Posibilidades de captura y almacenamiento geológico de CO2
(CCS) en Colombia – caso Tauramena (Casanare)
Possibilities for CO2
capture and storage (CCS) in Colombia - case Tauramena
(Casanare)
Jorge
Eliecer Mariño-Martínez
jorge.marino@uptc.edu.co
Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Colombia
Luisa Epimenia Moreno-Reyes1
luisamorenor@gmail.com
Los
efectos antropogénicos sobre el clima pueden ser mitigados a través de diversas
medidas, entre ellas la captura de CO2 en medios geológicos (CCS).
Las estructuras geológicas para captura de CO2 realmente no
necesitan ningún desarrollo tecnológico importante, porque la tecnología se ha
desarrollado y aplicado por la industria energética para exploración y
producción de hidrocarburos. El reto está más bien en identificar los mejores
métodos y sitios para captura y almacenamiento de CO2 a largo plazo.
Existen algunas formas para el almacenamiento de CO2 en medios
geológicos, entre los que se destacan: utilización en operaciones de recobro
mejorado EOR, eliminación en reservorios depletados
de petróleo y gas, almacenamiento en capas donde se ha explotado el gas
asociado al carbón (CBM), inyección en acuíferos salinos profundos y
almacenamiento en cavernas de sal. Son varios los criterios a tener en cuenta
al evaluar el potencial de una cuenca sedimentaria de almacenamiento de CO2:
su ajuste tectónico y geológico, el régimen geotérmico de la cuenca, el régimen
hidrodinámico de aguas de formación, el potencial de hidrocarburos y madurez de
cuenca, los aspectos económicos relativos al acceso, infraestructura y las
condiciones sociopolíticas. En la cuenca de los Llanos (Tauramena,
Casanare) existen las condiciones para la implementación del método de
almacenamiento de CO2, dada la presencia de varios miembros de la
formación Carbonera con buenos espesores y permeabilidad, y adicionalmente
cuenta con el sello regional de la Formación León y el desarrollo de
tecnologías en la industria de los hidrocarburos, favoreciendo la selección de
esta cuenca para posibles proyectos pilotos y posterior aplicación comercial
del método CCS.
Palabras
clave: Captura y almacenamiento de carbono, captura de CO2,
CCS, formación Carbonera, almacenamiento geológico.
The anthropogenic climate effects can
be mitigated through various measures, including the capture of CO2
in geologic structures (CCS). Geological structures for sequestration of CO2
do not really need any important technological development, because the
technology has been developed and applied by the energy industry for
hydrocarbons exploration and production. The challenge is rather to identify
the best methods and sites to capture CO2 for long term storage.
There are some ways for CO2 storage in geological media, among them:
use in EOR operations, elimination in depleted reservoirs of oil and gas,
storage in layers where the coal bed methane (CBM) has been desorbed, injection
in deep saline aquifers and storage in salt caverns that have been exploited.
There are several criteria to consider when evaluating the potential of a
sedimentary basin of storage of CO2: its tectonic and geological
setting, the geothermal regime in the basin, the hydrodynamic flow regime, the
potential for hydrocarbons and maturity of basin, economic aspects related to
access, infrastructure, and socio-political conditions. The conditions for the
implementation of the method of storage of CO2 in the Llanos basin (Tauramena, Casanare) are favorable due to the presence of
several members of the Carbonera formation with good
thickness and permeability; additionally, the presence of the overlaying
regional seal of the León formation, and the development of technologies in the
hydrocarbon industry, favoring the selection of this basin for potential pilot
projects and subsequent commercial implementation of the CCS method in the
basin.
Keywords: Carbon capture and storage, CCS, CO2
sequestration, Carbonera formation, geological
storage.
Forma de citar: Mariño-Martínez,
J.E. y Moreno-Reyes, L.E. (2018). Posibilidades de captura y almacenamiento
geológico de CO2 (CCS) en Colombia – caso Tauramena
(Casanare). Boletín de Geología, 40(1), 109-122. DOI: 10.18273/revbol.v40n1-2018007.
La investigación ha mostrado que los niveles de
dióxido de carbono (CO2) expulsados a la atmósfera han aumentado
significativamente, y que a menos que esas emisiones se reduzcan, el mundo
continuará experimentando los efectos del cambio climático (Metz et al.,
2005). La captura y almacenamiento geológico de CO2
evita que grandes cantidades de este gas se vayan a la atmósfera. La tecnología
incluye la captura del CO2 producido por grandes plantas
industriales y la compresión del gas para su transporte e inyección en rocas
profundas en un sitio que haya sido clasificado como seguro, donde el gas se
almacena permanentemente (Consoli et al., 2017).
