Luz Emilia Reyes Enciso
Blanca Inés Arboleda González
Virginia Gavilán Díaz
Particular expresión de fe, retos, dinamismo, dedicación, fortaleza y entereza
Digna hija de Santander, pues su
vida pertenece a aquella “raza que lucha
y sueña en la conquista del porvenir”,
como lo canta su propio himno. Desde
su niñez se empecinó en construir
un camino hacia la excelencia, sin
importar los obstáculos y sinsabores
con su sello indeleble de creyente en el
Todopoderoso, acompañada de su gran
fortaleza para asumir las realidades
y mejorarlas con base en su trabajo y
dedicación.
Conocimos a Luz Emilia a mediados
de los años ochenta cuando, con gran
dinamismo y compromiso, se encontraba
dirigiendo el Centro para el Desarrollo de
la Docencia en la Universidad Industrial
de Santander-CEDEDUIS, en una labor
que la impulsaba a alcanzar sus metas
profesionales y personales.
Aunque perdió a su madre a muy
temprana edad, continuó su vida al lado
de su padre quien la acompañó con
entrega, firmeza y decisión para afrontar
su educación y, siendo que su realidad
económica no era la mejor, con sacrificio
la llevó hacia donde mejor se presentaban
las situaciones, desde su pueblo natal San
Vicente de Chucurí, hasta llegar primero
a Piedecuesta, a estudiar interna en un
colegio de religiosas. Sin embargo, su
espíritu libre la impulsó a solicitar a su
padre el cambio para un plantel donde
el nivel académico le permitiera ese
puente hacia la educación superior en
la Universidad Industrial de Santander.
De esta manera llegó a Bucaramanga a
estudiar en el Colegio Nuestra Señora
del Pilar, a brillar con luz propia,
reconociendo, con sus propias palabras
“me siento muy afortunada porque fui
dirigiendo mi vida hacia donde quería
seguir y donde quería estudiar”.
Ya en Bucaramanga, Luz Emilia
estudia cumpliendo una etapa de la
vida signada por las orientaciones
sabias y reflexiones permanentes que le
hiciera su padre, a quien recuerda con
agradecimiento porque la trataba con
mucho amor y siempre quiso protegerla;
pues, desde que despuntaba el sol la
orientaba “sobre lo que debía o no, hacer
o proponer”. Le presentaba situaciones
para que mirara hasta donde podría
llevar su vida, si no se cuidaba.
Optimista, llega a la UIS a estudiar
Enfermería y al respecto expresa
“me gustó Enfermería porque yo fui
una privilegiada; el currículo tenía
docencia, asistencia, investigación
y administración, y en salud uno es
un educador permanente porque, por
ejemplo, si alguna persona le comenta
algún problema de salud le da asistencia
al paciente con una pequeña charla.”
Todo ese amor por la docencia lo obtuvo
desde pequeña cuando jugaba con las
niñas a las actividades de grupo. Cuenta,
como anécdota, que desde pequeña con
las amigas siempre organizaba y hacía
el diseño de lo que había que hacer
e igualmente inventaba el papel que
cada una iba a tener, “decíamos, usted
hace esto y usted lo otro, ahí había un
brotecito en lo que quería hacer, los
objetivos, el propósito de algo”. Tuvo
también la oportunidad de ejercer como
docente cuando siendo estudiante de
enfermería la llamaron del Sena para que
colaborara en la formación de un grupo
de ayudantes de enfermería. Igualmente,
para graduarse debía presentar un
proyecto de docencia y un proyecto
de administración y ahí pudo reflejar
sus conocimientos como profesional
docente-asistencial.
Ha dejado su huella
Trabajadora incansable, al graduarse
en 1973, con su deseo de tener
experiencia en clínica, laboró como
profesional de Enfermería en el Hospital
Ramón González Valencia y en otras
clínicas. Posteriormente en 1975, y con
su siempre deseo por ser formadora tuvo
la oportunidad de realizar un reemplazo
eventual, a una docente en la UIS y
desde ese entonces se vinculó como
profesora de planta en la Universidad.
En esa misma época soñó con hacer un
posgrado y aunque era muy difícil, se
le presentó la ocasión de estudiar con
el respaldo financiero del ICETEX, la
Maestría de Docencia Universitaria en
la Universidad Santo Tomás, logrando
así cristalizar su amor por la docencia, la
investigación, la pedagogía.
Y es a través de esta experiencia
que le propusieron trabajar en el Centro
para el Desarrollo de la Docencia-
CEDEDUIS, centro que nació en 1982
bajo la responsabilidad de la profesora
Carmenza de Vergara y el cual dirigió
Luz Emilia a partir de 1983, aportando
propuestas para la creación de su
estructura curricular y el programa de
desarrollo de los procesos docentes. En
palabras de Luz Emilia “fue una etapa
muy bonita porque fue de creatividad,
de lo que debía ser el CEDEDUIS, de la
misión, de la función que debía cumplir
el CEDEDUIS”.
