Inteligencia Emocional: Abordaje metodológico en el aula de clase desde la enseñanza para la comprensión
Juan Carlos Piñeros Suárez: Magister en Pedagogía. Universidad de la Sabana. Estudiante Doctorado en Educación y Sociedad. Universidad de la Salle.
RESUMEN
Esta propuesta metodológica surge como uno de los cuestionamientos que arroja la investigación “Las prácticas corporales en educación física vistas desde la biomotricidad con ayuda de la música”, publicada en la revista Cuerpo Cultura y Movimiento de la Universidad Santo Tomás. En esta investigación se evalúan 120 videos de clase, caracterizados como experiencias exitosas de enseñanza por su relevancia o impacto en la calidad de vida de los estudiantes de básica secundaria y media. A partir de un análisis riguroso, bajo unos postulados teóricos, surgen diferentes categorías de análisis, con las cuales se estimulan competencias de carácter físico-motriz, intrapersonal e interpersonal. La presente ponencia aborda las competencias de carácter intrapersonal e interpersonal, enmarcadas en el postulado didáctico, enseñanza para la comprensión, el cual posibilita investigar en la medida que se avanza en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. En la misma línea se propone una rúbrica para evaluar estos procesos en el aula de clase, brindando una herramienta reflexiva al docente, quien desde su área disciplinar puede alfabetizar a la población escolar en el ámbito emocional; promoviendo una cultura educativa en valores y virtudes.
Palabras clave: Inteligencia emocional, cerebro, enseñanza, comprensión, educación, aprendizaje.
Emotional Intelligence: Methodological classroom application derived from the teaching for understanding approach
ABSTRACT
This methodological approach emerges as one of the questions of the research “The body practices in physical Education addressed through bio motor ability with the help of music” published in the Body, Culture and Movement Santo Tomás Journal. This research assessed 120 videos from classes which were characterized as successful experiences in teaching because of its relevance or impact in elementary high school students’ quality of life. From a rigorous analysis since some theoretical postulates, emerge different analysis categories which encourage physical motor, intrapersonal and interpersonal competences. The following talk deals with the intrapersonal and interpersonal competences defined by the didactic postulate teaching for Understanding, which enables to investigate gradually throughout the whole teaching and learning process. In the same way, it is suggested an chart for assessing those processes inside the classroom, it becomes in a reflexive tool for teachers who can literate their own subject area taking into account the emotional field fostering an educational culture in values and virtues.
Keywords: Emotional intelligence, brain, understanding, teaching, education, learning.
Inteligencia Emocional: Abordaje metodológico en el aula de clase desde la enseñanza para la comprensión
Introducción
Las continuas divergencias
presentadas en torno a la exploración de
nuestra mente como un camino amplio
para reconocer las cualidades principales
que tienen las personas inteligentes,
llevan a la comunidad científica a
interesarse históricamente por la ruta
que se cumple en el aprendizaje desde
el aspecto cognitivo y sus posibles
respuestas frente a problemáticas
planteadas en la vida cotidiana (Blythe,
2012) . Bajo esta perspectiva se generan
diferentes corrientes de pensamiento
que van desde el coeficiente intelectual,
pasando por la inteligencia emocional y
culminando en los actuales avances de
la neurociencia y la neuro pedagogía.
Estos avances permiten situarnos en
la variedad de inteligencias, funciones
neuronales y modificaciones que se le
pueden hacer al cerebro, a partir de los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
En esta misma línea, los
contextos educativos actuales demandan
con urgencia investigaciones que
profundicen en las realidades sociales, a
partir de las realidades individuales. De
análoga manera, se hace indispensable
potenciar las inteligencias múltiples y
particularmente la inteligencia emocional
desde las diferentes disciplinas del
conocimiento, ya que la pedagogía
del siglo XXI está direccionada a la
búsqueda del desarrollo armónico del
cerebro en todas sus dimensiones,
neurobiológica, psíquica, axiológica y
epistemológica (Velez, 2000).
En el desarrollo de la investigación
“las prácticas corporales en educación
física vistas desde la biomotricidad
con ayuda de la música”, se hace
una interpretación de 120 videos de
experiencias exitosas de clase. La
población a evaluar corresponde a
escolares de básica secundaria y media.
