Ecos de la realidad: apuntes para una fenomenología de los sueños


Echoes of Reality: A Reflection on the Phenomenology of Dreams

https://doi.org/10.18273/revfil.v23n2-2024009

Artículo de reflexión derivado de investigación



Jose Hoover Vanegas García 1 ORCID

José Armando Vidarte Claros 2 ORCID


1 Universidad Autónoma de Manizales, Colombia hovg@autonoma.edu.co

2 Universidad Autónoma de Manizales, Colombia jovida@autonoma.edu.co


Forma de citar: Vanegas García, J. H. y Vidarte Claros, J. A. (2024). Ecos de la realidad: apuntes para una fenomenología de los sueños. Revista Filosofía UIS, 23(2), 77-96. https://doi.org/10.18273/revfil.v23n2-2024009


Revista Filosofía UIS Vol. 23 Núm. 2 (2024), pág. 77-96


Received: 2023/10/30 - Accepted: 2024/03/12


Resumen:

este trabajo es una reflexión teórica con evidencias empíricas sobre los sueños o las ensoñaciones —o composiciones oníricas, como las llamaba Freud— a partir de la investigación “El papel de la conciencia en las experiencias oníricas. En este artículo se busca en primera instancia una descripción desde diferentes autores que han aportado a la fenomenología de los sueños; luego se plantea una reflexión que apunta a defender el ser-en-los-sueños. Posteriormente, se presenta la caracterización sobre el mundo de los sueños como una alternativa del mundo de la vida de Husserl y, por último, se evidencia las descripciones con algunos sueños que se han tomado de la investigación de origen, para culminar con algunos enunciados conclusivos que han de continuar fortaleciendo la fenomenología de los sueños.

Palabras clave: Fenomenología; sueño; imágenes oníricas; memoria; mundo.


Abstract:

this paper is a theoretical reflection with empirical evidence on dreams, daydreams, or dreamlike compositions, as Freud called them, from the result of a research called "The Role of Consciousness in Dream Experiences". In this article, we first seek a description from different authors who have contributed to the phenomenology of dreams; then, we propose a reflection that aims to defend the being-in-dreams. Subsequently, we present the characterization of the world of dreams as an alternative to Husserl's world of life; finally, the descriptions are evidence of some dreams acquired from the original research to culminate with some conclusive statements that will continue to strengthen the phenomenology of dreams.

Keywords: Phenomenology; dream; oneiric images; memory; world.


1. Horizontes del tema

Las ensoñaciones siempre han sido un enigma para la humanidad, y no puede serlo menos, pues es la posibilidad de ver sin ojos, de escuchar sin oídos, de tocar sin cuerpo, y aún, aunque menos frecuente, oler y saborear, sin olfacción y sin gusto. El ser humano es predominantemente vida, sin embargo, en este mismo proceso existen momentos en que pareciera que la misma vida se transformara, o por lo menos se invisibilizara para darle paso a los sueños; así lo deja ver Ortega y Gasset (1964) cuando reflexiona sobre el fluir de la vida la cual: "solo se interrumpe en las horas de sueño y aun entonces a veces solo parcialmente, porque mientras duerme sigue viviendo a menudo el hombre en esa extrañísima, misteriosa forma de vida que es el soñar" (p. 186).

En un promedio de sesenta años de vida un ser humano puede soñar cincuenta mil horas, lo que equivale a dos mil días, lo cual es proporcional a seis años (Hobson, 1994). Mucho tiempo en la otra vida, mucho tiempo en otros escenarios para no hacer de este tema, un foco de reflexión. ¿El mundo de lo soñado es otra vida? Es otro mundo, puesto que lo que se da al sujeto dormido no son vivencias fácticas, en sentido estricto, como en la vida física, no son imágenes visuales que se trasladan del exterior por medio de las retinas y llegan al cerebro por vía del sistema nervioso o los nervios ópticos, tampoco es la piel tangible, que se expone al medio, el cual es afectado en los sueños, la piel soñada es diferente a la piel vívida del mundo táctil; y, sin embargo, en el mundo soñado se toca con las manos y con todo el cuerpo.

Tampoco son los sonidos del mundo externo los que llegan a los oídos, no consisten en aire transformado en ruidos ordenados o desordenados que alcanzan el cerebro, no obstante, son sonidos soñados. La vida soñada no se da de la misma manera que se da la vida vivida y, sin embargo, los efectos del mundo soñado son similares a los del mundo vivido. El modo en que los fenómenos del mundo soñado persistente durante la vigilia generan confusión. La manera como permanecen los fenómenos del mundo soñado en la vigilia se confunde, ya que pues las imágenes vistas, tocadas u oídas, no se diferencian aparentemente.

Los sueños son un enigma tanto para la neurobiología como para la psicología, la socio-antropología, incluso para la filosofía. Preguntas tales como: ¿qué son los sueños?, ¿por qué surgen los sueños?, ¿para qué sueñan los seres humanos?, ¿cómo se conforman los sueños?, ¿cuándo es más frecuente soñar en el proceso onírico?, ¿en dónde nacen y se desarrollan los sueños?, ¿cuáles son las relaciones entre conciencia y sueños? La conciencia en particular no deja de ser un tema prioritario en la fenomenología como afirma Cardozo (2019): "Si la conciencia es para Husserl conciencia "constituyente" del sentido del mundo, lo es ante todo porque ella es conciencia del mundo, porque este es inherente a ella, en la medida en que no habría conciencia sin la existencia fáctica del mundo" (p. 115). Estas preguntas aún no encuentran respuestas satisfactorias para la ciencia ni para la academia y, sin embargo, cuando los seres vivos sueñan, saben qué se quiere decir cuando alguien afirma: ¡he tenido un sueño!

