismo y la tribuna política.
Como un elemento representativo de la modernidad occidental, el periódico ha evolucionado históricamente en medio de un complejo entramado de influencias asociadas a las trasformaciones del entorno en términos económicos, políticos y tecnológicos. Y este fenómeno estaría asociado con el desarrollo de una ciudad colombiana como Bucaramanga; allí vería la luz, el 1 de septiembre de 1919, el periódico Vanguardia Liberal. Su fundador fue el dirigente liberal Alejandro Galvis Galvis. El periódico nació de la fusión de dos semanarios de Alejandro Galvis Galvis y Rodolfo Azuero y pretendía ser una alternativa frente al Diario de Santander, el primer diario que existió en el departamento. Si bien no existe claridad, con respecto al título del rotativo, su ideario es decididamente liberal y en sus inicios, la primera página se ilustraba generalmente con fotografías de los dirigentes liberales de la época1. En el caso de Vanguardia Liberal de Bucaramanga, esta connotación implica trascender la escala local-regional para reconocer ciertos aspectos del contexto nacional e internacional que fueron determinantes en su proceso de creación y desarrollo a lo largo de la primera mitad del siglo XX, de modo que se puedan comprender las condiciones específicas en que arribó a la década de 1930 y por ende, al marco temporal de la República Liberal.
En el panorama de los acontecimientos de mayor impacto para la configuración moderna de los periódicos, resulta ineludible la referencia a la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Entre las principales innovaciones derivadas del desarrollo de este conflicto se encuentran el auge de la publicidad, la inclusión de la fotografía y una orientación más propagandística (en el sentido político) del periodismo escrito; elementos que se expandieron a nivel mundial tras el fin de la confrontación bélica y se mantuvieron vigentes de forma casi homogénea hasta 19452. El trasfondo de este proceso marcaría entonces la consolidación progresiva del periódico como el primer medio masivo de comunicación, con las consecuentes repercusiones de ello en los aspectos materiales de su forma y el carácter de fondo de sus contenidos.
Junto al perfeccionamiento de la imagen fotográfica y tras los desarrollos de una imprenta moderna con base en el linotipo de finales del siglo XIX, la trasmisión de la información mediante sistemas telegráficos, posteriormente sofisticada con la creación del teletipo o télex, completó el paquete de las innovaciones tecnológicas que propiciaron el crecimiento de los periódicos a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Tales condiciones prefiguraron el escenario para la emergencia de una vocación más comercial del ejercicio periodístico, orientada a aprovechar el potencial económico proyectado en la posibilidad de ofrecer nuevas alternativas a las demandas cotidianas de una creciente población urbanizada. Aunque dicha circunstancia no implicó la desaparición inmediata de las motivaciones políticas asociadas a los propósitos fundacionales de los periódicos, sí propició una redefinición en sus formas de administración orientada a garantizar unos niveles mínimos de rentabilidad económica y un mayor respeto por las regulaciones legales establecidas para poder mantenerse en circulación3.
El papel jugado por los aspectos técnico-financieros en el origen y evolución de Vanguardia Liberal, ilustra fielmente dicha situación. En medio de un complejo panorama inicial, de elaborarse en una imprenta alquilada, depender del padrinazgo de allegados políticos o familiares y afrontar insolvencias que obligaron a su cierre temporal en 1920, este periódico alcanzó su estabilidad a partir del momento en que adquirió una estructura de funcionamiento propia con la compra de una prensa de mano al periódico El Tiempo de Bogotá y la conformación de la Editorial Vanguardia Liberal, en 1921; así la publicación tuvo un impulso expresado en la regularidad de circulación, la inclusión progresiva de nuevas secciones, la ampliación del número de páginas y el crecimiento de la cantidad de ejemplares por edición4. Además de su fuerte presencia en Bucaramanga, Vanguardia Liberal circulaba en los principales poblados de Santander, en algunos del vecino Departamento de Norte de Santander e incluso en algunos sitios fronterizos de Venezuela5. Y añadía que "ningún otro diario en los dos santanderes ha ganado este récord de circulación profusa y rápida"6. Las labores de orientación política nunca dejaron de ser el objetivo primordial que justificó la existencia de Vanguardia Liberal, pero sí se asumieron las acciones requeridas para garantizar los aspectos de forma que su desarrollo implicaba.
Ahora bien, la proliferación de la prensa escrita en la primera mitad del siglo XX debe entenderse también como parte de una filantropía social capitalista. Articulado a sus esfuerzos por masificar la lectura, el libro y la biblioteca pública en todos los sectores de la sociedad, las elites de entonces se propusieron que los periódicos asumieran también una labor de difusión cultural hacia el gran público. Para ello se implementó un modelo con base en la vulgarización de temas complejos mediante términos coloquiales, el cual estuvo estrechamente vinculado a los intereses económicos de esas mismas elites en las nacientes industrias culturales de la época como eran el cine y la radio. El proceso tuvo matices diversos, pues así como se abrieron los canales para el mercado a partir de la formación de una masa de receptores, la labor divulgativa de la prensa aportó a la adquisición por parte de los lectores, de una base cultural y de ciertas capacidades interpretativas7. En este proceso de inserción del periódico en una sociedad con altos índices de analfabetismo, los mismos rotativos buscaron legitimarse como medio de comunicación a partir de la idea de su condición indispensable para orientar al mundo8. Además de "traer el mundo" a la puerta, la orientación que hacía en la sociedad no sólo era política sino "civilizatoria". Más aún, los periodistas reconocían que tenían una función educativa: "[…] Educar al público lector siempre que éste sea un buen periódico -en la higiene, la salud, la política, en los asuntos concernientes a la instrucción, a los oficios domésticos y otras cosas más- […]". La prensa durante estos años se asumió no sólo como un bastión de la democracia sino como un complemento y sustituto de la escuela, al tiempo que sus dueños se percataron de la importancia como plataforma publicitaria y comercial9.