La captura o secuestro geológico del CO2
(CCS-carbon capture and storage)
es una de las formas de mitigación que ha sido investigada ampliamente en
países como Noruega, donde fue aplicado por primera vez con captación y
almacenamiento en el año 1996 en el Campo Sleipner
del mar del Norte (Holloway et al., 2003; Bennaceur et al.,
2008). En Estados Unidos, uno de los proyectos más
destacados se ha desarrollado en la Cuenca IIlinois,
mediante The Illinois Basin-Decatur
Project (IBDP) también conocido como Emisiones Cero, en dicho proyecto todo el
gas producido por una planta de energía a carbón se inyectaría al subsuelo de
tal manera que las emisiones serían cero (Couëslan et al., 2013; Warwick, 2016).
Otros proyectos importantes son Weyburn en EE.UU y también en Canadá en donde se está almacenando el CO2
de una carboeléctrica en un campo petrolero. En el
campo experimental SECARB, en Alabama, se inyecta CO2 de una carboeléctrica en un domo salino cercano. SECARB es un
proyecto experimental, importante porque es un consorcio de la industria
privada con el Departamento de Energía, donde se han tenido en cuenta los
aspectos ambientales, geológicos, de monitoreo y de modelamiento (Koperna et al., 2012).
Japón es importante por las metodologías avanzadas en
inyección de gas. En España también se han hecho estudios teóricos
preliminares, como la “Metodología para la estimación regional de la capacidad
de almacenamiento de CO2 en formaciones permeables profundas y sus
incertidumbres” (Hurtado,
2010).
Aunque en Colombia hay mucha preocupación por los
gases de efecto invernadero, no se ha estudiado mucho sobre las posibilidades
reales de inyectar el CO2 en el subsuelo, por esto se requieren
estudiar el estado del arte y considerar zonas con buenas posibilidades para captura
de CO2. Las cuencas sedimentarias son la mejor opción disponible
actualmente para el almacenamiento a largo plazo del CO2. Esto es
favorable en Colombia porque la tecnología de inyección de fluidos en
formaciones a ciertas profundidades ya se está utilizando para inyectar los
residuos de la explotación petrolera.
El propósito de esta investigación es presentar el
estado del arte sobre CCS y estudiar la Cuenca Llanos Orientales como posible
prospecto para la captura y almacenamiento. No solamente se analizan las
características y evolución geológica de la Cuenca Llanos Orientales, sino que
también se consideran las propiedades petrofísicas de las Formaciones presentes
en el Municipio de Tauramena (Casanare),
principalmente las ubicadas hacia el sur del municipio (FIGURA 1), donde se
tienen registros y datos petrofísicos levantados por las empresas del sector
hidrocarburos presentes en la zona; adicionalmente, se establece una posible
formación receptora de CO2 para el almacenamiento geológico de CO2
con base en la permeabilidad y el cálculo del volumen poroso total.
FIGURA 1
Ubicación Del Posible Pozo Receptor En La Vereda La Urama,
Municipio De Tauramena, Casanare
Con esta investigación se espera llegar a crear una
base para futuros estudios que conlleven a la implementación y aplicación de
las tecnologías de captura, transporte y almacenamiento de CO2 en el
país como una forma de mitigar las emisiones atmosféricas.
La captación y el almacenamiento de CO2
(CCS) es un proceso que consiste en la separación del CO2 emitido
por la industria y fuentes relacionadas con la energía, su transporte a un
lugar de almacenamiento y su aislamiento de la atmósfera a largo plazo. Se
considera la CCS como una medida de mitigación para la estabilización de las
concentraciones atmosféricas de gases contaminantes que tanto causan
preocupación por el efecto invernadero (Metz
et al., 2005).
La eliminación de dióxido de carbono en medios
geológicos representa un posible disipador de gran capacidad. Asumiendo que se
cuenta con disposición viable y suficiente, la captura de CO2 y la
eliminación en medios geológicos tiene un importante potencial en el mediano
plazo, especialmente para las regiones ricas de hidrocarburos. El
almacenamiento geológico tiene dos ventajas: la aceptación del público general
y la tecnología madura existente, esta última ya se ha desarrollado por la industria
de la energía para la exploración y producción de hidrocarburos. Las cuestiones
pendientes son las incertidumbres en los volúmenes disponibles para el
almacenamiento, la integridad a largo plazo del almacenamiento, la
responsabilidad y los costos asociados con el transporte y la inyección de CO2
(Bachu, 2000).
Si bien el CO2 tiene un potencial de
calentamiento global relativamente pequeño comparado con los otros gases, el
volumen absoluto de CO2 emitido a la atmósfera como subproducto de
la quema de combustibles fósiles lo convierte en el mayor contribuyente al
efecto invernadero (Metz
et al., 2005). El
contenido de CO2 atmosférico de la Tierra aumenta como resultado de
las emisiones tanto naturales como artificiales. Este CO2 permanece
en la atmósfera durante varias décadas y es eliminado lentamente por los
sumideros naturales que almacenan el CO2 por tiempo indefinido (Bennaceur et al., 2004).
