DOI:
10.18273/revbol.v39n2-2017005
Artículos Científicos
VULNERABILIDAD FÍSICA DE CUBIERTAS DE EDIFICACIONES DE
USO DE OCUPACIÓN NORMAL ANTE CAÍDAS DE CENIZA EN LA ZONA DE INFLUENCIA DEL
VOLCÁN GALERAS
Roberto Armando Torres-Corredor1
Patricia Ponce-Villarreal1
Diego Mauricio Gómez-Martínez1
1Servicio
Geológico Colombiano. Pasto, Nariño, Colombia. (*)rtorres@sgc.gov.co,
pponce@sgc.gov.co, dgomez@sgc.gov.co
RESUMEN
El
enfoque principal de esta investigación es un método para evaluación de la
vulnerabilidad física de cubiertas de edificaciones por sobrecarga ante caída
de ceniza, por erupciones del volcán Galeras. Para conocer la posible
afectación de cubiertas y edificaciones, se establecen relaciones de daño para
tipos de cubiertas con base en su tipología, distancias entre apoyos y estado.
La evaluación de vulnerabilidad permite estimar el grado de daño probable de la
cubierta y edificación. La metodología parte de caracterizar la amenaza para
establecer el patrón de intensidad para analizar la resistencia del elemento
expuesto, que para ceniza, es la carga transferida por un espesor acumulado
sobre la cubierta. Adicionalmente, se
realizó un inventario de elementos expuestos, definiendo tipo de cubierta,
materiales, configuración geométrica y estado, así como el de la edificación,
para luego categorizar en cubiertas tipo, a las cuales se les analiza la
resistencia para determinar la máxima solicitación que conduce al fallamiento,
evaluando también el impacto sobre toda la edificación. Se estima la
probabilidad de daño mediante una función de distribución acumulativa, teniendo
en cuenta la varianza de la solicitación límite debido a factores como
heterogeneidades de los materiales, dimensiones de elementos, efectos
constructivos o distribución de la carga de ceniza de acuerdo a la trayectoria
del viento, al estilo de cubierta, así como la humedad presente en la ceniza.
La evaluación de vulnerabilidad en la zona de Galeras muestra que aunque las
cubiertas livianas y moderadas son más vulnerables a cargas de cenizas, el
efecto de afectación global en la edificación es menor, contrario a cubiertas
pesadas y losas. Este estudio formula consideraciones en diseño de cubiertas de
edificaciones ubicadas en zonas aledañas a volcanes activos, que podrían ser
base para la creación de una norma de diseño y construcción para cubiertas
resistentes ante sobrecargas de ceniza.
Palabras clave: Vulnerabilidad,
cubiertas de edificaciones, caída de ceniza, volcán Galeras.
ABSTRACT
The
main focus of this research is a method for assessing the physical
vulnerability of building roofs due to overloading of ashfall by eruptions of
Galeras volcano. In order to know the possible affectation of roofs and
buildings, damage relationships are established for types of roofs based on
their typology, distances between supports and state. The vulnerability
assessment allows estimating the likely degree of damage of the roof and
building. The methodology starts from characterizing the hazard to establish
the intensity pattern to analyze the resistance of the exposed element, which for
ash, is the load transferred by a thickness accumulated on the roof.
Additionally, an inventory of exposed elements was made, defining type of
roofs, materials, geometric configuration and state, as well as of the
building, which allow to categorize in roof types. Then the resistance is
analyzed in order to determine the maximum stress that leads to failure,
evaluating also, the impact on the entire building. The probability of damage
is estimated using a cumulative distribution function, taking into account the
variance of the boundary stress due to factors such as material
heterogeneities, element dimensions, constructive effects or ash load
distribution according to the wind path, roof style, as well as the moisture
present in the ash. The vulnerability assessment in Galeras zone, shows that
although light and moderate roofs are more vulnerable to ash loads, the effect
of overall damage to the building is less, as opposed to heavy roofs and slabs.
This study formulates considerations in the design of building roofs located in
adjacent areas to active volcanoes, which could be the basis for the creation
of a standard for design and construction of overload ash-resistant roofs.
Keywords:
Vulnerability, building roofs, ashfall, Galeras volcano.
Trabajo recibido: noviembre 22 de 2016
Trabajo aceptado: abril 11 de 2017
Manuscrito publicado en internet: mayo 05 de 2016
INTRODUCCIÓN
Una amplia gama de
amenazas están relacionadas directamente con la actividad volcánica y durante
tiempos históricos todas han causado pérdidas de vidas humanas, de propiedades
y de recursos. El Galeras es considerado uno de los volcanes con actividad
eruptiva más recurrente en Colombia y dentro de su actividad ha producido
erupciones de tipo vulcaniano con unos 60 registros eruptivos entre 1500 y 1936
y 21 erupciones explosivas desde 1989, tiempo desde que se dio inicio a su
vigilancia continua por parte del entonces INGEOMINAS, hoy Servicio Geológico
Colombiano (SGC). El Galeras que cuenta con importantes asentamientos humanos en
sus laderas, incluyendo la ciudad de San Juan de Pasto (capital del
Departamento de Nariño), en los años noventa fue escogido por la International
Association of Volcanology and Chemistry of the Earth´s interior (IAVCEI) como
uno de los volcanes de la Década como parte del programa de las Naciones Unidas
para la Reducción de Desastres Naturales. La actividad de Galeras se ha
caracterizado por erupciones acompañadas por caídas de cenizas. Algunas de
estas caídas han durado horas o días cubriendo áreas relativamente amplias
alrededor de la zona de influencia del volcán. Como parte de la Gestión del
Riesgo, el SGC ha llevado a cabo estudios de evaluación de la vulnerabilidad
física ante caída de cenizas en la zona de influencia del volcán. Este estudio
se enfoca en una metodología que se ha utilizado en la evaluación de la
vulnerabilidad ante la caída de cenizas por eventos eruptivos en Galeras
teniendo en cuenta el tipo de estructuras expuestas y haciendo hincapié en los
techos y las edificaciones. Es indispensable contar con edificaciones con
capacidad para resistir los efectos probables de una erupción, incluyendo la
acumulación de ceniza a fin de reducir la urgencia de una posible evacuación o
facilitar la reocupación y la recuperación posterior a la erupción.