Un primer rasgo distintivo de los periódicos colombianos de este mismo contexto fue su gran descentralización regional. No era muy común encontrar en países como Argentina, Chile y Uruguay tantos periódicos consolidados e influyentes fuera de la ciudad capital y a lo largo de zonas periféricas tan diversas entre sí como ocurría en el caso colombiano en poblados como Cali, Barranquilla, Cartagena, Pereira, Medellín, Pasto, Bucaramanga, Popayán, Cúcuta, Ibagué y Manizales, por mencionar algunos casos representativos10. De este modo, el periodismo colombiano de la primera mitad del siglo XX se definió por el sabor provinciano de sus contenidos y las visiones un tanto limitadas del mundo exterior11. Otro de sus rasgos sobresalientes fue la marcada filiación partidista. Aunque en todo el continente surgieron proyectos periodísticos combativos en lo ideológico y lo político, las apuestas no llegaron a tener el nivel de compromiso del caso colombiano. Debido a la excepcional tradición bipartidista del país, la parcialización excesiva hizo también del periodismo colombiano uno de los más proclives a la distorsión de los contenidos informativos12. En medio de tales condiciones, y en el trascurso de las décadas de 1900 a 1930, los periódicos colombianos experimentaron una modernización incentivada por las influencias de la expansión cafetera, la construcción de la red ferroviaria y la densificación urbana13. Estos cambios prefiguraron un escenario de diversificación social que abrió el acceso del común de la población a la actividad política, al mismo tiempo que favoreció la utilización del impreso periodístico como principal mecanismo de polarización a partir de la derrota electoral de los conservadores en 193014.
Quienes tuvieran poder -del tipo que fuera, incluido el de la opinión pública-, intentaban utilizarlo en pro de la estabilidad del liberalismo o en caso contrario, a favor del conservatismo para no perder su dominio ni sus bases electorales porque a pesar del carácter moderado con el que se promocionó la transición de la Hegemonía Conservadora a la República Liberal con la figura de la "concentración nacional", la repartición burocrática se convirtió en fuente inagotable de discordias.
Así pues, el acercamiento a los contenidos de cualquier periódico circulante en los años de transición hacia la República Liberal, comprueba que no había una distinción clara entre la figura del político y la del periodista, en tanto la política de la época dependía mucho de la prensa y esta a su vez, tenía un propósito eminentemente político15. Tal como en este período, los presidentes de la república fueron personajes con experiencia como colaboradores, directores o propietarios de periódicos (Enrique Olaya Herrera, Eduardo Santos, Alfonso López P. y Alberto Lleras Camargo), los principales líderes regionales que ocupaban posiciones destacadas como gobernadores, congresistas o ministros también tuvieron experiencia en algún periódico destacado de sus respectivas regiones. Aparejadas a este marco de referencias, las representaciones difundidas desde un periódico regional como Vanguardia Liberal sobre la relación de la prensa con la política adquirieron entonces un sentido propio frente a las influencias más representativas del contexto.
Si bien el periódico fue una plataforma para el impulso de la causa partidista en la región, Vanguardia Liberal también fue el soporte de la trayectoria personal de su propietario-director Alejandro Galvis Galvis. Desde las páginas del periódico alcanzó a ser la figura pública más representativa de Santander durante la República Liberal; en una dimensión sólo equiparable con la del propio Gabriel Turbay, dicha reciprocidad tuvo una de sus máximas expresiones en el marco de la campaña presidencial y los primeros años de gobierno de Enrique Olaya Herrera, entre 1929 y 1931. En vista de ello, es preciso establecer los antecedentes del vínculo entre prensa y política en el accionar cotidiano de Galvis como referencia para contextualizar las posturas expresadas desde su periódico en el trascurso de dichos años.
El acercamiento de este personaje al ejercicio periodístico se remonta a su época de estudiante en la Universidad Republicana de Bogotá, aunado a su pertenencia al grupo de jóvenes seguidores de Rafael Uribe Uribe. Como parte del apoyo a la candidatura presidencial de José V. Concha, Uribe dispuso que estos jóvenes tuvieran su propio espacio de difusión y promovió la creación del periódico Juventud Liberal a mediados de 1914, dirigido por Jorge E. Gaitán, Guillermo Peñaranda, David Forero y Alejandro Galvis. Superada la coyuntura electoral, dicho periódico dejó de circular y tras el repentino asesinato de Uribe, Galvis se concentró entonces en la culminación de sus estudios y obtuvo su título en Derecho y Ciencias Políticas a inicios de 1915. El reconocimiento de la labor realizada en la capital le valió su elección como diputado de la Asamblea de Santander ese mismo año, en representación del círculo electoral de San Gil16. Allí pondría en práctica su experiencia previa en la utilización del impreso como estrategia política.
Contrariado por el carácter "foráneo" de la lista de representantes a la Cámara apoyada por el Directorio Liberal de Santander, Galvis promocionó una lista alternativa realmente santandereana. En aquella oportunidad recurrió a las páginas de El Liberal, propiedad de su copartidario Rodolfo Azuero, para realizar la respectiva campaña. Tras esta primera incursión asamblearia, Galvis intentó dedicarse de lleno a las labores de jurista en Bucaramanga, pero ello sólo sería por un breve lapso. En 1917, asumió la dirección temporal del diario El Progreso y ante algunas diferencias con los propietarios de este, creó su propio periódico, El Debate, el cual fusionaría dos años después con el de Azuero para dar origen a Vanguardia Liberal en 1919. La puesta en marcha de esta iniciativa se enlazó con una nueva participación en la duma departamental y fue el preludio de sus posteriores figuraciones como representante a la Cámara y senador17. Ahora bien, primero habrían de superarse las dificultades lógicas de un medio ciertamente adverso, tal como lo recordó el propio Galvis en una postrera reflexión retrospectiva:
Vanguardia nació en una pequeña ciudad, la Bucaramanga de 1919, con muy escasa perspectivas de circulación y propaganda para financiarla, sin base de capital y sin otro bagaje que la buena voluntad, el brío y la visión futurista de un joven recién egresado de la Universidad que ensayaba abrirse campo en la ardua lidia de las ideas. Muchas veces estuvo a punto de periclitar […] La fe en el futuro, sin embargo, y la confianza en el empuje que habrían de tomar con el tiempo Bucaramanga y Santander salvó al diario de una segura muerte que mucho le auguraban. Y vencido el primero escollo financiero proveí a sostenerlo con emolumentos que me dejaban el ejercicio de mi profesión como abogado y luego con las reservas de asignaciones por desempeños en cargos públicos18.
