DOI:
http://dx.doi.org/10.18273/revbol.v39n3-2017001
Artículos
Científicos
ZONAS
TRANSVERSALES EN EL DOMINIO AXIAL DE LA CORDILLERA ORIENTAL - BLOQUE YACENTE DE
LA FALLA DE SOAPAGA ( SÁTIVA SUR - SÁTIVA NORTE, BOYACÁ )
TRANSVERSE ZONES IN
THE AXIAL DOMAIN OF THE EASTERN CORDILLERA - FOOTWALL OF THE SOAPAGA FAULT (
SÁTIVA SUR - SÁTIVA NORTE, BOYACÁ )
Alvaro Villar1;
Helmer Alarcón1
Giovanny Jiménez1*
Francisco Velandia1
Grupo
GIGBA, Escuela de Geología, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga,
Santander, Colombia. (*) gjimenezd@gmail.com, helmeralarcon@hotmail.com, alevice.rain@hotmail.com, favelanp@uis.edu.co
RESUMEN
Mediante
la cartografía geológica realizada en un sector adyacente al Macizo de
Floresta, en la zona axial de la Cordillera Oriental, que incluye la Falla de
Soapaga, se definieron tres dominios estructurales según cambios en el estilo
del bloque yacente. El dominio norte se caracteriza por presentar un anticlinal
regional cortado por fallas inversas de mediano ángulo sub-paralelas y de
acomodación de pliegue. En los dominios central y sur se evidencia un sinclinal
inclinado que comparte un flanco con el anticlinal regional y presentan
vergencia este. Estos dos dominios se encuentran separados por una falla
transversal de dirección NWW–SEE. El sistema de fallas de Soapaga se expresa
como un abanico imbricado arrastrado con vergencia este. Las fallas
transversales pueden sugerir la presencia de una zona de transferencia asociada
a anisotropías preexistentes del basamento que han sido reactivadas durante el
acortamiento del Cenozoico asociado al levantamiento de la Cordillera Oriental.
Palabras
clave: Falla de Soapaga; zona transversal; estilo estructural;
Orogenia Andina.
ABSTRACT
Three
structural domains were interpreted along the Soapaga Fault according to the
observed changes of the footwall block, this after the geological mapping of a
sector near the Floresta Massif in the Eastern Cordillera axial zone. The
northern domain shows a regional anticlinal, which is cut by reverse mid-angle
sub-parallel and fold accommodation faults. Is evident that in the in the
central and southern domains a tilted syncline shares a limb with the East
verging adjacent anticline. These two domains are separated by a NWW transverse
zone. The Soapaga fault system is defined in the area as a trailing imbricate
fan. Transverse faults may suggest the presence of a transfer zone associated
to pre-existing basement anisotropies that have been reactivated during the
Eastern Cordillera Cenozoic uplift.
Keywords:
Soapaga
Fault; Transversal zone; structural style; Andean Orogeny.
Trabajo recibido:
mayo 15 de 2017
Trabajo aceptado:
julio 24 de 2017
Las fallas transversales,
rampas laterales o zonas de transferencia son lineamientos oblicuos a los
cinturones plegados que proveen un enlace entre diferentes rampas frontales y
transfieren desplazamiento a través del rumbo; constituyendo una zona
transversal (Wilson y Stearns, 1958; Harris, 1970; Thomas, 1990). Las fallas
transversales se encuentran asociadas en profundidad con anisotropías del
basamento, que controlan la deformación en la cubierta sedimentaria durante el
acortamiento y ocasionan cambios en el estilo estructural entre áreas
adyacentes (Jiménez et al., 2012).
Estos lineamientos transversales no están distribuidos aleatoriamente, sino que
se extienden atravesando el cinturón plegado sub-perpendicularmente al rumbo
regional y sub-paralelamente a la dirección del transporte tectónico
(Dahlstrom, 1970; Cook y Thomas, 2009). El control cartográfico permite definir
zonas transversales por terminaciones abruptas de fallas a lo largo del rumbo,
alineaciones de rampas laterales, cambios en el ángulo y vergencia de
estructuras, y cabeceo en los flancos de los pliegues (FIGURA 1) (Thomas, 1990; Thomas y
Bayona, 2002).