El mundo de los sueños es asequible a todo ser humano, es un fenómeno compartido; así su naturaleza sea enigmática su expresión es sencilla: imágenes que se aparecen en el cerebro dormido, composiciones oníricas, escenas o películas que llegan cuando dormimos, pensamientos vívidos para el dormido. Aparentemente, nos encontramos con una paradoja, por una parte, los sueños son enigmáticos y, por otra, todo el mundo los vive; esto es, los conoce. Los sueños son familiares a todos los seres humanos, ninguno es extraño al soñar, esto lo vemos con las referencias históricas que tenemos sobre los sueños. Desde la antigüedad se han referido a este enigma: la mitología 1 , la religión 2 , la filosofía 3 y los mismos médicos clásicos 4 . Las composiciones oníricas no han dejado virgen el pensamiento, la reflexión sobre ellos es tan vieja como la humanidad misma, ver, oír y tocar dormidos, desde un cuerpo que no es un cuerpo físico sino imaginado, tiene que ser un insumo para la reflexión y para nuestro caso para la fenomenología


2. Rastros fenomenológicos sobre los sueños

En realidad, no son tantos las reflexiones sobre la fenomenología de los sueños, aunque sí hay muchos apuntes y algunos desarrollos sobre el asunto, no encontramos unos planteamientos definitivos. A pesar de que los sueños son un fenómeno del que la humanidad ha tenido noticias desde que cayó en cuenta de su propia existencia, las composiciones oníricas son tan antiguas como los seres humanos. Decir que los sueños o ensoñaciones 5 son fenómenos ya plantea un problema, puesto que los seres humanos no tienen y no pueden tener experiencias directas de ellos, los sueños se conocen por notificaciones y no por vivencias directas, puesto que quien sueña no está viviendo directamente el sueño. Así que, de los sueños no se posee su existencia, sino lo que se narra de ellos; son tipos de fenómenos diferentes a los que propone la fenomenología. Al respecto, algunos planteamientos fenomenológicos se plantean a continuación:

Antes de la tematización de la fenomenología a principios del siglo XX, por Husserl encontramos algunas noticias sobre los sueños que están relacionadas con una fenomenología, sobre todo en Bergson (1859-1941). De hecho, uno de los capítulos del libro L'énergie spirituelle de 1922, es sobre Le reve, en donde el filósofo muestra sus inquietudes sobre este fenómeno, el papel de los sentidos externos en las composiciones oníricas, lo mismo que la memoria y la manera que tiene el pensamiento de crear analogías en los sueños. Sobre los sentidos, afirma el filósofo francés: Dans le sommeil naturel, nos sens ne sont nullement fermés aux impressions extérieures. Sans doute ils n'ont plus la même precisión ; mais en revanche ils retrouvent beaucoup d'impressions "subjectives" qui passaient inaperçues pendant la veille". (Bergson, 1922, p. 98).

Frente a la confrontación del sujeto en vigilia con el sujeto dormido en relación con la realidad afirma el filósofo en cuestión que "El sueño nos sitúa precisamente en estas condiciones; pues el sueño, retardando el ejercicio de las funciones orgánicas, modifica sobre todo la superficie de comunicación entre el yo y las cosas exteriores" (Bergson, 1999, p. 93). Así las cosas, los sueño o las ensoñaciones son maneras que tiene el cuerpo de salir de un estado de enajenación o intoxicación, es una manera de relajación, como lo afirma Urquijo en relación con la propuesta de Bergson: "el sueño sería un cierto proceso de desintoxicación, similar a las enajenaciones mentales o a los casos de locura derivados de enfermedades infecciosas o a la intoxicación por medio de drogas como el hachís" (Urquijo, 2020, p. 186). Los sueños son expresiones de la conmoción de los recuerdos en el alma por querer salir al mundo de la carne, así lo deja ver Bergson:

Le souvenir voudrait bien obtenir une matière pour se remplir, se lester, s'actualiser enfin. Ils s'attirent l'un l'autre, et le souvenir-fanhome, se matérialisant dans la sensation qui lui apporte du sang et de la chair, devient un etre qui vivra d'une vie propre, un reve. (Bergson 1922, p. 104)

Los sueños son impulsos que emanan de los datos encerrados en el ánimo humano, las sensaciones capturan datos de la realidad, los cuales se adormecen en el alma humana, la cual por algún estimulo externo se activa y empieza a palpitar en el corazón de la memoria y busca maneras de salir de tal adormecimiento, en este proceso el sujeto vuelve sobre sí en la medida en que cada sueño se revela al durmiente: "Sans doute elles étaient là pendan la veille, mais nous en étions alors distraits par l'action, nous vivions extérieurement à nous-me"mes : le sommeil nous a faits rentrer en nous" (Bergson, 1922, p. 97). Al dormir el ser humano se desinteresa del mundo físico y se interna en el mundo mental, pero este mudo de la vigilia sigue latente en la memoria, sigue vivo, con las puertas cerradas a oscuras, los recuerdos buscan maneras de salir de la perplejidad del encerramiento, algunos logran ver la luz del sol soñado, la luz de la mente que ilumina el dormir, estos son precisamente los sueños para Bergson.