Entre 1919 y 1929, la consolidación de Vanguardia Liberal en la escena santandereana se desarrollaría simultáneamente con el progresivo ascenso de la figura política de Alejandro Galvis, aunque en ciertos momentos uno de estos aspectos fuera en detrimento del otro; por ejemplo, cuando las labores parlamentarias le exigían a Galvis permanecer largas temporadas en Bogotá y dejar su diario encargado a alguno de sus allegados, o en aquellas ocasiones en que los compromisos derivados del crecimiento de dicho periódico le representaban a su director-propietario un escollo para dedicarse de lleno a la actividad partidista. Más allá de tales dificultades, en este contexto, los contenidos del impreso y la oratoria del tribuno se destacaron en igual medida por sus críticas frontales al régimen conservador, enfocadas sobre todo, en las controvertidas acciones del presidente Miguel Abadía Méndez (1926-1930) frente a temas tan sensibles como las protestas sociales y la corrupción estatal, cuyas principales expresiones fueron la masacre de las bananeras, las protestas estudiantiles en Bogotá y los atrasos en la construcción de obras de infraestructura debido al despilfarro de recursos.
Pero las críticas no se dirigieron exclusivamente hacia las filas del conservatismo. La situación de la colectividad liberal tuvo también un papel protagónico en la dinámica de estos años. En medio de la disputa por el control de la Dirección Liberal Nacional, desatada tras la muerte de Benjamín Herrera en 1924, el liberalismo se encontraba dividido en dos facciones principales para 1929: una oficialista encabezada por el General Pablo Emilio Bustamante y otra disidente liderada por Alejandro Galvis. Además de las diferencias de tipo burocrático frente a la composición de las jerarquías del partido en las localidades, uno de los principales puntos de discordia entre ambas era la definición de los principios liberales frente a las tentativas de colaboración con los conservadores en el gobierno. Rápidamente, la confrontación de bandos trascendió al ámbito de los periódicos partidarios del liberalismo e implicó su respectivo alineamiento a favor de alguno con Vanguardia Liberal como referente central de la disidencia desde el nivel regional19.
Las coyunturas electorales de asambleas departamentales, Cámara de Representantes y concejos municipales desarrolladas ese mismo año, marcaron la pauta en el desenlace de la disputa. Ante los ambiguos resultados obtenidos por las listas apoyadas desde el oficialismo en cada uno de estos comicios, contrastados con un avance considerable de la disidencia en diversas ciudades, Bustamante y su facción llegaron debilitados a la Convención Liberal Nacional reunida en Apulo (Cundinamarca) el 30 de junio de 1929. Conscientes del desgaste causado por sus opositores, en dicha reunión, los representantes del oficialismo de Bustamante formalizaron su renuncia a la dirección del partido y dieron vía a la conformación de una nueva Dirección Liberal integrada en su mayoría por quienes previamente habían liderado la disidencia. Determinación que por supuesto fue recibida con beneplácito desde las páginas de Vanguardia Liberal y los discursos de Galvis20. Matizado el escenario de división interna un Partido Liberal en apariencia más sólido pero aún rezagado frente al conservatismo se aprestaba a encarar las elecciones presidenciales de 1930.
El debate suscitado en torno a estos comicios tuvo una variada gama de componentes: desde la división de la unidad conservadora entre las candidaturas de Guillermo Valencia y Alfredo Vásquez Cobo, a raíz del apoyo dado por la Iglesia Católica al segundo; sumado a las incertidumbres frente la promulgación o no de un candidato oficial del liberalismo, en medio de las cuales se discutieron las alternativas de abstención o apoyo a uno de los candidatos conservadores; hasta las repercusiones de la emergencia progresiva de agrupaciones políticas de orientación comunista promovidas desde una institucionalidad sindical de reciente constitución21. Aunque tardía, la consideración de una candidatura presidencial de Enrique Olaya Herrera, entonces representante diplomático de Colombia en Estados Unidos, sacudió todo el panorama electoral a finales de 1929.
Con las particularidades del caso, la figura de Olaya Herrera tenía un vínculo especial con la de Alejandro Galvis. En medio de sus diferencias de juventud, republicano el primero, y seguidor de Uribe Uribe el segundo, ambos compartían el carácter generacional centenarista, expresado en uno de los rasgos más distintivos que dicha condición denotaba: el ejercicio simultáneo de la política con el periodismo22. El acercamiento entre estos individuos se estableció en la década de 1920, cuando ambos compartieron legislaturas en la Cámara y Galvis empezó a considerar que Olaya "sería la persona con que llegaría el liberalismo al poder"23. Aún a la distancia, Galvis reafirmó dicha percepción en el cruce de cartas que mantuvieron tras la partida de Olaya a Estados Unidos, así este tampoco compartiera la postura del abstencionismo liberal y se mostrara reacio a la postulación de su candidatura presidencial24.
Ahora bien, ello no implicó que desde Vanguardia Liberal se enarbolara de manera automática la candidatura de Olaya. Ya en los albores de la Convención de Apulo, las páginas de este impreso se habían concentrado en reflexiones sobre las tentativas de una candidatura presidencial del liberalismo y el papel que debía jugar la prensa en ella. Antes que la consideración de nombres sin un análisis previo y por encima de la simple agitación propagandística, la principal obligación de los periódicos era orientar a las fuerzas partidistas frente a las implicaciones del nuevo escenario25. En Vanguardia Liberal se mantendría la misma postura, neutral o calculadora si se quiere, hasta la mención de Olaya como candidato en diciembre de 1929, a partir de lo cual se plegaría abiertamente a su favor26.
Superado un amago de renuncia, en enero de 1930, Olaya inició una meteórica gira de campaña organizada desde Colombia por Alfonso López, Eduardo Santos y Gabriel Turbay. Nueva York, Colón (Panamá), Cartagena, Santa Marta, Barranquilla, Puerto Berrío, Bucaramanga, Medellín y finalmente, Bogotá, fueron las escalas de su apresurado recorrido. La visita a Bucaramanga, en compañía de otros reconocidos liberales, marcaría un punto culminante de toda la expectativa generada en la antesala27. Simbolizaba además la esperanza de una mayor receptividad hacia los intereses santandereanos en el gobierno nacional, en razón del carácter de ese "gran ciudadano" que ocupaba en el país un prominente puesto y el talante de quienes lo rodeaban porque tras la visita de Pedro Nel Ospina en 1926, ninguna personalidad visitaba a Santander28.
