Las disputas por los
territorios en los albores del Estado nación: la frontera oriental de
Corrientes durante la segunda mitad del siglo XIX*
Resumen
La
organización del Estado nacional argentino implicó una significativa
transformación de la forma en que los Estados provinciales habían configurado
su territorio durante la primera mitad de siglo XIX a partir de la existencia
de fronteras abiertas. Este artículo tiene como objetivo reconstruir las
distintas posturas y argumentos que se pusieron en juego y que delinearon la
definición de la configuración territorial de la provincia de Corrientes
durante la segunda mitad del siglo XIX. Si bien las dirigencias correntinas no
alcanzaron sus anhelos de incorporar la región de las Misiones bajo la
jurisdicción provincial, el análisis de diversas fuentes permite evidenciar los
puntos de tensión con respecto a cuál era la mejor forma de desarrollo para los
territorios fronterizos y, a su vez, cómo el Congreso nacional se constituyó en
un ámbito privilegiado para arbitrar las heterogéneas posturas políticas y
determinar pautas de acción para los espacios disputados.
Palabras
clave: Argentina, Corrientes, frontera, derecho territorial,
parlamento.
Referencia
para citar este artículo: BRESSAN, Raquel Valeria. (2017). “Las
disputas por los territorios en los albores del Estado nación: la frontera
oriental de Corrientes durante la segunda mitad del siglo XIX”. En Anuario de
Historia Regional y de las Fronteras. 22 (2). pp. 71-98.
Fecha
de recepción: 01/08/2016
Fecha
de aceptación: 17/03/2017
Raquel
Valeria Bressan: Becaria postdoctoral del CONICET . Doctora
en Ciencias Sociales (Universidad Nacional de General Sarmiento/Instituto de
Desarrollo Económico), Argentina. Magíster en Investigación Histórica de la
Universidad de San Andrés). Profesora Universitaria en Historia (Universidad
Nacional de General Sarmiento). Investigadora docente concursada del Instituto
de Ciencias de la Universidad de General Sarmiento, profesora asistente de la
asignatura Historia Argentina I (Instituto de Ciencias). Correo electrónico:
bressanrv@gmail.com y vbressan@ungs.edu.ar. Código ORCID: 0000-0003-0662-3842.
Territorial Disputes at The Dawn of The Nation State: The Eastern Border of Corrientes
During The Second Half of the Nineteenth Century
Abstract
The construction of the Argentine state unfolded
within a political environment where provincial boundaries were formulated out
of largely open frontiers. This paper seeks to explore this situation for the
case of Corrientes and it rebuilt different positions and arguments about how
boundaries must be defined during the second half past of 19th century, a
period in which the province struggled (and failed) to incorporate the Missions
territory under its jurisdiction. The analysis of various approaches to this
questions permits a broader understanding of how Argentine politicians hoped to
develop borderland spaces in more general terms and how the national Congress
sometimes acted as referee or mediator among contending factions.
Keywords: Argentina, Corrientes, Border, Territorial Rights,
Parliament.
Disputas sobre territórios na aurora do Estadonação: a fronteira oriental
de Corrientes durante a segunda metade do século XIX
Resumo
A organização do Estado nacional argentino implicou
uma significativa transformação na forma em que os Estados provinciais haviam
configurado seu território durante a primeira metade do século XIX, a partir da
existência de fronteiras abertas. Este artigo pretende reconstruir as distintas
posturas e argumentos que se colocaram e que delinearam a definição da
configuração territorial da província de Corrientes durante a segunda metade do
século XIX. Ainda que as diligências de Corrientes não alcançaram seus anseios
de incorporar a região das Misiones sob a jurisdição provincial, a análise de
diversas fontes permite evidenciar os pontos de tensão com respeito a qual era
a melhor forma de desenvolvimento para os territórios fronteiriços e como o
Congresso Nacional se constituiu em um âmbito privilegiado para arbitrar as
posturas políticas heterogêneas e determinar pautas de ação para os espaços
disputados.
Palavras-chave: Argentina, Corrientes, fronteira, lei territorial,
parlamento.
Las
historias nacionales otorgaron al territorio una cualidad preexistente y
natural que comulgaba con la idea de una nación también preexistente,
invisibilizando, así, los conflictos, los consensos y las diversas acciones que
incidieron en la conformación territorial de los Estados(1). Desde
hace varias décadas, la renovación en la historia, en la geografía crítica y en
la geopolítica como, asimismo, el intercambio metodológico entre estas
disciplinas y también con los enfoques provistos por la antropología, la
economía y la sociología, complejizaron la mirada y las formas de interrogar
este proceso de conformación espacial. El territorio y sus delimitaciones
dejaron de ser datos inmutables y pasaron a ser concebidos como una
construcción, el resultado de un conjunto de procesos sociales. Es desde esta
mirada que se ha estudiado la conformación de los límites internacionales –los
movimientos e intercambios fronterizos; la incidencia de los procesos bélicos;
las estrategias diplomáticas– y analizado las interacciones en las fronteras internas
–el rol de las sociedades indígenas; las formas de ocupación de la tierra; las
estructuras socioeconómicas y las prácticas y tradiciones políticas– como la
organización jurídico administrativa de estos espacios(2).
Dentro
de esta extensa y rica producción son escasos los trabajos que analizan las
disputas entre los gobiernos provinciales y el gobierno nacional por la
definición de las fronteras internas y el rol que desempeñaron las nuevas
instituciones liberales como el Congreso, en la construcción de estas
definiciones(3). Se debe tener en cuenta que a partir de las
revoluciones de independencia se produjo una alteración de las jerarquías
territoriales preexistentes y una fragmentación de las entidades político-administrativas(4).
En el Río de la Plata las provincias constituyeron “el primer fruto estable del
derrumbe del imperio español” y, durante la primera mitad de siglo XIX,
funcionaron como verdaderos Estados soberanos cuyas relaciones se articularon
en torno al derecho internacional vigente(5). Dentro de este
contexto, las provincias incorporaron en forma paulatina los espacios
considerados desiertos y, a su vez, desarrollaron prácticas y objetivos
institucionales y políticos en base a la existencia de fronteras abiertas. Sin
embargo, la constitución del Estado nacional implicó el desarrollo de nuevas
dinámicas institucionales y políticas con respecto a la ocupación y la
definición de las fronteras externas e internas.
En
el presente trabajo analizamos las disputas entabladas entre los gobiernos provinciales
y el gobierno nacional con respecto a los límites provinciales y a la potestad
sobre territorios que ambos consideraban bajo su jurisdicción. En particular,
focalizamos nuestro interés en las discusiones entre Corrientes y el Ejecutivo
nacional por el territorio de Las Misiones y en los mecanismos institucionales
e informales que se pusieron en juego para definir la configuración territorial
de la provincia.
La región de las Misiones que se ambicionaba ubicar tanto
bajo la esfera provincial como la nacional formaba parte de un espacio mayor
atravesado por los ríos Iguazú, Uruguay y Paraná, considerado estratégico para
el comercio y la vinculación de los pueblos en la cuenca del Plata. Ya desde la
etapa colonial y a lo largo del siglo XIX, esta área representó un espacio a
veces de convivencia y otras veces de disputa pero que también incluía extensas
zonas poco conocidas lo cual dificultaba la definición o la aplicación de los
límites establecidos en los diversos tratados negociados(6). Los
Estados nacionales formados en el siglo XIX incorporaron los pactos coloniales
en las negociaciones iniciadas en la década de 1850. En 1857 se revisó las
condiciones estipuladas por el tratado de San Idelfonso pero la inestable
situación política entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires
impidieron su ratificación. Asimismo, el control de Paraguay sobre la región
del Alto Paraná y sobre la navegación del río Uruguay chocaba contra los
intereses de Brasil y Argentina de extender su dominio y potenciar la
explotación forestal y de yerba mate en la región misionera y los intercambios
comerciales con la libre navegación del río Paraguay(7). Finalizada
la Guerra de la Triple Alianza desde Argentina y Brasil se desplegaron un
conjunto de medidas, no siempre articuladas, para avanzar sobre la región
misionera. Así desde el oriente y el occidente se realizaron viajes
exploratorios para obtener datos y construir una cartografía más eficiente; se
fundaron pueblos y colonias y se elaboraron distintos proyectos para la
navegación a vapor y la instalación de vías férreas. Luego de varios intentos
de resolver el conflicto limítrofe por la vía diplomática, recién en 1895 y mediante
la arbitración de Estados Unidos, se fijó que la línea divisoria entre ambos
países se constituía a través de los ríos Pepirí Guazú y San Antonio(8).