Los modelos de deformación
en el Paleógeno para la parte axial de la Cordillera Oriental continúan siendo
objeto de controversia. Estudios previos sugieren una inversión tectónica del
orógeno, asociada a fallas normales Mesozoicas, expresado en un estilo
estructural de tectónica de piel gruesa (thick-skinned)
con cabalgamientos de bajo ángulo a subhorizontales dentro de una tectónica
transpresiva (Colletta et al., 1990;
Cooper et al., 1995; Toro, 1990;
Saylor et al., 2012; Jiménez et al., 2014). Por otro lado, otros
autores argumentan que las fallas de Soapaga y Boyacá, en algunos sectores, se
comportan como cabalgamientos, pero a su vez están relacionadas regionalmente
con estructuras de alto ángulo en profundidad, asociado a fallas que involucran
basamento (Kammer, 1999; Taboada et al.,
2000; Velandia, 2005; Rodríguez et al.,
2009; Tesón et al., 2013).
Este
artículo tiene como objetivo definir un estilo estructural y proponer la
existencia de una zona transversal en el bloque yacente de la Falla Soapaga,
basados en la geología de superficie y la elaboración de cortes geológicos en
un sector adyacente al Macizo de Floresta. Adicionalmente, se considera la
existencia de una relación genética de dicha zona transversal con estructuras
profundas como la Falla de Soapaga, siendo un modelo concordante con aquellos
que postulan movimientos en rumbo asociados a la deformación de la cubierta
sedimentaria durante el acortamiento de la Cordillera Oriental (FIGURA 2).
FIGURA
1. A. Zona transversal definida por fallas que generan
cambios en el estilo estructural. B.
Zona transversal definida por alineación de rampas laterales y cambios de
vergencia. Modificado de Jiménez et al.
(2012).
Los Andes Colombianos se
dividen en tres grandes cinturones montañosos de distintas edades y
características geológicas: la Cordillera Occidental y parte de la Cordillera
Central al oeste del sistema de fallas de Romeral, compuestas de rocas
alóctonas de afinidad oceánica acrecionadas a los 60-65 Ma (Toro et al., 2004; McCourt et al., 1984). La Cordillera Central,
compuesta de rocas metamórficas Paleozoicas, y tonalitas-granodioritas
Jurásicas y Cretácicas (RestrepoPace, 1992; Villagómez et al., 2011); y la Cordillera Oriental, limitada al oeste por la
cuenca intermontana del Valle del Magdalena y al este por la cuenca foreland
Llanos infrayacida por el Cratón Amazónico (Horton et al., 2010) (FIGURA 2).
La
Cordillera Oriental contiene exposiciones de basamento metamórfico continental
de bajo a alto grado, ubicados en el eje axial y tomando el rumbo de la
cordillera, como los macizos de Santander y Floresta (Ramirez-Arias et al., 2012; Tesón et al., 2013). Inconformes a ese basamento, se encuentran rocas
sedimentarias en cinturones plegados continentales del Jurásico y depósitos
marinos del Cretácico, superpuestas por cuencas foreland presevadas en
sinclinales del Paleoceno al Oligoceno (Ramirez-Arias et al., 2012). La Cordillera Oriental está conformada por rocas que
evidencian distintos procesos de acumulación y levantamiento: la sedimentación
marina y no marina durante la extensión Mesozoica evidenciada en la cuenca
graben del Triásico - Jurásico y una cuenca backarc
durante el Tithoniano-Necomiano hasta el Maastrichtiano (Sarmiento-Rojas et al., 2006; Kammer y Sánchez, 2006); y
el acortamiento Cenozoico producto de convergencia oblicua de las placas
Suramericana, Nazca y Caribe evidenciado en múltiples fases de deformación
compresional asociadas a tectónica de piel gruesa y delgada que inicia en el
Cretácico tardío (Acosta et al.,
2004; Saylor et al., 2012; Bayona et al., 2013) y tiene su mayor actividad
en el Plioceno- Pleistoceno.