En condiciones atmosféricas normales, el CO2
es un gas muy estable y termodinámicamente más pesado que el aire. Para
temperaturas superiores a 31,1°C y presiones superiores a 7,38 MPa (punto crítico), el CO2 está en un estado
supercrítico. En estas condiciones de presión y temperatura, el CO2
se comporta todavía como un gas de llenado por todo el volumen disponible, pero
tiene una densidad “líquida” que aumenta, dependiendo de la presión y la
temperatura, de 200 a 900 kg/m3, acercándose así a la densidad del
agua (1000 kg/m3) (Bachu, 2000).
El dióxido de carbono es soluble en agua; su
solubilidad aumenta con la presión y disminuye con la temperatura. El CO2
en estado supercrítico es inmiscible en agua. A bajas temperaturas y presiones
elevadas, el CO2 forma un hidrato sólido más pesado que el agua.
Otra propiedad importante de CO2 es su afinidad con el carbón, que
es casi dos veces la del metano. Todas estas propiedades del CO2 y
otros varios criterios desempeñan un papel importante en la selección de los
métodos y los sitios para la captura de CO2 en medios geológicos
apropiados. Dependiendo de la temperatura y presión del depósito original, el
CO2 se puede almacenar ya sea como un gas, líquido comprimido o en
fase supercrítica (Morales
y Torres, 2008).
La captura y almacenamiento involucra el uso de
tecnología, en primera instancia, para capturar el CO2 producido en
las fuentes industriales y relacionadas con la energía; después, transportarlo
a un lugar de almacenamiento apropiado y, finalmente, almacenarlo, aislándolo
de la atmósfera durante un largo período de tiempo. De esta manera, la captura
y almacenamiento permitiría que se utilicen los combustibles fósiles
produciendo bajas o nulas emisiones de gases de efecto invernadero (Bachu, 2000).
Para el almacenamiento del CO2 en el medio
geológico hay algunos criterios que se deben tener en cuenta:
Criterios geológicos
Los cinturones orogénicos activos (Cordilleras) y
plataformas cratónicas no son adecuados para la
captura de CO2, ya que no poseen rocas con las características
necesarias para el almacenamiento de CO2, ya sea por el tipo de roca
(sistema cristalino, fractura) o falta de sellos continuos y extenso fallamiento y fracturamiento. De
los sitios más favorables, están las márgenes de las placas continentales
mayores, adyacentes a un cinturón orogénico activo, como es el caso de todas
las cuencas de antepaís al este de las montañas
Rocosas y los Andes (Bachu, 2000),
siendo este el caso de la Cuenca Llanos donde se encuentra ubicado Tauramena (Casanare).
Criterios geotérmicos
Estudios anteriores suponen implícitamente que la
distribución de la presión en una cuenca sedimentaria es hidrostática,
aumentando linealmente con la profundidad a una velocidad de 1 MPa por cada 100 m. Con este supuesto y para gradientes
geotérmicos promedio de 25°C/km, se determinó que las condiciones para un
estado supercrítico de CO2 serían más o menos profundidades mayores
de 800 m. Desde entonces, esta profundidad de 800 m se acepta generalmente como
el umbral para la inyección de CO2 en estado supercrítico (adquiere
una densidad liquida). Sin embargo, las condiciones hidrodinámicas y
geotérmicas varían de cuenca a cuenca, varían por la misma cuenca de un lugar a
otro y de un intervalo sedimentario a otro. En las cuencas de altitud bajas,
tropicales y subtropicales, como en Texas, Venezuela, Colombia, Ecuador, África
y el Medio Oriente, el CO2 puede ser inyectado sólo como un gas o en
un estado supercrítico, porque la isoterma 31,1°C se alcanza a poca
profundidad, variando entre 150 y 500 m (Hurtado,
2010).
Criterios hidrodinámicos
En las cuencas adyacentes a cinturones orogénicos
activos, el agua de formación es expulsada lateralmente en la cuenca y hacia su
margen por compresión tectónica. Finalmente, la mayoría de sistemas de flujo en
cuencas continentales son conducidos por la topografía desde las áreas de
recarga a grandes alturas, hacia las zonas de baja elevación de la descarga,
donde las presiones son bajas, y son controlados por las distribuciones de
permeabilidad. En tales casos, es mejor inyectar CO2 en las áreas de
recarga para aumentar la longitud de camino y residencia de flujo (trampas
hidrodinámicas). En algunas cuencas de antepaís e intracratónicas, tales como las cuencas de Alberta,
Williston y Los Llanos que son salinas congénitas y profundas, el agua tiene la
tendencia a estancarse o fluir con muy baja velocidad (< 1 cm/año o < 10
km/millón años) y generalmente se aísla del agua subterránea de origen
meteórico, fresca y poco profunda (Bachu, 2000) (FIGURA 2).