Consideramos que el estudio de los debates por la región
de las Misiones entre fines de la década de 1870 y principios de 1880, un
momento en que los límites entre la Argentina y Brasil aún se hallaban en
proceso de definición, resulta relevante para avanzar en los procesos de
construcción de los Estados latinoamericanos durante el siglo XIX. En este sentido,
el análisis del proceso de configuración territorial de Corrientes nos permite
comprender las tensiones y los mecanismos institucionales en la construcción de
las fronteras internas y, a la vez, entender qué concepciones sustentaron
determinadas estrategias de administración territorial como medio de garantizar
la jurisdicción argentina en las zonas fronterizas en disputa con otros países.
El proceso de expansión de las fronteras que se desplegó
en la región del Litoral al finalizar la etapa revolucionaria fue impulsado por
un conjunto de políticas institucionales que buscaban incorporar nuevas tierras
especialmente para el desarrollo de una ganadería extensiva. A partir de fines
de la década de 1820, la provincia de Corrientes comenzó a extender sus
fronteras orientales al incorporar bajo su jurisdicción parte de los quince
pueblos que integraban las denominadas Misiones Occidentales la cuales
comprendían la actual provincia de Misiones y el sector Este de Corrientes.
Mediante el Acuerdo del Cuadrilátero, suscrito por las
provincias de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe en 1822, se había
reconocido a Misiones como un Estado autónomo y fijado sus límites con
Corrientes a lo largo del río Miriñay y su prolongación hacia el norte hasta la
Tranquera de Loreto (actual Ituzaingó). Sin embargo, el desorden político y
administrativo vivenciado en esta provincia a causa de las constantes incursiones
brasileñas y paraguayas, propició que los indios misioneros de los pueblos de
San Miguel, Loreto y La Cruz firmasen un acuerdo en el cual sometían sus
territorios a la autoridad correntina con el fin de conservar la integridad de
los mismos. De esta forma, el poblamiento correntino se extendió por los campos
misioneros principalmente en el inmenso ángulo comprendido entre los ríos
Uruguay y Miriñay hasta el río Aguapey, donde la república del Paraguay
controló hasta la década de 1860 el puente terrestre ubicado entre el alto
Paraná y el alto Uruguay que conectaba la localidad paraguaya de Itapúa con la
brasileña de San Borja(9).
En 1870 el desenlace de la Guerra del Paraguay reforzó
las aspiraciones de la dirigencia correntina de incorporar el territorio de las
Misiones Occidentales en su totalidad. Aunque era un área poco conocida, en el
imaginario de este sector, las Misiones representaban enormes riquezas vírgenes
a explotar que se hallaban bajo la amenaza de ser expropiadas por el avance de los
brasileños. Para contrarrestar esta amenaza, se llevó a cabo desde los
sucesivos gobiernos provinciales una política de fundación de pueblos combinada
con el desarrollo de proyectos de infraestructura para la comunicación y el
transporte que permitieran una articulación más fluida entre las nuevas áreas
pobladas y los departamentos más antiguos.
Así, durante las décadas de 1860 y 1870 el
establecimiento de líneas regulares de navegación a vapor en el Alto Paraná y
el Alto Uruguay y la articulación de estas con las vías férreas y los caminos
carreteros construidos en la frontera oriental de Corrientes y Entre Ríos
dieron aliento a los nuevos pueblos situados en la costa del Alto Paraná al
permitir su integración al dinámico circuito mercantil articulado a través del
puerto entrerriano de Concordia. El aumento de la población en esta zona en
forma, paralela al incremento de la explotación de la yerba mate y la madera de
los bosques misioneros, motivó la creación del departamento de Candelaria y la
designación del paraje de Trinchera de San José (actual Posadas) como ciudad
cabecera del mismo(10).
Figura 1.
Evolución de los límites provinciales hasta 1871.
Fuente:
Maeder, Ernesto y Gutiérrez, Ramón. Atlas
histórico del nordeste argentino (Resistencia: Instituto de Investigaciones
Geohistóricas/Universidad Nacional del Nordeste, 2003).
Si bien a lo largo de cuarenta años se incrementó
notablemente el avance de la frontera oriental correntina sobre los territorios
misioneros a través de la ocupación efectiva como se observa en la Figura 1;
desde el punto de vista legal resultaban ínfimos los progresos en el recorrido
para definir los límites de Corrientes y su derecho para incorporar estos
territorios bajo su jurisdicción. Se debe tener en cuenta que en 1862, con la
sanción de la ley nacional número 28, se había dado un primer paso en pos de la
organización de los límites internos de la Argentina. En ella se determinaba
que: “[...] todos los territorios existentes fuera de los limites, o posesión
de las Provincias, son nacionales, aunque hubiesen sido enajenados por los
Gobiernos Provinciales desde el 1° de Marzo de 1853”(11). Sin embargo, como al momento de sancionarse
la ley existían reclamos jurisdiccionales de las provincias sin resolución
también se incluyó un artículo que señalaba que se analizaría para cada caso la
documentación presentada por las provincias para fijar sus límites. De esta
forma, la ley asentó la concepción de dos unidades sub-nacionales: las
provincias y los territorios nacionales. Pero a su vez, la inclusión de este
artículo también propició un marco de incertidumbre sobre los espacios cuya
jurisdicción estaba en disputa. Principalmente porque hasta 1881, si bien la
Nación adscribía bajo su jurisdicción los denominados territorios nacionales,
estos eran áreas marginales donde el Estado aún no había establecido cuáles
eran y cómo se fijarían sus límites ni configurado las formas de estructuración
administrativo-institucional que regirían en ellos.
A principios de 1870, Nicasio Oroño, senador por la
provincia de Santa Fe, y Bartolomé Mitre, senador por la provincia de Buenos
Aires presentaron dos proyectos en el Congreso donde planteaban que los límites
debían ser fijados en base a accidentes geográficos o mediciones astronómicas,
en tanto eran considerados criterios científicos y, por tal motivo, una forma
adecuada para superar los conflictos que la cuestión de la delimitación había
desencadenado en el país(12). Frente a esta propuesta, un conjunto
de senadores priorizaron la validez de los criterios históricos, conformados
por la documentación colonial y del período de independencia y la posesión de
hecho(13). Juan Eusebio Torrent, senador por Corrientes y uno de los
fervientes defensores del argumento histórico, consideró que estos debates
presentaban una ocasión propicia para plantear el reclamo territorial de su
provincia. Para ello reunió un corpus
documental que respaldaba el reclamo sobre el territorio de las Misiones pero
en el recinto legislativo se decidió postergar su tratamiento hasta la
resolución de los límites internacionales(14).
La rebelión política de 1872 que expulsó a los liberales
del gobierno Correntino, sumada a los movimientos armados en la vecina Entre
Ríos, provocaron un paréntesis en el interés de regularizar los límites
provinciales(15). Sin embargo, desde mediados de la década la
definición del estatus jurídico de las Misiones comenzó a cobrar singular
importancia tanto en la esfera provincial como en la nacional. En 1876 se
aprobó el tratado de límites con Paraguay y, en el mismo año, se sancionó la
ley nacional número 817 de Inmigración y colonización. En ella se referían a
los territorios nacionales de forma más específica, incluyendo a la región de
Misiones dentro de los mismos, a la vez que indicaba la conveniencia de iniciar
su colonización. Bajo esta premisa, el 27 de febrero de 1877 por decreto
presidencial se concedió a Otto Rosse, como representante de una Sociedad Anónima de Colonización del Alto
Uruguay, dos secciones de tierras en Misiones, en el espacio geográfico
donde estuviera asentada la reducción de Mártires(16).