El volcán Galeras es un
estrato-volcán que alcanza una altura máxima de 4276 msnm y se localiza en el
límite oriental de la depresión interandina CaucaPatía en el Departamento de
Nariño a 1°13,26’ N y 77°21,54’ W. Su cráter activo se ubica a 9 km al W de San
Juan de Pasto, capital del Departamento de Nariño que cuenta con 445500
habitantes según proyección DANE para 2016. El edificio volcánico de Galeras,
con una edad aproximada de 4500 años, se caracteriza por la presencia de
depósitos de flujos de lavas andesíticas, flujos piroclásticos y depósitos de
caída, levantados dentro de una serie de complejos volcánicos más antiguos. Su
actividad principalmente se ha caracterizado por la ocurrencia de emisiones de
gas y ceniza, flujos de lava andesítica y erupciones vulcanianas que han
ocasionado depósitos de caída y de flujos piroclásticos (Calvache, 1990).
INGEOMINAS (1997) publica la tercera
versión del Mapa de Amenaza Volcánica de Galeras demarcando tres zonas de
amenaza (FIGURA 1). La zona de amenaza alta corresponde a un sector afectado
con una probabilidad mayor al 20% de que ocurran eventos volcánicos con la
máxima severidad (cinco) asociados con flujos piroclásticos donde se esperaría
que no haya sobrevivientes y las propiedades sean destruidas a lo largo de su
trayectoria; adicionalmente, esta zona sería afectada por flujos de lava,
caídas piroclásticas, flujos de lodo, proyectiles balísticos, ondas de presión
acústica (ondas de choque) y altas concentraciones de gases en inmediaciones del
cono activo. Erupciones de tamaño similar a las ocurridas en 1989, 1992 y 1993
generarían depósitos de caída piroclástica con espesores de orden métrico en
las proximidades del cráter, y de orden centimétrico y milimétrico a distancias
mayores a 1 km y en el caso de erupciones como las de los últimos 5000 años se
esperaría que se generen caídas piroclásticas con espesores superiores a 30 cm
en distancias menores a 5 km del cráter activo. La zona de amenaza media
corresponde también a los fenómenos descritos en la zona de amenaza alta, pero
dados por ocurrencia de erupciones más grandes, con una probabilidad entre el
10 y 20% con severidades entre 3 y 5, y donde se contemplan los efectos de la
onda de calor asociada a los flujos piroclásticos. La zona de amenaza baja está
definida por zonas que estarían afectadas por una probabilidad inferior al 10%
con severidad igual o mayor a 2; enmarcada principalmente por las tendencias de
depósitos de caídas piroclásticas que incluyen la caída de ceniza (partículas con
tamaños no superiores a los 2 mm) y por la onda de presión acústica.
Los procesos eruptivos más comunes en
Galeras conllevan a las caídas de ceniza. El magma es expulsado en forma de
fragmentos líquidos y sólidos, que son eyectados hacia arriba desde el cráter
para formar una columna o nube de material transportado por el aire, del cual
las partículas más finas son arrastradas por el viento. Los fragmentos de
mayores tamaños caen rápidamente en el área más cercana al volcán y los más
pequeños a mayores distancias. Los efectos de las caídas de cenizas varían
ampliamente, dependiendo del volumen de material expulsado y la duración o
intensidad de la erupción, vientos y condiciones de humedad. En las zonas
próximas al volcán, las cenizas pueden cubrir terrenos dedicados a la
agricultura, afectando los cultivos.
La acumulación de ceniza puede producir enterramiento
de estructuras, empuje lateral de muros, sobrepeso y desplome en los techos de
las viviendas. Es importante tener en cuenta que según el tamaño de la ceniza y
su grado de hidratación, puede penetrar en estructuras y causar daños a
materiales y equipos dentro de las edificaciones. Adicionalmente, las
superficies exteriores de las viviendas, en especial aquellas que están
expuestas a la lluvia, también pueden sufrir por efecto
de la ceniza contaminada con compuestos ácidos emanados del volcán y que
reaccionan con el agua. El polvo en el aire puede conducir a efectos nocivos en
las personas y animales (problemas respiratorios, irritación en las mucosas,
abrasión en dentaduras, etc.), causar daños en acueductos, redes eléctricas y
telefónicas como también afectar la aeronavegación. De acuerdo con el mapa de
amenaza volcánica de Galeras (INGEOMINAS,
1997), la línea que conforma el borde externo del óvalo
del mapa de amenaza, puede acumular hasta 1,0 mm de ceniza y conforme a los
registros geológicos en el interior del óvalo, los espesores han sido variables
del orden de centímetros y en general menores a los 40 cm.
FIGURA
1.
Mapa de localización del volcán Galeras y de Amenaza volcánica de la tercera
versión. El recuadro ampliado donde se muestra en colores las zonas de amenaza
está en coordenadas planas de Gauss origen Buenaventura. El color rojo
corresponde a la amenaza alta, el anaranjado a la amenaza media y el amarillo a
la amenaza baja. La flecha apunta al cráter activo principal del volcán y en el
mapa se destaca la ciudad de Pasto y algunos centros poblados
INGEOMINAS (1998)
realizó un trabajo sobre vulnerabilidad de viviendas de ocupación normal en el
área de Galeras con base en estudios analíticos de estimaciones de la respuesta
y resistencia de los elementos a cargas de solicitación con un enfoque estático
en función de los tipos de materiales, configuraciones geométricas (inclinación
de cubierta, longitud entre apoyos y correas, y secciones transversales de
elementos entre otros), ensambles-conexiones, la trasferencia de las cargas a
los diferentes elementos de la cubierta, continuidad de los elementos, estado y
edad de las cubiertas entre otros aspectos.
