DOI: http://dx.doi.org/10.18273/revbol.v40n3-2018007

Los volcanes de Colombia y su representación en diversos contextos

Volcanoes in Colombia and their representation in diverse contexts

John J. Sánchez - ORCID: 0000-0002-9024-75541*
Luisa M. Calvache - ORCID: 0000-0002-8229-7092

1 Departamento de Geociencias y Medio Ambiente, Facultad de Minas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, Colombia. (*) jjsanchezag@unal.edu.co
2 Departamento de Geociencias, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia. lmcalvachel@unal.edu.co

Forma de citar: Sánchez, J.J., y Calvache, L.M. (2018). Los volcanes de Colombia y su representación en diversos contextos. Boletín de Geología, 40(3), 127-179. DOI: 10.18273/revbol.v40n3-2018007.

Trabajo recibido: noviembre 16 de 2017
Trabajo aceptado: junio 13 de 2018


RESUMEN

En Colombia existe un número importante de volcanes que por siglos han sido vistos como símbolos, pero no como amenazas, lo cual infortunadamente ha demostrado ser una problemática en tiempos de crisis. Se reportan observaciones de diferentes formas de representación del concepto de volcán en Colombia. Más de 228 observaciones fueron recopiladas durante recorridos de campo y por medio de consultas sistemáticas usando motores de búsqueda y correo electrónico durante el período 2010-2017, conservando evidencia gráfica de todos los casos. Se encuentra que al menos 19 volcanes (tanto activos como inactivos) han sido representados en 28 contextos en 71, localidades principalmente alrededor de las zonas de influencia volcánica. Las representaciones pueden ser de diferente cobertura espacial: local, regional, nacional; pueden ser directas o indirectas; o pueden tener carácter temporal variable: efímero, como en los casos de murales, anuncios y logotipos, o pueden durar por siglos, porque en muchos casos están plasmadas en símbolos de unidades administrativas, como en el caso de los escudos de municipios y departamentos. Las representaciones son importantes porque reflejan sentido de pertenencia de las comunidades hacia su entorno, imprimen el concepto de volcán en el imaginario colectivo, y pueden influenciar la percepción del concepto de amenaza y el proceso de toma de decisiones durante tiempos de crisis volcánica.

Palabras clave: Volcán; representación; contexto; imaginario colectivo; percepción del vulcanismo.


ABSTRACT

There are an important number of volcanoes in Colombia, which, for centuries, have been viewed as symbols but not as hazards, and this has demonstrated to be troublesome in times of crisis. Observations of different ways of representation of the concept of volcano in Colombia are reported. More than 228 observations were compiled during field outings and by means of systematic queries using search engines and electronic mail during the period 2010-2017, keeping graphic evidence of all cases. It was found that 19 volcanoes (both active and inactive) have been represented in 28 contexts in 71 localities mainly surrounding the influence areas of volcanism. Representations may have variable spatial character: local, regional or national; or may exhibit varying temporal nature: ephemeral, such as the cases of murals, commercial signs and logos, or last for centuries because they are included in the symbols of administrative units as in the case of coats of arms of municipalities and provinces. Representations are important because they reflect sense of belonging of the communities towards their environment, imprint the concept of volcano in the collective imagination, and might influence the perception of volcanic hazards and the decision-making process during times of volcanic crisis.

Keywords: Volcano; representation; context; collective imagination; perception of volcanism.


INTRODUCCIÓN

Alrededor del mundo, los volcanes han sido plasmados en una variedad de representaciones desde tiempos milenarios, por ejemplo, en la localidad de Catal Huyuk (Turquía) se ha preservado un sitio Neolítico, descubierto en 1963, que contiene una pintura cuya edad fue determinada en 6.200 AC y que representa una población y un volcán compuesto activo (quizá el volcán Mt. Hasan, que es visible aproximadamente a 120 km desde el sitio) (Mellaart, 1967; Rochberg, 2014). Aunque en principio, esta sería la representación más antigua documentada de actividad volcánica, estudios recientes sugieren que las pinturas descubiertas en 1994 en la caverna Chauvet-Pont d'Arc (sureste de Francia) representan actividad volcánica explosiva que ocurrió en el área de Bas-Vivarais (aproximadamente a 35 km al noroccidente de las cavernas) hace 30.000-40.000 años (Nomade et al, 2016). Si la preferencia era la talla en roca, igualmente los artistas han representado el vulcanismo de manera perdurable, como lo ejemplifican los petroglifos que representaron la actividad del volcán Porak (región Syunik, Armenia) presumiblemente ocurrida en 5.000 AC y hallados en un sitio distante 9 km al sureste del volcán (Karakhanian et al., 2002). Más recientemente y en nuestro contexto local, mencionamos en el llamado Pictógrafo del Higuerón (Corregimiento de Mapachico, noroccidente de Pasto) en el cual los habitantes prehispánicos de la región (Pastos, Quillacingas) representaron el volcán Galeras, ubicado a aproximadamente 9 km del sitio (Cabrera, 1966; Romoli, 1977; Quijano, 2009). En los casos mencionados, la representación pictórica de los volcanes (principalmente activos) quizá tenía el propósito de dejar algún testimonio de la ocurrencia de uno de los eventos geológicos más impresionantes en la superficie de la Tierra o quizá los autores deseaban manifestar inspiración por las geoformas dominantes de un paisaje.