FIGURA 2
Representación Esquemática Del Flujo De Fluido Impulsado Por: A. La
Compactación, B. La Compresión Tectónica, C. Rebote De Erosión, Y D. La
Topografía.
Fuente: Bachu (2000).
A escala local, en el sitio de la inyección de CO2,
las características del acuífero o yacimiento pueden imponer algunas
restricciones sobre la inyección de CO2. Estos pueden ser causados
por: (1) presión de fluido local y características térmicas; (2) efectos de
flujo, tales como, diferencias entre el CO2 inyectado y los fluidos
de formación o depósito; y (3) características de la roca, tales como porosidad,
permeabilidad y el régimen de tensión. Sin embargo, estas limitaciones pueden
superarse al elegir un sitio de disposición adecuado, seleccionar una
estrategia adecuada de inyección y monitoreo cuidadoso del sitio y de difusión
de CO2 (Bachu, 2000).
Potencial de hidrocarburos
El potencial de hidrocarburos y la madurez de una
cuenca deben considerarse al seleccionar sitios para el almacenamiento
geológico de CO2. En primer lugar, la mayoría de los recursos de
hidrocarburos aún están por descubrirse, por lo tanto, hay una preocupación por
su posible contaminación de los reservorios. En segundo lugar, si la cuenca
está inmadura, con respecto al desarrollo, no hay reservorios de petróleo o de
gas en desuso o agotados aún. En tercer lugar, la geología y la hidrogeología
de la cuenca no son bien conocidas debido a la limitada exploración.
Madurez de cuenca
La inyección de CO2 en formaciones
geológicas profundas comprende muchas de las tecnologías que se han
desarrollado en la industria de la prospección y la producción de petróleo y
gas. La tecnología de perforación de pozos, la tecnología de inyección, la
simulación por ordenador de la dinámica de los depósitos de almacenamiento y
los métodos de vigilancia de aplicaciones existentes sigue desarrollándose para
el diseño y el funcionamiento del almacenamiento geológico.
Por lo general, se espera que el almacenamiento de CO2
en depósitos de hidrocarburo tenga lugar a profundidades por debajo de 800 m,
donde la presión y la temperatura ambiente normalmente darán lugar a que el CO2
esté en estado líquido o hipercrítico. En estas condiciones, la densidad del CO2
oscilará entre el 50 y el 80 por ciento de la densidad del agua. Este
porcentaje se aproxima a la densidad de ciertos petróleos crudos, lo cual
origina fuerzas ascensionales que tienden a impulsar al CO2 hacia
arriba. Por consiguiente, es importante que haya una roca sello sobre el
depósito de almacenamiento seleccionado a fin de asegurarse de que el CO2
permanezca retenido bajo tierra. Al ser inyectado bajo tierra, el CO2
se comprime y llena el espacio poroso mediante el desplazamiento parcial de los
fluidos que ya están presentes (los “fluidos in situ”). En los depósitos de
petróleo y gas, el desplazamiento de los fluidos in situ puede dar lugar a que
la mayor parte del volumen poroso quede disponible para el almacenamiento de CO2
(Metz
et al., 2005). La capa
impermeable sobre la roca donde se hará la inyección es conocida como roca
sello, esta puede lograr una retención física adicional con fuerzas capilares
que retienen CO2 en los espacios porosos de la formación. No
obstante, en muchos casos, uno o más lados de la formación permanecen abiertos,
dando así, cabida al desplazamiento lateral de CO2 bajo la roca de
cubierta. En estos casos, es importante contar con mecanismos adicionales para
la retención a largo plazo del CO2 inyectado (Metz et al.,
2005).
Una vez inyectada en la formación de almacenamiento,
la fracción retenida depende de una combinación de mecanismos de retención
física y geoquímica. La retención física para bloquear el desplazamiento del CO2
hacia arriba, la proporciona la capa sello (Metz et al., 2005).
Para el almacenamiento de CO2 primeramente
se deben considerar las posibilidades de captura junto con el grado de
seguridad que ofrecen, el porcentaje de contribución y el tiempo (FIGURA 3). De las
diferentes posibilidades presentadas por la FIGURA 3, la trampa estructural/estratigráfica presenta las
mejores posibilidades por el porcentaje de contribución y por el corto tiempo
de inyección. Para que se forme un yacimiento hace falta un sistema geométrico
que atrape y concentre al CO2 evitando su fuga posterior. Este
elemento se denomina trampa (FIGURA 3).