Una parte de la dirigencia correntina, integrantes del
denominado partido nacionalista, protestó enérgicamente desde la prensa local
frente a lo que consideraban “un desconocimiento de los derechos que tiene la
provincia al territorio” y que las medidas adoptadas por el ejecutivo nacional
se orientaban a la “desmembración del territorio correntino”(17). En
paralelo, los miembros del ejecutivo provincial comenzaron a tomar medidas
concretas. En marzo el ministro de gobierno, Manuel Derqui, acordó con el
presidente que no se otorgarían concesiones hasta que el Congreso fijara por
ley los límites interprovinciales. Para sustentar el reclamo de Corrientes, el
gobernador José Luis Madariaga creó el 5 de abril de 1877 una Comisión para
organizar una colección de documentos probatorios de los derechos que asistían
a la Provincia sobre el territorio de Misiones. El trabajo de la comisión, que
completó la labor de Juan Eusebio Torrent, fue presentado en el mes de agosto
de ese mismo año y se elevó al Congreso(18).
Sin embargo, la clara escisión política del elenco
político correntino agregó una nueva variable que influiría notablemente en las
disputas entre la Nación y la provincia por el
territorio misionero. Los miembros de uno y otro partido poseían
significativos contactos políticos a nivel nacional con los cuales respaldar su
reclamo. Por ejemplo, el autonomista Manuel Derqui había sido designado
Ministro Plenipotenciario en Paraguay y su labor para resolver en 1876 la
cuestión de límites con Argentina había sido ampliamente reconocida. Asimismo,
había estrechado lazos durante la década de 1870 con Dardo Rocha y Aristóbulo
del Valle, senadores por Buenos Aires, y con Julio Roca, quien tenía una
destacada trayectoria militar y sería elegido presidente en 1880. Por otra
parte, Juan Eusebio Torrent, uno de los principales referentes del
nacionalismo, había forjado desde la década de 1860 amistad con Bartolomé
Mitre, al cual acompañó en la fórmula presidencial para la candidatura de 1874;
con Rufino de Elizalde, Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, y con los
senadores por Santa Fe Nicasio Oroño y Joaquín Granel(19).
Más allá que la incorporación de las Misiones a la
jurisdicción correntina era un objetivo común de los sectores dirigentes de esa
provincia y que junto a las medidas tomadas por el gobierno provincial se
contaba con sectores influyentes para respaldar el reclamo, su tratamiento en
el Congreso estuvo atravesado por las disputas por el control del poder a nivel
local que se desplegaron en los últimos años de la década de 1870. En 1877 los
autonomistas controlaban el poder ejecutivo y los nacionalistas dominaban las
bancas en el Congreso nacional, a su vez, a fines de ese mismo año se debían
renovar los cargos de gobierno. Dentro de este contexto, el tratamiento de la
cuestión Misiones fue concebido como una estrategia para reforzar las
posiciones de unos y otros en la contienda electoral. Los nacionalistas
correntinos consideraron que aquel era el momento óptimo para instalar en la
agenda parlamentaria de 1877 la cuestión de Misiones pero los autonomistas no
compartían esta postura y se opusieron férreamente a que la cuestión se tratase
ese año. Los miembros del ejecutivo provincial temían que los diputados
nacionalistas se arrogasen el rédito de una resolución favorable en la cuestión
Misiones, lo cual afectaría su posición de poder, la cual no estaba consolidada
a nivel local, como se puede deducir del pedido de Severo Fernández, secretario
general de gobierno, a Dardo Rocha:
Creo conveniente que el Congreso postergue
este año el asunto Misiones, nuestros diputados son todos contrarios nuestros y
han de tratar el asunto bajo el prisma político para procurar perjudicarnos aquí
[…] Si el asunto Misiones se resolviese este año tendríamos infaliblemente la
siguiente consecuencia: si ganamos nuestros diputados nacionales han de querer
darse aires de victoriosos explotando su ardid y si perdemos (lo que no creo)
han de decir que este gobierno ha sido el causante de la pérdida, como al
principio dijeron ya que éramos nosotros los que entregábamos el territorio.
Si la cuestión se postergara para el año
próximo, tendríamos ya representación nuestra en el Congreso, mejor que la
actual, habrán cesado Díaz, Rivera y Lagraña, cuestión gobernador habrá pasado
ya aquí y todo andará entonces sin cuidado(20).
Si bien los autonomistas lograron aplazar los debates, la
coyuntura política de los años siguientes no fue tan auspiciosa. Las
movilizaciones armadas que tuvieron lugar en la provincia, primero en 1878 a
causa de la disputa por la elección del gobernador y en 1880 por la adhesión de
Corrientes a la rebelión de Carlos Tejedor, aplazaron el tratamiento de la
cuestión Misiones por un período mucho más largo que el que habían previsto los
autonomistas correntinos. A ello se sumaba que la inestabilidad política imperante
luego de estas movilizaciones y dos intervenciones nacionales, debilitó la
posición de los sectores dirigentes correntinos dentro del juego de alianzas en
la arena política nacional(21).
La
cuestión Misiones en el contexto nacional
Durante
la sesión de apertura del Congreso en 1881, el presidente Julio Argentino Roca
remarcó en su mensaje la imperiosa necesidad de dictar una ley definitiva que
determinase los límites de los territorios nacionales para que estos espacios
se poblaran y se transformaran definitivamente bajo la acción fecunda de la
industria. En este mensaje, Roca proponía seis espacios concretos que podían
ser declarados nacionales: el Territorio del Pilcomayo, el Territorio del
Bermejo, el Territorio del Gran Chaco, el Territorio de las Misiones, el
Territorio de Las Pampas y el Territorio de Río Negro(22).
De
esta forma, se colocaba en primer plano la principal cuestión que el elenco
correntino había arrastrado sin resolución desde la década de 1860 pero
planteado desde un ángulo completamente distinto al de su enfoque: pues se
integraba a las Misiones dentro de los espacios considerados desiertos y faltos
de civilización a los cuales sólo el concurso de la nación podía integrarlos
definitivamente a la República y al sendero del progreso.
Entonces, dentro del contexto nacional, debe comprenderse
que la federalización del territorio de las misiones no obedeció a un hecho
aislado −si
bien fue presentado sistemáticamente por algunos autores como una represalia
concreta por la alianza de los liberales correntinos con Tejedor(23)−
sino que formaba parte de un programa de largo plazo que buscaba extender el
control y la administración del orden nacional a todos los territorios
considerados marginales como, asimismo, se proponía resolver y delinear en paz
las fronteras con los países vecinos mediante acuerdos y arbitrajes.
Aquel proceso tuvo dos fases distintas, por un lado, se
encontraban los pasos dados para constituir herramientas jurídicas que
definieran los límites de los territorios que quedaban bajo potestad de la
Nación y, por otro, lograr la ocupación rápida y concreta de esos territorios.