A partir de mediados del siglo XVI, las representaciones artísticas fueron más elaboradas y por obvias razones, mejor documentadas con pinturas, dibujos y grabados que incluyeron, principalmente, los volcanes Vesubio y Etna (Italia), Fuji y Sakurajima (Japón), Kilauea y Santa Helena (Estados Unidos), Paricutín y Popocatepetl (México) y Cotopaxi (Ecuador). Los artistas del Renacimiento fueron los primeros en representar, quizá con doble intención artística-científica, paisajes volcánicos admirables. Un ejemplo de tales representaciones es la novedosa panorámica del Valle de Arno (Italia) dibujada por Leonardo da Vinci (Kemp, 2006; Melnikov y Ilyamova, 2013).

Durante el Romanticismo aumentó la admiración por lo sublime de la naturaleza y los volcanes protagonizaron las expresiones artísticas junto con las tormentas y cascadas. En el Neoclasicismo se realizaron pinturas que incluyeron volcanes y que aunque daban preponderancia a la figura humana expresando gran nivel de detalle, tenían como tema central el vulcanismo, destacándose por ejemplo la obra de Angelica Kauffman en 1785 acerca de la erupción de AD 79 del volcán Vesubio, con base en las descripciones de Plinio el Joven (Sigurdsson, 2015). En el siglo XIX, el artista japonés Katsushika Hokusai destaca por sus delicadas y prolíficas representaciones del volcán Fuji, que sugerían un homenaje a la veneración e idolatría del pueblo japonés hacia este icónico rasgo del paisaje. Es interesante mencionar que en las dos colecciones de 136 cuadros dedicadas al Monte Fuji, Hokusai sólo pintó una erupción (erupción de flanco en 1707, una de las más explosivas en tiempos históricos, conocida como la erupción del Monte Hoei) cuadro que de hecho no muestra el volcán, sino la destrucción causada y el terror de los pobladores (Katsushika y Smith, 1999; Sigurdsson, 2015). Durante el siglo XX un importante número de artistas representaron paisajes volcánicos y en América destacan las pinturas y escritos del artista y vulcanólogo mexicano José Gerardo Francisco Murillo, mejor conocido como "el Dr. Atl" quien a través de sus obras y abundantes y representaciones de volcanes como el Popocatépetl y principalmente el Paricutín lideró prácticamente la llamada revolución artística mexicana. Comparable en devoción hacia el tema volcánico y en productividad al artista japonés Hokusai, Dr. Atl dedicó, sólo al volcán Paricutín 130 dibujos, 11 pinturas y un libro extenso documentando el nacimiento y evolución del "volcán que nació en un campo de maíz" (Dr. Atl, 1950). Dentro de pupilos eminentes de Dr. Atl se incluye a figuras monumentales del arte como Diego Rivera y José Clemente Orozco. La representación histórica de los volcanes alrededor del mundo no está restringida a las imágenes (petroglifos, pictógrafos, dibujos, pinturas) sino que también ha permeado el ámbito de las letras y la música, de tal suerte que es posible hallar descripciones y alusiones directas y abstractas a volcanes en ensayos, cartas y poemas (Sigurdsson, 2015).

En Colombia, observaciones durante recorridos por las áreas de influencia volcánica y las búsquedas sistemáticas de información, revelan que la imagen y el concepto de vulcanismo han estado presentes en múltiples formas durante siglos, sugiriendo que los volcanes activos e inactivos han sido considerados símbolos, pero estos mismos volcanes han sido también la fuente de procesos peligrosos que han causado fatalidades y pérdidas y han marcado la historia de la regiones, indicando que a pesar de todo, los volcanes no han sido vistos como amenazas. En este trabajo se presentan los resultados de observaciones entre 2010 y 2017 acerca de representaciones de la imagen de los volcanes en diversos contextos que incluyen el arte, el comercio, la filatelia, la decoración, la heráldica y el turismo, con los siguientes objetivos: 1) Documentar de forma sistemática las múltiples formas en las que el vulcanismo ha sido representado en nuestro entorno; 2) Presentar un análisis espacial acerca de la manera como las imágenes de los volcanes son incorporadas en las comunidades, todo con un enfoque que incorpore lo científico y lo social; y 3) Rendir homenaje a artistas, creadores y trabajadores (muchos de ellos anónimos) que han registrado recientemente la imagen volcánica en nuestro entorno. Se llevaron a cabo acciones para documentar de la manera más completa posible la naturaleza, ubicación espacial-temporal y la autoría de la representación de los múltiples volcanes en los diversos contextos, manteniendo completitud en las búsquedas de información acerca de cada región volcánica de interés. Los datos de observaciones provienen de al menos 71 localidades e incluyen información relacionada a 19 centros volcánicos ubicados entre las latitudes 5,05°N - 0,82°N y entre las longitudes 77,93°W - 75,32°W (FIGURA 1).