FIGURA 3
Mecanismos De Confinamiento Físico Y Químico, Considerados En Un
Almacenamiento Geológico De Co2 Frente Al Grado De Actuación En El Tiempo.
Fuente: Metz
et
al., 2005.
Estructural o estratigráfico
La disposición de las formaciones hará que la
formación sello actúe como primera barrera de retención del CO2. Las
estructuras consideradas son similares a las trampas consideradas en los
yacimientos de petróleo y gas natural, siendo los anticlinales y fallas
selladas las disposiciones más idóneas por el alto porcentaje de contribución
al cierre que se acerca al 100% (FIGURA 4),
mientras que las trampas estratigráficas se basan en el cambio deposicional de las formaciones (FIGURA 4). La roca
sello es muy importante por lo que debe de haber una exhaustiva y correcta
caracterización de la formación que actuará como aislante impermeable (Cámara et al., 2010).
FIGURA 4
Tipos De Entrampamiento Físico: A. Estructural (Anticlinal); B.
Estructural (Falla); C. Estratigráfico (Discordancia); D. Estratigráfico
(Cambio De Tipo De Roca).
Fuente: Cámara
et
al. (2010).
Mecanismo hidrodinámico
Los fluidos retenidos en una formación porosa y
permeable, pueden presentar cierta movilidad. Dicha movilidad se explica porque
la formación puede, por ejemplo, no presentar un cierre en alguno de sus
flancos. La variación de presión en la formación indicará la velocidad de
desplazamiento, estimándose de forma general unas velocidades del orden de
milímetros o centímetros al año. El incremento de presión en la formación,
consecuencia de la inyección del CO2, incidirá en la movilidad del
fluido. Este mecanismo es importante porque muchas de las trampas en la Cuenca
de Los Llanos son hidrodinámicas.
Mecanismo residual
Este mecanismo se basa en la propiedad que presenta un
sólido para retener un fluido, debido a las fuerzas de capilaridad, higroscopia
y pelicular. La propiedad de humectabilidad de los granos que conforman la
formación almacén definirá la efectividad y grado de actuación de esta trampa.
Como resultado, una cantidad del fluido inyectado quedará atrapado alrededor de
las partículas sólidas. Se estima que del orden de 5-30% del total de CO2
inyectado queda retenido gracias a este mecanismo. La importancia del mismo
vendrá influida por la movilidad del fluido (Cámara et al., 2010).
Confinamiento por solubilidad
El CO2 es fácilmente disuelto en agua
formando un ácido débil. La capacidad de disolución estará regulada por la
presión, temperatura y el contenido total de sales disueltas: la solubilidad
del CO2 se incrementa de forma progresiva según se incremente la
presión; sin embargo decrece de forma pronunciada cuando la temperatura y
salinidad se incrementan (Cámara
et al., 2010).
Confinamiento mineral
El CO2 disuelto en agua, puede propiciar
reacciones químicas con la formación almacén, como por ejemplo los minerales
ricos en calcio, magnesio y hierro, donde se forman carbonatos sólidos. Este
tipo de mecanismo es el más estable y permanente, aunque la cinética de las
reacciones químicas que forman el precipitado son muy lentas (Cámara et al.,
2010) (FIGURA 3).
Teniendo en cuenta que la captura y almacenamiento de
CO2 en Colombia no ha sido desarrollada ni aplicada en ningún medio,
pero que de acuerdo a las características necesarias,
el método se pueda desarrollar adecuadamente, se ha decidido por la cuenca
Llanos como un posible lugar para su implementación. No obstante, es preciso
aclarar que seguido a esto, se requiere de una caracterización y análisis
complementario de todos los aspectos necesarios para su adecuada proyección e
implementación.
Geología
La cuenca actual de los Llanos Orientales es una
cuenca de antepaís (foreland)
desarrollada entre el Escudo de Guyana (el cratón) y la Cordillera Oriental (el
orógeno). La historia tectónica de la margen
noroccidental de Suramérica empieza con la formación del cratón (supercontinente precámbrico) generado por la aglutinación o
unión de microplacas. Desde este tiempo el área
sufrió múltiples fases tectónicas durante el Paleozoico y el Mesozoico,
sobrepuestas por la deformación terciaria andina, la cual empezó en el Cretáceo
tardío (Maastrichtiano) y culminó en el Mioceno -
Plioceno. Estas últimas fases compresivas crearon la Cordillera Oriental y su
cuenca asociada de antepaís (ANH, 2012; Cooper et al.,
1995).
En general, la cuenca actual Llanos Orientales es una
cuenca compuesta que corresponde a la superposición de varias cuencas de edades
diferentes. La columna sedimentaria conocida en la cuenca Llanos Orientales, a
partir de los pozos perforados, está representada por rocas precámbricas del
basamento, paleozoicas, mesozoicas y cenozoicas, las cuales están separadas por
tres grandes discordancias regionales, que se localizan en la base del
Cretácico, Cretáceo Superior y Paleógeno (FIGURA 5).