Desde la presidencia de Nicolás Avellaneda, entre 1874 y 1880, se buscó
despejar la indefinición con respecto a los límites de los territorios bajo
potestad nacional y se avanzó con pasos firmes en pos de la definición de los
límites internacionales y en el inicio de las tareas de apropiación de los
ámbitos que no estaban bajo dominio del Estado nacional, pasos que fueron
continuados en el período siguiente. Dentro del conjunto de nuevas medidas que
se llevaron a cabo se encontraban la ley de Inmigración y colonización de 1876
y las leyes número 576, 947 y 1149, que organizaban las gobernaciones del Chaco
(1872), la Patagonia (1878) y de las Misiones (1881). En el sur, la campaña al
desierto de 1879, permitió la incorporación de una ingente cantidad de tierras
a la producción agropecuaria y logró afianzar la soberanía sobre la Patagonia
que era disputada por Chile. En la frontera chaqueña se realizaron siete
expediciones militares entre 1870 y 1884, cuyo objetivo era avanzar en una
ocupación militar progresiva que se extendió en esta etapa hasta el río
Bermejo. Aquellas acciones de ocupación militar fueron acompañadas por las
gestiones llevadas a cabo en materia de política internacional. El tratado
firmado en 1876 definió los límites con Paraguay y se fijó como línea divisoria
el río Pilcomayo, aunque se postergó la resolución de la Villa Occidental que
sería sometida a arbitraje norteamericano. Por otra parte, los acuerdos
firmados con Chile en 1881 afirmaron los derechos de Argentina sobre la
Patagonia oriental(24).
El crecimiento y la expansión que se registró desde
finales de la década de 1840 en la región de las antiguas Misiones Jesuíticas,
tanto en términos económicos, demográficos y estratégicos, incrementó
notablemente el interés y los conflictos por los derechos territoriales de esta
zona fronteriza. La virulencia alcanzada por los pleitos en torno a la región
de las Misiones, propició la celebración de varios tratados entre Argentina y
Brasil que no pudieron ser ratificados(25). Asimismo, desde la
creación de la provincia de Paraná en 1853, sus dirigencias buscaron consolidar
la idea que la provincia era estratégica para la defensa de los límites con
Paraguay y Argentina y el gobierno nacional debía dirigir sus recursos para
avanzar en la colonización de la frontera. Si bien este objetivo no se logró en
un principio, luego de la Guerra de la Triple Alianza se comenzó a discutir
diversos planes para abrir caminos hacia la margen izquierda del río Paraná.
Entre ellas se destacaba la autorización del gobierno imperial al Barón de Mauá
para que realizara en 1876 estudios para la construcción de una vía férrea que
ligara a Curitiba con Miranda y la instalación de líneas de vapor en los ríos
Paraná, Ivaí, Brillante y Mondego. Además, frente a lo que las autoridades
paranaenses concebían como una explotación ilegal de los yerbales en los campos
de Eré, Piquirí e Iguazú por parte de los correntinos, comenzaron a instalarse
desde 1878 colonias militares como estrategia colonizadora(26).
Frente a las dificultades para resolver la definición de
límites, tanto desde el lado argentino como el brasileño se había optado por
avanzar en la ocupación directa del área de frontera. Pero desde fines de 1870
en el ejecutivo nacional argentino se fortaleció paulatinamente la convicción
que la mejor respuesta para resolver el problema jurisdiccional se centraba en
colocar este territorio bajo el control federal(27).
Figura 2.
Área de litigio entre Argentina y Brasil.
Fuente:
Boutin Leónidas. “Colonias
militares na Provincia do Paraná”, en Separata
do Boletim HIGEP, núm. 33, Curitiba, 1977.
En
suma, la federalización de Misiones no puede comprenderse cabalmente aislada de
aquel contexto general de expansión de la ocupación efectiva, tanto desde
Brasil como de Argentina, de los territorios considerados marginales y del
proceso de construcción de un marco jurídico de definición de los límites
territoriales. Sin embargo, el territorio de Misiones presentaba
particularidades que las diferenciaban muy claramente de los otros cinco
espacios visualizados como territorios nacionales. Las jurisdicciones
administrativas creadas en esta zona durante la etapa colonial y el período
revolucionario, la disolución de los Pueblos de las Misiones y la incorporación
de algunos de ellos a la jurisdicción correntina durante la primera mitad de
siglo XIX, sumado a la creación de nuevos departamentos, constituyeron un
proceso y un factor que dificultó su visualización dentro del conjunto de áreas
vacías de civilización, el cual se
puso en juego en las disputas por la definición de su estatus ya fuera como
parte de la provincia de Corrientes o como territorio nacional.
Figura 3. Departamentos
creados por la cámara legislativa correntina en el territorio de Misiones.
Fuente:
Stefañuk, Miguel Ángel. Evolución de la
cartografía de Misiones (Posadas: Montoya, 1991).
El Congreso desempeñó un rol decisivo en la configuración
territorial de las provincias y de los territorios nacionales en tanto los
límites propuestos para unos y otros debían ser aprobados en este recinto legislativo.
Como señaló Gianfranco Poggi, el Congreso no transmite simplemente los impulsos
originados en otras partes, sino que es el ámbito por excelencia de discusión y
de procesos vitales para la toma de decisiones(28). En este sentido,
consideramos que el rol de esta institución no se basó en cubrir con un manto
de legitimidad los proyectos de límites diseñados previamente por el ejecutivo
nacional, si no que estos se delinearon a partir de los debates y las
negociaciones entabladas en las Cámaras.
Asimismo, se debe tener en cuenta que las argumentaciones de los
legisladores se inscribían dentro de un horizonte republicano acerca de las
funciones del Congreso que ya se había delineado durante la etapa de la
Confederación y se consolidó en las décadas siguientes: las leyes debían
procurar un proceso de transformación y modernización socioeconómica que
garantizaran el bienestar general(29).
¿Cuál era la solución que garantizaría el bienestar
general en la cuestión de límites? La prensa también desempeñó un rol
significativo en la construcción de una respuesta a esta pregunta. La prensa
decimonónica constituía una de las principales herramientas para la discusión
de todos los desafíos vinculados a la constitución y administración de los
Estados nacionales y a través de sus páginas se buscaba legitimar determinadas
posturas al interior de estas disputas(30). Por este motivo,
previamente al análisis de los debates parlamentarios presentamos cómo, a
través de los artículos publicados en La
Tribuna Nacional y en La Nación,
se buscó consolidar una determinada imagen, desde la cual se respaldaría los
reclamos del ejecutivo nacional o de Corrientes con respecto a la región de
Misiones.
En julio de 1881, el presidente Roca emitió un mensaje al
Congreso en el que se planteaba la necesidad de declarar territorio nacional a
la región de Misiones, la cual, bajo la indebida apropiación de Corrientes, se
había subsumido en el atraso y el aislamiento. Desde mayo y hasta finales de
diciembre, cuando se sancionó la ley de federalización del territorio, la
prensa porteña se posicionó a favor y en contra de esta postura con el objetivo
de legitimarla o deslegitimarla e influir en los debates en el Congreso. Dentro
del frondoso periodismo porteño, La
Tribuna Nacional y La Nación
dedicaron numerosos editoriales a lo largo de estos meses en relación con el
tratamiento de la cuestión Misiones(31).
La
Tribuna Nacional era el diario oficial, salió a la venta por
primera vez en octubre de 1880, y constituyó la principal herramienta para legitimar
las medidas y posturas tomadas desde el gobierno, explicitaba sus objetivos y
se defendía de sus adversarios(32). A través de sus páginas, se
construyó una imagen de severo deterioro del territorio de las Misiones, cuyo
gran potencial productivo era desperdiciado. Aquella imagen era presentada por
el diario como resultado de un proceso extendido a lo largo del siglo XIX, por
el cual la zona se había despoblado, perdiendo todo vestigio de civilización; y
por ello, a pesar de poseer un pasado muy distinto, era equiparable al desierto patagónico o al chaqueño. Más
aún, la provincia de Corrientes en “su ambición por las grandes extensiones
territoriales”, se había constituido en un obstáculo para su progreso y en
cincuenta años de “indebida posesión” nada había realizado para transformar la
realidad de aislamiento y retraso de uno de los espacios más ricos de la
Argentina. Por tanto, la conclusión a la que arribaba el impreso era sin duda
imperativa: solo en las manos de la Nación era posible corregir este proceso(33).