FIGURA 2. Modelo
Digital de Elevación (DEM) donde se
muestra los límites tectónicos de la Cordillera Oriental (CO) y se enmarca el
área de estudio (recuadro azul) ubicado en el bloque yacente de la Falla de
Soapaga, adyacente al Macizo de Floresta.COC = Cordillera Occidental, CC = Cordillera Central, FB = Falla de Boyacá
y FS = Falla de Soapaga
El acortamiento Cenozoico
dio lugar a una cuenca foreland sobre el Valle del Magdalena, Cordillera
Oriental y cuenca Llanos (Horton et al.,
2010; Mora et al., 2010; Saylor et al., 2011), la cual posteriormente se
particionó en pequeños bloques levantados y rellenados con depósitos
sin-orogénicos (Bayona et al., 2013),
definiendo el levantamiento y actual configuración de la Cordillera Oriental (FIGURA 2) (Dengo y Covey, 1993;
Saylor et al., 2012; Mora et al., 2010). Jiménez et al. (2014) sugieren que la curvatura
al norte de la Cordillera Oriental está relacionada con un orógeno primario y a
movimientos destrales en la zona axial.
La
Cordillera Oriental se encuentra definida por un cinturón plegado y fallado
asimétrico, de doble vergencia, que presenta una combinación entre deformación
de tectónica de piel delgada (thin-skinned)
asociada a una compresión este-oeste dentro de una cinemática transpresiva
(Bande et al., 2012; Bayona et al., 2013); y una inversión tectónica
asociada de fallas normales Mesozoicas (Bayona et al., 2013; Cooper et al.,
1995), además de una generación posterior de estructuras de acortamiento de
primer orden (Bande et al., 2012).
Dominio axial de la
Cordillera Oriental
El dominio axial de la
cordillera consiste en anticlinales apretados y sinclinales amplios relacionados
a fallas de doble vergencia, asociadas a estructuras de despegue o pliegues de
rompimiento (break-thrust folds)
(Mora et al., 2010). El Sistema de
fallas Soapaga-Pesca divide el dominio axial en oriental y occidental (Bayona et al., 2013). Las fallas de Soapaga y
Boyacá son fallas inversas que actúan como terminación en cola de caballo al
sur de la Falla Bucaramanga (Toro, 1990; Dengo y Covey, 1993; Kammer y Sánchez,
2006; Velandia, 2005; Tesón et al.,
2013).
Las fallas de
cabagamiento se dividen en intervalos de 10-40 km y presentan altos de
basamento que controlan la sedimentación de las subcuencas adyacentes (Kammer y
Sánchez, 2006), además, se caracterizan por una segmentación longitudinal de
decenas de kilómetros y sus expresiones estructurales se manifiestan en
sinclinales marginales en los bloques levantados y un basculamiento del bloque
yacente hacia el bloque colgante (Kammer, 1996).
Estratigrafía
Para este estudio se
utilizó la nomenclatura propuesta para las planchas de 152-Soatá (Vargas et al., 1987) y 172-Paz del Rio (Ulloa et al., 1998). La secuencia sedimentaria
corresponde a la región del Macizo de Floresta y al bloque yacente de la Falla
de Soapaga, con unidades que varían en edad desde el Paleozoico al Paleógeno
(FIGURA 3). Las rocas ígneas y
metamórficas que conforman el basamento cristalino del Macizo de Floresta datan
del Paleozoico inferior, y son principalmente esquistos micáceos cortados por
intrusiones graníticas, y suprayacidos por unidades no metamorfizadas como las
formaciones Tíbet y Floresta del Devónico y Cuche del Carbonífero (Mojica y
Villarroel, 1984; Vargas et al.,
1987) (FIGURA 3). La Formación
Girón está compuesta por areniscas y conglomerados continentales rojizos de
edad Jurásico Superior (Royero y Clavijo, 2001) y se encuentra en disposición
discordante con las metamorfitas pre-Mesozoicas (Mojica y Villarroel, 1984). Su
espesor varía entre 1 km, cercano a las fallas de Boyacá y Soapaga, a 300 m
hacia el oeste, evidenciando un rápido adelgazamiento (Kammer y Sánchez, 2006;
Saylor et al., 2012) (FIGURA 3).