Entre 2001 y 2006,
INGEOMINAS implementó un estudio de cargas de colapso de techos con base en los
resultados de los estudios de techos en la región de Galeras y las experiencias
de daños observados en Filipinas con la erupción del Pinatubo en 1991 y en la
ciudad de Rabaul en Papua Nueva Guinea por la erupción del Tavurvur en 1994
(Torres and Cárdenas, 2006); este estudio condujo a mostrar el colapso de
techos para diferentes escenarios de espesores de cenizas (FIGURA 2).
FIGURA 2. Distribución de
cubiertas de viviendas en el área de Galeras que colapsan con diferentes
espesores de depósitos de ceniza húmeda
(Torres and Cárdenas, 2006)
CORPOSSO (2009),
llevó a cabo un estudio de vulnerabilidad de cubiertas ante caída de cenizas
volcánicas como parte del Estudio de Vulnerabilidad física y funcional a
fenómenos volcánicos en el área de influencia del volcán Galeras, estableciendo
funciones de probabilidad de daño, tomando en consideración los estudios de
López (1997), INGEOMINAS (1998), Spence et
al. (2005) y Zuccaro et al.
(2008).
En 2012, teniendo en cuenta la experiencia
del SGC en el contexto del fenómeno volcánico, la evaluación de la amenaza
volcánica y de la vulnerabilidad física de algunos elementos expuestos, así
como por la disponibilidad de información colectada durante el ejercicio del
estudio y vigilancia de los volcanes activos del país, entra a hacer parte de
un Proyecto de Asistencia Técnica (TAP) para una Evaluación Probabilista del
Riesgo Volcánico (EPR) tomando como área piloto el volcán Galeras (SGC-UNGRD,
2012) y la utilización de la plataforma y herramienta de análisis CAPRA (ERNAL,
2009), obteniendo la estimación de funciones de vulnerabilidad con base en los
productos arrojados por el volcán, especialmente caídas de ceniza (Torres et al., 2012). Dorado (2013) desarrolla
la evaluación de la vulnerabilidad de edificaciones ante caída de cenizas en la
cabecera urbana del Municipio de Consacá – Departamento de Nariño con la
asesoría del SGC.
Como punto de
partida, se considera como vulnerabilidad física al grado de pérdida o de daño
de un elemento o de un conjunto de elementos bajo riesgo ante la acción de un
fenómeno natural de cierta intensidad (magnitud) y se puede calificar desde no
daño, 0 (0% de daño) a daño o destrucción total, 1 (100 % de daño). A fin de
poder establecer la susceptibilidad de un elemento bajo riesgo de sufrir daño ante
un fenómeno de amenaza, la vulnerabilidad física puede establecerse
funcionalmente como la relación entre el nivel de exposición del elemento
tomado como la intensidad prevista o esperada de una amenaza específica en el
sitio del elemento, y la resistencia como la capacidad de carga límite que el
elemento ofrece ante la acción del fenómeno amenazante y que determina su
funcionalidad (Díaz-Granados, 1994).
Con el propósito de
obtener el grado de daño esperado de un elemento bajo riesgo es posible optar por
determinar la relación del costo de reparación al costo de reemplazamiento del
elemento como una función de la intensidad de la amenaza (UNDRO, 1991). La
metodología para la evaluación de la vulnerabilidad parte de la caracterización
de la amenaza en consideración para poder establecer el patrón de intensidad
que se tendrá como referente para el análisis de resistencia del elemento
expuesto, que en el caso de la ceniza, es la carga transferida por un cierto
espesor de material acumulado sobre la cubierta; por otra parte, se establece
un inventario de elementos expuestos en la zona objeto de estudio que para el
caso son las cubiertas con la edificación.
A las cubiertas se les define el tipo de estructura, materiales,
configuración geométrica y la condición de su estado para hacer una
categorización que permita tener unas cubiertas tipo. Para cada cubierta tipo
se procede a realizar un análisis de resistencia a fin de determinar la máxima
solicitación que conduce a su fallamiento y se procede a evaluar también el
impacto sobre toda la edificación.
Establecidas las
solicitaciones límite que conducen a la falla se procede a estimar la
probabilidad de daño mediante una función de distribución acumulativa teniendo
en cuenta la varianza de la solicitación límite debido a las heterogeneidades
propias de los materiales, dimensiones de los elementos y efectos constructivos
o a la distribución de la carga de ceniza de acuerdo a la trayectoria del
viento y al estilo de la cubierta así como la humedad presente en la ceniza
entre otros posibles. La FIGURA 3 esquematiza mediante un flujograma el proceso
metodológico para evaluación de la vulnerabilidad física de elementos expuestos
o bajo riesgo.
En primera
instancia el análisis de vulnerabilidad física solamente concierne a lo que
tiene que ver con el impacto en la calidad de la obra de construcción, en sus
elementos o materiales en cuanto a una disminución significativa de su
resistencia; no obstante, también el concepto se ha extendido a la
consideración de la pérdida de funcionalidad. La intensidad de las caídas de
ceniza sobre elementos de cubiertas se puede establecer mediante las cargas
ocasionadas por la ceniza depositada o su equivalente espesor.