En cuanto a la fenomenología directamente desde Husserl (1859-1938), el tema de los sueños se enuncia, por una parte, dice el creador de la fenomenología: "El yo dormido en su peculiaridad naturalmente solo es desvelado por el yo despierto mediante una reflexión retrospectiva de índole peculiar." (Huserl, 1968, p. 209) Solo el sujeto despierto puede dar cuenta de su estado dormido, puesto que cuando esta dormido todos sus sentidos se cierran a las circunstancias, para el dormido no hay realidad física, solo esta él consigo mismo. En el texto sobre problemas fronterizos, Husserl niega cualquier acción dormida: "En su condición de des-interesado (Interesseloses) no se mueve, no hace nada, no experiencia nada, no ve nada, no oye nada, no realiza ninguna acción" (Husserl, 2013, pp. 14-15). No hay conciencia, por tanto, no hay interés. El dormido es un sujeto desconectado de la realidad, se ha hundido en la inconciencia, como el dormir sin sueños así lo deja ver Husserl:

Por lo que finalmente concierne al problema del "inconsciente" tan estudiado en la actualidad -todo lo que se pueda agrupar bajo ese título, dormir sin sueños, desmayo, y lo demás de este tipo o (semejante)- se trata, en todo caso, en eso, de acontecimientos del mundo pre-dado y de este modo caen indiscutiblemente bajo la problemática trascendental de la constitución, así como también el nacimiento y la muerte. (Husserl, 2008, p.229)

Por otra parte, en el artículo El fenómeno elusivo: el dormir y ¡os sueños, Rabanaque (2018) expone la repuesta que le da Husserl a una carta de Jean Hering en donde le cuenta un sueño "Estaba caminando con unos amigos cuando se da cuenta de que están soñando. Trata de convencerlos de que se trata de un sueño y advierte que es absurdo hacerlo porque no hay intersubjetividad en los sueños" (p. 16) Husserl le responde con algunas ideas sobre el tema, del cual solo se tiene la narración y no el sueño, es decir, la narración hace falsa el sueño original (Husserl 1994, p. 119).

Estas referencias a la carta de Hering, también la analiza Iribarne, que hace una aproximación al tema en los aportes que realiza para una fenomenología de los sueños (Husserl, 2002). En este texto, la pensadora argentina expone una descripción de la respuesta que elabora Husserl a la carta y allí expone varios puntos para una fenomenología de los sueños: i) diferencia entre el yo soñador y el yo soñante, así afirma Iribarne que Hering "no haya distinguido el yo soñante, por una parte, y por otra el sujeto del mundo soñado" (Iribarne, 2002, p. 384); ii) En los sueños el yo soñador esta despierto al sueño mismo, "Despierto, pero no vuelto hacia los datos de mundo de la vigilia sino vuelto hacia el estado de cosas de la conciencia" (p. 390); iii) Existe un mundo soñado, es el escenario en donde asisten los sueños: "El sueño del mundo es seudomundo, no solo porque la conciencia imagina un mundo sino porque lo imaginado se hace pasar por real" (p. 384); iv) Entre el yo soñador y el yo soñado hay un punto nodal "hay un centro yoico organizador vinculado a la preservación de la vida en todos los niveles" (p. 389); v) El sueño en sí mismo no es una ficción es una verdad para el soñador: "Soñar es creer en la realidad de los soñado, creer con razón puesto que tiene delante eso en lo que cree" (p. 392).

De manera similar encontramos resonancias de una fenomenología del sueño en Merleau-Ponty (1908-1961), pues si la inquietud es por la percepción, por la manera como los seres humanos construyen el mundo, en tamaño, forma, colores etc., en el pensamiento, entonces hay que preguntar cómo se conforman los objetos soñados, como afirma Domingo Agis: "Si esto es así, no podría excluirse el sueño del proceso que culmina en la sustanciación de lo existente, ya que lo onírico no es mero reflejo y consecuencia, sino elaboración, cuando no remodelación o reconstrucción" (Agis, 2009, pp. 49-60)

En la fenomenología de Merleau Ponty, los sueños al igual que la imaginación y las ilusiones tienen un papel muy importante. En relación con la percepción, entonces, aparece de entrada la indagación por la veracidad o la fantasía de la información que aparece en los sujetos dormidos con ensueños: "La duda escéptica es insuperable porque no es radical: presupone como término ideal del conocimiento cosas extramentales y es con relación a esa realidad inaccesible que el sueño y la percepción adquieren aspecto de apariencias equivalentes" (Merleau-Ponty, 1976, p. 271). Las condiciones que se hacen presentes a la mente dormida son más propensas a la duda si se comparan con las características de las imágenes que llegan a la mente en el cerebro en vigilia; sin embargo, y esto es claro para la intuición que lo que aparece en el yo dormido también es parte del mundo, no es otra dimensión la que se configura en el sujeto dormido, sino una prolongación de la propia vida: "Durante el sueño, no abandonamos el mundo: el espacio del sueño se escuda en el espacio claro, pero utiliza todas sus articulaciones, el mundo nos asedia incluso en el sueño, y es en el mundo que soñamos" (Merleau-Ponty, 1993, p. 307). No hay sueños de otros mundos: los sueños son ecos de la realidad.

Lo que les falta a las imágenes oníricas para sean percepciones con categoría de verdad o aún de falsedad es todo, los espacios que aparecen en los sueños no son los mismos que se viven en la realidad, el espacio soñado es otro: "El espacio del sueño, el espacio mítico, el espacio esquizofrénico, ¿son verdaderos espacios, pueden pensarse por sí mismos, o no presuponen como condición de su posibilidad el espacio geométrico y, con él, la pura consciencia constituyente que los despliega?" (Merleau-Ponty, 1993, p. 303). El espacio es mágico en los sueños, se acomoda a las emociones y necesidades del yo soñado; caso similar pasa con el tiempo. Al respecto, afirma el fenomenólogo de la corporalidad: "Lo sensible, la naturaleza, que trascienden la distinción pasado presente, realizan un pasaje por dentro de uno en el otro. Eternidad existencial. Lo indestructible, el principio bárbaro hacer un psicoanálisis de la Naturaleza: es la carne, la madre" (Merleau-Ponty, 2010, p. 234).