Los relatos construidos sobre las Misiones sustentaron la idea de un territorio
desarticulado de la República, donde imperaba la anarquía y el distanciamiento
de la ley, hecho que se reconocía a partir de una única actividad existente: el
contrabando de yerba y de ganado.
La metáfora del desierto
remitía a todas las áreas desconocidas, de las cuales se carecía de
conocimiento geográfico, dominadas por la naturaleza salvaje y habitadas por
los pueblos indígenas. Desierto significaba entonces vacío de civilización, una
construcción simbólica que acompañó los
procesos de expansión y consolidación territorial de los estados nacionales
latinoamericanos(34). Aunque desde el discurso de La Tribuna Nacional se buscó englobar a
la región de las Misiones en su totalidad bajo la categoría de desierto, sólo el área en litigio con
Brasil podía ser ubicaba dentro de estos parámetros. Por este motivo, La Nación combatió tanto esta imagen
como la que se presentaba sobre la gestión realizada por la provincia de Corrientes
como argumentos para federalizar el territorio misionero. El diario de
Bartolomé Mitre se había erigido durante la década de 1870 en un baluarte desde
el cual los nacionalistas correntinos buscaron solventar su postura ante
diversas situaciones y con el cierre de la mayoría de sus periódicos desde la
revolución de 1880, sumado al exilio de este sector, se potenció el rol del
periódico como ámbito donde ellos podían desplegar su pluma(35).
En aquel periódico, desde el editorial y desde los
artículos especiales redactados por colaboradores correntinos, se presentaron
tres ejes de discusión frente a la propuesta del Ejecutivo nacional. En primer
lugar, se argumentaba que la existencia de un territorio nacional pensado como
medio para resucitar el esplendor de las Misiones representaba una idea con la
que nadie podía estar disconforme. Ahora bien, desde sus páginas se cuestionaba
que este fuera el mejor medio para alcanzar este objetivo. Si una de las bases
de su ruina era el atraso demográfico, del cual se responsabilizaba a
Corrientes, el gobierno nacional tampoco había demostrado obtener buenos
resultados en el objetivo de sanear el problema de la escasez de población y
arraigar la inmigración con el sistema de colonias. Por el contrario, la mala
administración de las colonias, la falta de supervisión adecuada y el abuso de
varios agentes nacionales afectaron los intereses de los colonos y de la
Nación, llevando al fracaso a varios de estos emprendimientos(36).
En segundo lugar, precisamente, se denunciaba el falso
retrato de la ruina de la región y se señalaban como evidencia los datos
estadísticos de los censos nacionales y provinciales referentes a población,
tierras distribuidas en enfiteusis,
las propiedades urbanas y rurales, el número de cabezas de ganado, la
producción de yerba y la actividad comercial que corroboraban esta denuncia y
desmontaban las afirmaciones del ejecutivo:
En 1753, época del esplendor de Misiones,
bajo la administración jesuítica, tenían estas, según Azara, 10.394 familias
con 43.089 habitantes. ¿Qué población tiene, según el censo provincial
levantado en marzo de 1879 por la ley de la legislatura de Corrientes?
Esas ruinas y desiertos, según el Mensaje,
tenían hace dos años 32.472 habitantes que llegaran hoy ya por lo menos a
35.000…
En 1854, el Gobierno de Corrientes mandó a
levantar el Censo de Misiones y dio este resultado: 4.425 habitantes. En 1857
ascendió la población a 5.734, según el censo oficial, llegando en los 24 años
siguientes a 35 mil, lo que no tiene parecido en América del sur.
¿Puede llamarse a un territorio con semejante
población, ruinas y desiertos, como
dice el Mensaje del Gobierno?(37)
El tercer eje se centraba en una crítica con respecto a
cómo el gobierno provincial se había desenvuelto en la cuestión Misiones. El
régimen instalado en 1880, era conducido por “un gobernante más ignorante que
Andresito” y donde no se respetaba el sistema “representativo, republicano y
federal ni siquiera en la forma”. Desde
los artículos se explicaba que se daba una relación entre el gobierno nacional
y provincial a partir de la cual a cambio de obediencia el presidente daba
libertad para cometer toda clase de irregularidades. Bajo este contexto,
señalaba el periódico que debía ser entendido el camino tomado en la cuestión
Misiones, donde el gobierno correntino controlado por los autonomistas, además
de no oponerse a que se nacionalizara un territorio que consideraban por
derecho bajo la jurisdicción de la provincia, se entregaron tierras a los
funcionarios y los oficiales a precios irrisorios:
Es posible que una cosa parecida les haya
dicho [Roca] hoy a sus amigos de esta [por Corrientes] con motivo del asunto
Misiones; por ejemplo, les habrá dicho –“Salven su dignidad ante sus propios
comprovincianos, dando un manifiesto cualquiera, y no me combatan ni resistan
al proyecto; y repártanse entre ustedes también la tierra expropiada antes que
vaya a la acción nacional”. Esa más o menos ha de ser la moral del negocio(38).
Por lo tanto, los redactores del diario de Bartolomé
Mitre plantearon efusivamente que si el gobierno de Corrientes no podía
defender los derechos legítimos de la provincia, eran los legisladores
nacionales quienes debían asumir esa causa.
En los debates realizados en el Congreso, el
reconocimiento que la región de Misiones no era un desierto sino que existían
áreas ocupadas por Corrientes fue central para orientar la discusión con
respecto a cómo se debían fijar los límites entre provincias y territorios
nacionales y en qué forma debía proceder el Congreso en estos casos. Todos los
legisladores acordaban en la rigurosidad con que el tema debía ser tratado en
tanto, al referirse a la primera ley especial de límites que el Congreso
dictaba para una provincia, sentaría un precedente para dirimir cuestiones
similares que se presentarían en el futuro(39). En 1878, ya se había
sancionado una ley para delimitar los territorios nacionales del sur y que
comprometía también los límites de las provincias de Buenos Aires, Córdoba,
Mendoza y San Luis. Sin embargo, a diferencia de la cuestión Misiones, esta ley
se basó en un acuerdo transaccional en el que la Nación cedía a las provincias
las tierras más ricas y cercanas a la frontera sur, que aún no estaban ocupadas
en ese momento, a cambio de que abandonasen sus pretensiones sobre tierras más
lejanas(40).
El proyecto presentado por el Ejecutivo nacional, en
cambio, incluía como límite oeste del territorio nacional el río Aguapey, por
lo tanto, se consideraba parte del nuevo territorio la totalidad de los
espacios incorporados por la provincia desde la mitad de siglo y los
departamentos de Paso de los Libres, Santo Tomé, La Cruz creados desde la
década de 1830 por el avance de la frontera oriental (ver Figura 1). La legislatura
correntina elaboró un contundente manifiesto presentado al Congreso frente a lo
que consideraba un avasallamiento del ejecutivo nacional sobre los derechos de
su soberanía local “[...] desde que es público que en faz de toda la Nación
Corrientes tiene posesiones por medio de sus poblaciones, industrias y
propiedades de sus hijos, mucho más adelante del Aguapeí al Este”(41).
La comisión evaluadora del proyecto decidió reformularlo y fijar como límite
oriental de Corrientes el río Uruguay y los arroyos Chimirai y Pindapoi y la
línea más directa que los uniese(42).
En los debates en el senado, el sanjuanino Rafael
Irgarzábal señaló que la Constitución había arrogado al Congreso la función de
determinar los límites interprovinciales y que la ley de 1862 establecía que
pertenecía al dominio provincial todos los territorios ocupados hasta el 1 de
mayo de 1853. De tal forma, todos los territorios no ocupados por las
provincias hasta esa fecha pertenecían a la Nación y ese era el criterio que se
debería utilizar en cuestión de límites. En el caso particular de Corrientes,
el proyecto modificado otorgaba una zona mayor a la que obtendría bajo ese
criterio y, así, se compensaba los esfuerzos de la provincia invertidos en el
desarrollo de la zona misionera(43).