El mecanismo de falla se hace mediante la imposición de
un exceso de carga sobre la cubierta hasta alcanzar el valor de colapso o de
desplome considerando cada uno de los elementos que hacen parte de la
estructura de cubierta y los condicionantes relacionados con la aplicación de
la carga, el estado de la estructura, su configuración geométrica, los
materiales, el dimensionamiento y el ensamble de los elementos que la conforman
según su tipología (Torres, 2001).
FIGURA 3.
Flujograma de la metodología para evaluación de la vulnerabilidad física
(Modificado de Torres, 2001).
Con base en las
cargas límite de colapso por unidad de área Qmean,
estimadas por López (1997) y Torres (2001), se procede a calcular la
probabilidad de colapso p(colapso).
Según Spence et al. (2005), la
probabilidad de colapso se puede determinar mediante una distribución normal
acumulativa Φ con valor medio Qmean
y desviación estándar Qdev;
donde Qmean corresponde al
valor medio de la carga límite de la cubierta por unidad de área, y Qdev es la desviación
estándar de la carga límite sobre la cubierta por unidad de área.
La función de densidad de probabilidad está dada por:
y la función de distribución acumulada correspondiente
es:
La vulnerabilidad se puede expresar mediante funciones que
se denotan mediante curvas que relacionan los valores esperados de la Relación
Media de Daño (RMD), referidos como E(β|γi),
y su desviación estándar con respecto a una medida de las intensidades del
evento en consideración γi
(Miranda, 1999). La RMD asignada a la cubierta no es igual a la de la
edificación completa, entonces se hace necesario establecer cuál es la RMD
global a partir de RMD de las cubiertas. El comportamiento global de la
edificación puede variar significativamente con respecto al comportamiento de
la cubierta. Esta afectación global puede establecerse como la relación del
costo de remplazar el elemento o elementos afectados como la cubierta,
entrepisos u otros, e inclusive toda la edificación, respecto al costo total de
la edificación misma. Este valor podría ser el 100% si el daño es total para
toda la edificación (colapso de todo el edificio), o un porcentaje menor si
además de la cubierta se afecta una parte de la edificación.
Para la construcción de las funciones de vulnerabilidad
se sigue la metodología empleada en el documento ERN-CAPRA-T1-5 (ERN-AL, 2009),
en donde se describe que para un valor dado de intensidad γi, el valor esperado de daño β, se puede determinar con base a la siguiente ecuación (Miranda,
1999; Ordaz, 2000):
Donde E(β|γi)
es la pérdida esperada para un cierto valor de intensidad γi; γo
y α son parámetros de vulnerabilidad
estructural que dependen del sistema estructural y su estado, de modo que γo corresponde al valor de la
intensidad para la mitad de pérdida máxima (intensidad en el daño medio) y α es un factor de forma de la curva de
la función de distribución de la probabilidad de pérdida. La función de
vulnerabilidad empareja los valores de (0,0), (γo, 0,5βmax)
y (γu, βmax) siendo γu la intensidad
correspondiente al daño total del elemento.
Para un daño máximo Dmax
≤ 1, la variación de la varianza de la pérdida sigue la expresión del documento
ERNCAPRA-T1-5 que refiere a la distribución de probabilidad asignada en el
informe ATC-13 (1985) dada por:
Donde Q, r y s son parámetros dados por
Siendo Do, σmax, r, parámetros que dependen
del tipo de estructura de modo que Do
es el nivel de daño respectivo a la desviación máxima σmax , y relativamente
correspondiente a la intensidad γo
(un valor cercano a 0,5 para el daño medio) y r una constante que se tomó como 3,3. En la FIGURA 4 se muestra un
ejemplo de función de vulnerabilidad acogiendo las ecuaciones 4 a 7.
FIGURA 4. Ejemplo de construcción de la función de
vulnerabilidad para un elemento con una carga límite de colapso de 5,33 kPa
equivalente a un espesor de ceniza húmeda de 42,6 cm (peso específico de 1250
kgf/m3) con un Dmax=1.
En el caso de caída de ceniza, dependiendo
de su intensidad, el daño de un elemento expuesto también depende de su
resistencia. Teniendo en cuenta que los espesores de ceniza esperados por las
erupciones de Galeras con base en el Mapa de Amenaza (INGEOMINAS, 1997) son del
orden de centímetros y que generalmente no exceden los 40 cm, se descarta el
enterramiento de viviendas y los efectos por cargas de empuje lateral a
elementos con disposición vertical como puertas, ventanas, etc. La mayor
implicación está en la transferencia de cargas verticales a elementos con
disposición horizontal o subhorizontal como son los techos o cubiertas de las
edificaciones. De acuerdo con la distribución de daños observados en techos con
la erupción del Pinatubo en 1991 (Spence et
al., 1996), encontraron que, en su orden, las causas de falla y colapso más
comunes son: grandes luces (> 5 m), estructuras de cubiertas de madera y
grandes voladizos en techos; adicionalmente, los daños fueron mayores en
edificaciones no residenciales. El efecto de la pendiente de las cubiertas
resultó ser ambiguo, quizás debido a las condiciones de humedad de la ceniza
con relación al ángulo de reposo. Spence et
al. (2005), también refieren que con 3 kPa, para un espesor equivalente de
24,5 cm de ceniza húmeda, asumiendo un peso específico de 1250 kgf/m3
(Tilling, 1993) se presentaron daños graves, con una probabilidad de colapso
del 33%.
Como se mencionó,
INGEOMINAS (1998) realizó un estudio sobre vulnerabilidad de cubiertas de
viviendas de ocupación normal en el área del Galeras, con base en un análisis
del comportamiento a las solicitaciones de carga de ceniza con aproximación
estática, teniendo en cuenta tipo de materiales, configuración geométrica
(inclinación de cubierta, longitud entre apoyos y correas, sección de
elementos, etc.), la trasferencia de las cargas a los diferentes elementos de
la cubierta, estado y edad de las cubiertas entre otros aspectos. En este
estudio se establecieron cinco clases de cubiertas, algunas de ellas se
ilustran en la FIGURA 5.