Hay otros elementos que ganan en la imaginación y pierden en la realidad, como la libertad. En los sueños, afirma el filósofo: el sujeto no es libre, está determinado por el fondo soñado: "El sueño excluye a la libertad porque, en lo imaginario, apenas hemos apuntado a una significación que creemos ya poseer su realización intuitiva" (Merleau-Ponty, 1993, p. 446). De hecho, no hay que hablar para que el otro se dé cuenta de lo que el interlocutor va a decir: "La persona que me habla en sueños ni si quiera abre los labios, su pensamiento se comunica mágicamente a mí, sé lo que me dice incluso antes de que haya dicho nada (Merleau-Ponty, 1993, p. 352).

Para mostrar este desfase de los contenidos de los sueños Merleau-Ponty habla de la "fe perceptiva" (Merleau-Ponty, 2010, p. 91) con la cual deja ver su postura de irrealidad de los contenidos oníricos para la percepción humana, similar al filósofo del cuerpo, Jean-Paul Sartre (1905-1980), propone la mala fe, para la información de los dormidos: "Uno se pone de mala fe como quien se duerme, y se es de mala fe como quien sueña. Una vez realizado este modo de ser, es tan difícil salir de él como despertarse." (Sartre 1993, p. 102). El dormido se pierde muchas cosas, sobre todo la capacidad de razonamiento, la facultad lógica: las leyes de física se superan, sin embargo, la condición corporal, sobre todo las inclinaciones de la carne siguen latentes en los dormidos, así lo deja ver el filósofo existencialista: "La fobia, el lapsus, el sueño existen realmente a título de hechos de conciencia concretos, de la misma manera que las palabras y las actitudes del mentiroso son conductas concretas y realmente existentes" (Sartre 1993, p. 84).

Con Sartre podemos pensar el tema de la libertad en el yo soñado; la libertad, condición de los seres humanos, en la medida en que el proyecto de cada uno se haga realidad. Las acciones son libres si están articulados a una finalidad: "Pero, para que el acto pueda suponer realización, conviene que la simple proyección de un fin posible se distinga a priori de esta de ese fin" (Sartre, 1993, p. 508). ¿Cómo funciona la toma de decisiones en los sueños? De una manera intuitiva, las decisiones en los sueños ya están tomadas por el yo soñador, y no por el yo soñado, o sea que no hay libertad en los escenarios oníricos. En Sartre, en el libro Lo imaginario (1940), hay una propuesta de fenomenología del sueño. Precisamente, pensar en ellos como elementos de la imaginación: "Esta imaginaria, que está fundada en la aprensión imaginante de fosfenos, de contracciones musculares, de palabras interiores, es de una riqueza suficiente para dar la materia del sueño" (Sartre, 1940, p. 213-214).

Sin embargo, no todo lo que aparece en los sueños es un engaño, por lo menos visto desde otros fenomenólogos como Michel Henry (1922-2002), quien defiende que las emociones soñadas transitan intactas a la vigilia:

[S]i en el transcurso de este sueño yo experimento pavor, este es lo que es, ni rozado ni alterado en su ser por el hecho de que se trate de un sueño, aunque no haya ni escena ni personaje ni mundo. (Henry, 2006, p. 31)

Las emociones y los sentimientos, esto es, las afecciones directas de los seres humanos, no se parten unas en sueños y otras en vigilia, solo hay un sentir que puede emerger en cualquiera de los dos escenarios y se prolonga en la existencia sin importar si se está en vigilia o en sueños.


3. Los ecos de la vida: ser-en-el-sueño

En este mismo escenario, Zambrano (1904-1991), alumna de Zubiri y Heredera de la fenomenología Husserliana y heideggeriana, poeta, pensadora de la filosofía de la educación entre otras áreas nos legó varias reflexiones fenomenológicas sobre los sueños, sobre todo en el texto El sueño creador (1986). Los sueños o las ensoñaciones como fenómenos, ya que son acontecimientos de la vida, es más el aparecer en las composiciones oníricas son los fenómenos puros, así lo afirma la autora: "La realidad ofrecida en los sueños es, sin embargo, una realidad fenoménica de nosotros mismos, porque en ellos se muestra nuestra vida como puro fenómeno al que asistimos" (Zambrano, 1986, p. 2). Una de las ideas neurálgicas de la pensadora española, es que lo primigenio en la existencia no es la vigilia, lo primero son los sueños, de ellos viene los seres humanos y hacia ello propenden, la vigilia es un accidente en el mundo, el sueño es el estado orgánico de la humanidad "El estado de sueño es el estado inicial de nuestra vida, del sueño despertamos; la vigilia adviene, no el sueño. Abandonamos el sueño por la vigilia, no a la inversa" (p. 2).

Una de las intuiciones que le da curso a esta idea es que en el sueño no hay tiempo ni espacio, por eso es el estado original de la humanidad, esto es lógico por lo menos para la filosofía, puesto que, como afirma Kant, el tiempo y el espacio son condiciones a priori de la intuición, y para el dormido no hay correlación, "en sueños no existe el tiempo; mientras soñamos no tenemos tiempo. Al despertar nos devuelven el tiempo" (Zambrano, 1986, p. 2). Entonces no hay tiempo ni espacio en esta condición, dormir y soñar es desapegarse de la temporalidad y la espacialidad es un regreso a la pureza del sujeto con su condición orgánica y carnal. En el sueño de los dormidos, se revela la condición originaria de la humanidad, las personas reducidas a su condición más primigenia y natural. Si se quiere, y esto es hipotético, en el dormir se pone en epojé la condición correlacional de la vigilia y el sujeto se hunde, o ¡se eleva! por fuera de la vida.

