Editorial

 

El historiador mexicano Luis González y González, hábil conocedor de la microhistoria y los estudios regionales, una y otra vez insistió en que los practicantes de estas dos perspectivas historiográficas jamás podían perder de vista que las localidades y las regiones, por alejadas que puedan parecer, tejen vínculos que hay que reconstruir. En las comunidades, argumentaba, siempre han estado presentes “los contactos de mercado, contactos por peregrinaciones, por leva, por emigración definitiva o simplemente estacional”. En palabras de una de las críticas de la obra de González, esta mirada supone que  lo local debe concebirse como “un ámbito abierto y expuesto a influencias”[1].

Estas visiones historiográficas, expuestas por González en los años setenta y ochenta del siglo XX, perfectamente pueden aplicarse al grupo de artículos que da forma al volumen 23 número 1 del Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Cada uno de los siete artículos que lo componen analiza procesos históricos locales o regionales que se entienden a la luz de dinámicas nacionales e internacionales. El antropólogo y arqueólogo Leonardo Moreno, por ejemplo, hace uso de la experiencia de los recolectores/cazadores que habitaron en el Río Chucurí (Santander) para ofrecer luces sobre un proceso más amplio: el poblamiento temprano en el nororiente colombiano. Moreno, a partir del estudio de la gestión de las materias primas para fabricar herramientas líticas, muestra que en este territorio hubo “una ocupación del Holoceno temprano, desde el 7500 A.P. al 3500 A.P., cuyas comunidades cazadoras recolectoras se asentaron en zonas montañosas intertropicales, imprimiendo cambios en las estrategias de subsistencia y patrones de poblamiento”.

Los artículos de la historiadora Ana Milena Rhenals Doria y el de Cecilia Moreyra, centrados en procesos migratorios y en la circulación de mercancías, muestran el dinamismo comercial que caracterizó a ciertos espacios de frontera en Latinoamérica a lo largo del siglo XIX. Rhenals Doria, a través de la experiencia de un grupo de sirio-libaneses que hicieron presencia en Colombia entre 1880 y 1930, muestra que el circuito comercial existente entre la provincia del Sinú, Cartagena y el Atrato estuvo marcado por un conjunto de prácticas comerciales ilegales (contrabando, falsificación de monedas, acaparamiento de tierras). Esas prácticas, concluye, fueron útiles para el proceso de acumulación de capital y consolidación económica de varios empresarios de origen sirio-libanes. Moreyra, por su parte, se ocupa de la circulación de mobiliarios del asiento y del guardado en Córdoba (Argentina) durante el siglo XIX. Este artículo, explorando lo que el antropólogo Arjun Appadurai conceptualizó como el valor social de las cosas, demuestra que el arribo de nuevos diseños no sólo transformó la cultura material de esta región Argentina, sino que introdujo nuevos significados en torno y sobre la vida doméstica.

Las interacciones políticas entre realidades locales y nacionales emergen en los trabajos de los historiadores Francisco Javier Flórez Bolívar y Jhon Jaime Correa Ramírez, Anderson Paul Gil Pérez y Edwin Mauricio López García. Flórez Bolívar, a partir de la trayectoria intelectual y política de un conjunto de profesionales de origen afrodescendiente que sobresalieron en Cartagena entre 1885 y 1930, complejiza las visiones que tradicionalmente se han construido sobre el periodo conocido en la historiografía colombiana como la Hegemonía Conservadora. Flórez Bolívar sugiere que es necesario repensar el cuadro de ausencias de liderazgos negros y mulatos y, al hacerlo, podemos entender de mejor forma el peso que políticos y profesionales de este origen racial tuvieron a nivel local y nacional. Correa, Gil y López, entre tanto, repiensan las dinámicas políticas que caracterizaron el surgimiento del Departamento de Risaralda en los años sesenta del siglo XX. Antes que una supuesta batalla cívica protagonizada por grupos dirigentes de Pereira, estos autores sostienen que lo que realmente se puso en juego en ese escenario político fue una fuerte disputa clientelar por los cargos de la administración pública que, entre otras cosas, se alimentó de los lineamientos y directrices de políticos nacionales.

Las miradas a procesos históricos a través de realidades locales que aparecen en este número se cierran con los trabajos de Ana María Joven Bonelo y Luz Ángela Núñez Espinel, y de Nancy Johana Correa Serna.  Joven y Núñez, a partir de la experiencia de los campesinos de Viotá y Sumapaz (Cundinamarca), exploran las formas cotidianas de resistencias que estos actores sociales utilizaron en el marco de los conflictos agrarios que caracterizaron a Colombia entre 1920 y 1936. Haciendo uso de los elementos conceptuales desarrollados por James Scott, las autoras concluyen que las estrategias de ‘resistencias ocultas’ incorporaron críticas a los terratenientes a través de canciones y poesías; divulgación de problemas sociales y laborales en las haciendas mediante la publicación de cartas en la prensa; y la realización de quema de cultivos, tala de árboles, la destilación clandestina de aguardiente o la comercialización de otros productos. Correa Serna, en cambio, explora los procesos de transgresión que las escritoras Isabel Carrasquilla y Sofía Ospina de Navarro hicieron a las visiones de género que imperaron en Medellín en las primeras décadas del siglo XX. Haciendo uso de algunas comedias escritas por Carrasquilla y Ospina de Navarro, la autora concluye que ambas se convirtieron en una suerte de intermediarias culturales que plantearon nuevas representaciones y visiones sobre los estereotipos y estructuras de dominación de género existentes para la época.

Este conjunto de trabajos, a partir de realidades locales y regionales, ofrecen nuevas visiones sobre dinámicas poblacionales, comerciales, políticas, estéticas y de género. Muestra, además, que las historias locales bien realizadas, como lo anotará Luis y González, pueden iluminar realidades nacionales.



[1] Arias, Patricia. “Luis González. Microhistoria e historia regional”, en Desacatos, núm. 21, mayo-agosto 2006, pp. 181-182.