Cubierta
en teja liviana:
techos que tienen como material de cobertura hojas de zinc o aluminio y hasta
cartón o similares como marquesinas en marcolita u otro material acrílico o
vidrio. La estructura de cubierta puede
ser en madera o metálica.
Cubierta
en teja moderada:
techos que tienen como material de cobertura tejas de asbesto-cemento o láminas
predeterminadas en ciertas cerámicas. La
estructura de cubierta puede ser en madera o metálica.
Cubierta
en teja pesada:
Techos que tienen como material de cobertura tejones o tejas de barro. La
estructura que soporta la cubierta usualmente es en madera.
Cubiertas
en losa maciza:
Placa de concreto armado o bloque macizo acuñado a compresión, la cual va
soportada directamente sobre muros o sistemas de pórticos.
Cubiertas
en losa aligerada:
placa aligerada con nervios en concreto reforzado soportadas directamente sobre
muros o sistemas de pórticos.
El estado general
de la estructura hace referencia a la calificación del estado de conservación.
Para un estado bueno se contempla que no se presenten grietas o fisuras, que
exista un buen acople entre los elementos estructurales y en las uniones entre
la cubierta con el resto de la edificación, no se observe presencia de
humedades o que existe algún tipo de protección o revestimiento contra los
efectos del medio ambiente, que no haya presencia de hormigueros u oquedades en
el concreto, capas gruesas de óxido en elementos metálicos o que no haya
presencia de ataques de gorgojos o comején en elementos de madera.
FIGURA 5. Clases de
cubierta observadas en la zona de influencia del volcán Galeras
El estado regular
se califica por la ausencia de una o varias de las condiciones del estado
bueno; es decir presencia de algunas fisuras que no implican daño estructural, la no existencia de un buen
acople entre los elementos estructurales o juntas, algunos indicios de
humedades, alteraciones en elementos de concreto o metálicos o evidencias no
muy marcadas de ataques en los elementos de madera. Para el mal estado se
evidencian marcadas grietas o deformaciones en los elementos estructurales,
pérdida de revestimiento en elementos de concreto, corrosión en elementos
metálicos, presencia de elementos de madera podridos o muy afectado por ataques
de comején o gorgojos, existen elementos desacoplados que no permiten un buen
comportamiento de respuesta estructural.
La madera es un material degradable que sufre una
disminución gradual de sus propiedades mecánicas, y que tan solo la hace
aprovechable hasta que cumple con su vida útil. Una larga exposición de la
madera a la atmósfera produce cambios en la celulosa y de acuerdo con estudios
en vigas, se ha observado que el porcentaje de celulosa disminuye
constantemente mientras que la lignina se mantiene casi constante. Según el
manual del Ingeniero Mecánico (Marks, 1982), estas variaciones se reflejan en
pérdidas de resistencia (FIGURA 6). Teniendo en cuenta este comportamiento,
análogamente se asume una reducción de la resistencia a la flexión y la
compresión de los elementos en madera con la edad.
FIGURA
6.
Reducción de la resistencia de la madera con los años (Tomado de Marks, 1982).
Las cubiertas tipo se determinaron teniendo
en cuenta las dimensiones más comunes, la configuración y la clase de
materiales utilizados. Las luces (distancias entre apoyos) y ángulos de
inclinación se tomaron de observaciones directas en campo durante la etapa de
inventario. En las FIGURAS 7, 8 y 9 se muestran algunos diagramas de ejemplos
de estructuras de cubierta típicos observados en la zona de influencia del
volcán Galeras, siendo el eucalipto la madera más comúnmente utilizada.
Según el Manual de
Diseño para Maderas del Grupo Andino (PADT-REFORT, 1984), la madera puede
clasificarse en grupos estructurales de acuerdo con su densidad y que permite
establecer su resistencia; para el caso del eucalipto, la densidad es de 0,55
g/cm3 que la cataloga en el grupo de maderas de menor resistencia.
La estructura de cubierta pesada característica es la armadura tipo “Montante
Maestro con diagonales o sin diagonales” o la armadura tipo “Diente de Sierra”
en madera con uniones de sus elementos cuerda-cuerda, cuerda-diagonal,
pendolóncuerda, etc., mediante la utilización de clavos. En cubiertas
liviana-moderadas se observan también cerchas metálicas tipo “Warren”, “Pratt”,
“Howe de cuerdas paralelas”, “diente de sierra”. En las FIGURAS 10, 11, 12 y 13
se muestran las armaduras típicas en la zona de influencia de Galeras. La
construcción puede llevarse a cabo de manera formal e informal que fundamentalmente
se diferencia por la cantidad de trabajo, disponibilidad de materiales,
factores climáticos, geográficos, tecnológicos, culturales y socioeconómicos.
En el sector rural el método típico de construcción es el sistema informal o
vernacular, dado que demanda menores costos y es ejecutada por constructores
empíricos. El sistema informal utiliza métodos tradicionales y materiales de
construcción con muy poca o ninguna transformación, es decir, madera rolliza,
caña, paja, etc., siendo ejecutados en el lugar de la obra. El sistema informal
hace que gran parte de las estructuras sean deficientes en sistemas técnico
constructivos y por lo tanto incide en su resistencia y durabilidad. Otro tema
considerado son los aspectos morfológicos en la estructura como son las
cubiertas a una agua (tipo cobertizo), dos aguas o cuatro aguas (tipo pabellón
o tipo con faldones), que se traduce en la complejidad de la estructura de
soporte. En la FIGURA 9 se indican algunas morfologías típicas de cubiertas de
la zona de influencia del volcán Galeras de acuerdo con el escurrimiento de
aguas.