MARCO TEÓRICO

Es pertinente definir qué es "representación" y qué es "contexto". De modo general, una representación se define como una imagen o idea que sustituye a la realidad (Real Academia Española, 2017). La realidad es un edificio volcánico, por ejemplo, el volcán Nevado del Ruiz. La imagen o idea es la forma en la que se plasma esta realidad, mediante una pintura del volcán Nevado del Ruiz en un mural (FIGURA 2) o mediante su mención (directa o indirecta) en el himno de un municipio. El contexto se define como el entorno físico o de situación, político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el que se considera un hecho (Real Academia Española, 2017). Las múltiples representaciones de los volcanes, con temáticas, propósitos y usos variados se enmarcan en una diversidad de contextos.

Debido a la naturaleza del presente trabajo, que incluye aspectos sociales, psicológicos, filosóficos, culturales, geográficos y científicos de los volcanes, es importante, proveer bases acerca del concepto de "representación" desde algunos de estos enfoques. El sociólogo y filósofo francés Émile Durkheim (1858-1917) utilizó el término "representación" como una palabra sobreentendida, de uso común en la época y que varios autores tomaron como equivalente a la palabra "idea" (Pickering, 2000; Romani, 2002; Plascencia, 2007). Las ideas se asocian a la inteligencia y son representables: Durkheim estableció que toda idea representa un objeto. En contraste a la definición actual sencilla del diccionario de la Real Academia Española, para Durkheim la representación no era simplemente una imagen de la realidad, sino que adicionalmente provoca reacciones psicológicas y físicas en el observador. Dado que las representaciones serían distinguibles en tres clases, a saber: sensaciones, imágenes y conceptos, eran principalmente objeto de estudio de la psicología y la filosofía y era necesario concebir hipótesis como "representaciones colectivas" o "conciencia colectiva", o "sociedad" para que las representaciones pasaran al ámbito de la sociología. Aunque muchas de las ideas originales de Durkheim continúan válidas hoy, el concepto de representaciones colectivas fue actualizado al de "representaciones sociales" (Moscovici, 1976) y analizado desde la perspectiva de la psicología social, con la interesante sugerencia de que las representaciones sociales son fenómenos cognitivos que influyen en los sentimientos de identidad, pertenencia e integración y que definen a quienes las realizan y las dan a conocer (Moscovici, 1989). Es aún más interesante descubrir que las representaciones están íntimamente relacionadas a lo sagrado, lo ritual, lo mitológico, lo moral, lo científico y lo político, entre otros aspectos de las sociedades, y que la conexión se hace a través de los símbolos (Plascencia, 2007). El lector descubrirá que este trabajo está relacionado en alguna medida a la representación de los volcanes como símbolos de las regiones en Colombia.

Las representaciones (imágenes) conllevan codificar y simplificar la realidad y también incluyen un significado. La realidad puede ser muy compleja, pero las representaciones nos ayudan a limitar y ordenar el mundo a través de elementos simbólicos más sencillos. Lo más interesante de esto, es que la capacidad de un autor para crear una representación viene de una estructura cognitiva adquirida socialmente y que al mismo tiempo involucra cosas que son individuales (ejemplo: factores emocionales y afectivos). Aunque las representaciones sean vistas como una construcción de la realidad, no necesariamente son imitaciones de un objeto, porque incluyen la interpretación del autor que es influenciada por el contexto histórico, institucional, social, o geográfico, lo cual introduce cambios: distorsiones, supresiones y suplantaciones (Gil de Arriba, 2002). A su vez, las imágenes difunden sistemas de valores e ideologías, imponen modelos de conducta que influyen en la integración o en la conformidad social (por ejemplo, invitan a visitar ciertos lugares, consumir productos, a realizar actividades, etc.).