El representante por Buenos Aires, Carlos Pellegrini
refutó la postura de su colega al plantear que la Constitución reconocía la
existencia de territorios nacionales en calidad de territorios despoblados. Por
lo tanto, al fijar los límites de una provincia se debía considerar todos los
territorios por ella poblados al momento de ese procedimiento. Si el Congreso
se aferraba a los límites existentes en el año de 1862 pondría un límite al
acrecentamiento del progreso. Asimismo, el senador porteño consideraba
inconstitucional el proyecto de creación del territorio nacional de Misiones
porque representaba la federalización de un espacio provincial.
En la cámara de diputados, Felipe Yofré argumentaba que
uno de los criterios a tener en cuenta eran los propios límites y territorios
reconocidos por las provincias en sus Constituciones. En el caso particular de
Corrientes, su Carta magna de 1852 no fijaba sus límites y no reconocía ninguna
sección electoral más que Restauración en el territorio de las Misiones. Por lo
tanto, resolvía el diputado cordobés que si en 1853 “[...] el territorio de
Misiones no era una provincia ni pertenecía a Corrientes, según lo demostrado,
si por nuestro derecho público todo lo que no es territorio de la Provincia es
territorio Nacional, se sigue forzosamente que Misiones pertenece a la Nación”(44).
No obstante, en forma similar a la de Pellegrini, reflexionaba que el Congreso
no podía establecer los límites de las provincias en forma absoluta y
arbitraria porque esto significaría desconocer la historia de las provincias,
pero, a diferencia del legislador bonaerense, Yofré ponderaba que el proyecto
formulado en el senado era justo ya que reconocía bajo la jurisdicción de
Corrientes una porción mayor de territorios que los que esta poseía en 1853.
El segundo eje incorporado a los debates en ambas
cámaras, expuesto principalmente por los legisladores correntinos y avalado por
varios senadores y diputados de otras provincias, se centró en la injusticia
que representaba para Corrientes la creación del Territorio Nacional de
Misiones. Este reclamo se inscribía dentro de lo que se consideraba una
relación justa entre los que la provincia aportaba a la Nación y lo que
percibía en retribución de esta. En este sentido, los senadores Miguel Gelabert
y Santiago Baibiene y el diputado José Luis Madariaga, planteaban que
Corrientes siempre había defendido con recursos propios las fronteras de la
Nación e incluso durante la Guerra del Paraguay, los correntinos habían
impedido el avance de las tropas paraguayas durante varios meses sin el auxilio
de las fuerzas nacionales; sus puertos contribuían a incrementar los tesoros de
la nación y sus rentas fiscales habían formado parte del presupuesto de Guerra
que permitió extender el dominio nacional al sur y al norte del país. Poco era
lo recibido a cambio de los sacrificios de Corrientes y arbitraria era la
conducta con la distribución del progreso, como planteaba Madariaga:
No se me dirá que la
provincia de Santa Fe ha progresado únicamente con sus propios elementos. No,
señor presidente, es debido a la mano generosa y protectora de la Nación y del
Congreso argentino […]
La provincia de Entre Ríos se encuentra más o
menos en las mismas condiciones que la de Santa Fe a 16 horas de los grandes
mercados de Buenos Aires y Montevideo […] llevado lo que consume de estos
grandes centros con un recargo de solo el 4 0 5 por ciento; mientras que lo que
se lleva a Corrientes por la misma vía tiene un recargo del 10, 20 y hasta el
30 por ciento de recargo debido a las largas distancias y a los inconvenientes
que ofrece el tránsito por que la Nación no ha gastado ni un solo peso para
mandar a construir una sola alcantarilla en su camino y mucho menos un puente
sobre sus caudalosos ríos que bañan toda la provincia(45).
No obstante, este reclamo no fue utilizado para combatir
el proyecto de federalización. Esta línea discursiva tenía como objetivo dejar
asentado que la renuncia de las aspiraciones de Corrientes al territorio de
Misiones constituía uno más de los sacrificios hechos por la provincia –sin
recibir nada a cambio– para el crecimiento de la República, en tanto, como
señalaban Gelabert y Madariaga, no se desconocía el derecho de la Nación sobre
la región despoblada de Misiones, pero los límites demarcados por el proyecto quitaban
a la jurisdicción provincial dos poblaciones importantes, Candelaria y San
Javier, con siete mil habitantes.
Consideramos relevante subrayar los planteos y las
acciones de los legisladores correntinos en estos debates. La postura en el
Congreso no era homogénea con respecto al proyecto de federalización pero en
este escenario, el reclamo acerca de la
injusticia cometida con Corrientes en la cuestión Misiones y la falta de
recompensas otorgadas a esta a cambio de sus sacrificios, no fueron utilizados
por los legisladores correntinos como argumentos para cambiar el rumbo de la
discusión y pedir la colaboración de la Nación para el desarrollo de Misiones
como parte integrante de la provincia. Por el contrario, con la excepción de
Baibiene, todos los legisladores de Corrientes votaron a favor del proyecto.
Durante las sesiones en el Congreso no fue posible
alinear a los legisladores tras la propuesta planteada por Pellegrini. Las
fuertes discusiones entre Gelabert y Baibiene, responsabilizando a las acciones
del partido del que cada uno era miembro por el caos en que se hallaba
sumergida la provincia; el mal manejo del tesoro provincial y las graves
irregularidades en la venta de las tierras fiscales en la región de Misiones,
constituyeron elementos que favorecieron el convencimiento que, incluso con la
ayuda de la Nación, Corrientes resultaría incapaz de desarrollar y controlar
las zonas Misioneras designadas para su nacionalización(46).
La ley del 22 de diciembre de 1881 fijó como límites para
Corrientes el río Paraná al oeste; el Alto Paraná al norte; los arroyos
Chimirai y Pindapoi y el río Uruguay al este y los ríos Mocoretá y Guayquiraró
al sur (ver Figura 4.). De modo tal, que los límites fijados por el Congreso no
respondían a lo proyectado desde el ejecutivo nacional ni comulgaban con las
expectativas de largo aliento de los correntinos. Por el contrario, en un
contexto en que varías provincias se hallaban en proceso de definir su
configuración territorial, estos límites expresaban una postura intermedia
donde los congresistas equilibraron los intereses de las provincias en general,
al reconocer como parte de Corrientes los territorios que esta había
incorporado en la margen oriental del río Uruguay, con los intereses de la
Nación al incluir dentro del territorio nacional los dos departamentos,
Candelaria y San Javier, que se encontraban en la zona de litigio con Brasil.
Por último, debemos señalar que la legislatura provincial
dictó el 22 de agosto de 1882 una ley que cedía, frente a la solicitud del
ejecutivo nacional, una superficie de 632 kilómetros cuadrados que incluía el
pueblo de Posadas para que este se convirtiese en la capital del nuevo
territorio nacional de Misiones. El 16 de junio de 1883 se trató en el Congreso
el petitorio del presidente para la aprobación de esta cesión. En esta ocasión,
Aristóbulo del Valle argumentó la inconstitucionalidad de la donación, que no
podía ser realizada por una legislatura, ni tampoco nacionalizar un territorio
que por ley había sido declarado parte de una provincia. Sin embargo, con el
respaldo de esta donación por parte del propio
ejecutivo correntino y de los legisladores provinciales y nacionales,
triunfó el pedido del presidente. Así finalmente, con la ley nacional 1437, el
territorio provincial se modificó una vez más y se determinó en este proceso
sus límites actuales(47) (ver Figura 4.).
Figura 4. Límites
de Corrientes establecidos por las leyes de 1881 y 1883.
Fuente:
Maeder, Ernesto y Gutiérrez, Ramón. Atlas
histórico del nordeste argentino (Resistencia: Instituto de Investigaciones
Geohistóricas/Universidad Nacional del Nordeste, 2003).