FIGURA
7.
Armaduras de madera típicas en la zona de influencia de Galeras para cubiertas
liviana-moderada y pesada (Tomadode Torres, 2001).
FIGURA
8.
Armaduras típicas metálicas en la zona de influencia de Galeras para cubiertas
liviana-moderada (Tomado de Torres,2001).
FIGURA
9. Morfologías
típicas de estructuras de cubierta pesada y liviana-moderada según el
escurrimiento en la zona de influencia de Galeras (Tomado de Torres, 2001).
FIGURA 10.
Ejemplo de una estructura de cubierta pesada observada en la zona de influencia
del volcán Galeras. Los elementos que cubren la estructura corresponden a teja
de barro (Tomado de Torres, 2001).
FIGURA
11. Ejemplo de una estructura de cubierta
livianamoderada observada en la zona de influencia del volcán Galeras. Los
elementos que cubren la estructura corresponden a teja de asbesto-cemento
(Tomado de Torres, 2001).
FIGURA 12.
Ejemplo de una estructura de cubierta livianamoderada observada en la zona de
influencia del volcán Galeras. Los elementos que cubren la estructura
corresponden a lámina de zinc corrugada (Tomado de Torres, 2001).
FIGURA 13. Ejemplo de una cercha que soporta una
cubierta liviana-moderada conformada por placa ondulada de asbestocemento
observada en la zona de influencia de Galeras ( Tomado de Torres, 2001).
En la TABLA 1 se muestran
las cargas de colapso en condiciones de buen estado y con inclinaciones no
mayores a 20°, y en la FIGURA 14 se indican las correspondientes funciones de
fragilidad para cinco clases de cubiertas identificadas en la zona de estudio
con base en la estimación de las probabilidades de daño.
TABLA
1. Cargas de colapso para algunos techos en viviendas
de la zona de influencia del volcán Galeras (Tomado de INGEOMINAS, 1998).
Nota: en negrilla se
destacan los valores críticos tomados en consideración como cargas de colapso a
partir de los valores promedio. Los valores mínimo y máximo son referencia para
la dispersión observada.
FIGURA 14.
Probabilidades de daño para diferentes cargas de ceniza en cinco clases de
cubiertas identificadas en la zona de influencia del volcán Galeras.
Torres (2001) hace una revaluación de las cargas de
colapso establecidas por INGEOMINAS (1998), teniendo en cuenta que la
resistencia de los elementos había sido afectada por unos “factores de
seguridad” que en últimas diezmaban las cargas de colapso, especialmente para
las cubiertas liviana, moderada y pesada. En la TABLA 2 se muestran las cargas
de colapso promedio revaluadas para estas tipologías en condiciones de buen
estado, con distancias entre apoyos hasta 6 m y en la FIGURA 15, las
correspondientes probabilidades de daño. Spence et al. (2005) realizaron una propuesta
de clasificación de los tipos de cubiertas europeas y hacen una estimación de
la resistencia a la caída de ceniza estableciendo la fragilidad estructural de los
techos de las edificaciones sobre la base de estudios analíticos, ensayos de
laboratorio y análisis de daños observados. En la TABLA 3 se muestra las cargas
de colapso y en la FIGURA 16 las curvas de fragilidad para cada uno de estos
tipos europeos.
TABLA 2. Cargas de colapso para algunos techos en
viviendas de la zona de influencia del volcán Galeras (Torres, 2001)
Nota: los espesores equivalentes de ceniza se
estimaron con un peso específico de 1250 kg/m3 según Tilling (1993) para ceniza
húmeda.
FIGURA 15.
Probabilidades de daño para diferentes cargas de ceniza en cinco clases de
cubiertas identificadas en la zona de influencia del volcán Galeras después de
un proceso de revaluación.
TABLA
3. Cargas de colapso para algunos techos
europeos (Tomado de Spence et al.,
2005).
FIGURA 16.Probabilidades
de daño para diferentes cargas de ceniza en cuatro clases de cubiertas europeas
(Spence et al., 2005).
En la FIGURA 17 se consolida las curvas de probabilidad
de daño de las cubiertas tipo de Galeras y de territorios europeos.
Estableciendo una comparación de los resultados de las resistencias de las
tipologías de cubiertas en la zona de influencia de Galeras estimados por
Torres (2001), con las tipologías de cubiertas de territorios europeos
estimadas por Spence et al. (2005),
se observa en general un rango con menor resistencia, no obstante los valores
encontrados son del mismo orden pese a las incertidumbres en la resistencia de
algunos materiales, en las dimensiones estructurales, en la unión y acople de
los elementos y formas constructivas.
Considerando un peso
específico de ceniza húmeda de 1250 kg/m3 (Tilling, 1993), en los
resultados de Spence et al. (2005) la
cubierta WE acumularía 16,3 cm, la MW uno 24,5 cm, la MS 36,7 cm y la ST unos
57 cm. En la zona de influencia de Galeras, el espectro de tipologías se amplió
teniendo en cuenta el estado de la cubierta según su edad y mantenimiento que
se catalogó como bueno, regular o malo y la longitud entre apoyos de la
cubierta considerando luces cortas (< 6 m), medianas (6 a 15 m) y largas
(> 15 m).
FIGURA
17. Probabilidades de daño para diferentes cargas
de ceniza en los tipos de cubiertas de la zona de Galeras y de algunas regiones
europeas establecidas por Torres (2001) y Spence et al. (2005) respectivamente.