Desde una perspectiva espacial, se mencionan las representaciones espaciales, que no solo han sido estudiadas por ciencias como la geografía, sino también por disciplinas tan variadas como la psicología social, la psicología urbana y ambiental, la lingüística, la antropología, la arquitectura y la urbanística. Por ejemplo, desde el enfoque de la psicología ambiental, las representaciones son un modelo del que hace parte el entorno espacial e involucran símbolos con carácter social y cultural parecido al de los mitos y las leyendas ancestrales (Íñiguez et al., 1996). La conceptualización del espacio por parte de las personas también estaría condicionada por la percepción y cognición del ambiente, que a su vez tiene que ver con elementos visuales, de forma y de diseño del entorno urbano y quizá también del rural: calles y senderos, fronteras, barrios, comunas y sectores, nodos e hitos (Lynch, 1966), llamados también elementos del espacio arquitectónico (Norberg-Schulz, 1980): lugares, trayectos y ámbitos. Como sea, muchas de las representaciones que se documentan en este trabajo están inmersas en las comunidades porque hacen parte de diversos aspectos que definen a la sociedad: cultura, historia, gobierno, folclore, y están físicamente presentes en muchos de los elementos del entorno.

Finalmente, también es útil definir brevemente el término "imaginario colectivo". La expresión "imaginario colectivo" fue acuñada por el filósofo griego Cornelius Castoriadis, que amplía el concepto de "conciencia colectiva" de Durkheim. En esencia se usa como sinónimo de "representación social", sistema de normas y valores, imágenes asociadas a instituciones, colectivos. Los imaginarios colectivos o representaciones sociales definen un orden para que los individuos se orienten en sociedad y facilitan la comunicación entre los miembros de las comunidades (Moscovici, 1989; Fueyo, 2002).

DATOS Y METODOLOGÍA

Los datos son un conjunto de más de 228 observaciones acerca de alguna representación de uno o varios centros volcánicos en diferentes contextos. En algunos casos las observaciones fueron realizadas durante recorridos por las zonas de influencia de varios volcanes, mientras que, en otros casos, se realizaron consultas sistemáticas en fuentes autorizadas (en la mayoría de casos, los sitios oficiales de internet de las diferentes unidades administrativas o de instituciones) y utilizando motores de búsqueda y correo electrónico para confirmación de datos directamente con las fuentes y por completitud. En los ANEXOS 1 y 2, se presentan tablas con todas las observaciones de representaciones realizadas en las localidades de la FIGURA 1.

RESULTADOS

Un primer resultado es una compilación, organizada y descrita, de múltiples instancias en las cuales se han representado más de 19 centros volcánicos en al menos 71 localidades de Colombia (ANEXOS 1 y 2).

Algunos rasgos resaltan en referencia a cinco aspectos: (1) variedad y preferencia en contextos, (2) densidad de representaciones, (3) afinidad administrativa-geográfica, (4) variedad de representaciones por volcán y (5) cantidad de representaciones por volcán. A continuación, se consignan algunas anotaciones en referencia a estos cinco incisos. A continuación, se destacan características de estos cinco aspectos:

(1) Variedad y preferencia en contextos: se encuentra que los volcanes han sido representados en 28 contextos que son: arte, banca, comercio, comunicaciones, cultura, decoración, deporte, ecología, educación, energía, filatelia, gobierno, heráldica, historia, hotelería, industria, minería, mitología, notafilia, prevención, religión, salud, toponimia, tránsito, transporte, turismo, vexilología y vivienda. La TABLA 1 es una matriz que relaciona los contextos y los volcanes que han sido representados y la FIGURA 3 un gráfico que muestra la preferencia en contextos. Se observa que la heráldica, el turismo, el comercio y la historia son los temas preferidos en las representaciones.

(2) Densidad de representaciones: con excepción del volcán Nevado del Huila, existe relación espacial más o menos próxima entre la mayoría de volcanes y los sitios donde han sido representados (FIGURA 1).

(3) Afinidad administrativa-geográfica: los volcanes del segmento sur (Chiles, Cumbal, Domos Colimba, Azufral, Cerro Gualcalá, Galeras, Bordoncillo, Cerro Morasurco, Doña Juana) se han representado en el Departamento de Nariño; los volcanes Sotará y Puracé-Coconucos han sido representados en el Departamento del Cauca (aunque ambos son límite geográfico entre Cauca y Huila); el volcán Nevado del Huila ha sido representado en Cauca, Huila y Tolima (el Nevado del Huila es límite entre estos tres departamentos); y en los volcanes del segmento norte se observa que Cerro Machín y Nevado del Tolima han sido representados en Quindío y Tolima, el Paramillo del Quindío ha sido representado en Quindío (aunque el Paramillo del Quindío es límite entre los departamentos de Risaralda, Quindío y Tolima), el Nevado Santa Isabel se ha representado en Tolima, Risaralda y Caldas (el Nevado Santa Isabel es límite entre estos tres departamentos), el volcán Nevado del Ruiz se ha representado en Tolima, Quindío, Risaralda y Caldas (el Nevado del Ruiz es límite entre Caldas y Tolima), el Cerro Sancancio y el Cerro Bravo han sido representados en Caldas (FIGURA 1).