Durante la primera mitad de siglo XIX y en un contexto de
fronteras abiertas, las provincias extendieron o redujeron su área de
jurisdicción principalmente en base a su capacidad para poblar y resguardar los
nuevos territorios que se incorporaban con el avance de la frontera. La sanción
de la Constitución nacional impuso cierto límite a este proceso al concebir a
las zonas que no se hallaban bajo posesión provincial como dependientes de la
jurisdicción de la Nación. Pero, dentro de un contexto donde el propio Estado
nacional se hallaba en proceso de construcción, las provincias continuaron con
la extensión de sus fronteras y, como en el caso de Corrientes, se buscó el
desarrollo de políticas públicas que impulsaran la incorporación paulatina de
nuevos territorios, incluso con aportes de recursos financieros y técnicos de
la Nación como por ejemplo para la subvención de las líneas de navegación a
vapor o la construcción de ferrocarriles. Así, de forma similar a las prácticas
que tuvieron lugar en la provincia de Paraná en Brasil, se ratificaban los
derechos territoriales en las zonas fronterizas a partir de la asistencia del
gobierno nacional para lograr el poblamiento efectivo y la integración de estos
territorios a la provincia. Estas prácticas, sin embargo, encontraron un punto
final en los últimos años de la década de 1870 y el surgimiento de tensiones
entre el gobierno nacional y el de Corrientes.
Bajo este complejo proceso donde las prácticas concretas
se distanciaban de la pauta legal, el Congreso se erigió como el árbitro para
dirimir las disputas por los derechos territoriales de la Nación y de las
provincias pero incluso en este ámbito las posturas no eran homogéneas. Un
factor central que se consideró, apelando a distintos argumentos expresados
tanto en la prensa como en los debates, refería a qué jurisdicción brindaría
mejores posibilidades de control y desarrollo para estos territorios. La
federalización de los diversos territorios durante la década de 1880 indica el
triunfo de la idea que el florecimiento de estas áreas sería posible sólo bajo
la jurisdicción nacional. A su vez,
también da cuenta del cambio de una etapa, de un momento de construcción del
Estado nacional a uno de consolidación. Sin embargo, también resulta necesario
pensar qué características había adquirido la dinámica política local de cada
provincia que no permitió la consolidación entre los legisladores nacionales
que ese florecimiento también podría ser alcanzado bajo la jurisdicción
provincial con la asistencia del gobierno nacional como se había llevado a cabo
en los años anteriores.
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Notas
1
Una reflexión crítica a esa mirada en Palacios, Marcos. “América Latina:
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2 La bibliografía referida a esta temática es sumamente
extensa. A modo de ejemplo: Areces, Nidia. “Regiones y Fronteras. Apuntes desde
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1999; Banzato, Guillermo y Lanteri, Sol. “Forjando la frontera. Políticas
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3 Allende, Andrés. “La polémica de 1869 sobre la
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319-341.
4 Murilo de Carvalho, José. “Federalismo y centralización
en el imperio brasileño”, en Carmagnani, Marcello (coord.), Federalismos
latinoamericanos: México, Brasil, Argentina (México: El Colegio de México,
1993), pp. 51-80; Timothy, Anna. Forging Mexico, 1821-1835 (Nebraska:
University of Nebraska, 2001), pp. 98-138; Almario, Oscar. “Anotaciones sobre
las provincias del Pacífico sur durante la construcción temprana de la
República de la Nueva Granada, 1823-1857”, en Anuario de Historia Regional y de
las Fronteras, vol. VI, núm. 1, Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, 2001, pp. 120-166; Serrano Ortega, José Antonio. Jerarquía territorial
y transición política. Guanajuato,
1790-1836 (México:El Colegio de Michoacán/Instituto Mora, 2001); Martins,
Herbert. “A fragmentação do território brasileiro: a criação de novos estados
no Brasil”, em Caderno CRH, núm. 35, Salvador, 2001, pp. 263-288.
5 Chiaramonte, José Carlos. “La cuestión regional en el
proceso de gestación del estado nacional argentino”…, pp. 51-86.
6 Durante el periodo colonial se celebraron dos
significativos tratados entre las coronas españolas y portuguesas en pos de
definir el dominio territorial de la región. En 1750 se firmó el Tratado de
Madrid por el cual España cedía los territorios ocupados por las Misiones
Jesuíticas en la margen oriental del río Uruguay a cambio de la ciudad de
Colonia de Sacramento. La llamada guerra guaranítica que se desató como
consecuencia del tratado y los lentos avances realizados por las comisiones
demarcadoras determinaron la anulación de este tratado. Recién en 1777 se llegó
a un nuevo acuerdo por el cual España conservaba los pueblos misioneros del
Uruguay y Portugal cedía sus posesiones en las márgenes del río de la Plata.
Maeder, Ernesto. “Los problemas de límites entre España y Portugal. Primera
parte, 1494-1763”, en Cuadernos Docentes, núm. 4, Chaco, IIGHI, 1986; Maeder,
Ernesto. “Los problemas de límites entre España y Portugal. Segunda parte,
1764-1809”, en Cuadernos Docentes, núm. 5, Chaco, IIGHI, 1987; Heinsfeld,
Adelar. Fronteira
Brasil/Argentina (Passo Fundo: Méritos, 2007).
7 Brezzo, Liliana y
Figallo, Beatriz. La Argentina y el Paraguay: de la guerra a la
integración (Rosario: Pontificia Universidad Católica Argentina, 1999);
Doratioto, Francisco. “La política del Imperio del Brasil en relación al
Paraguay, 1864-1872”, en Richard, Nicolás; Capdevila, Luc y Boidin, Capucine
(Dir.). Les guerres du Paraguay (París: Colibris, 2005), pp. 33-47; Whigham,
Thomas. La Guerra de la Triple Alianza (Asunción: Taurus, 2011), tomo I.
8 Mantilla, Manuel. Crónica histórica de la provincia de
Corrientes (Buenos Aires: Espiase, 1929), tomo II; Heredia, Edmundo.
“Historiografía de las relaciones argentino brasileñas”, en Anuario de Estudios
Americanos, vol. LIII, núm. 2, Sevilla, SCIC, 1996, pp. 267-284; Otero, Delia.
“Articulación Estado-región de frontera en el área de Misiones o Palmas”, en
Cuadernos de Historia. Serie Economía y Sociedad, núm. 5, Córdoba, Universidad
Nacional de Córdoba, 2002, pp. 141-160; Freitag, Liliane. Extremo oeste paranaense: historia territorial,
região, identidade e (re) ocupação, (tesis doctoral), Universidad Estadual
Paulista, 2007, pp. 23-77; Myskiw, Antonio. A fronteira como destino de viagem:
a colônia militar da Foz do Iguaçu (1888-1907), (tesis doctoral), Universidad
Federal Fluminense, 2009, pp. 74-114; Heinsfeld, Adelar. Fronteira e ocupação
do espaço: a questão de Palmas com a Argentina e a colonização do vale do rio
do Peixe (São Pablo: Perse, 2014), pp. 13-104.
9 Schaller, Enrique. “El proceso de distribución de la
tierra en la provincia de Corrientes (1588-1895)”, en Anuario del CEH, núm. 1,
Córdoba, Instituto de estudios Históricos “Dr. Carlos A. Segreti”, 2001, pp.
5-87.
10 Bressan, Raquel. “Interacciones de la política local,
regional y nacional. Entre Ríos y Corrientes (1862-1880)”, en Schmit, Roberto
(ed.), Caudillos, política e instituciones en los orígenes de la Nación
Argentina (Bueno11 Congreso Nacional. Cámara de Diputados. Diario de Sesiones
(en adelante CNCDDS), sesión del 17 de octubre de 1862.