Así como el silencio es el escenario del sonido y sin el cual el sonido no se puede dar, porque carecería de entorno en donde darse, así el vacío es el escenario de la vida, de la vigilia, lo inmediatamente original a la existencia es el vacío, el lugar que se revela en los sueños, este es el sitio de la verdadera existencia y es allí donde la vida enajena a los dormidos, a salir del mundo original para acceder al mundo de los otros, para acceder por tiempos en la vigilia, pero los cuerpos tienden a su sitio original, los cuerpos tienden a dormir tienden a soñar: "El vacío aparece en el sueño como lugar; todo sueño tiene lugar en el vacío. Tanto que podríamos decir: el vacío espacial es el lugar natural de los sueños" (Zambrano, 1986, p. 16). La vida sin los sueños no puede existir como el sonido sin el silencio. El vacío: lugar natural de los sueños, es lo que hace posible la vigilia, son la fuente de la conciencia, "los sueños son más significativos que la misma vigilia: "Son así los sueños, al parque fantasmas del ser, la primera forma de conciencia de sí mismo, o sea, la primera revelación del sujeto en su existir" (Zambrano, 1986, p. 62) Existir implica salir de sí mismo, enfrentarse con el mundo, con lo otro: "lo que comienza ya a suceder cuando algo se manifiesta. La presión de la atemporalidad contribuye a que surja el soñar" (Zambrano, 1986, p. 62).

Los seres humanos en su pereza orgánica, anatomo-fisiológica si se quiere, como lo que es, la cosa misma que hace seres humanos a los seres vivos, sin construcción temporal ni espacial, sin palabra, porque en los sueños no se habla, sin pensamiento, porque en los sueños no se piensa, sin los otros y sin lo otro, porque en los sueños no hay ni objetos ni otras personas, es la inmanencia absoluta, es el yo con el yo: en los sueños encontramos la pureza del fenómeno llamado hombre o mujer, es mera subjetividad. Este es un punto clave que visualiza María Zambrano: "El sueño aparece, así como el lugar donde se da la máxima condensación, donde todo lo que tiene vida tiende y cae en su ascenso quedándose adherido a algo menos viviente o no viviente en absoluto." (Zambrano, 1986, p. 31) El sueño no es otro mundo, es el mundo, no es otra realidad, es la realidad; de allí emerge la vida, hacia allí va la vida, el esfuerzo de los seres humanos para dormir no es ninguno y menos para soñar, solo se deja llevar por su condición orgánica, puesto que es el lugar de la existencia.

Cuando un ser humano cierra los ojos, los oídos, la nariz, la boca y la piel en general a la realidad que lo afecta o conmociona, cuando la distancia de la realidad física o fáctica entra al escenario onírico, el mundo de los dormidos entra al lugar donde aparecen las ensoñaciones. No es posible co-habitar ambos escenarios, quien está en sueños no está despierto y quien esta despierto no está en el lugar de los dormidos. Sin embargo, solo se puede saber que hay un escenario o mundo dormido desde el mundo de los despiertos. El mundo de los sueños (Wachwelt) solo tiene existencia si permanece retenido en la conciencia (Bewusstsein) de los seres vivos. Es más, el dormir mismo (Wachen) solo es, si se hace consciente en el devenir de la humanidad como ausencia, como un periodo de tiempo faltante en la línea de la vida humana; dormir implica retirada de la conciencia activa, el sujeto se cierra a cualquier conmoción, a cualquier afección, se queda sólo, absolutamente sólo, ahora solo está el sujeto consigo mismo, quizás en el dormir se encuentra el ejemplo más puro de egocentrismo.

Hay un mundo al que podemos llamar inconsciente, pero no en el sentido de Fred, como un escenario intuitivo, receptor de saberes, que pasan por la perspectiva del sujeto que conoce; para Husserl el inconsciente "es el reverso de la afección" (Rabanaque, 2018, p. 10). En otras palabras, una forma de conciencia es aquella: "que traspone el umbral afectivo en dirección a una preservación de lo consciente en la esfera de la pasividad. Desde el punto de vista del yo, el inconsciente es el punto cero o el límite inferior de la afección,". (Rabanaque, 2018, p. 10) Los sueños emergen allí de este punto cero del yo que percibe. Este escenario del yo no es totalmente quieto o muerto, allí hay vida, con mucho menos intensidad que en el yo consciente, pero hay chispazos de actividad, hay intencionalidad vacía, esto es, sedimentaciones, las cuales se pueden entender como "horizonte de latencia, y lo sedimentado es lo constituido fluyentemente debajo del cero. Tiene efecto sobre los dos polos de la correlación intencional: se sedimentan los contenidos, hyléticos y noemáticos, pero también los actos y el yo mismo" (Rabanaque, 2018, p. 10) Así se conforma la base en donde se dan las ensoñaciones, no es un lugar vacío sino lleno de sedimentaciones que de un momento a otro cuando un ser humano duerme explotan en forma de imágenes, sobre todo visuales, auditivas y táctiles puesto que:

Como su reverso, lo sedimentado puede ser vuelto a percibir a partir de la evocación (Weckung) mediante una asociación que proviene del presente perceptivo despierto y que da origen a una donación de sentido de la de-sedimentación (Ent-Sedimentierung). Los horizontes de latencia pueden ser llevados nuevamente a la patencia. (Rabanaque, 2018, p. 10)

Cuando las fronteras de la conciencia se cierran queda el espacio onírico libre para la actuación del sujeto dormido, entonces se abren las puertas de la otra vida, y entran los otros personajes al escenario de la noche, se abren las puertas del gran teatro, entran en escena las ensoñaciones. Allí no hay condiciones, todo está permitido, no hay leyes físicas: se puede volar, se puede ser invisible, no hay que comer, para saciar el hambre, los personajes se pueden transformar en otros seres, el escenario está hecho con antelación para suplir los anhelos de todo durmiente. La correlación entre percepción y mundo se vuelve plástica, el sujeto no está atrapado a lo que le llega, a lo que se les da a los ojos, ni a ninguno de los sentidos, se ve, claro que se ven; los recuerdo no dejan de entrar en la mente, la mente no deja de iluminar pasados puros, para hacerlos vivir a su manera en el teatro de los sueños. Los fenómenos escénicos empiezan a brotar de la caja de la imaginación de manera autónoma, no dependen del yo vigilante, sino del yo dormido, el yo soñador que asume el protagonismo y da la orden para que los actores entren en escena.