En medio de la euforia, los contratiempos no corrieron sólo del lado de Olaya. Justo en el momento en que su partido más lo necesitaba y por el cual, él mismo había luchado incansablemente, Alejandro Galvis no pudo liderar la campaña en Santander ni dirigir a Vanguardia Liberal en el reto de asumir la vocería principal de la misma. Desde mediados de diciembre de 1929, Galvis debió retirarse a Curití para reponerse de una fuerte afección en su salud, luego toda la responsabilidad recayó entonces sobre el joven abogado Aníbal Bonilla Galvis, su primo29. Sin desentonar con la responsabilidad, Bonilla sintetizó así el pragmatismo del que se valió para dirigir a Vanguardia Liberal, "nuestra misión de periodistas es auscultar, recoger y reflejar las palpitaciones del ambiente"30.
Con 369.962 votos oficiales a su favor, Olaya finalmente logró el regreso del liberalismo al poder tras cinco décadas de dominio conservador, esto sucedió el 9 de febrero de 1930. De esos votos, 37.858 fueron consignados en Santander, el tercer registro más alto entre los departamentos en los que Olaya resultó triunfador después de Cundinamarca (70.371) y Caldas (39.234); superior a los votos obtenidos en la región por los candidatos conservadores Alfredo Vásquez Cobo (23.711) y Guillermo Valencia (19.053) respectivamente31. En el balance sobre estos resultados, las páginas de Vanguardia Liberal difundieron un parte de victoria que resaltaba la labor orientadora de la prensa en el proceso eleccionario y defendía su continuidad a futuro: "la victoria ha sido en Santander completa como nosotros lo deseábamos y como era natural que fuera en un pueblo altivo como el nuestro. En el cuadro de la victoria nacional ella luce con luz propia y se habrá de imponer con el poder del derecho ganado en la batalla"32.
El panorama político que así se perfiló para el liberalismo tuvo como rasgo distintivo el paso de la oposición al poder, del cabildeo al ejercicio de gobierno; transición en la que Alejandro Galvis se vio directamente involucrado a raíz de su designación como gobernador de Santander a mediados de 1930. Ante la magnitud del desafío, Galvis debía reenfocar la vasta experiencia política y periodística que había acumulado en sus batallas contra el régimen conservador para asumir ahora una faceta más constructiva de cara a las necesidades de la región, tal como él mismo lo reconoció en su discurso de posesión: "toda mi vida la he dedicado a defender los intereses de esta comarca, aunque desde posiciones diversas de las oficiales […]El periodismo me adiestró en el estudio y la diaria consideración de los problemas de diversa índole que se ofrecen al cuidado de los mandatarios del pueblo"33.
En reconocimiento al valor de este vínculo y a su ascendente preponderancia en el liberalismo de la región, Olaya designó a Alejandro Galvis Galvis como gobernador de Santander. Tras posesionarse en el cargo, el 4 de septiembre de 1930, el nuevo gobernador afrontó un clima de hostilidad permanente. La Provincia de García Rovira, tradicional bastión del conservatismo santandereano, fue el principal foco de discordias llevadas al extremo de la confrontación violenta. Allí, el tanteo de fuerzas se expresó desde la misma designación de alcaldes y tuvo continuidad en todas las determinaciones gubernamentales frente a lo cual cada bando esgrimía mutuas acusaciones de buscar ventajas para las elecciones a realizarse a lo largo de 1931. En medio de las diatribas, los hechos de violencia en dicha provincia se recrudecieron e involucraron desde ciudadanos comunes hasta autoridades civiles, de policía e incluso eclesiásticas, sin olvidar a los respectivos caudillos de las dos parcialidades34.
Estas confrontaciones tenían su origen en la cultura política existente en cada región. Gonzalo Sánchez35 expresa en el prólogo al libro Los años del olvido: Boyacá y los orígenes de la violencia escrito por Javier Guerrero, que las campañas electorales en los años treinta eran una práctica con reglas, dinámicas y efectos propios que hacían parte de un campo político-cultural más amplio al que se podría llamar ritualidad política. Además agrega:
Ellas [las campañas] son la cristalización de otros conjuntos de hechos que incluyen: la elaboración de discursos, programas, consignas; la elección de un candidato; la creación de cuerpos directivos, con sus ramificaciones regionales y locales; el diseño de una estrategia de finanzas; el montaje de una red de información (correo, folletos, prensa); la definición de un itinerario de giras; la designación de un centro ceremonial de apertura y cierre de campaña (teatro, plaza pública, club o sindicato); la movilización de un conjunto de símbolos (banderas, himnos, indumentaria, monumentos, insignias, héroes)36.
Todas estas propuestas culturales serían el reflejo de un interés político por parte de los ciudadanos. La transición entre la Hegemonía Conservadora y la República Liberal puede entenderse como un momento de apertura, democratización y aumento de la competencia política colombiana, donde los actores vinculados en la dirigencia de los partidos políticos debieron entender la necesidad de contar con el respaldo de las masas electorales; en el caso del Partido Conservador como medio para recuperar el poder y en el caso del Partido Liberal, para "liberalizar el país"37, es decir, sumar el mayor número de electores y copartidarios, apoderándose del dominio en las regiones anteriormente conservadoras. Sin embargo, Daniel Pécaut38 sostiene una postura más crítica frente a este proceso y afirma que el relevo de las elites políticas que se presentó en 1930, en realidad no ofreció a los sectores medios y populares la ocasión de llevar a cabo una apertura política porque en el caso de los sectores más populares que en un principio se vieron invadidos por "una euforia frente a lo que parecía ser el encuentro inesperado entre el pueblo y el Estado"39, en realidad rápidamente se dieron cuenta que en ello había "una buena parte de ilusión y de que, bajo las apariencias de una unidad política de las masas populares, lo que se produce es una disociación de sus formas de acción, que las condena a no poder en adelante formular sus intereses de clase"40.
Los líderes de ambos partidos eran conscientes que para desarrollar en el pueblo el imaginario del amplio acceso a la participación política, se debía incentivar una renovación en las formas de hacer la política que iban desde la manera como se organizaban las colectividades para la toma de decisiones hasta las múltiples estrategias de socialización para la orientación y el proselitismo electoral ejercidas sobre la población; labor en la cual los medios impresos cumplieron un significativo papel político, al que pasados unos años se sumarían los efectos producidos por la aparición de la radio.