12 Navarro Floria, Pedro. “La nacionalización fallida de
la Patagonia Norte, 1862-1904”, en Quinto Sol, núm. 7, 2003, pp. 61-91.
13 Archivo Histórico de la Cámara de Diputados de la
Nación (AHCDN), Proyecto de ley sobre límites interprovinciales, caja 11,
expediente 17-D-1872.
14 Congreso Nacional. Cámara de Senadores. Diario de
Sesiones (en adelante CNCSDS), sesión del 14 de mayo de 1871; AHCDN, caja 11,
exp. 17-D-1872; Archivo General de la provincia de Corrientes (AGPC),
Correspondencia Oficial, tomo 262, Carta de Juan Eusebio Torrent a Juan
Lagraña, Buenos Aires, 9 deseptiembre de 1871 y Fondo Mantilla, Carta de Gregorio
Pampín a Manuel Lagraña, 19 de mayo de 1877.
15 A partir de 1872 el gobierno de la provincia quedó en
manos del partido fusionista, el cual se dividiría luego en autonomistas y
nacionalistas. Sobre las rebeliones en Corrientes y Entre Ríos. Sommariva,
Luis. Historia de las intervenciones federales en las provincias (Buenos Aires:
El Ateneo, 1931).s Aires: UNGS, 2015), pp. 193-215
16 Colección de datos y documentos referentes a Misiones
como parte integrante del Territorio de la Provincia de Corrientes hecha por
una Comisión nombrada por el Gobierno de ella (Corrientes: Imprenta de La
Verdad, 1877).
17 “La colonización de Misiones”, en La Tribuna, Buenos
Aires, 10 de enero de1878; AGPC, Fondo Mantilla, Carta de Manuel Derqui a los
jueces de paz, Corrientes, 7 de mayo de 1877 y Archivo General de la Nación
(AGN), Fondo Dardo Rocha, leg. 9, Cartas de José Luis Madariaga a Dardo Rocha,
Corrientes, 15 de marzo y 11 de abril de 1877.
18 Colección de datos y documentos referentes a
Misiones…, Op Cit., pp. 27-29.
19 Bressan, Raquel. “Los legisladores nacionales
correntinos: trayectorias, vínculos y capacidad de negociación (1869-1880)”, en
IV Jornadas Interdisciplinarias de Investigaciones Regionales. Enfoques para la
Historia, Universidad Nacional de Cuyo, 2015.
20 AGN, Fondo Dardo Rocha, leg. 9, Carta de Severo
Fernández a Dardo Rocha, Corrientes, 27 de mayo de 1877.
21 Bressan, Raquel. “Las repercusiones en Corrientes de
la política de conciliación de partidos (1877-1880)”, en Coordenadas. Revista
de Historia Local y Regional, vol. III, núm. 1, Córdoba, Centro de
Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional de Río Cuarto, 2016.
22 “Mensaje presidencial”, en La Tribuna Nacional...,
Buenos Aires, 06 de junio de 1881.
23 Gómez, Hernán. Los últimos sesenta años de democracia
y gobierno en la provincia de Corrientes, (Corrientes: Imprenta del Estado,
1929) y Florencio Mantilla, Manuel. Crónica histórica de la provincia de
Corrientes (Buenos Aires: Espiase, 1929).
24 Gómez, Hernán. Historia de la Gobernación nacional del
Chaco (Buenos Aires: Graff, 1939) y Bandieri, Susana. “Ampliando las fronteras:
la ocupación de la Patagonia”, en Lobato, Mirta (Dir.), El progreso, la
modernización y sus límites (Buenos Aires: Sudamericana, 2000), pp. 87-122.
25 Buchbinder, Pablo. Caudillos de pluma y hombres de
acción (Buenos Aires: UNGS-Prometeo, 2004).
26 Myskiw, Antonio. A
fronteira como destino de viagem..., pp. 81-111.
27 Zouví, Susana. “La federalización de Misiones”, en Favaro,
Orietta y Iuorno, Graciela (coords.). Dosier. Reflexiones en torno a los
estudios sobre Territorios Nacionales…, Op Cit.
28 Poggi, Gianfranco. El desarrollo del Estado moderno
(Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 1997).
29 Lanteri, Ana Laura. Se hace camino al andar.
Dirigencias e instituciones nacionales en la Confederación, Argentina 1852-1862
(Rosario: Prohistoria, 2015).
30 La bibliografía sobre la prensa decimonónica es
sumamente extensa. A modo de ejemplo: Alonso, Paula(comp.), Construcciones
impresas. Panfletos, diarios y revistas en la formación de los estados
nacionales en América Latina, 1820-1920 (Buenos Aires: FCE, 2003).
31 Para el periodo analizado, que comprende las disputas
que se sostuvieron desde mayo a diciembre de 1881, en la provincia de
Corrientes se publicaban El Autonomista y La Provincia. Si bien la elección de
La Tribuna Nacional y La Nación obedece a que representaban a cada una de las
posturas que disputaba la jurisdicción del territorio de las Misiones y que, a
su vez, estos periódicos buscaban erigirse en prensa nacional por la gran
circulación que tenían, no se ha podido incorporar también una reconstrucción
de las posturas e imágenes que sostuvieron los periódicos correntinos en esta
cuestión ya que no se encuentran disponibles ejemplares de los mismos ni en los
archivos nacionales ni tampoco en los provinciales. Sobre la prensa correntina:
Mantilla, Manuel. Bibliografía periodística de la provincia de Corrientes
(Corrientes: Amerindia, 2007 [1887]
32 Alonso, Paula. “La Tribuna Nacional y Sud-América:
tensiones ideológicas en la construcción de la Argentina moderna en la década
de 1880”, en Alonso, Paula (comp.), Construcciones impresas…, pp. 203-243.
33 Estas ideas se repitieron constantemente en los
editoriales que fueron redactados por Olegario Andrade, director del diario. La
Tribuna Nacional, Buenos Aires, 06 de junio de 1881; 08 de junio de 1881; 10 de
junio de 1881; 12 de junio de 1881; 13 de junio de 1881; 22 de septiembre de
1881 y 17 de diciembre de 1881.
34 Amado, Janaina.
“Região, sertão, nação”, en Estudos Históricos, vol. VIII,
núm. 15, Río de Janeiro, 1995, pp. 145-151; Moraes, Antonio. Ideologías
Geográficas (Sao Paulo: Hucitec, 1996); Lois, Carla. “Desierto y territorio:
imágenes decimonónicas del Gran Chaco argentino”, en Mundo de antes, núm. 2,
Tucumán, Instituto de Arqueología de la UNT, 2001, pp. 97-117.
35 Bressan, Raquel, Op Cit.
36 La Nación, Buenos Aires, “Las colonias”, 07 de julio
de1881 y 20 de octubre de 1881.
37 La Nación, Buenos Aires, “Las Misiones”, 09 de julio
de 1881.
38 La Nación, Buenos Aires, “Las tierras de Misiones”, 27
de julio de 1881.
39
CNCSDS, sesión del 16 de septiembre de 1881.
40 La ley sancionada era la número 947: Allende, Andrés.
“Las delimitaciones territoriales dispuestas por la ley de 5 de octubre de
1878”, en Congreso Nacional de Historia sobre la Conquista del Desierto,
General Roca, 1979.
41 Manifiesto que la H.C.L. de la provincia de Corrientes
dirige al H.C. de la Nación sosteniendo los derechos
de la Provincia al Territorio de Misiones parte integrante de la misma
(Corrientes: Imprenta El Autonomista, 1881), pp. 5-6.
42
CNCSDS, sesión del 16 de septiembre de 1881.
43 CNCSDS, sesión del 16 de septiembre de 1881.
44 CNCDDS, sesión del 12 de diciembre de 1881.
45 CNCDDS, sesión del 12 de diciembre de 1881.
46 CNCSDS, sesiones del 16 y 17 de septiembre de 1881.
47 CNCSDS, sesión del 16 de agosto de 1883.