Las
unidades marinas del Cretácico están representadas por el Grupo Uribante (Fabre,
1985), discordante sobre la Formación Girón (Cooper et al., 1995), el Grupo Guadalupe y parte de la Formación Guaduas.
La secuencia empieza con los shales y calizas de la Formación Tibú-Mercedes
(Vargas et al., 1987) de edad
Aptiano-Albiano (Ulloa et al., 1998),
seguido de las cuarzoarenitas glauconíticas de la Formación Aguardiente de edad
Albiano (Ulloa et al., 1998;
Caballero y Sierra, 1991) y los shales y calizas fosilíferas de la Formación
Capacho (Caballero y Sierra, 1991) de edad TuronianoCenomaniano (Ulloa et al., 1998) (FIGURA 3). El Grupo Guadalupe está
compuesto de una sucesión de areniscas granocrecientes, intercaladas con
limolitas y lodolitas negras macizas, evidenciadas en las formaciones Labor-Tierna,
Pinos y Plaeners (Saylor et al.,
2012) del Coniaciano-Santoniano (Ulloa et
al., 1998). La Formación Guaduas
representa la transición de ambientes marinos a continentales (Cooper et al., 1995) coincidiendo con el límite
Cretácico-Paleógeno; está compuesta de capas de arcillas negras carbonosas,
intercaladas con areniscas y mantos de carbón (Sarmiento, 1992; Guerrero y
Sarmiento, 1996). Esta unidad data del Maastrichtiano superior al Paleoceno
inferior (Pardo y Jaramillo, 2014) (FIGURA
3).
FIGURA
3. Columna
estratigráfica generalizada de las unidades presentes desde el Devónico hasta
el Oligoceno. Las líneas rojas irregulares corresponden a disconformidades
regionales y límites de secuencia. Modificado de Alarcón y Villar (2016).
Los estratos Cenozoicos
que suprayacen la secuencia Cretácica se encuentran de forma concordante y
corresponden a la Formación Socha Inferior y Socha Superior (Guerrero y
Sarmiento, 1996), una sucesión de cuarzoarenitas lenticulares con evidentes
estructuras de flujo y arcillolitas y lodolitas con rastros de materia
orgánica, que corresponden a depósitos fluviales desde meandriformes a
anastomosados (Guerrero y Sarmiento, 1996; Saylor et al., 2011), de edad Paleoceno Temprano a Tardío (Pardo y
Jaramillo, 2014) (FIGURA 3). Las
unidades más jóvenes corresponden a las formaciones Picacho y Concentración del
Eoceno medio a Oligoceno inferior (Pardo y Jaramillo, 2014). En el sector de
Sátiva sur, la Formación Picacho se interpreta como depósitos fluviales de tipo
trenzado en capas de areniscas conglomeráticas y conglomerados cuarzosos
(Saylor et al., 2011; Bayona et al., 2013), mientras que la Formación
Concentración corresponde a capas de areniscas de grano fino intercaladas con
lodolitas de un ambiente estuarino a deltaico (Saylor et al., 2011; Bayona et al.,
2013) (FIGURA 3).