El posicionamiento de Vanguardia Liberal en su respectiva sociedad local y regional no solamente pasó por su fortalecimiento como empresa periodística. A la par que informó sobre los principales hechos noticiosos con una clara posición política, el dueño del rotativo, los periodistas y colaboradores, tomaron consciencia de la necesidad de edificar una serie de representaciones sobre sí mismos y su oficio. La labor de orientación política y educativa fue posible debido a la auto-legitimación de los medios de comunicación presentándose ante sus lectores como los guardianes de la verdad y los intereses públicos. La construcción de esta imagen fue de la mano con la exhortación a una entidad abstracta de la que no se dudaba su existencia y a nombre de la cual hablaban: la opinión pública.
En este período significativo de construcción del Estado-Nación y de modernización del país, la importancia de la prensa se mantuvo y fue en aumento debido a su capacidad para dar cuenta de las principales trasformaciones acarreadas por la ampliación de los procesos de participación política y la dinamización de la economía nacional. Esto mediante la disposición de sus columnas para realizar llamados de acción y reflexión a las colectividades políticas, económicas y sociales respecto a diversos aspectos de la vida pública local, regional nacional e internacional.
En esta medida, la experiencia regional no fue ajena a las grandes trasformaciones que se vivieron y aún con su propio ritmo, la prensa logró enmarcarse en un proceso de modernización acorde a su tendencia liberal al defender los postulados de su partido político pero sin renunciar a los principios del periodismo, acompañado de un ánimo civilizador y un espíritu de empresa.
En el desarrollo de su papel de voceros, los periódicos liberales mencionados trataron un asunto que permitió el diálogo entre la cultura y la política. Es conocido que uno de los temas de los que se ocuparon los gobiernos liberales durante su vuelta al poder en los años treinta y cuarenta fue el de forjar la opinión pública a través de sus posiciones ideológicas.
Sin embargo, la estructura de Vanguardia Liberal no difería mucho de la propuesta temática de los otros periódicos de la época. No obstante, es importante anotar el aumento y la relevancia dada a la información nacional y extranjera que se empezó a destacar desde los primeros años de la década del treinta como un propósito claro y directo del periódico, con ello se buscaba abrir la región a los sucesos del mundo y del país. Puntualmente, varias secciones del periódico aparecieron y desaparecieron en este período, entre ellas, la Página femenina, la Página estudiantil, el Magazín literario, las caricaturas, las variedades, entre otras. Lo anterior sugiere, entre otras cosas, los intereses no exclusivamente políticos de quienes impulsaban los periódicos.
De igual manera, la Sección literaria empezó a salir a finales de 1933 en forma semanal y se creó con el propósito de dotar al departamento de un órgano literario que recogiera lo que se producía en la región y lo diera a conocer al país, pues ni en Bucaramanga, ni en el departamento se contaba con alguna publicación que tuviera esta connotación: "es nuestro propósito hacer una página especialmente para los escritores santandereanos, cuyo valor se ignora en gran parte por un descuido de publicidad y para quienes se inician en la carrera literaria"41. Sumado a esto se empezaron a publicar con regularidad fragmentos de obras de los autores contemporáneos con el fin de dar a conocer los movimientos culturales del mundo. El criterio del periódico se impuso en unas regiones que hasta ahora salían de sus pequeños cosmos42.
Es interesante destacar que para la época de estudio, se adoptó una frase: "por escribir bien, se sabía si gobernaría bien"43, lo que implica que un gran número de políticos estuvieron ligados al mundo de las letras, especialmente desde las columnas editoriales de varios periódicos y desde las denominadas Páginas literarias. Es decir, que para mediados del siglo XX existía una férrea compatibilidad entre la literatura y el ejercicio político.
Ahora bien, el diario liberal más importante de Bucaramanga abordó algunos tópicos relacionados con la opinión pública durante este período. Con ello, pretendió afianzar la idea del periodismo al servicio del progreso y la civilización, especialmente en los sectores populares. El periódico fue importante no sólo como medio de difusión de ciertos hechos noticiosos de relevancia sobre estos temas sino como una tribuna para demandar de las autoridades políticas y la sociedad en general, una mayor atención por elevar el nivel cultural del pueblo.
Asimismo, a través de sus páginas fomentó el comercio y la industria a nivel departamental en Santander; a la par, que incrementaba su productividad con la incorporación de nuevas máquinas, novedosas secciones y modernos métodos que captaran la atención del público haciendo de los impresos, un negocio que iba de la mano de la política. Las mejoras e innovaciones técnicas permitieron la consolidación de Vanguardia Liberal en una nueva etapa periodística y política, en donde pasó de ser un diario de oposición a defender los intereses del gobierno. Aun así, esta posición no le impidió defender su labor y las intenciones proyectadas desde su origen. De igual manera, estos procesos estuvieron acompañados de nuevos campos de distribución y alcance, seguidos de la facilidad en los medios de comunicación y el rompimiento de las barreras que no permitían las relaciones entre diarios de las diferentes regiones.
Por supuesto, las perspectivas de esta transición también tuvieron eco en las condiciones bajos las cuales funcionaría Vanguardia Liberal. Desde tiempo atrás, este periódico se había trenzado en contrapunteos constantes con el diario El Deber, acérrimo contradictor en el conservatismo fundado por los reconocidos políticos e intelectuales Juan Cristóbal Martínez y Manuel Serrano Blanco en 192344. La llegada de Galvis a la gobernación hizo que los roles de esta confrontación se invirtieran y Vanguardia Liberal asumiera la defensa del gobierno, sobre todo, en lo correspondiente a la gestión de su propietario como máxima autoridad de Santander. Inicialmente, el propio Galvis reconoció esta confrontación periodística como algo normal para la actividad política y veía en las diatribas de El Deber, expresiones de una estrategia electoral del conservatismo45, pero el rumbo de los hechos tornaría la situación más compleja.
La polarización expresada entre estos dos diarios se trasladó a la población y terminó por desencadenar sucesivos hechos de violencia partidista entre finales de 1930 y comienzos de 1931, con una mayor intensidad en la Provincia de García Rovira46. Conservadores y liberales por igual se atribuían el derecho de defenderse ante cualquier determinación que consideraran contraria a la expresión legítima de su posición política. En el medio, Alejandro Galvis trataba de hacer valer su autoridad sin ceder ante las pretensiones de lo que consideraba un saboteo sistemático de sus opositores.