La costumbre al mundo de la vigilia ha opacado el otro mundo, por ello lo llaman sueño, ilusión, fantasía, porque en el mundo de la vigilia la realidad física ataca y tiene el predominio en el yo que percibe, en el otro mundo es el yo soñado el que predomina, el que actúa, en los escenarios que el yo soñador conforma para él. El yo soñador (Traumerin) es un diseñador: es la omnisciencia del sueño, es el que lo hace todo, es el soñador, el diseñador del ser-en-el-sueño (Traumewelt). El yo soñador lo sabe todo, como en una novela es el narrador o si quiere la analogía con Foucault, es el panóptico, el yo soñador abre los ojos de los ensueños y lo ordena todo a su manera que, obvio, no es igual al mundo del yo que percibe en vigilia, aunque tampoco es otro espacio inefable, sino replicas transformadas de las percepciones que llegan a los sentidos en vigilia, las cuales se conservan en la memoria y sobre viven en los sueños: la rememoraciones son un puente entre la vigilia y los ensueños. Sin embargo, el escenario que crea el yo soñador en el sueño tiene su propia autonomía, si se quiere su propia vida, pues son escenarios de actos vivenciales, la mayoría, inesperados, por ello algunas veces los sujetos se despiertan diciendo ¡tuve un sueño muy raro!

No es una elección humana en vigilia entrar al mundo de las ensoñaciones, no es una elección de los sujetos quedarse dormido y abrir el telón que cubre los actos soñados. Todos los seres humanos, cuando no todos los seres vivos, asisten a su mundo onírico, esto es de todos; tampoco es elección humana salir del mundo mágico de los sueños y volverse a estrellar con las percepciones físicas del mundo de las cosas y de los cuerpos. Es más, en algunos casos no se quiere abandonar el yo soñado, porque brinda unas comodidades que no son posibles de alcanzar en la vigilia: el mundo de los vivos es muy complicado. Aunque ambos mundos se conectan por los acontecimiento que se conservan en la memoria de la vida en vigilia, en sentido estricto ambos escenarios se excluyen, no es posible soñar despiertos, el sueño es el lugar de los desplazados de la vigilia, lo más próximo serían los sueños lucidos, en donde el soñador se despierta en el sueño y se da cuenta de que está soñando y puede, de alguna manera, manipular los sueños, es más, puede hasta comunicar con un movimiento de los ojos a un sujeto en vigilia que está soñando. Son chispazos de conciencia en la inconciencia, momento en donde el yo soñador saca los ojos del lago de los sueños y se asoma al mundo consciente, al mundo de la percepción.

En los sueños la conciencia se apaga de la vigila, no reverbera frente a los acontecimientos físicos, de hecho, no hay eventos físicos en los estados oníricos, la conciencia que se enciende es la conciencia soñada del yo soñador y de los yoes soñados. El yo soñador poseedor de conciencia, se deja entrever por algunos poros de la piel del sueño. El soñador sabe que hay varios escenarios, todos se le presentan al mismo tiempo, si hay una puerta en donde está encerrado unos de los soñados, el soñador sabe que hay al otro lado, sabe qué está pensando cada uno de los soñados o de las intenciones de estos, sabe cómo puede terminar el sueño y algunas veces hasta previene a los soñados de peligros. Sabe del tiempo, el Aión griego, el tiempo de la eternidad, de los sueños claro; sabe de lo que se expresa en el ya del sueño, el ahora vivido, pero sabe que es consecuencia de lo que se soñó, no en otros sueños sino en el sueño mismo, como escenario completo del acontecimiento soñado. El yo soñador flota sobre el tiempo de los soñados.

En el caso del yo o los yoes soñados alertas frente a lo que sucede, no solo ve en el sueño, sino que sabe que ve, por ello al ver también reflexiona; miremos la narración de una estudiante de Ciencias Políticas en medio de la polisomnografía: "Soñé que tenía parciales y sacaba notas bajitas y una señora me decía que nunca me alcanzaba, siempre estaba sentada, en un lugar abierto pero oscuro, como si fuera de noche, estaba con varias personas pero no las recuerdo" 6 Se nota el interés por la notas, en los parciales con calificaciones bajitas y la comparación que aconteció con la señora, es básico que hay una conciencia en el sueño, ¿conciencia soñada? O la misma conciencia de la vigilia, lo cierto es que en los sueños hay conciencia, el yo soñado sabe que es un yo que actúa, y está en relación con cosas del mismo sueño. Lo mismo que los decires y los ruidos en general, escucha activo y al oír está presto a decodificar lo que escucha y por tanto a responder. Hay reconstrucción acciones con sentido en los sueños en donde cada actor tiene su papel y sabe que lo tiene, por ejemplo: el sueño de una joven de noveno semestre de ciencia política, nos narra:

Tuve un sueño que juré que era real porque... estábamos acá justo en esta misma habitación pero ya era más temprano, como a las cinco de la mañana, y ya era hora de levantarme, supuestamente, entonces tú entrabas a la habitación (se refiere a la asistente del laboratorio) y me decías que ¿cómo había dormido? que si había vuelto a soñar o algo, yo como "no" entonces, pero yo tenía la sensación de que si había soñado, pero entonces ya me empezaba a preparar me ayudabas a quitarme todas las cintas y te hacías en la parte de afuera a lavar como la cánula y eso, la cánula me había dejado lastimada acá, pues en la parte de la nariz, y pues me dolía, sentía como pelado.