Se
realizó la cartografía geológica a escala 1:25.000 de una zona correspondiente
al bloque yacente de la Falla de Soapaga en el sector de Sátiva Sur, donde se
caracterizaron sedimentológicamente las unidades del Cretácico y Paleógeno
aflorantes. Se llevó a cabo la adquisición de datos estructurales (planos de
estratificación, estrías de falla y diaclasas). Los datos colectados fueron
corregidos con base en la declinación magnética para el área, obtenida de la National Oceanic and Atmospheric
Administration (NOAA) la cual corresponde a 8° para el 2016. Se integraron
los datos a disposición con la cartografía propuesta en la plancha 152-Soatá a
escala 1:100.000 (Vargas et al., 1987), para obtener un mapa regional a
partir del cual se elaboraron tres cortes geológicos, asumiendo un flujo
paralelo a la falla y basados en el método de Kink (Dutch, 2000) para la
construcción de secciones estructurales. Los cortes siguieron una orientación
preferencial perpendicular a la estratificación (FIGURA
4).
FIGURA 4.
Mapa geológico del área de estudio y zonas adyacentes. Tomado y modificado de
Vargas et al. (1987) y Alarcón y Villar (2016).
Cartografía
Integrando la cartografía
realizada en la zona a escala 1:25.000 con la información bibliográfica
disponible, se reconocieron unidades estratigráficas desde el Carbonífero al
Oligoceno. Estructuralmente, el área está dominada por la presencia de fallas
inversas y pliegues (anticlinales y sinclinales). La Falla de Soapaga, es una
falla inversa regional, con una orientación NE-SW, que en el sector
cartografíado pone en contacto rocas Cretácicas con la Formación Concentración
del Oligoceno. El Anticlinal del Chicamocha corresponde a un pliegue abierto en
cuyo flanco occidental aflora la secuencia paleógena desde la Formación Guaduas
hasta la Formación Concentración (FIGURA
4).
La
cartografía realizada permite dividir la zona en tres dominios estructurales:
norte, central y sur. Esto con base en las diferencias del estilo estructural del
bloque yacente de la Falla de Soapaga (FIGURA 4). El dominio norte se
caracteriza porque el Anticlinal del Chicamocha presenta un rumbo NE-SW y
vergencia Occidente y su flanco oriental se encuentra cortado por una falla
inversa con transporte al Oriente (FIGURA 4). Así mismo, se encuentra una falla
inversa por acomodación de pliegue adyacente al occidente, que se desprende del
núcleo del Sinclinal de Bura, cabalgando rocas de la Formación Concentración
sobre unidades más antiguas de la Formación Guaduas.
El dominio central está
enmarcado por dos fallas transversales con rumbo SWW-NEE y NWW-SEE, las cuales
limitan y actúan como cierre de un sinclinal apretado y volcado, llamado El
Tambor (Alarcón y Villar, 2016); donde aflora la Formación Picacho en el núcleo.
En este dominio, el Anticlinal del Chicamocha tiene rumbo que varía entre N-S y
NE-SW y vergencia Oriente (FIGURA
4).
En el dominio sur, el
Anticlinal del Chicamocha presenta un rumbo SSW-NNE con vergencia Oriente; en
la parte oriental se observa como rasgo característico el cambio en el ángulo
de buzamiento entre el flanco oriental, con inclinaciones < 30°, y el flanco
occidental del Sinclinal El Tambor. En el núcleo del sinclinal aflora la
Formación Socha Superior (FIGURA
4).
Se realizan tres cortes
geológicos en dirección NW-SE que permiten interpretar la geometría en
profundidad y un estilo estructural de sistemas de cabalgamientos por tectónica
de piel delgada, expresado en fallas en abanico contraccional imbricado y
arrastrado con vergencia Este.
El corte A-A’ se
ubica en la parte más septentrional de la zona y corresponde al dominio norte.
Hacia el Occidente se observan la Falla de Soapaga y Bucaramanga (Toro, 1990)
que se enlazan en cabalgamientos emergentes y sub-paralelos asociados a un
abanico imbricado arrastrado con vergencia Oriente (FIGURA
5).
FIGURA
5.
Corte geológico A-A’ ubicado en el dominio norte de la zona. En los tres
dominios estructurales, la Falla de Soapaga se presenta con rumbo SW-NE y alta
sinuosidad en superficie indicando un ángulo bajo de buzamiento. El bloque
colgante de la Falla de Soapaga exhibe rocas cretácicas de las formaciones
Capacho y Aguardiente, en contacto con la Formación Concentración, y más al
oeste las formaciones Girón y Cuche (FIGURA
4).