Después de examinar las diferentes formaciones que
conforman la cuenca Llanos se concluye que la formación Carbonera es la más
favorable para CCS porque tiene intercalaciones arenosas que no están siendo
utilizadas (niveles C1, C3, C5 y C7) y que pueden ser favorables como formación
almacén por su capacidad de almacenamiento en un futuro proyecto de captura de
CO2, todo esto condicionado a estudios detallados de caracterización
de dicha formación. Adicionalmente, Carbonera está a una profundidad mayor que
la última fuente de agua potencialmente aprovechable, y está aislada mediante
capas arcillosas que forman sellos hidráulicos naturales (niveles C2, C4, C6 y
C7) y cubierta por el sello regional de la Formación León (FIGURA 5). Entre los
cuatro niveles arcillosos suman alrededor de 637 pies que con baja
permeabilidad garantizan el aislamiento natural de la zona de disposición con
las demás unidades, garantizando la no afectación a los acuíferos
“superficiales” en las formaciones Guayabo y Necesidad (Mendoza y Bueno, 2008) (FIGURA 5).
FIGURA 5
Columna Estratigráfica Generalizada De La Cuenca Llanos Orientales.
Fuente: Adaptada de ANH
(2012).
Petrofísica de la Formación Carbonera
La información petrofísica descrita a continuación, es
tomada de los estudios realizados por las Operadoras Parex
Resources Ltda, y Geopark, quienes se basaron en registros de pozo
(Resistividad, Gamma Ray, Potencial Espontáneo,
Neutrón - Neutrón, Densidad, etc.) y las muestras de zanja que se recobran de
las perforaciones. La evaluación petrofísica se desarrolló a partir de un set
de ecuaciones que permitieron el cálculo de los diferentes parámetros
requeridos para el desarrollo del modelo identificando los siguientes valores
de porosidad, permeabilidad y conductividad hidráulica dentro de las unidades
de mayor interés (C1, C3, C5 y C7) (TABLA 1).
TABLA 1
Parámetros Petrofísicos De Los Niveles C1, C3, C5 Y C7 De Formación
Carbonera.
Fuente: Parex (2014) y Geopark (2014).
Las porosidades se muestran relativamente constantes
al igual que las permeabilidades, por lo que se concluye que las unidades que
se proyectan como receptoras tienen características petrofísicas estables que
permiten la entrada de un volumen de CO2 inyectado sin generar daño
en la formación. Las porosidades se calcularon por medio de las curvas de
densidad y neutrón tomadas en los pozos. En cuanto a la permeabilidad a pesar
de no tener datos del corazón antes mencionado, se calculó una curva teórica
que fue luego comparada y ajustada con los corazones y reportes de otros
bloques (Parex, 2014).
La formación carbonera no es la única con
posibilidades para almacenar CO2, también están las formaciones
Mirador y Guadalupe que tienen aún mejores valores para una formación almacén y
por esto los mejores yacimientos de hidrocarburos encontrados en la cuenca
Llanos están ubicados en estas dos formaciones; no obstante, como prospectos de
captura de CO2, podrían ser usados para recuperación secundaria
(EOR/EGR) y obtener mejores resultados en la producción; en cambio la formación
Carbonera, en sus niveles impares, principalmente los niveles C3, C5 y C7, a
pesar de tener una porosidad y permeabilidad relativamente bajas en comparación
con las Formaciones Mirador y Guadalupe, podrían llegar a ser buenos
emplazamientos para la captura de CO2, por su profundidad y la
ubicación de un sello regional como lo es la Formación León, ubicada de forma suprayacente a esta. La descripción más detallada de las
unidades atravesadas por el pozo Agami 1 se presenta
en la TABLA 2.
A continuación se describe
geológicamente las Formaciones y sus niveles presentes en el Pozo inyector Agami – 1 ubicado en Tauramena,
ubicando al primer nivel de interés de la Formación Carbonera C3 a una
profundidad base de 2376,3 m, o 7791,0 pies.
La profundidad máxima que se llegaría a alcanzar para
un proyecto de inyección en estos niveles de la Formación Carbonera seria de
aproximadamente 2744 metros (TABLA 2),
donde se encuentra el ultimo nivel arenoso C7. Para la aplicación de la técnica
de captura de CO2 en yacimientos de petróleo como técnica EOR
(recuperación mejorada de petróleo), las formaciones subyacentes Mirador y Guadalupe
podrían llegar a tener las características necesarias, pero se debe tener en
cuenta que no poseen un sello regional como si lo tiene la Formación Carbonera,
por lo que el CO2 inyectado podría llegar a migrar hacia la
formación superior.