Aparentemente hay reconstrucción de acciones en los sueños, y muchas de ellas con intenciones, acciones conscientes: en últimas, en los sueños hay vivencias. Está el sujeto soñado que realiza una acción "estábamos acá justo en esta misma habitación" el estar con la otra ya es una postura corporal, que se asume, hay intención "ya era hora de levantarme", "supuestamente, entonces tú entrabas a la habitación y me decías ¿qué cómo había dormido?" Todas estas son acciones que narra la estudiante cuando la auxiliar la despierta, después que muestra en la polisomnografía que ha salido de sueño profundo. Los sueños acaban de suceder, están frescos en la memoria. Las acciones vívidas las tiene en la piel de la memoria. Sin embargo, son eso: recuerdos, puesto que los sueños no se vivencian en el ya del sujeto, o mejor si se vivencia para el soñador, sin embargo, no hay conciencia en la vigilia de lo soñado, a la vigilia solo llegan como recuerdos, y estos ya no son vivencias en primera persona, sino narraciones de las vivencias. La manera como se sabe de los sueños hace que ellos no sean experiencias en primera persona sino narraciones y esto implica una segunda o tercera persona que narra.

Ahora, podemos preguntar ¿en los sueños hay acciones? o ¿los sueños son representaciones de acciones?, o simplemente actualización de recuerdos. Como diría Bergson: la expresión de recuerdos puros. Las acciones las podemos entender en el sentido que lo Plantea Schütz, en tres sentidos: "1) una vivencia que está 2) guiada por un plan o proyecto que surge de la actividad espontanea del sujeto, y 3) distinguida de todas las otras vivencias por un Acto peculiar de atención." (Schütz, 1993, p. 243). En este sentido lo que aparece en los sueños no alcanzan a ser acciones, puesto que no hay correlación, no hay otros, ni objetos, ni personas que enfrenten al sujetos que sueña, solo hay reconstrucciones de vivencias, tampoco están sometidos a un proyecto, no hay una finalidad en las composiciones oníricas, de hecho algunas son tan espurios que el sujeto mismo se sorprende en vigilia por lo que soñó; tampoco hay actos detrás de las imágenes en los sueños, no hay intencionalidades, así es que no cumple con ninguna de las tres direcciones que propone el fenomenólogo y sociólogo alemán.

Para que haya acción tiene que haber conciencia, intencionalidad, y en los sueños no es que no haya conciencia, es que la conciencia también duerme. De conciencia reflexiva, que es la que se expresa en la vigilia, se transita hacia una vigilia tética, eminentemente intuitiva. Lo que la mente es al cuerpo en el sueño, la conciencia reflexiva es a la conciencia tética. Sartre la llamó la tesis del sueño. (Sartre, 1940, p. 209) La conciencia no desaparece cuando se duerme, esto no puede desparecer, esta solo se queda dormida, entra en postura no reflexiva, descansa dulcemente.


4. El mundo en los sueños

En los sueños no hay vivencias, solo son narraciones, auto-narraciones a la manera del sí mismo, uno de los detalles más fuertes es que la predominancia en los ensueños son las miradas Tirapu-Ustárroz afirma que "Los sueños están caracterizados por su contenido perceptivo: el contenido visual aparece en el 100% de los sueños, el auditivo en el 60%, el táctil en el 15% y el gustativo en el 5%" (Tirapu-Ustárroz, 2012, p. 107). Ahora bien, la mirada solo se da en las presencias, es decir, para que haya mirada lo mirado debe o mejor tiene que estar al frente de los ojos, tiene que darse a los ojos y en las narraciones de sueños aparece miradas que no cumplen con esta condición, por ejemplo: "me soñé en un contexto, con mi abuelita, la mama de mi papa, yo a ella no la conocí y la vi, ella vivía en un pueblo, estábamos ahí sentados, es lo único que queda del recuerdo de ella".

El ver del yo soñador de la durmiente no pudo ver a su abuela, ni siquiera la conoció, el ver acá es una narración, es una historia que solo tiene sentido así, sin miradas, sino con narración de miradas. En los sueños no hay percepción puesto que no hay evidencias de presencias. Así las cosas, dice Sartre que los sueños son creencias (Sartre, 1940, p. 213), no es posible ver ausencias, no hay nada a los ojos en los sueños, solo hay muchas cosas a la imaginación que se traducen en historias, productos de muchos recuerdos mezclados con la imaginación, los deseos y aun creencias, como diría Sartre "una ficción embrujadora" (Sartre, 1940, p. 228).

Aun como narración en los sueños hay mundo, el mundo de los sueños, ya no hablamos sólo de Lebenswelt (el mundo de la vida) sino de Träumewelt (el mundo de los sueños). Hay un mundo previamente constituido que se manifiesta a los seres humanos en situación dormida, en coherencia con el filósofo existencialista "Todo imaginario lleva consigo en el sueño una cualidad especial y constitutiva de su naturaleza, que es la "atmosfera del mundo" (Sartre, 1940, p. 218). En el sueño hay una historia, hay unos significados previos que le dan sentido al sueño así sea en el sueño mismo. Dormidos cada uno se vuelve un escritor, un novelista, un cuentista de su propia existencia onírica, de su propio mundo soñado, de su ser-en-los-sueños.