Estos videos se analizan desde un diseño
metodológico denominado “teoría
fundamentada”, y nos proponen algunos
hallazgos de carácter metodológico y
didáctico, relacionados con los aspectos
biológicos, psicológicos y sociales que
se presentan en el proceso de enseñanza
de la biomotricidad con ayuda de la
música en la escuela (Piñeros, 2013).
Entre los principales hallazgos
encontrados en los aspectos emocionales
y sociales, se encuentra que el docente
estimula en sus clases, herramientas de
carácter intrapersonal e interpersonal
tales como: tolerancia al error,
perseverancia, constancia, disciplina,
actitud positiva frente a la propuesta
didáctica, trabajo en equipo, superación
de temores individuales, aceptación al
contacto con los demás, liderazgo, entre
otras. En este orden de ideas se hace
necesario determinar los principales
autores que teorizan sobre inteligencia,
el nacimiento de la inteligencia
emocional, sus principales componentes
y su abordaje, a partir de las corrientes de
pensamiento históricamente desarrolladas.
Por lo tanto, en este artículo se
caracteriza la inteligencia emocional
tomando como referente las tesis de
autores como: Peter Salovey, John
Meyer, Daniel Goleman, Howard
Gardner y Elena María Ortiz de
Maschwitz, entre otros. Del mis
momodo, se relaciona esta inteligencia
con el marco de la enseñanza para la
comprensión desglosando características
metodológicas de la misma como son:
Hilos conductores, tópicos generativos,
metas de comprensión, desempeños de
comprensión y evaluación continua y
formativa. Para finalizar, se abordan
las aplicaciones de esta estructura
didáctica teniendo en cuenta sus niveles
y se propone una rúbrica para evaluar la
inteligencia emocional desde el aula de
clase.
Inteligencia: concepciones en diferentes momentos históricos
A lo largo de las últimas décadas, el
concepto de inteligencia ha pasado por
diversos estudios y transformaciones;
estos cambios le han permitido a esta
capacidad cerebral consolidarse como
un campo obligatorio de observación
dentro de los procesos de enseñanza y
de aprendizaje.
De igual forma los educadores
en diferentes contextos poblacionales,
evidencian con asombro que sus
prácticas de enseñanza no generan el
impacto que se requiere, lo cual lleva
a los maestros a cuestionarse sobre los
procesos cognitivos que permiten un
aprendizaje significativo y potenciador
de las capacidades intelectuales. Este
tipo de reflexiones motivan a docentes
a implementar estrategias didácticas
que propendan por estimular el gusto
por las clases, una mayor comprensión
de las realidades y una aplicación de
los conocimientos adquiridos a la vida
cotidiana (Blythe, 2012).
Paralelamente a esta necesidad de
profundizar en las formas como aprenden
los estudiantes, es necesario desarrollar
un recorrido amplio sobre la inteligencia
y las diversas posturas que la han
abordado históricamente, con el objetivo
de entender los cambios que se han
presentado en esta conceptualización.
En un primer momento histórico
aparecen las teorías legas sobre la
inteligencia; en ellas se aprecian los
puntos de vista que la gente usa en su
vida diaria para explicar eventos de
su entorno social (Levy, 2010). Estas
teorías marcan el interés que siempre
ha existido por parte de la humanidad
en conocer los atributos del hombre,
en aspectos reflexivos, propositivos y
transformadores de la sociedad. Durante
el desarrollo de dichas teorías, no hay una
definición científica de la inteligencia;
hombres tan diversos como Aristóteles,
Platón y San Agustín se dan a la tarea
de realizar estudios relacionados con
la mente y su funcionamiento (Flores,
2005).
A mediados del siglo XVIII, Franz
Joseph Gall (1758-1828) fisiólogo y
filósofo alemán, desarrolla estudios
sobre la frenología, en los cuales plantea
un desarrollo de capacidades específicas
en relación con el tamaño del cráneo
y la forma del cerebro. A pesar de las
críticas y refutaciones, la teoría de Gall
fue la primera en considerar que las
distintas partes del cerebro cumplen
funciones importantes (Gardner, 1993).