Al igual que en toda confrontación sectaria, el ambiente en Santander se plagó de un halo de confusión y caos que dio pie para todo tipo de acciones: asesinatos de familias indefensas, asonadas contra la fuerza pública, destrucción de propiedades y ataques al estamento clerical; cada acción impulsora de la siguiente y ante la perplejidad de un gobierno nacional contrariado por los ambiguos compromisos de una dudosa "concentración nacional"47.
Según Darío Acevedo48, el periodismo colombiano de esta época "daba cuenta de todo lo que ocurría en el mundo de la política, pero el despliegue informativo siempre tenía una coloración partidista o grupal". Dicha afirmación es fácil de constatar al evaluar el respectivo cubrimiento dado por Vanguardia Liberal y El Deber a los hechos señalados. Entre negaciones y manipulaciones, sin descontar intromisiones en la vida personal de los involucrados, ambos periódicos traspasaron sin pudor, los límites de la imparcialidad noticiosa que decían defender para formar parte activa del conflicto. Así todo, Vanguardia Liberal siempre difundió una posición idealista sobre el papel político de su labor en este contexto: "[…] el pueblo, instruido por la prensa liberal sobre sus derechos y sus deberes ciudadanos, sabe ya analizar con certeza los procederes de sus hombres dirigentes y está aprendiendo también como corolario de esa instrucción a valorar su adhesión, restándosela a quienes en cualquier momento se muestran indignos de poseerla y disfrutarla, y rectificándosela a sus verdaderos benefactores"49.
Ante la exacerbada confrontación, una alternativa de resolución menos traumática fue la renuncia a la gobernación de Alejandro Galvis, finalmente oficializada el 1 de mayo de 193150. A pesar de sentirse aludido por esta decisión del gobierno de Olaya, Galvis expresó una posición favorable frente al nombramiento de Alfredo Cadena D'Costa como su sucesor, complementada con la convocatoria de apoyo al nuevo mandatario desde el liberalismo regional desde su diario51. Cerrado este ciclo, Galvis se aprestaba a mantener su combinación de la actividad política con la periodística y retornar a la dirección de Vanguardia Liberal de forma íntegra para direccionar desde allí nuevas batallas52.
La labor de Vanguardia Liberal no sólo consistió en la defensa a ultranza de su papel en el sostenimiento de la democracia como "faro de la verdad, la justicia y el control político", según sus propias palabras en columnas y editoriales. Paralelamente y como parte de las elites letradas, Alejandro Galvis Galvis se involucró no sólo en la activa participación política partidista sino que también pretendió defender los intereses regionales como parte de la valerosa experiencia del diarismo regional. Para ello, defendió la labor que como periodista de provincia desarrolló en el marco de todo tipo de adversidades, especialmente las económicas y las relacionadas con la carencia de lectores y suscriptores a su periódico. Pese a las declaratorias de objetividad como fin último de la labor periodística, la prensa regional no pudo zafarse de la camisa partidista en tanto se asumió como parte integrante del liberalismo bumangués.
El estrecho vínculo entre periodismo y política, nunca ocultado por los dueños y reporteros de los diarios colombianos, llegó más allá con la idea que el periodista debía tener un puesto como candidato en el mundo de la política. Particularmente en hispanoamérica, pero sobre todo en Colombia, la filiación política fue un elemento clave en la creación y dirección de periódicos entre 1900 y 1950. Sin dejar a un lado la implementación de los aspectos técnicos y comerciales que garantizaran su funcionamiento, en este marco temporal, la prensa tuvo un protagonismo especial en la actividad político-partidista colombiana. Que un periodista quisiera lanzarse a la vida política no representaba una novedad en la historia del país. Lo que sí llama la atención es que tal pretensión se justificara a partir de la idea de la labor abnegada y desinteresada, actitudes necesarias para renovar la política.
Las elites letradas que tuvieron acceso a las páginas de Vanguardia Liberal como periodistas, y aquellas personas que en los diferentes lugares a donde llegaba el diario y que conocían algo de su contenido, se encontraron con una apuesta explícita de legitimación de su quehacer y de su lugar en la sociedad. Vanguardia Liberal tenía absoluta consciencia que para realizar su labor de orientación política y educativa debía proyectar una imagen positiva a su público lector. La concepción que tenía de su trabajo estaba orientada a imbricarse con el sistema democrático y liberal vigente. Sin embargo, el compromiso político con el liberalismo como ideario y como organización partidista, no fue óbice para enarbolar la bandera de la objetividad y la imparcialidad: la lealtad como diario se debía al ideario del Partido Liberal.
De otra parte, la labor de orientación a los lectores y de creación de una "opinión pública" no se redujo a los temas estrictamente políticos. Las referencias que se encuentran en la prensa sobre la cuestión educativa no tenían el sentido de rastrear la forma en cómo se dio en Bucaramanga el cubrimiento de las iniciativas del gobierno nacional. Por el contrario, lo que interesó ver fue cómo desde la prensa, la educación fue objeto de preocupación para los medios y de qué manera se postularon concepciones de la misma. Este asunto también sirvió para constatar cómo desde las notas periodísticas y editoriales se tomó la vocería del "pueblo" para demandar obras y recursos con destino al elevamiento cultural de la población.
De igual manera, se pudo constatar que durante el siglo XX, la prensa escrita experimentó una evolución de los sistemas comunicativos y los usos sociales de sus medios de difusión con las correspondientes tecnologías implementadas para un mejor funcionamiento. Este proceso abrió la perspectiva de un profundo debate sobre el papel de los periódicos en la sociedad y los impactos de su labor informativa. Empresas comerciales, tribunas partidistas o plataformas culturales eran las variantes hacia las que podía orientarse la actividad según los intereses y condiciones de cada caso. Como lo evidencia el caso de Alejandro Galvis Galvis y Vanguardia Liberal, esta simbiosis de prensa y política no tenía discusión. Si bien cada una podía desarrollarse por separado, siempre coincidían en la defensa de una causa común. Las implicaciones de este vínculo se complejizaron en medio del tránsito de la oposición al poder experimentado en el marco de la campaña presidencial y los primeros años de gobierno de Enrique Olaya Herrera, es decir, entre 1929 y 1933. Así, la confrontación bipartidista, especialmente insuflada durante estos años, hizo valedero para los periódicos colombianos, la utilización de determinadas acciones y estrategias según el interés partidario del caso. El criterio de discernimiento sobre la validez o no de estas, provenía del estatus de oposición o apoyo al gobierno que cada periódico decidiera asumir; circunstancia que finalmente reafirma la prevalencia del carácter político en la actividad periodística de la época.