TABLA 2
Unidades Litoestratigráficas Registradas En El
Pozo Inyector Agami – 1, Vereda La Urama, Tauramena Casanare.
Fuente: Geopark (2014).
Cálculos de volúmenes de almacenamiento
Con el fin de realizar una estimación del volumen
poroso apto para el almacenamiento de CO2, se realiza el cálculo
teniendo en cuenta los parámetros anteriormente analizados, mediante la
fórmula:
Volumen poroso total = Área * Espesor * Porosidad
Teniendo en cuenta, que el área total del Bloque donde
se ubica el Pozo Agami es de 33.258,10 Ha, se
realizan los cálculos correspondientes, de lo cual se obtuvieron los datos
contenidos en la TABLA 3.
TABLA 3
Estimaciones Teóricas Del Volumen Poroso En Los Niveles Arenosos De La
Formación Carbonera.
De acuerdo con estos resultados de la TABLA 3, se podría
decir de manera inicial, que los mejores niveles receptores en la Formación
Carbonera son los niveles arenosos C1 y C7 por su volumen poroso teórico de
aproximadamente 12 y 9 millones de m3 respectivamente, las cuales además de
tener un espesor considerable, poseen las características de porosidad y
permeabilidad más adecuadas, dando como resultado, los mayores valores de
volumen poroso.
Adicionalmente, en la interpretación hidrogeológica,
el nivel C1, cuenta con acuíferos de porosidad primaria en los niveles arenosos
y porosidad secundaria en los niveles de carbón, así como agua de calidad
regular a mala, siendo también características favorables para la inyección de
CO2. El nivel C7 conforma acuíferos por la porosidad primaria en los
niveles arenosos, con agua de muy mala calidad, todo esto favoreciendo a que el
CO2 inyectado pueda llegar a capturarse con mayor eficiencia. Los
valores de porosidad y permeabilidad de la formación Carbonera están dentro del
rango de los valores encontrados en formaciones donde se está llevando a cabo
proyectos de CCS (Koperna et al., 2012).
A las anteriores estimaciones teóricas deben seguir
una serie de estudios exhaustivos propios de un proyecto piloto sobre los
corazones de los diferentes pozos que se lleguen a perforar que deben incluir
ensayos de laboratorio para saber cómo responderían dichas formaciones a la inyectividad del CO2 y al desarrollo de modelos
económicos y geoquímicos para prever con anticipación las implicaciones
hidrodinámicas y geoquímicas del almacenamiento geológico del CO2 (Consoli y Wildgust, 2017; Warwick, 2016).
Una vez que se tenga más seguridad sobre las
características de la formación se deben considerar los aspectos de ingeniería
relacionados con la inyección del CO2 (FIGURA 5). Teniendo en
cuenta que la tecnología utilizada para la inyección de CO2 es
prácticamente la misma empleada por la industria de los hidrocarburos en la
reinyección de aguas de formación y aguas residuales tratadas. En la FIGURA 6 se muestra a
continuación de forma esquemática, como podría ser la aplicación del método en
pozos de inyección, en el municipio de Tauramena.
El pozo inyector seria perforado
metros abajo de la formación de interés, que para el caso sería
Carbonera C7, es decir por debajo de los 2800 m, que es el último nivel arenoso
de esta formación, dependiendo de los diferentes niveles seleccionados para la
captura de CO2, en éstos se realizaría el cañoneo y respetivo
taponamiento en los niveles superiores e inferiores, con el fin de evitar
fugas.
Como se explica en la FIGURA 7, las características principales de un pozo inyector
son: una primera barrera en la sección inicial con revestimiento de acero de
9-5/8” OD y cementado hasta la superficie, a mayor profundidad, por debajo de
los acuíferos profundos se encontraría la segunda barrera, con revestimiento de
acero de 7” OD y cementado para aislar acuíferos profundos y evitar
contaminaciones de las aguas dulces, y finalmente, una tercera barrera, con
tubería de inyección de 2-7/8” y empaque arriba de las formaciones petrolíferas
(ECOPETROL,
2014).
FIGURA 7
Esquema Del Estado Mecánico Del Pozo Inyector (Barreras De Protección).
Fuente: Adaptado de ECOPETROL
(2014).
La inyección de CO2 se podría realizar en
pozos perforados para producción y que han resultado secos, o en pozos que en
algún momento fueron productores pero por condiciones
del yacimiento se encuentran sellados o abandonados.