(4) Variedad de representaciones por volcán: de la TABLA 1 se evidencia que mientras volcanes como el Nevado del Ruiz, Nevado del Tolima y Cumbal han sido representados en mayor variedad de contextos, otros centros volcánicos como Sotará, Cerro Morasurco, Bordoncillo, Domos Colimba y Cerro Bravo se observaron representados en un solo contexto (heráldica en el caso del volcán Sotará y de los Domos Colimba, historia en el caso de Cerro Morasurco y el volcán Bordoncillo y religión en el caso del volcán Cerro Bravo).

(5) Cantidad de representaciones por volcán: los datos reportados en el ANEXO 1 y la FIGURA 4 revelan que varios volcanes del segmento norte (principalmente Nevado del Ruiz y Nevado del Tolima) y los del segmento sur (principalmente Cumbal y Galeras) han sido representados en mayor número de ocurrencias.

DISCUSIÓN

Importancia del trabajo

Este trabajo es, al menos en la literatura publicada, el primero acerca de la temática de las representaciones de los volcanes de Colombia en diversos contextos e incluye como aporte la primera compilación sistemática de ocurrencias de representaciones de muchos de los volcanes colombianos (ANEXOS 1 y 2). La importancia de este artículo radica, por tanto, en que se constituye en la base para futuros trabajos y proyectos. Otro aporte importante es que se integran aspectos científicos y sociales de los volcanes y se proveen datos históricos, culturales, económicos, educativos y ambientales.

En varias ocasiones, la clasificación para una representación o contexto incluyó algo de arbitrariedad y es posible que pudiese existir una mejor elección. Por ejemplo, los himnos pueden incluirse en los contextos de historia, música, o poesía, e incluso merecerían un contexto nuevo como la "himnología", un término inventado en el año 2003 por D. Kendall (Bristow, 2006, National Anthems of the World Organization, 2017). Lo importante en relación con el enfoque de este artículo, es que este tipo de expresiones representan el sentir de un grupo de individuos y representan, entre otras cosas los valores que identifican a ese grupo. Desde esa perspectiva, se adelantará una investigación que se enfoca en los usos de los materiales de origen volcánico y representaciones adicionales de los volcanes, en el caso particular del Departamento de Nariño al suroccidente de Colombia (Calvache y Sánchez, en preparación).

Es interesante observar que, a partir de los datos reportados en este trabajo, los volcanes en Colombia han sido representados en múltiples contextos que plasman la imagen del volcán como parte de nuestro diario vivir (ANEXOS 1 y 2), pero aún más interesantes son las interpretaciones que pueden deprenderse de estas observaciones.

Las representaciones, sean estas muy elaboradas o sencillas, pueden ser efímeras o duraderas, por ejemplo: muchos murales solo persisten por algunos meses, quizá por años, hasta que son destruidos, reemplazados o cubiertos. Dado que los murales son manifestaciones plásticas importantes que complementan el diseño del entorno urbano y rural y proporcionan información sobre particularidades de las comunidades y sus formas de entender el mundo (De la Fuente, 2006), una compilación como la que aquí se presenta puede ser la única evidencia de que cierta imagen de un volcán fue plasmada en el entorno de una comunidad. En otras instancias hay más posibilidades de preservación, como en el caso de una pintura en cerámica acerca de la cosmovisión del mundo y el inframundo que incluye al volcán Puracé y que reposa protegida de los elementos climáticos en las instalaciones del Cabildo Indígena de Puracé (ANEXO 1).

Claridad de las representaciones, conceptos de volcán e implicaciones

Algunas representaciones dan idea de volcanes, pero podría tratarse de montañas en general. Dos casos atraen la atención por tratarse de representaciones de amplia cobertura o de impacto nacional en el sentido de ser apreciadas por muchas personas en Colombia: (a) el reverso del billete de 1 peso, en circulación entre 1959 y 1980 y que, de acuerdo a análisis de imágenes de alta resolución, incluye una montaña cónica con cima nevada, drenajes radiales y morfología similar a flujos de lava hacia la base, representación que podría ser del volcán Nevado del Tolima, pero no es posible localizar una descripción, en fuentes autorizadas, que permita esta conclusión (Banco de la República-Colombia, 2017; ANEXO 1); (b) el logotipo del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia que incluye la porción de una montaña con descripción similar a la anterior, pero que no se puede asociar concluyentemente a un volcán (Parques Nacionales Naturales de Colombia, 2017; ANEXO 1).

