Editorial

La globalización, como proceso histórico o categoría de análisis, ha estado por varias décadas en el centro de las agendas de investigación de las historiografías de Europa, norte y Latinoamérica. Los resultados de este esfuerzo por comprender la trayectoria histórica de la globalización y establecer los límites y alcances heurísticos de este concepto no solo se han traducido en un cúmulo de conocimientos relacionados con procesos de interconexión económica, política, social y cultural a escala global. También han derivado en la elaboración de novedosas perspectivas de análisis. De manera particular, en las dos últimas décadas, ha ido tomando forma una perspectiva conocida como historia transnacional que ha trascendido a la nación como unidad de análisis, y que se preocupa, entre otras cosas, por estudiar la circulación de personas, mercancías, saberes, imágenes y representaciones más allá de las fronteras territoriales.

En la historiografía colombiana, aunque recientemente han aparecido trabajos realizados desde la historia transnacional, siguen siendo excepcionales los investigadores que enmarcan sus estudios desde esta perspectiva historiográfica. De manera que este año, al asumir la dirección del Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, recibí con entusiasmo la idea de que la revista publicara un dosier llamado Cultura, globalización, territorio e identidades en Iberoamérica. Este número temático reúne un grupo de artículos que reflexiona sobre la globalización como fenómeno histórico y sus impactos en realidades territoriales, culturales e identitarias en el ámbito iberoamericano. Estos artículos, leídos en su conjunto, muestran la necesidad de hablar, como lo señala el economista Hugo Fazio Vengoa, de múltiples globalizaciones (y no de globalización en singular) que deben pensarse en la larga duración. Este cambio, sostiene Fazio Vengoa, permite comprender que los procesos globalizadores se remontan a periodos que rebasan nuestro presente inmediato, y enfatiza que a lo largo de la historia han tenido lugar interacciones e interpenetraciones entre los pueblos.

En esta perspectiva, el trabajo de Marco Oliveira Borges sobre Sintra (Portugal), ofrece una ventana de análisis para explorar, desde una mirada glocalizada, las implicaciones territoriales que supuso el proceso de expansión islámica sobre la Península Ibérica. Oliveira Borges, aparte de indicar que el conocimiento del territorio fue definitivo en la estrategia de la construcción de fortificaciones y de las estructuras de vigilancia que formaban parte del sistema defensivo de la región de Lisboa, muestra la existencia de estructuras defensivas y puntos de control que permitían la comunicación con otros lugares de larga distancia.

 

El territorio brasilero, espacio que colonizaron los portugueses luego de librarse de la citada ocupación islámica, es utilizado por Rita de Cássia Guimarães Melo para estudiar las experiencias de los agentes del sistema judicial y sus interacciones con los habitantes de la Provincia de Goiás. El texto, aunque de manera implícita, ilustra el legado que los siglos de colonización y dominio imperial portugués les imprimieron a los territorios del norte de Brasil. Entre 1870 y 1900, en los espacios periféricos, representados como bárbaros e incivilizados, la administración de justicia adquirió unas características particulares, determinadas tanto por las debilidades de las instituciones administrativas como por las acciones de los habitantes. La experiencia de Argentina, estudiada por Raquel Valeria Bressan, explora las dinámicas territoriales que tuvieron lugar en la Provincia de Corrientes con la organización del Estado-nación durante la segunda mitad del siglo XIX. Bressan, haciendo uso de las innovaciones historiográficas de los recientes análisis geopolíticos y fronterizos, cuestiona la existencia de fronteras nacionales naturales y recrea las disputas territoriales entre los gobiernos provinciales y el gobierno nacional por la definición de las fronteras internas.

Los artículos de Marco Arraes y el escrito conjuntamente entre Álvaro Acevedo Tarazona y Andrés Correa Lugos, por su parte, estudian la globalización desde fenómenos históricos más recientes. Arraes analiza el poder de la imagen como vehículo imperial, reconstruyendo el impacto del americanismo en Brasil entre 1945 y 1964. Acevedo Tarazona y Correa Lugos exploran las dinámicas globalizadas y tecnócratas y sus implicaciones en las prácticas ciudadanas de la juventud en países como Chile, Colombia y México en la segunda mitad del siglo XX. Estos dos últimos autores sostienen, entre otras cosas, que la revolución del mayo francés del 68 debe ser visualizada no solo como una fractura cultural, sino como un proceso político que transformó la participación ciudadana de la juventud.

Este número, aparte del comentado dosier sobre las globalizaciones y un texto escrito por Joan Manuel Largo Vargas, que estudia la construcción narrativa en la microhistoria y en el marxismo británico, incluye tres artículos que reflexionan sobre religión, educación y sociedad en Colombia. Sofía Norma Brizuela Molina, a través de la apertura de tres conventos femeninos en el Nuevo Reino de Granada, ilustra la estrecha conexión existente entre la pertenencia a órdenes religiosas y la consolidación social de algunas familias en el tránsito del siglo XVI al XVII.  José Abelardo Díaz Jaramillo y Sergio Armando Cáceres Mateus, en sus respectivos trabajos, analizan espacios de sociabilidad educativos y religiosos que surgieron durante el período conocido en la historiografía colombiana como la República Liberal (1930-1946). Díaz Jaramillo, a partir de una huelga de estudiantes del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (1930), resalta el valor simbólico que los universitarios de Bogotá le otorgaron a la participación en la elección de las autoridades de las instituciones educativas. Cáceres Mateus, por su parte, reconstruye las actividades que adelantaron los integrantes del movimiento conocido como Acción Católica con miras a organizar e implementar el Segundo Congreso Mariano. Los mencionados congresos, concluye el autor, fueron una herramienta utilizada por el Integrismo católico para contrarrestar la influencia del liberalismo, el protestantismo y el comunismo en la sociedad colombiana.

Las páginas que siguen pueden leerse, entonces, desde una doble perspectiva. Por un lado, como una invitación a reflexionar sobre las diversas implicaciones que las globalizaciones han tenido sobre las realidades territoriales, culturales y políticas del mundo iberoamericano. Por otro, y siguiendo el espíritu de los anteriores directores del Anuario, son un esfuerzo por continuar contribuyendo a la reconstrucción de los procesos históricos que se han desarrollado en los territorios colombianos.

Dra. Ana Milena Rhenals Doria

Editora Revista Anuario de Historia Regional y de las Fronteras