Para la modificación de un pozo productor a inyector
de CO2, se deben realizar principalmente las siguientes operaciones:
·
Retiro del sistema de levantamiento artificial
·
Retiro
tubería de producción
·
Calibración
y verificación del revestimiento
·
Cañoneo y/o recañoneo de
zonas de interés
·
Pruebas
selectivas de inyectividad
·
Estimulación selectiva (si se requiere)
·
Bajada de sarta de inyección selectiva
Se recomienda realizar el seguimiento operativo del
pozo inyector. Las operaciones principales del monitoreo son:
·
Medición de presión de revestimiento de superficie
(trimestral)
·
Medición de presión de inyección (diaria)
·
Medición de caudal de inyección (diaria)
·
Perfiles de inyección para determinar distribución del
CO2 inyectada (anual)
·
Ajuste en la calibración de las válvulas
Se recomienda que la tubería esté recubierta por una
capa de fibra de vidrio con el fin de evitar la corrosión y garantizar la
integridad del pozo.
Varias naciones han desarrollado su industria de CCS
durante las dos últimas décadas. Esto incluye el desarrollo de políticas,
legislación, y caracterización y pruebas de zonas de almacenamiento. El trabajo
ha sido conjunto entre el gobierno, la industria y la investigación aplicada.
El almacenamiento de CO2 debe considerarse
como una de las opciones más viables para minimizar las afectaciones y
emisiones de gases contaminantes a la atmosfera relacionadas con los
combustibles fósiles.
Según los diferentes medios existentes para la captura
y almacenamiento de CO2, se puede concluir que el estado actual de
las tecnologías se encuentra en una etapa relativamente avanzada, aunque no
están lo suficientemente desarrolladas como para llegar a ser aplicadas en las
grandes fuentes emisoras.
Al momento de revisar la documentación existente sobre
el método de captura y almacenamiento o secuestro de CO2, es claro
que no existe una normatividad vigente sobre las tecnologías utilizadas, dado
que aún están en fase de experimentación y los proyectos que están empezando
son pilotos o son muy pocos los que han llegado a implementar la técnica.
En la investigación del estado del arte, se logró
descubrir que actualmente en Colombia falta un gran desarrollo en el tema,
aunque a nivel de Latinoamérica, es uno de los países con mayor factibilidad de
aplicación, primero por la presencia de carbón e hidrocarburos, que es donde
las tecnologías actuales presentan mayor desarrollo, y segundo por los avances
en las técnicas de reinyección.
La madurez de la cuenca Llanos y su evolución
tectónica, así como las características estratigráficas y petrofísicas,
llevaron a la selección de una posible formación capaz de almacenar o
secuestrar CO2, siendo los intervalos impares arenosos de la
Formación Carbonera y más específicamente C1 y C7, los más adecuados para la
aplicación de este método.
La presencia, en la parte superior de la formación
Carbonera, del sello regional de la Formación León, con un espesor promedio de
436 metros, con un valor de porosidad de 8% y una permeabilidad de 0,52 md, así
como los sellos intraformacionales de la Formación
Carbonera (C2, C4, C6 y C8), de los cuales suman entre los cuatro niveles un
promedio de 637 m, con propiedades de baja permeabilidad, garantizan el
aislamiento natural de la zona escogida para la posible disposición con
respecto a las unidades superiores, y de la misma manera garantizando que no
serán afectados los acuíferos superiores.
Las tecnologías implementadas dentro del sector
hidrocarburos, favorecen en cierto modo el desarrollo del método CCS en el
país, siendo una ventaja considerable en comparación con países que no cuentan
con presencia de actividad petrolera.
El Municipio de Tauramena
(Casanare), cuenta con la infraestructura y tecnología adecuada para la
aplicación del método de Captura y Almacenamiento de CO2, dado que
dentro de éste se han desarrollado campañas de perforación, tanto para pozos
productores como para pozos inyectores de aguas de formación y aguas residuales
tratadas; los cuales, con las modificaciones necesarias en el estado mecánico,
pueden llegar a utilizarse como pozos inyectores de CO2. En la
actualidad Tauramena no cuenta con una fuente cercana
de CO2.
Un proyecto exitoso comprende la correcta integración
tecnológica de la captura del CO2, el transporte del gas, la
estructura geológica de almacenamiento adecuado, la tecnología de
almacenamiento, y la cercanía a una fuente de CO2, que puede ser una
carboeléctrica productora de energía.
En Colombia es necesario continuar las investigaciones
para determinar más reservorios naturales donde se almacenaría el CO2.
Además de los estudios geológicos, la caracterización debe incluir estudios
sobre presiones, inyecciones del gas y aspectos económicos. Los estudios
también se deben acompañar de modelación numérica sobre las interacciones
hidrodinámicas y geoquímicas de los gases.
Esta investigación hace parte de los estudios adelantados por el
Laboratorio de Gases, Carbón, Gas Asociado al Carbón y Shales
Carbonosos (Contrato RC N.° CT 669/2009) financiado por la UPTC, Colciencias y
la ANH.
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Notas de autor:
1
Ingeniera Geóloga Independiente. luisamorenor@gmail.com