En la mayoría de representaciones analizadas, especialmente en los contextos de heráldica, vexilología e historia no cabe duda de que se trata del concepto de volcán, pero fue posible agruparlas en tres categorías, de acuerdo a la claridad en: (a) referencia explícita con nombre: aquella que incluye el nombre del volcán; (b) referencia directa al concepto: aquella que incluye la palabra "volcán" o se refiere a un rasgo conocido de un volcán o incluye un término que inequívocamente se relacione al vulcanismo y (c) alusión: que insinúa o sugiere la idea de volcán, a veces de forma abstracta. Como un ejemplo de referencia explícita con nombre, se tiene el himno del municipio de Buesaco (Nariño), en cuya cuarta estrofa incluye las frases: "Ondulantes montañas y cerros, Morasurco callado volcán, Bordoncillo que apuntas al cielo...", en donde mencionan a los volcanes Morasurco y Bordoncillo. Aún más interesante es el uso de la palabra "callado" implicando conocimiento por parte del autor de que el Cerro Morasurco es un volcán inactivo. Un ejemplo de referencia directa al concepto de volcán se encuentra en el himno del municipio de Puracé-Coconuco, que en su tercera estrofa contiene las frases: "Planea el cóndor tranquilo las alturas, Desafiando al rugiente volcán, admirando el paisaje Coconuco...". En este caso el "rugiente volcán" es el volcán Puracé, cuya actividad histórica más reciente fue documentada en 1977 (Smithsonian Institution National Museum of Natural History, 2017). En este caso el uso de "rugiente" implica que el autor tenía algún conocimiento del carácter activo (erupciones, manifestaciones superficiales de actividad). Como ejemplo de alusión se menciona el caso del himno del municipio de Páez (Belalcazar, Cauca), que en la última estrofa incluye la frase: "Oh nevado de frente impoluta, majestuoso nimbado de luz!", que sugiere fuertemente la idea del volcán Nevado del Huila. El estado de actividad o inactividad reciente de un volcán parecería influenciar la apropiación local de las comunidades en forma de representaciones, como se sugiere a partir del himno y el escudo del municipio de Herveo (Tolima), que incluyen referencia explícita con nombre al volcán Nevado del Ruiz (un volcán con actividad histórica reciente), pero no menciona al volcán Cerro Bravo, más cercano, pero que no ha presentado actividad histórica muy reciente, a excepción de la erupción "misterio" (llamada informalmente así debido a que no se conocen registros orales o escritos de esta erupción) de VEI=3-4 fechada en 1720 +- 150 años con base en tefrocronología de la llamada unidad CB1 (Smithsonian Institution National Museum of Natural History, 2017; Lescinsky, 1990) o Nivel 5 (Monsalve, 1991) que de todas formas ubicaría la última erupción en el período 1570-1870 y aunque de modo interesante, la fundación de Herveo ocurrió el 17 de octubre de 1870, la escritura del himno y conformación del escudo ocurrirían mucho después.

Aparte de los aspectos históricos que se acaban de mencionar, otro tema importante a considerar es que la población tiende a interpretar los rasgos del ambiente (en este caso los volcanes y su actividad) y la forma como se interpretan los volcanes incide en las decisiones que se toman frente a los amenazas. Aparte de ser símbolos, los volcanes son percibidos más como protectores o benefactores, que como fuente de procesos amenazantes. Por ejemplo, en el valle de México, los volcanes La Malinche, Iztaccíhuatl, y Popocatépetl tradicionalmente ha sido vistos desde épocas prehispánicas como lugares sagrados en los que el trato ceremonial es el mecanismo para obtener beneficios, como la lluvia, para las buenas cosechas de maíz y fríjol (Glockner, 1997, 2000, 2012). Estas y otras creencias acerca de los volcanes han influenciado la percepción de las amenazas y riesgos y lo seguirán haciendo, dado que los saberes se transmiten de diversas maneras entre generaciones, aunque pueden sufrir transformaciones (Ojeda y López, 2017). Desde una perspectiva social, cada comunidad selecciona la forma de interpretar los riesgos y el nivel de aceptación (las sociedades maximizan unos riesgos y minimizan otros) lo cual es influenciado por características culturales y las cosmovisiones (Douglas, 1996; García, 2005). De acuerdo a lo anterior, y en términos de las amenazas y riesgos que se derivan de la interacción volcán-comunidades observamos que la mayoría de representaciones que se han documentado en este trabajo reflejan aspectos positivos y la visión benéfica o protectora de los volcanes, esto influencia la posición que se tome ante los volcanes y sus efectos en el entorno. En ese sentido, las creencias llevan a una visión subjetiva del fenómeno volcánico que con frecuencia discrepan con la posición científica y estas visiones discordantes no favorecen el consenso respecto a ciertas acciones (Castillo, 2014). Un ejemplo palpable de esta situación en Colombia lo demuestran las diferentes opiniones y percepciones de los habitantes de la zona de alta amenaza alrededor del volcán Galeras que han llevado a fuertes contrastes con la visión de los tomadores de decisiones y los científicos en temas cruciales como evacuaciones y reubicaciones (Ojeda, 2008).