En el bloque yacente de la
Falla Soapaga, se evidencia una falla por acomodación de pliegue del tipo fuera
del sinclinal (Mitra, 2002), llamada Falla La Leona (Alarcón y Villar, 2016).
Esta se trata de una estructura de bajo ángulo que se desprende del núcleo del
Sinclinal de Bura, cabalgando rocas más jóvenes de la Formación Concentración
sobre más antiguas de la Formación Guaduas. En el dominio norte, uno de los
rasgos estructurales más importantes es el Anticlinal del Chicamocha, que se
presenta como un pliegue abierto con vergencia Occidente. Este presenta ángulos
de buzamiento de 40° a 60° en su flanco occidental. El flanco oriental se
encuentra cortado por la Falla Los Monos (Alarcón y Villar, 2016), una
estructura inversa con vergencia Oriente, asociada a un despegue que en
profundidad se genera en unidades incompetentes del Cretácico y que se expresa
como una rampa de mediano ángulo (FIGURA
5).
El
corte B-B’ fue trazado a lo largo del dominio central de la zona y atraviesa
perpendicularmente el sistema de abanicos imbricados de la Falla de Soapaga,
que ponen en contacto la Formación Capacho con la Formación Concentración. En
el bloque yacente de la Falla de Soapaga, el Anticlinal del Chicamocha presenta
un cambio de vergencia hacia el Oriente, conservando el ángulo abierto entre
flancos, pero presentando mayores inclinaciones en su flanco oriental. Por otra
parte, el Sinclinal El Tambor, se evidencia como un pliegue cerrado y volcado
(inclinado), con su flanco occidental invertido con inclinaciones de 40° hacia
el mismo sentido en ambos flancos (FIGURA
6).
FIGURA 6.
Corte geológico B-B’ ubicado en el dominio central de la zona.
El
corte C-C’ está ubicado en el dominio sur de la zona. En esta sección, se
presenta nuevamente la Falla de Soapaga, localizada en el flanco occidental del
Sinclinal de Bura. El bloque yacente de la Falla de Soapaga, se caracteriza por
la ausencia de las fallas identificadas hacia el norte del área (Falla La
Leona, Falla Los Monos y las fallas transversales) y se encuentra el Anticlinal
del Chicamocha, definido como un pliegue abierto con vergencia Oriente. Así
mismo, el Sinclinal El Tambor refleja un gran cambio en el ángulo entre sus
flancos, expresándose como un pliegue abierto con ángulos de buzamiento menores
a 20° en su flanco oriental (FIGURA
7).
En la Cordillera Oriental,
las fallas inversas que involucran basamento, se caracterizan por una
segmentación longitudinal de decenas de kilómetros y son interpretadas como
fallas normales reactivadas (Montes et al.,
2008; Bayona et al., 2008; Horton et al., 2010). La segmentación de estas
estructuras conforma el modelo de crecimiento de la falla, combinando
acumulación de desplazamiento en buzamiento con expansión de fallas
longitudinales (Kammer y Sánchez, 2006). Toro (1990) expresa un modelo de
abanicos imbricados donde evidencia el cierre de la Falla de Bucaramanga contra
la Falla de Soapaga en el área de estudio. Las expresiones estructurales de
estas fallas regionales, como la Falla de Soapaga, se manifiestan por la
presencia de cinturones plegados mesozoicos, suprayacidos por depósitos del
Paleoceno al Oligoceno, preservados en sinclinales amplios y anticlinales
apretados (Kammer y Sanchez, 2006; Ramirez-Arias et al., 2012; Bayona et al.,
2013), como el Sinclinal de Bura y el Anticlinal del Chicamocha, ubicados en el
bloque yacente de la Falla de Soapaga (FIGURAS 4,
5
y 6).