La influencia de la frenología y los
estudios neurofisiológicos, craneológicos
y psicológicos de Gall alcanzaron
así disciplinas del comportamiento
social como la pedagogía, la salud
pública, la psiquiatría, la reforma
penal y la antropología física, entre
otras disciplinas. Esta teoría en su
momento fue ampliamente aceptada
por el medio científico, sin embargo, se
refutó más adelante, ya que el tamaño y
configuración del cráneo se consideran
medidas inexactas de las configuraciones
importantes de la corteza cerebral
humana (Gardner,2011).
En esta misma línea, Pierre Paul
Broca (1824-1880) médico y antropólogo
francés, representante de la Antropología
positivista, desarrolla investigaciones
en el campo de la antropometría,
recolecta pruebas que indican, que una
determinada lesión en un área cerebral
provocaba afasia, o sea falla en algunas
capacidades lingüísticas (Gardner,
2014). Broca y los demás representantes
de la antropología positivista francesa
concedieron gran relevancia a los
estudios antropométricos, y en especial
los craneométricos, que incluyeron
cráneos primitivos, de asesinos de
distintas razas y de monos. Del estudio
de estos cráneos Broca sacó deducciones
en ocasiones superficiales y erradas,
como cuando aseguró que los cráneos de
las clases altas tenían una gran capacidad
craneana invariable, mientras que los
de clases bajas mostraban un aumento
progresivo de esta capacidad hasta
alcanzar la de aquéllas. Estas diferencias
las atribuyó Broca a factores hereditarios
y educacionales (Gardner, 2011).
En la segunda mitad del siglo
XIX se dan los primeros pasos frente a
los estudios de carácter psicométrico.
Uno de sus grandes exponentes es el
polígrafo inglés Sir Francis Galton quien
da inicio al estudio de las diferencias
individuales. Sir Francis elaboró
métodos estadísticos que permitían
clasificar a los seres humanos en
términos de sus capacidades o poderes
físicos e intelectuales (Gardner, 1993).
De hecho, Galton consideraba que podía
clasificar a los individuos más cultos por
capacidades sensoriales como el talento,
la eminencia y otras formas de logro.
Bajo esta perspectiva, la comunidad
científica concluyó que los estudios de
Galton no eran contundentes, lo cual hacía
necesario orientar las investigaciones
hacia capacidades relacionadas con el
lenguaje y la abstracción, si se quería
evaluar en forma exacta los poderes
intelectuales humanos (Gardner, 2011).
El principal investigador en esta área
fue Alfred Binet quien impulsa la
psicología experimental y la convierte
en un instrumento fundamental para
el desarrollo educativo. Entre los años
1905 y 1911, en asociación con Theodore
Simon desarrollan unas escalas (llamadas
de Binet-Simon) para la medida de la
inteligencia de los niños, en las que
introducen el concepto de edad mental,
y que fueron la base de todas las
pruebas de inteligencia posteriores. En
esta redimensión sobre la inteligencia
aparecen Spearman y Terman (C.I)
quienes son considerados como la
primera generación de psicólogos de la
inteligencia. Para estos psicólogos la
inteligencia es una capacidad general
única, con la cual se pueden formar
conceptos y resolver problemas.
Inteligencia Emocional
En sentido contrario a esos
postulados aparecen Louis León
Thurstone, (1960) y Guilford (1967)
los cuales sostienen la existencia de
varios factores o componentes de la
inteligencia. Thurstone da un paso
más en la distinción de Spearman al
identificar en 1934 con la ayuda de las
técnicas estadísticas de análisis factorial,
siete aptitudes primarias incluidas en la
inteligencia: comprensión verbal, fluidez
verbal, aptitud numérica, visualización
espacial, velocidad perceptiva, memoria
y razonamiento. Lo anteriormente
expuesto llevó a Thurstone a concebir la
inteligencia como una combinación de
varias capacidades distintivas; donde la
inteligencia son las correlaciones entre
las aptitudes primarias (Gardner, 2014).