Dimensión temporal y espacial de las representaciones

Un aspecto importante es la dimensión temporal. Para las diversas representaciones documentadas en los ANEXOS 1 y 2, se encuentra que la más antigua correspondería al escudo de la ciudad de Popayán, cuya real cédula fue otorgada en 1558 (Alcaldía de Popayán, 2013). En algunos casos, particularmente en escudos, banderas, himnos, billetes, y estampillas, es posible establecer de manera más o menos precisa el año de creación o adopción de la representación, lo cual da idea acerca de la duración de la imagen del volcán en el imaginario colectivo de una región.

Se encuentra que, de diferentes maneras, la imagen y el concepto de volcán existen en el imaginario colectivo de un número importante de localidades alrededor de volcanes activos e inactivos (FIGURA 1) y mientras muchas representaciones tendrían carácter local y quizá efímero (murales, vallas, anuncios...) muchas otras son de carácter regional y de larga duración, como es el caso de los símbolos de departamentos y municipios (escudos, banderas, himnos) que incluyen volcanes. El ANEXO 2 es una tabla con las unidades administrativas en Colombia que incluyen representaciones de volcanes en sus símbolos (relacionados a los contextos de historia, vexilología y heráldica), la imagen de todos los escudos y un resumen de las principales características de estas representaciones.

Cada representación fue asignada a un lugar geográfico dependiendo del sitio de la observación. Cuando se trataba de símbolos departamentales se asignó como sitio a la capital del departamento y a la cabecera municipal en otros casos. Otro ejemplo de representaciones de amplia cobertura espacial y temporal son las impresiones en estampillas y billetes (contextos de filatelia y notafilia) (FIGURA 2, TABLA 1, ANEXO 1), ya que este tipo de imágenes quedan en la memoria colectiva por generaciones y documentan parte de la historia y la cultura de los países y sus regiones (Pacheco, 2005). En los casos de estampillas y billetes se asignó como sitio de la representación a Bogotá o a la ciudad capital sede del banco emisor (FIGURA 1).

Aunque podría pensarse que los volcanes no están, o no han estado, presentes en el imaginario colectivo (no al menos de la manera tan fuerte como si lo están otros conceptos, como las playas turísticas, o los vehículos, o las marcas comerciales de ciertos alimentos o productos de uso común), quizá si permanecen inmersos en el subconsciente de los habitantes de áreas de influencia o sitios afines a ciertos centros volcánicos. Un ejemplo de esto es la inclusión de la imagen del volcán Nevado del Tolima como fondo de la calcomanía 2017 del registro de la Cámara de Comercio de Ibagué (ANEXO 1), que implica que la imagen del volcán es observada múltiples veces durante cierto período de tiempo (al menos un año, quizá mucho más), por todas las personas que usan los servicios de los establecimientos comerciales registrados en todo el departamento del Tolima.

Diferencias en densidad de las representaciones y en las afinidades entre sitios y los volcanes. El aspecto identitario