* Artículo de investigación resultado del proyecto "Prensa, educación y orientación política en la República Liberal: El Diario de Pereira y Vanguardia Liberal de Bucaramanga, 1930-1946", financiado por COLCIENCIAS, la Universidad Industrial de Santander (UIS) y la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).
1 VILLAMIZAR DE FRITZ, Leonor, Un recorrido por la caricatura en Vanguardia Liberal. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/cari/cari1.htm. 29 de marzo de 2014.
2 VÁSQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Historia y comunicación social, Barcelona, Mondadori, 2000.
3 ÁLVAREZ, Jesús y MARTÍNEZ, Ascensión, Historia de la prensa hispanoamericana, Madrid, MAPFRE, 1992.
4 CACUA, Antonio, Periodismo santandereano, Bucaramanga, Gobernación de Santander, 2000.
5 En el mismo día de edición se despachaban ejemplares para los municipios santandereanos de Ríonegro, Girón, Lebrija, Floridablanca, Piedecuesta, Cepitá, Aratoca, Curití, Mogotes, San Gil, Pinchote, Barichara, Charalá, Socorro, Simacota, Puerto Wilches y Barrancabermeja; asimismo para los municipios nortesantandereanos de Silos, Mutiscua, Pamplona, Chinácota, Bochalema, Durania, Cúcuta y Gramalote. También llegaban ejemplares a sitios venezolanos como San Antonio, Ureña, Rubio, San Cristóbal y Táriba. Al día siguiente se distribuía en poblados como Zapatoca, San Vicente de Chucurí, Chitagá, Villa del Rosario, San Cayetano, Santiago, El Zulia, Salazar, Arboledas, Puerto Villamizar y Puerto Santander.
6 "Hoy reanudamos nuestro servicio al Norte de Santander y Venezuela", en Vanguardia Liberal, Bucaramanga, junio 23 de 1933, p. 5.
7 VÁSQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Historia y comunicación social.
8 "Pero así como el periódico es órgano reflexivo es también encausador de la sensibilidad social, no se contenta con ser mero copiador inerte e indiferente de las ocurrencias, sino que las reviste en forma que siempre produzcan orientaciones saludables". "Periódico un pedestal", en El Diario, Pereira, enero 5 de 1934, p. 5.
9 "El uso de los periódicos y las revistas", en El Diario, Pereira, julio 3 de 1933, p. 3.
10 CHECA GODOY, Antonio, Historia de la prensa en Iberoamérica, Sevilla, Alfar, 1993.
11 SANTOS CALDERÓN, Eduardo, "El periodismo en Colombia 1886-1986", en TIRADO MEJÍA, Álvaro, Nueva Historia de Colombia, vol. VI, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 109-136.
12 Ibíd.
13 ZAMBRANO, Fabio, "La transición al siglo XX: la prensa durante la hegemonía conservadora", en MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA, VII Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado: medios y nación. Historia de los medios de comunicación en Colombia, Bogotá, Aguilar-Ministerio de Cultura de Colombia, 2003, pp. 113-125.
14 ACEVEDO, Darío, "Prensa y confrontación política en Colombia", en MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA, VII Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado: medios y nación. Historia de los medios de comunicación en Colombia, pp. 282-317.
15 VANEGAS, Isidro, Todas son iguales: estudios sobre la democracia en Colombia, Bogotá, Universidad Externado, 2010.
16 GALVIS, Alejandro, Memorias de un político centenarista, Tomo I.
17 Ibíd.
18 Ibíd., p. 485.
19 ARCINIEGAS, Edwing, De frente al enemigo: la acción política de la Vanguardia Liberal en la campaña electoral de 1930, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2011.
20 Ibíd.
21 MEDINA, Medófilo, "Obispos, curas y elecciones, 1929-1930", en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, No. 18-19, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1990-1991, p. 197-274.
22 MOLINA, Gerardo, Las ideas liberales en Colombia, Bogotá, Tercer Mundo, 1974, Tomo II.
23 GALVIS, Alejandro, Memorias de un político centenarista, Tomo I, p. 206.
24 DONADÍO, Alberto, Galvis Galvis o el carácter: cartas privadas de un hombre público, Medellín, Hombre Nuevo, 2007.
25 "Conductores, agitadores y programas políticos", en: Vanguardia Liberal, No. 2.996, Bucaramanga, junio 26 de 1929, p. 1-8.
26 "Hacia el capitolio", en Vanguardia Liberal, No. 3.148, Bucaramanga, diciembre 18 de 1929, p. 3.
27 "Ayer fue constituido el comité departamental olayista", en: Vanguardia Liberal, No. 3.165, Bucaramanga, enero 10 de 1930, p. 1.
28 CUADROS, Miguel, Bartolomé Rugeles: sociabilidad política, negocios y función pública 1899-1938.
29 DONADÍO, Alberto, Galvis Galvis o el carácter: cartas privadas de un hombre público.
30 "El próximo debate eleccionario debe ser un torneo cívico y no un vulgar cubileteo", en Vanguardia Liberal, No. 3.184, Bucaramanga, febrero 1 de 1930, p. 3.
31 El acumulado nacional finalmente registró un consolidado de 824.530 votos distribuidos así: ENRIQUE OLAYA HERRERA, 369.962 votos; GUILLERMO VALENCIA, 240.360 votos; ALFREDO VÁSQUEZ COBO, 213.470 y OTROS, 766 votos. EASTMAN, Jorge, Seis reformas estructurales al régimen político: resultados electorales de 1930 a 1982, Bogotá, Ministerio de Gobierno, 1982.
32 "El triunfo del doctor Olaya Herrera en el país", en Vanguardia Liberal, No. 3.193, Bucaramanga, febrero 11 de 1930, p. 3.
33 "Discurso-programa administrativo del doctor Alejandro Galvis Galvis, al tomar posesión del cargo de Gobernador de Santander", en Gaceta de Santander, No. 5.487, Bucaramanga, septiembre 6 de 1930, p. 388-391.
34 PINTO ORTÍZ, Ana María, Homicidios, lesiones personales y agresiones verbales. El caso de la violencia política en la Provincia de García Rovira, 1930-1946, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2009.