Las anteriores investigaciones
abren el camino a las propuestas en la
cuales se tiene en cuenta los contextos
donde viven y se desarrollan los seres
humanos; a esta etapa se le denomina
contextualización. Una influyente teoría
de este tipo es la expuesta por Robert
J. Stemberg (1985), quien sostiene
que la inteligencia está constituida
por la sensibilidad que poseemos para
reaccionar a los acontecimientos variables
que nos rodean. Stemberg define la
inteligencia como “una actividad mental
dirigida con un propósito de adaptación,
selección y conformación de entornos
del mundo real, relevantes en la vida de
uno mismo”. En concordancia, propone
su teoría triárquica de la inteligencia
la cual sugiere tres componentes:
inteligencia analítica, inteligencia
práctica e inteligencia creativa (Díaz,
2012). De este contexto teórico surge la
propuesta de Howard Gardner, teoría de
las inteligencias múltiples (IM), la cual
presenta una gran influencia ya que tiene
en cuenta las diferencias surgidas en los
perfiles de inteligencia de los individuos
dentro del ámbito educativo, e introduce
los últimos hallazgos neurológicos,
evolucionistas y transculturales. A partir
de la teoría de las IM se marca un nexo
entre inteligencia, ámbito y campo
(Gardner, 2001).
En el año de 1983, Gardner con
su teoría de las inteligencias múltiples
brinda los primeros referentes para una
definición posterior de la inteligencia
emocional. En su teoría delimita dos tipos
de inteligencia: la inteligencia interpersonal
y la inteligencia intrapersonal. La
inteligencia interpersonal definida como la
capacidad para entender a otras personas;
qué las motiva, cómo trabajan, cómo se
puede cooperar con ellas. Por otro lado,
la inteligencia intrapersonal, la cual se
relaciona con los elementos internos
de cada ser humano, consiste en la
capacidad de formar un modelo preciso
y verídico de uno mismo y de usar este
modelo para actuar con eficacia en la vida
(Gardner, 2012, p. 89). Por lo general, la
inteligencia interpersonal depende del
previo desarrollo de la intrapersonal,
aunque ambas surgen progresivamente
en el individuo a través de una compleja
interacción. Las inteligencias personales
varían en grado considerable de una
cultura a otra; esto es consecuencia
de que cada cultura tiene sus propios
sistemas simbólicos, en virtud de los
cuales se codifican e interpretan las
experiencias personales (Mérida &
Jorge, 2007). En esta década aparece el
concepto de inteligencia emocional (IE)
a partir del artículo publicado por Peter
Salovey y John Mayer, “Imagination,
Cognition and Personality” (Salovey
& Mayer, 1990). Los investigadores
Salovey y Mayer definen la IE como
“la capacidad para identificar y traducir
correctamente los signos y eventos
emocionales personales y de los otros,
elaborándolos y produciendo procesos
de dirección emocional, pensamiento
y comportamiento, de manera eficaz
y adecuada a las metas personales y el
ambiente”. Dan a entender con esto
que el individuo tiene la capacidad
para acceder a sus emociones, logrando
una sintonización e integración de sus
experiencias (Díaz, 2013).
Inteligencia emocional en la escuela
La inteligencia emocional plantea
una nueva visión en el estudio de las
emociones, las cuales han pasado de ser
elementos perturbadores de los procesos
cognitivos a considerarse fenómenos
vitales del ser humano que proporcionan
información útil para solucionar
nuestros problemas cotidianos (Rey
& Extremera, 2012). Como lo plantea
Pérez, (2007) las emociones y los
sentimientos nos remiten a componentes
básicos del comportamiento. A través de
ellos, conformamos nuestra identidad y
nos vinculamos al mundo y a los demás,
por lo tanto constituyen una dimensión
esencial en el desarrollo humano.