En 2012, el SGC
junto con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres UNGRD -
Proceso Galeras, dentro del ejercicio llevado a cabo con el TAP para una
Evaluación Probabilista del Riesgo Volcánico (EPR) (SGC-UNGRD, 2012), retoma
las tipologías de cubiertas definidas por INGEOMINAS (1998), estableciendo 27
tipos de techos sobre un inventario de 19155 edificaciones (Torres et al., 2012). Estas tipologías se
hicieron considerando la clase, el estado y la longitud entre apoyos de la
cubierta. Como resultado se obtuvo tres clases de cubiertas: Liviana-Moderada,
LM (7387 edificaciones), Pesada, P (10207), Losas, L (1561). Tres condiciones de
estado de acuerdo a su edad y condición de mantenimiento: Bueno, B (6503);
Regular, R (11537) y Malo, M (1115). Tres rangos de distancia entre apoyos: luz
corta (< 6m), C (13902 edificaciones); luz media (6-15m), M (5172) y luz larga (> 15 m), L (81). La cubierta LM corresponde a los techos que
tienen hojas de zinc, aluminio, cartón o similares como marquesinas en
marcolita u otro material acrílico o vidrio y aquellas que tienen tejas de
asbesto-cemento o láminas predeterminadas en ciertas cerámicas. La estructura de cubierta puede ser en madera
o metálica. La cubierta P es para techos que tienen tejones o tejas de barro;
la estructura que soporta la cubierta usualmente es en madera. La cubierta L
puede ser Losas macizas o aligeradas soportadas directamente sobre muros o
sistemas de pórticos.
Como
la RMD de un elemento estructural individual no es la misma que la de toda la
edificación, es necesario establecer el nivel del comportamiento global por lo
que adicional a los tipos de techos, se consideraron edificaciones bajas (hasta
dos pisos), B (19125) y edificaciones intermedias (de dos a cuatro pisos), I
(30). En la FIGURA 18 se muestra un inventario por tipos de las 19155
edificaciones. Finalmente para el TAP se
establecieron 30 diferentes tipologías de cubiertaedificación de 54 posibles,
combinando la clase de cubierta, estado, la luz entre apoyos de la cubierta y
la altura de las edificaciones (FIGURA 19).
FIGURA
18.
Número de edificaciones conforme a su clase de cubierta, estado, luz entre
apoyos y la altura de las construcciones ( Tomado de SGC-UNGRD, 2012).
FIGURA
19.
Tipologías de cubierta-edificación de las 19155 edificaciones de la zona de
Galeras. Las tipologías dispuestas en
las abscisas que se resaltan con rojo
no están presentes en la muestra considerada (Tomado de SGC-UNGRD, 2012).
En el TAP de 2012,
para la zona de influencia del volcán Galeras, en principio se tomaron las
cargas de colapso establecidas por INGEOMINAS (1998; Torres, 2001), en atención
a las cargas límite de fallamiento conforme al tipo y estado de la cubierta y
la distancia entre apoyos, y después de una revaluación, se modificaron algunos
valores para las clases de cubiertas Liviana-Moderada (LM) teniendo en cuenta
experiencias de otros estudios relacionados con cargas de colapso en cubiertas
(Spence et al., 2005; Zuccaro et al., 2008).
Se asignó el mismo
porcentaje dado por los estudios de Spence et
al. (2005) para estimar la desviación de la carga de colapso Qdev = 20%Qmean. El equivalente en
espesor de capa de ceniza en condiciones húmedas se obtuvo considerando un peso
específico de 1250 kgf/ m3 (Tilling, 1993). En la FIGURA 20 y la
TABLA 4 se muestran las cargas medias de colapso y los espesores de ceniza
equivalentes para las diferentes tipologías de cubiertas y en la FIGURA 21 se
grafican las probabilidades de daño correspondientes.
TABLA
4.
Cargas medias de colapso y espesores de ceniza equivalentes para las diferentes
tipologías de cubiertas de la zona de influencia de Galeras definidas en el TAP
(SGCUNGRD, 2012).
FIGURA 20.
Cargas medias de colapso y los espesores de ceniza equivalentes para las
diferentes tipologías de cubiertas para la zona de influencia de Galeras
(Tomado de SGCUNGRD, 2012).
FIGURA
21. Curvas de fragilidad para cubiertas del área
de Galeras ante caída de cenizas.
Para el ejercicio del TAP
(SGC-UNGRD, 2012) se consideró fundamentalmente una tipología básica de
estructura para las edificaciones suponiendo muros cargueros, y se tomaron
edificaciones bajas (hasta de dos pisos) y edificaciones intermedias (tres y
cuatro pisos). En principio se estimaron unos valores de relaciones
porcentuales de daño de la cubierta respecto a la edificación, Dmax , atendiendo solamente a
nuestro criterio y experiencia, tal como se muestran en la TABLA 5 y la FIGURA
22.
TABLA
5. Relaciones porcentuales de daño de la
cubierta respecto a la edificación, Dmax
.
FIGURA
22.
Relaciones porcentuales de daño de la cubierta respecto a la edificación, Dmax.
Las funciones de
vulnerabilidad varían en función de la clase de cubierta y del tipo de
edificación. En la FIGURA 23 se muestran las funciones de daño esperadas para
las diferentes tipologías de cubierta en edificaciones bajas. En general, de
acuerdo con las FIGURAS 15, 20 y 21, se destaca que las Losas son las cubiertas
más resistentes ante cargas de ceniza, seguida por la cubierta Pesada y la
menos resistente es la cubierta Liviana-Moderada. En las cubiertas con teja el
tipo de estructura de soporte desempeña un papel fundamental dentro del sistema
estructural secundado por la sección de los elementos de apoyo, y finalmente
por el material de soporte. Desde el punto de vista de resistencia global de la
estructura tienen mayor ponderación la resistencia de la cobertura de techo y
el tipo de estructura de soporte seguido por las uniones o ensambles.