35 GUERRERO, Javier, Los años del olvido: Boyacá y los orígenes de la violencia, Bogotá, Tercer Mundo- Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia- IEPRI, 1991, p. 16.
36 Ibíd., p. 17.
37 Ibíd., p. 18.
38 PÉCAUT, Daniel, Orden y violencia: evolución socio-política de Colombia entre 1930 y 1953, Bogotá, Norma, 2001, p. 229.
39 Ibíd., p. 230.
40 Ibíd.
41 "Signos del tiempo: nuestra página literaria", en Vanguardia Liberal, Bucaramanga, septiembre 30 de 1933, p. 3.
42 Ibíd.
43 NIÑO FRANCO, Loida, Dos gobernaciones conservadoras en Santander (1947-1948/1975-1976): Rafael Ortiz González, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2004, Tesis de pregrado en Historia, p. 10.
44 CACUA, Antonio, Periodismo santandereano.
45 GALVIS, Alejandro, Memorias de un político centenarista, Tomo I.
46 PINTO, Ana María, Homicidios, lesiones personales y agresiones verbales: el caso de la violencia política en la provincia de García Rovira, 1930-1946.
47 LATORRE, Mario, "1930-1934: Olaya Herrera: un nuevo régimen", en TIRADO, Álvaro, Nueva Historia de Colombia. Historia Política, Bogotá, Planeta, 1989, vol. I, p. 269-298.
48 ACEVEDO, Darío, "Prensa y confrontación política en Colombia", en MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA, VII Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado: medios y nación. Historia de los medios de comunicación en Colombia, Bogotá, Aguilar-Ministerio de Cultura de Colombia, 2003, p. 293.
49 "La calumnia por norma", en Vanguardia Liberal, No. 3.588, Bucaramanga, mayo 26 de 1931, p. 3.
50 HORGAN, Terrence, The liberals come to power in Colombia, por debajo de la ruana: a study of the Enrique Olaya Herrera administration, Nashville, Vanderbilt University, 1985,
51 "Un programa de gobierno", en Vanguardia Liberal, No. 3.596, Bucaramanga, junio 4 de 1931, p. 3.
52 "Fecundidad", en Vanguardia Liberal, No. 3.595, Bucaramanga, junio 3 de 1931, p. 3.
Fuentes primarias
Archivo Histórico Regional de Santander-Universidad Industrial de Santander (AHR-UIS):
Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 1929-1933.
Gaceta de Santander, Bucaramanga, 1930.
Fuentes secundarias
Libros
ÁLVAREZ, Jesús y MARTÍNEZ, Ascensión. Historia de la prensa hispanoamericana, Madrid, Mapfre, 1992.
ARCINIEGAS, Edwing. De frente al enemigo: la acción política de la Vanguardia Liberal en la campaña electoral de 1930, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2011, (Tesis de pregrado en Historia).
ARIAS TRUJILLO, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920, Bogotá, Universidad de los Andes, 2007.
CACUA, Antonio. Periodismo santandereano, Bucaramanga, Gobernación de Santander, 2000.
CHECA GODOY, Antonio. Historia la prensa en Iberoamérica, Sevilla, Alfar, 1993.
DONADÍO, Alberto. Galvis Galvis o el carácter: cartas privadas de un hombre público, Medellín, Hombre Nuevo, 2007.
EASTMAN, Jorge. Seis reformas estructurales al régimen político: resultados electorales de 1930 a 1982, Bogotá, Ministerio de Gobierno, 1982.
GUERRERO, Javier. Los años del olvido: Boyacá y los orígenes de la violencia, Bogotá, Tercer Mundo-Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, 1991.
PÉCAUT, Daniel. Orden y violencia: evolución socio-política de Colombia entre 1930 y 1953, Bogotá, Norma, 2001
VANEGAS, Isidro. Todas son iguales: estudios sobre la democracia en Colombia, Bogotá, Universidad Externado, 2010.
Capítulos de Libro
ACEVEDO, Darío, "Prensa y confrontación política en Colombia", en MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA, VII Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado: medios y nación. Historia de los medios de comunicación en Colombia, Bogotá, Aguilar-Ministerio de Cultura de Colombia, 2003, p. 282-317.
GALVIS, Alejandro. Memorias de un político centenarista, Bucaramanga, [s.n.], 1981, Tomo I
LATORRE, Mario. "1930-1934: Olaya Herrera: un nuevo régimen", en TIRADO, Álvaro, Nueva Historia de Colombia. Historia Política, Bogotá, Planeta, 1989, vol. I, p. 269-298.
MOLINA, Gerardo. Las ideas liberales en Colombia, Bogotá, Tercer Mundo, 1974, Tomo II.
SANTOS CALDERÓN, Eduardo. "El periodismo en Colombia 1886-1986", en TIRADO MEJÍA, Álvaro, Nueva Historia de Colombia, Bogotá, Planeta, 1989, vol. VI, p. 109-136.
VÁSQUEZ MONTALBÁN, Manuel. Historia y comunicación social, Barcelona, Mondadori, 2000.
ZAMBRANO, Fabio, "La transición al siglo XX: la prensa durante la hegemonía conservadora", en MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA, VII Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado: medios y nación. Historia de los medios de comunicación en Colombia, Bogotá, Aguilar-Ministerio de Cultura de Colombia, 2003, p. 113-125.
Artículos
MEDINA, Medófilo, "Obispos, curas y elecciones, 1929-1930", en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, No. 18-19, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1990-1991, p. 197-274.
Tesis de Grado
CUADROS, Miguel. Bartolomé Rugeles: sociabilidad política, negocios y función pública 1899-1938, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2011, (Tesis de pregrado en Historia).
HORGAN, Terrence. The liberals come to power in Colombia, por debajo de la ruana: a study of the Enrique Olaya Herrera administration, Nashville, Vanderbilt University, 1985, (Tesis de doctorado en Historia).
PINTO, Ana María. Homicidios, lesiones personales y agresiones verbales: el caso de la violencia política en la provincia de García Rovira, 1930-1946, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2009, (Tesis de pregrado en Historia).
Páginas WEB
VILLAMIZAR DE FRITZ, Leonor. Un recorrido por la caricatura en Vanguardia Liberal. Recuperado el 29 de marzo de 2014, del sitio web http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/cari/cari1.htm.