La escuela no es ajena a este
escenario, las emociones al igual que
cualquier otra dimensión humana, se
hacen relevantes para la educación en
la medida en que son susceptibles de
aprendizaje. Como lo afirma Gardner
(2012,p.89), “las emociones actuan como
un dispositivo inicial de señalización
que indica los temas y experiencias que
los estudiantes encuentran agradables
y los que pueden causarles problemas,
desconcierto o desaliento”. Por esta
razón, desde el proceso educativo se
hace indispensable potenciar a partir
de las experiencias de enseñanza,
estimulos repetitivos que propendan por
mejorar la inteligencia emocional. En
este orden de ideas es prioritario lograr
una alfabetización emocional desde el
entorno escolar, teniendo en cuenta que
al mejorar en este aspecto se pueden
optimizar las calificaciones académicas,
incrementar los desempeños escolares y
generar una aplicación de la inteligencia
emocional en la vida cotidiana. Esta
conclusión está relacionada con la
cantidad de niños que tienen conflicto
interno al manejar sus problemas,
dificultades al prestar atención o al
concentrarse, de controlar sus impulsos,
de sentirse responsables por su trabajo
o de interesarse en los conocimientos
adquiridos; cualquier cosa que sostenga
estas habilidades potencia sus procesos
de aprendizaje (Goleman, 1996).
Por otro lado, la neurociencia
nos informa que disponemos de un
cerebro emocional que activa los
procesos conscientes relacionados
con los aspectos cualitativos de la
experiencia. Del mismo modo, las
personas que tienen lesiones cerebrales
se les dificulta la codificacion emocional
de las experiencias, también pueden
tener dificultades para retener estas
experiencias y hacer un posterior uso de
ellas (Gardner, 2012, p.95). Siguiendo
estos postulados es posible educar las
emociones ya que disponemos de un
equipamiento neuronal que lo hace
posible y necesitamos de la educación,
que en este sentido hay que entenderla,
desde el constructo de alteridad, para
desarrollar nuestro programa genético
y hacer emerger nuestra condición
humana (Pérez, 2007).
En concordancia, un programa
basado en la inteligencia emocional
a través de la enseñanza para la
comprensión tiene como finalidad
estimular y desarrollar las competencias
emocionales, las cuales contribuyen a
un mayor bienestar a nivel individual
y en el ámbito social. En este sentido
se concibe la educación emocional,
como un “proceso educativo, continuo
y permanente, que pretende potenciar
el desarrollo de las competencias
emocionales como elemento esencial
del desarrollo integral de la persona, con
objeto de capacitarle para la vida. Todo
ello tiene como finalidad, aumentar el
bienestar personal y social” (Alzina,
2006).
Alzina, (2006) propone los
siguientes criterios a tener en cuenta en
la selección de contenidos, cuando se
trabaja desde la inteligencia emocional:
Los contenidos que se presenten en
una estructura didáctica basada en la
emociones deben adecuarse al nivel
educativo del alumnado al que va dirigído
el programa, deben ser aplicables a todo el
grupo de clase, deben favorecer procesos
reflexivos sobre las propias emociones
y las emociones de los demás y por
último deben enfocarse al desarrollo de
competencias emocionales. Teniendo en
cuenta la anterior definición se plantea
una estructura metodológica y didáctica
desde el postulado enseñanza para la
comprensión la cual permite estimular
herramientas de carácter emocional en
un contexto escolar heterogéneo.
La enseñanza para la comprensión,
ofrece un método pedagógico concreto
que se puede aplicar en todo el currículo
y a estudiantes de distintas edades y con
diferentes estilos de aprendizaje. Surge
del proyecto Zero de la Universidad de
Harvard con varios años de duración
en el que han colaborado docenas de
enseñantes de Inglaterra, Estados unidos
y América Latina (Gardner, 2012, p.149,
150,151). Allí la comprensión se concibe
como un proceso de creación mental, en
el cual existen unas transformaciones en
la manera de pensar frente a un hecho,
fenómeno o situación, de tal forma que
partiendo de los conocimientos previos
y reestructurándolos con los nuevos
que llegan, se puede saber hacer o
aplicar dicho conocimiento en contextos
cotidianos y novedosos (Garzón, 2015,
p.74).