Entonces, por las
características constructivas y estructurales las cubiertas Liviana-Moderada
son más vulnerables que las Pesadas debido a la conformación estructural, dado
que la cubierta Pesada presenta mayor cantidad de elementos que se
interconectan entre sí como son las armaduras o cerchas, correas y elementos de
apoyo (usualmente en madera) para las tejas de barro que se disponen a
distancias más cortas, en comparación con las cubiertas Liviana-Moderada, que
tienen distancias más largas entre apoyos debido al tamaño de la teja. La teja
de barro junto con el elemento de apoyo conforman una estructura articulada y
flexible que puede redistribuir mejor las cargas a las que puede estar
sometida, a diferencia de las tejas de zinc o tejas de asbesto-cemento, que por
sus características funcionales pueden cubrir luces mayores, mediante apoyos
simples, con vigas o correas de espesores de menor sección por el peso de la
teja, resultando más frágiles a la solicitación de las cargas impuestas por la
ceniza. En el sistema de cubiertas de Losa en concreto, el elemento más
importante es el sistema estructural secundado por la distancia entre apoyos y
la resistencia alcanzada por el concreto (calidad).
El estado de conservación de la cubierta es un factor
importante en la respuesta a las solicitaciones de sobrecarga impuestas en la
estructura y en las viviendas de la zona de influencia de Galeras, es más
marcado en las cubiertas que involucran elementos de madera como son las
Pesadas y Liviana-Moderada, lo que implica que debe hacerse un mantenimiento
más seguido en el tiempo en comparación con las Losas. En el caso de colapso
total, las Losas en buen estado conllevan a un mayor daño sobre toda la
edificación, no obstante, resulta menos probable que se logren mayores
deposiciones de ceniza acumulada que conlleven a solicitaciones de carga más
grandes, y por tanto este tipo de cubiertas resultan ventajosas desde el punto
de vista de resistencia.
FIGURA 23.
Funciones de daño esperadas según los valores de espesores de cenizas para las
diferentes tipologías de cubierta en edificaciones bajas en la zona de
influencia de Galeras.
En relación del daño de la cubierta con
respecto a la edificación, como se ilustra en la FIGURA 22, se destaca que las
cubiertas Liviana-Moderada tienen menor implicación global sobre la estructura
en contraste con las Losas, dado que el colapso de las últimas, que pueden
resistir mayor sobrecarga aunado a su propio peso, pueden colapsar toda la
edificación, además, las Losas facilitan que se pueda llevar a cabo una
limpieza de la ceniza que se va depositando, evitando que se tengan
acumulaciones considerables de ceniza que afecte la estructura.
La inexistencia de mecanismos de limpieza o
la falta de una pendiente adecuada son factores que amplifican la
vulnerabilidad de las cubiertas Liviana-Moderada. Aunque el efecto de la
pendiente de la edificación pueda resultar no muy eficiente quizás debido a las
condiciones de humedad de la ceniza con relación al ángulo de reposo, la falta
de una pendiente adecuada y la falta de mecanismos de limpieza hacen que las
cubiertas Liviana-Moderada y Pesada sean más susceptibles a colapso por la
acumulación de espesores de ceniza.
Se ha elaborado una metodología para
evaluación de la vulnerabilidad física de cubiertas de viviendas ante la
sobrecarga por caída de cenizas volcánicas, teniendo en cuenta las experiencias
relacionadas con la amenaza volcánica por productos de caídas piroclásticas en
la zona de influencia del volcán Galeras.
Los inventarios de viviendas ubicadas en esta zona y estudios
conducentes a la evaluación de las resistencias de algunas tipologías
estructurales presentes en 1998, 2001 y 2012, fueron realizados por el SGC.
La evaluación de la
vulnerabilidad ante caída de cenizas de Galeras permite estimar el grado de
daño probable de una edificación según el tipo de cubierta y la solicitación a
la que puede estar sometida y sirve como referente para estudios en otras
regiones volcánicas; sin embargo, es importante establecer las tipologías
propias de cada zona.
Aunque las cubiertas
Liviana-Moderada son más vulnerables a las cargas de cenizas, las edificaciones
son menos susceptibles de afectación global, contrario a las cubiertas Pesadas
y las Losas.
A fin de reducir
los daños ante caída de cenizas, desde el diseño conviene formular pendientes
adecuadas a las cubiertas o proveer mecanismos de limpieza mecánicos o accesos
para permitir la remoción de la ceniza que se vaya acumulando y evitar la
sobrecarga que pueda ocasionar el daño.
Este compendio de
experiencias en la evaluación de la vulnerabilidad de cubiertas en la zona de
Galeras constituye un aporte a consideraciones que deberían tenerse en las
cubiertas de edificaciones ubicadas en zonas aledañas a volcanes activos y que
podrían ser la base para la incorporación de estas cargas en las normas de
diseño y construcción para cubiertas resistentes ante sobrecargas de ceniza.
Es indispensable invertir
mayores esfuerzos en la evaluación de la respuesta estructural, el mecanismo de
falla y el grado de daño de las cubiertas y de la edificación, teniendo en
cuenta tratamientos analíticos y de simulación, ensayos de laboratorio y análisis sobre experiencias de daños
observados que tengan en cuenta el estado de cada uno de los componentes a fin
de tener resultados validados y más ajustados a la realidad.
Al Servicio
Geológico Colombiano por apoyar y facilitar los datos para este estudio, al
Proyecto de Asistencia Técnica del Banco Mundial (programa CAPRA), a la Unidad
Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres UNGRD - Proceso Galeras, al
grupo consultor ERN-AL, al Global Facility for Disaster Reduction and Recovery
(GFDRR), a los dos revisores por sus amables observaciones que hicieron posible
que el manuscrito fuera más claro.
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