Fue así como, en su paso por el
CEDEDUIS y para la construcción y
consolidación de la estructura orgánica
con base en la sección administrativa
y la sección académica, contó con el
apoyo de profesores de las diferentes
Facultades como, Constanza Villamizar
y Aura Luz Castro, de la Escuela de
Educación, Rosa Aura Gavilán de la
Escuela de Biología, Carlos Eduardo
Torres de Trabajo Social, Gabriel Vargas
de Ingeniería Mecánica, Godofredo
Caballero de Matemáticas, Sergio
Martínez de Diseño Industrial, Luis
Alfonso Díaz, Vicerrector Académico,
Jaime Luis Gutiérrez, rector de la UIS
en ese entonces y Ruby Arbeláez López,
docente CEDEDUIS, entre otros; además
con el apoyo de profesionales en el campo
audiovisual. Este equipo de profesores y
profesionales se constituyeron en el gran
motor para la gestión y fortalecimiento
del CEDEDUIS y fue así como,
determinaron que se debía trabajar con
profesores de todas las áreas a partir de
las necesidades pedagógicas de cada
Escuela. Organizaron diferentes cursos
para los profesores de la Universidad los
cuales se fueron extendiendo a docentes
universitarios y de asociaciones de
diferentes disciplinas del conocimiento,
a nivel nacional. Fue de esta manera,
como se dio a conocer el CEDEDUIS a
otras instituciones de educación superior
del país.
Posteriormente, en el año 1986,
Luz Emilia en compañía del profesor
Gabriel Vargas, diseñaron el programa
institucional “Reflexión Universitaria”,
ejecutado con la coordinación de
Alberto Mendoza, asesor de Planeación
Nacional. Fruto de los talleres y
conferencias magistrales con expertos
en este programa, se publicó el
libro Universidad, Ciencia y Política
reuniendo las ideas y pensamientos que,
la comunidad académica de la UIS,
tenía acerca de hacia dónde debía ir la
Universidad en ese momento.
Luz Emilia cerró su ciclo de
permanencia en el CEDEDUIS generando
y trabajando la primera idea de propuesta
de la Especialización en Docencia
Universitaria junto con el profesor Jean
Michael Chaupart, propuesta que en
su momento tuvo muchos opositores,
pero que fue retomada posteriormente
por la profesora Ruby Arbeláez López,
logrando su aprobación.
El tránsito de Luz Emilia por la UIS
tuvo un sello de total dedicación dejando
grandes ideas que se concretaron a
medida que transcurrían los años “yo
pienso que uno cumple ciclos y tiene
que buscar otros espacios de desarrollo”
y fue así como, aceptó colaborar en
diferentes dependencias de la UIS: como
directora de la oficina de Extensión
y Educación Continua en la Facultad
de Salud, de la Oficina de Asesorías
UIS, de Programas Profesionales en
el Centro de Estudios a Distancia de la
UIS-CEDI, logrando allí la capacitación
de tutores en el proceso educativo a
distancia y luego dirigiendo la oficina
de investigaciones y fortaleciendo
las sedes regionales de la naciente
Facultad de Estudios a Distancia-FEDI.
Posteriormente, como directora del
Instituto de Regionalización y Educación
a Distancia-IREDI y con la colaboración
de otros profesores, utilizando un modelo
de participación Universidad-Región,
diseñó las estructuras curriculares de
los programas de Profesionalización
en Gestión Empresarial, Regencia en
Farmacia, Bellas Artes, Tecnología
Jurídica y planteó las propuestas para los
programas de Tecnología de Sistemas
y Gestión Cultural para la modalidad
educativa a distancia.
En el año 2004 como coordinadora
de procesos académicos en la Vicerrectoría
Académica, contribuyó con la elaboración
del reglamento para la vinculación de
docentes UIS y en la definición del
modelo de evaluación docente UIS
mediante la conformación de comités
de docentes de las diferentes facultades,
dos representantes de cada facultad;
al respecto comenta: “hicimos un
trabajo de investigación, fue un proceso
sistemático, respaldado científicamente,
consultado y participativo; fue un
movimiento enorme con estudiantes,
profesores, administrativos y directivas”.
Allí, además de este gran trabajo,
propuso hacer un programa de inducción
para los profesores nuevos, programa
que fue avalado y aún está vigente.
Luz Emilia manifiesta “para mí la
Universidad fue como una familia”; pero
definitivamente quienes llenan su corazón
inmenso son sus dos maravillosas hijas,
Alejandra y Valentina, de quienes nunca
ha tenido quejas y a quienes describe
como respetuosas, humanitarias, tiernas,
amorosas, que alientan su vida a seguir
adelante y la han fortalecido en sus ganas
infinitas de vivir aún con sus tropiezos
de salud, porque sin duda alguna Luz
Emilia ha sido una guerrera de la vida.
Recuerda cuando fue diagnosticada de
cáncer y cómo luego de su cirugía de
corazón, aprendió la gran lección de su
existencia que le ha hecho sobrevivir a
la enfermedad.
Para esta santandereana sensible,
de corazón grande, tan grande que ahora
vive con un corazón artificial, que con
una gran fortaleza y valentía ha sabido
sortear todas las situaciones que han
afectado su salud, que vive agradecida
con Dios por haber trabajado en lo que le
gusta e igualmente con todas las personas
que le han apoyado y le han brindado su
afecto en los momentos más difíciles de
la vida, va nuestro reconocimiento por
su valor, su tenacidad, su capacidad de
trabajo y su gran compromiso con la
vida misma. ¡Qué gran ejemplo!