En la misma línea, el primer paso
para aplicar un programa que estimule
la inteligencia emocional consiste
en generar un diagnóstico acerca de
las necesidades que se tienen en los
aspectos emocionales, con el objetivo de
potenciar alguna cualidad emocional en
particular. Así mismo es ideal adaptar la
cualidad emocional a los cuatro niveles
de la comprensión: una dimensión
de contenido, la cual se refiere a los
conocimientos teóricos importantes que
se necesitan para reconocer o asimilar la
cualidad a comprender; una dimensión de
método, la cual se refiere a la secuencia
instruccional que se debe seguir para
facilitar el acceso a la comprensión de
la cualidad emocional; una dimensión
de propósito, la cual indica que cada
comprension de la cualidad emocional
estimulada debe tener un significado
para la vida real del estudiante y, por
último, una dimensión denominada
formas de comunicación, en la cual
se hace indispensable reconocer que
el aprendizaje puede ser evidenciado
a través de diferentes canales por los
cuales se obtiene y se decodifica el
conocimiento adquirirido.
Planteada así la cuestión, es
necesario identificar los niveles de la
comprensión para saber en qué estadio
de aprendizaje frente a la cualidad
emocional estimulada se encuentra el
educando:
- En el primer nivel denominado
ingenuo (pre-participación) los
estudiantes demuestran poco interés
y compromiso frente a la cualidad
emocional presentada.
- En el segundo nivel de
principiante, memorístico y mecánico,
el estudiante se limita a completar
una exigencia externa, responde a
requisitos que tienen poco que ver con
su satisfacción interna o personal.
- En el tercer nivel de aprendiz,
razonamiento con apoyo, el estudiante
es conciente que hace algo por razones
internas, se apropia del conocimiento
y lo hace parte de su proceso de
pensamiento, los aprendices no pueden
hacer esto por si solos, necesitan apoyo.
-Por último en el nivel de maestría,
razonamiento flexible, crítico y creativo:
se requiere que el estudiante confronte
las ideas de otros. La comprensión a
un nivel de maestría requiere de un
pensamiento crítico y creativo del objeto
de estudio.
Marco de la enseñanza para la comprensión
Abordar la comprensión desde el
aspecto educativo requiere un diseño
específico que permita a los educadores
delimitar sus objetivos coherentemente
desde el ambito emocional; en este
sentido se proponen los siguientes
componentes desde la enseñanza para la
comprensión:
- Hilos conductores o metas
abarcadoras: Son aquellos temas
generales que se pueden desarrollar a
largo plazo y tienen como fin principal
abarcar gran cantidad de conocimientos
en elementos muy concretos; se pueden
planear a largo término.
- Topicos generativos: Son
elementos claves del tema a enseñar. A
partir de ellos, se pueden establecer ricas
conexiones al interior de la disciplina y
con otras disciplinas. Son alcanzables
para el estudiante y proveen el contexto
para poder centrar las actividades en los
conocimientos, los métodos y propósitos
de la disciplina.
- Metas de comprensión: Son
aquellas metas que se expresan de
manera explícita y se comparten
públicamente para enfocar y dirigir la
enseñanza hacia lo que usted mas quiere
que los estudiantes comprendan.
- Desempeños de comprensión:
Son acciones, mediante las cuales
los estudiantes hacen visibles su
pensamiento y comprensión, ante ellos
mismos, ante otros y ante el maestro.
- Valoración Continua y
formativa: Las valoraciones que
promueven la comprensión (más que
simplemente evaluarla) tienen que ser
algo más que un examen al final de
una unidad. Estas valoraciones deben
informarles a los estudiantes y a los
docentes las comprensiones que se
han alcanzado y cómo proceder en la
enseñanza y el aprendizaje posteriores.
Teniendo en cuenta el abordaje
desarrollado anteriormente, se puede
concluir que la inteligencia ha
presentado un amplio recorrido
histórico, el cual posibilita observarla
de una forma distinta en los ambitos
escolares. En consecuencia se hace
necesario incluir dentro de las clases
un programa estructurado, que permita
la estimulacion de la inteligencia
intrapersonal e interpersonal. Esta
propuesta debe tener en cuenta
elementos como: el trabajo en equipo,
liderazgo, autorregulación, solidaridad
y respeto por el otro; ya que estos
elementos son claves en la estimulación
de la inteligencia emocional, por lo tanto,
deben ser considerados una base para
la construcción de valores y virtudes
en un entorno social que necesita con
urgencia una transformacion en la forma
de concebir las relaciones escuela - ser
humano - sociedad.
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