Las FIGURAS 1 y 4, la TABLA 1 y 1os ANEXOS 1 y 2, sugieren diferencias en densidad de las representaciones y en las afinidades entre sitios y los volcanes. Por ejemplo, es evidente que alrededor de los volcanes y complejos volcánicos de los segmentos sur (Chiles, Cumbal, Azufral, Galeras) y norte (Nevado del Tolima, Nevado del Ruiz, Santa Isabel) hay más representaciones que alrededor de los volcanes y complejos volcánicos del segmento central (Sotará, Puracé, Nevado del Huila). Estas diferencias pueden estar relacionadas a aspectos de identidad, históricos, geográficos, culturales, o a la tradición. La identidad regional o local está basada en sentimiento de pertenencia a una colectividad y se manifiesta, entre otros aspectos diversos, a través de elementos explícitos como: los símbolos de las unidades administrativas (es decir, los escudos, banderas e himnos de los departamentos y municipios), los símbolos oficiales (como los billetes, monedas, estampillas) y los rasgos del paisaje, como los volcanes. Estos símbolos son una forma en la cual los grupos y las sociedades conservan sus recuerdos y memorias, y son al mismo tiempo, como en el caso particular de los escudos, banderas, billetes y logotipos, representaciones gráficas que se requieren para que los individuos y los grupos tengan auto-conciencia (Rosa et al., 2008). La memoria, el sentido de pertenencia y la identidad dan cohesión a los colectivos. En este trabajo se documenta que los habitantes de las comunidades evidentemente consideran a los volcanes como rasgos sobresalientes del paisaje, como parte de su historia y de su cultura y por tanto los elevan a la categoría de símbolos de las regiones. Las representaciones de los volcanes en general no dependen de su naturaleza activa o inactiva, ya que se encuentran símbolos con alusiones e imágenes de volcanes considerados como extintos como el Domo Sancancio, Los Domos Colimba, el Cerro Gualcalá, el volcán Bordoncillo y el Cerro Morasurco (ANEXOS 1 y 2). Asímismo, las representaciones son independientes de los límites geográficos formales, como es el caso de los símbolos del municipio de Guachucal (Nariño): se incluyen en su escudo Los Domos Colimba, que están dentro de los límites del municipio y también se mencionan en su himno el Volcán Cumbal y el Cerro Gualcalá, que están fuera de los límites municipales. Entonces, la imagen del volcán es importante porque estos magníficos rasgos naturales son símbolos locales y regionales, y en muchos casos reflejan la identidad y el sentido de apropiación de las comunidades hacia su entorno natural. Es posible que la apropiación del concepto del volcán influencie, tanto el enfoque en cubrimiento por parte de los medios de comunicación durante épocas de crisis, como la concientización y los procesos de evaluación de alertas por actividad volcánica y toma de decisiones, como posiblemente ocurrió durante la actividad del volcán Nevado del Ruiz en 1984-1985 (Voight, 1990), durante la cual se ha planteado que diferencias culturales entre las regiones caldenses y tolimenses jugaron papeles contrastantes durante la preparación antes de la erupción e influyeron en el interés y la concientización de las comunidades en los departamentos afectados (Hall, 1990).

Limitaciones y consideraciones finales

Puede decirse que, en parte, los datos y resultados aquí presentados contienen algo de aleatoriedad o fueron producto de la casualidad, dado que las observaciones fueron realizadas mientras se desarrollaban investigaciones con otros propósitos. De otra parte, también se incluye algo de sesgo porque parte de la metodología involucró consultas sistemáticas para ubicar y confirmar información específica, en particular aquella relacionada con los símbolos de los departamentos y municipios de las áreas de influencia volcánica. Las representaciones documentadas (y quizá los contextos) son una muestra de la cantidad real y es muy posible que se haya subestimado el grado al cual el concepto de volcán ha permeado los diferentes ámbitos de la sociedad. Por ejemplo, de acuerdo a inspección preliminar, se sabe que varias instituciones educativas en las áreas de influencia tienen volcanes en sus escudos, pero solo unas pocas fueron documentadas en este trabajo (ANEXO 1) porque los recorridos durante los cuales se observaron las imágenes no eran sistemáticos y no es posible ubicar la información en motores de búsqueda acerca de todas las instituciones educativas. Esto puede ser tema de una investigación detallada y sistemática en el futuro.

CONCLUSIONES

Los volcanes considerados como activos e inactivos en Colombia han sido representados en 28 contextos diferentes en al menos 71 localidades, principalmente de las zonas de influencia. Estas cifras obviamente son subestimadas, pero dan idea de la diversidad y cobertura espacial y temporal de las representaciones, que comúnmente incluyen escudos, himnos y anuncios, considerados como formas de los contextos de heráldica, historia y comercio respectivamente. Los volcanes han sido considerados símbolos de las comunidades a nivel local, regional y nacional, lo que se evidencia en las representaciones como murales, escudos, himnos, banderas, estampillas, billetes y logotipos institucionales. Las representaciones reflejan identidad y sentido de pertenencia y en la mayoría de los casos documentados muestran facetas positivas de los volcanes.

RECOMENDACIONES

Realizar estudios a nivel de detalle en las áreas de influencia para determinar el grado al cual el concepto de volcán ha permeado las comunidades. Igualmente es importante investigar el carácter de las representaciones antes y después de erupciones importantes, ya que hay evidencias de que la actividad volcánica influencia el uso de la imagen de los volcanes en algunos contextos

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen al Profesor Juan Manuel Moreno Murillo, del Departamento de Geociencias, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá, por permitir amablemente acceso a su colección privada de estampillas y hojas filatélicas. El profesor Modesto E. Portilla apoyó en la identificación de varias representaciones. Las revisiones del Ingeniero Geólogo Ricardo A. Méndez y un revisor anónimo ayudaron a mejorar la calidad del trabajo.


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