FIGURA
7. Corte geológico C-C’ ubicado en el dominio sur de la zona.
El bloque yacente de la Falla
Soapaga evidencia una serie de fallas transversales NWW-SEE y NEE-SWW, la Falla
Fávita y la Falla El Contento (FIGURA
4). Algunos lineamientos transversales con direcciones similares son
reportados por Reyes (2001) y Velandia (2005), en estudios cercanos a la Falla
de Soapaga. La Falla Fávita se define con un rumbo NEE-SWW, la cual se
caracteriza por controlar los cambios de vergencia en el Anticlinal del
Chicamocha (FIGURAS 4
y 5),
además actúa como cierre de fallas (e.g Falla Los Monos) (FIGURA
4). La Falla El Contento tiene una dirección NWW-SEE, se encuentra cortando
estructuras regionales longitudinales como el Anticlinal del Chicamocha y se
presenta como cierre con inmersión del Sinclinal El Tambor (FIGURA
4).
Estos lineamientos
transversales se interpretan como anisotropías preexistentes del basamento que
controlan la geometría de los pliegues y la vergencia de las estructuras
(Thomas y Bayona, 2002; Cook y Thomas, 2009; Jiménez et al., 2012; García y Jiménez, 2016). Los cambios laterales de
espesores estratigráficos a lo largo del rumbo, como la Falla Fávita, se
asocian en secuencias de rift invertidas (Kwon y Mitra, 2012), a rampas
laterales. Los cambios de vergencia de las estructuras, las terminaciones
abruptas de fallas y pliegues, los cambios en el estilo estructural y la
transferencia y el cambio de desplazamiento a lo largo del rumbo, permiten
definir una zona transversal para el área de estudio. Estas zonas transversales
fueron estructuras formadas por adelgazamiento cortical durante la evolución
del graben Mesozoico en la Cordillera Oriental reactivadas con una componente
en rumbo subparalelo al tensor regional durante la pase principal de la
deformación Andina. Según Taboada et al.
(2000) la reactivación ocurrió bajo un régimen compresivo homogéneo con
dirección E-SE, por otro lado según Toro y Osorio (2005) el vector de
convergencia de la placa Nazca se particiona y define al norte de los 5° N un
vector con dirección WSW- ENE. Las zonas trasversales definidas además, afectan
la evolución de las estructuras compresionales subsecuentes durante la
inversión de la cuenca (Konstantinovskaya et
al., 2007), como el relleno
sedimentario sin-tectónico cenozoico del bloque yacente de la Falla de Soapaga.
El relleno sin-tectónico
de las unidades paleógenas en la Cordillera Oriental, como la secuencia
sedimentaria encontrada en el bloque yacente de la Falla de Soapaga, presenta
cambios en el estilo estructural debido a la acción de fallas regionales
reactivadas como la Falla de Soapaga, y a zonas transversales que controlan la
extensión y la geometría de fallas y pliegues regionales. El estilo estructural
del bloque yacente de la Falla de Soapaga se basa en cabalgamientos por
tectónica de piel delgada expresada en un abanico imbricado arrastrado con
vergencia este, que generan anticlinales abiertos y sinclinales apretados con
cambios de vergencia.
Los lineamientos de
dirección NEE-SWW y NWWSEE controlan la vergencia de las estructuras y actúan
como cierre de pliegues y fallas, definiendo una zona transversal. Esta zona de
transferencia se encuentra asociada a anisotropías preexistentes del basamento
heredadas del antiguo graben Mesozoico en la Cordillera Oriental.
Los autores queremos
agradecer a los estudiantes de los cursos de Campo I de la Universidad
Industrial de Santander quienes participaron activamente en el reconocimiento
de la zona de estudio. Además los autores agradecen a los revisores José
Fernando Duque y Felipe Lamus por sus valiosos comentarios y sugerencias en el
manuscrito.
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Forma
de citar: Villar, A., Alarcón, H., Jiménez, G., y Velandia, F.
2017. Zonas transversales en el dominio axial de la Cordillera Oriental -
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