Los ensueños no son acciones por su estructura, no hay correlación solo hay inmanencia. Sin embargo, los fenómenos que se asoman a los sujetos en vigilia de los acontecimientos en los momentos oníricos son eso, acontecimientos que impactan la existencia de la humanidad, hacen parte de la vida, hacen parte del repertorio perceptivo con que cuenta cada sujeto, esto lo reconocemos con la expresión ¡yo me soñé que...! Lo espurio de los ensueños son su presencia, puesto que no se dan en carne propia, sino en el sujeto desconectado de la realidad física, en el sujeto huido de sí mismo, en el sujeto encerrado en su propia piel del alma. Para el sujeto dormido no hay nadie en la naturaleza fáctica, no hay nada, ni siquiera el mismo a nivel corporal orgánico. Es la subjetividad pura encerrada por la piel de la conciencia.

Entre lo experimentado en el sueño y lo recordado en vigilia hay conexiones y diferencias difíciles de detectar, puesto que solo quien lo experimenta lo puede confrontar, nadie más podrá hacerlo. No obstante, hay escenarios o realidades que no varían en los dos momentos. Si se quiere, hay unas unidades de memoria que siguen existiendo en los sueños, ser madre por ejemplo en un sueño se describe: "Anoche me soñé que tuvimos un problema muy grande acá en la casa y que yo les dije que me iba a ir a vivir sola con los niños". En el sueño no se olvida que es mamá, que tiene hijos, por tanto, no se olvida que es mujer, mínimo estos tres elementos siguen vivos, tanto en vigilia como en las composiciones oníricas. Ser madre es un existenciario que no se borra del cuerpo y persiste como también persiste ser hijo: otro soñador a la pregunta de si estaba soñando responde: "Soñé que estaba hablando con mi mamá allá en Circasia, primero estábamos hablando de una novela y de ahí mi mamá empezó a preguntar por cuál es la vereda más cercana de Manizales" su condición de hijo aparece sin restricción, sin dudas, sin discurso, es otro existenciario que no se borra en los ensueños.

En los ensueños la vida no desaparece, ni siquiera se hace transparente, más aún es más nítida: otra soñadora afirma": "Yo estaba con X, una compañera del colegio, estábamos viendo futbol y pues nos tomamos una foto con un futbolista" En otro sueño se afirma: "recuerdo que estaba acá en la universidad y que tú (se refiere a la asistente del laboratorio) me estabas hablando de todo esto, que estábamos sentados en una mesita y que era muy verde todo"; otro sueño: "Estábamos en una habitación completamente cerrada, tenía una ventana para el lado izquierdo estaba de noche tenía persianas" El ser no deja de ser en los sueños, no hay interrupciones entre la vigilia y los ensueños, el ser siempre es, soñado o despierto no desparece, aun en la imaginación que se apodera de algunos sueños, en donde lo ficticio predomina, el ser siegue persistiendo. Ser- en-el-sueño, nos indica la estancia del ser contenido en las cohortes aparentes de la vida, nos indica que el ser cabe en la vida, la vida no se tiene que extender en los sueños, puesto que estos en sí mismos ya son vida y caben-ser.

El sueño está plagado de seres, unos más nítidos que otros, seres muy bien formados con todas sus estructuras y texturas, otros en formas de collage o cocteles de humanos, hechos de partes a la manera en que Víctor Frankenstein elaboró su creación; otros fantasmagóricos o idealizados: Dios y el diablo no dejan de existir en los sueños, su ser se sigue deslizando entre los poros oníricos de los soñadores; otros mágicos, como Papa Noel o seres que reviven o que no se han muerto, aunque se hayan muerto. Ser-en-los-sueños: en los sueños los otros viven en uno y uno vive en los otros, en ellos se actualiza la existencia; es más, al ser en los sueños de otros quedamos a disposición de esos otros, ellos pueden hacer con nosotros lo que ellos quieran, y. ¡a la inversa! Ser en los sueños es perder la autonomía que sólo tiene el soñador. En este sentido, soñar es una oportunidad ontológica.

En los sueños no hay escorzos, por tanto, no hay horizontes, no hay fondo. El mundo tal y como se presenta en la vigilia no existe en el mundo soñado, en los sueños el mundo se hace otro, con muchas similitudes del mundo de la vida y no puede ser de otra manera, puesto que es la vida, el escenario de los seres humanos y de allí llevan elementos al mundo en los sueños, pero este es siempre otro. Las condiciones y las lógicas son otras, en los sueños es posible cualquier fenómeno, etc. En los sueños el ser es más ser, puesto que se muestra desde todas sus posibilidades de existencia, el yo soñador sabe del otro y maneja a los otros a su antojo, sabe que tiene y de que carece el otro, no hay engaños, solo deslizamientos en la voluntad de los otros. El ser en el mundo del sueño es una posibilidad de existencia de otra manera, pero es, existe y es posible aprovecharla.

De hecho, el sueño en el mundo tiene límites. Sartre declara en uno de sus sueños más frecuentes es "que me van a guillotinar, y el sueño se detiene justo en el momento en que la hoja me toca el cuello" (Sartre, 1940, p. 228), es claro, dice el filósofo francés, que no se despierta por el miedo, sino porque posterior a estar muerto ya no puede haber sueño, "es la imposibilidad de imaginar un después" (Sartre, 1940, p. 228). Esto demuestra que sin el yo soñador es imposible el sueño, que los límites del mundo de los sueños también son claros, no hay sueños sin yo soñador. El soñador sabe cuándo empiezan sus sueños y cuando terminan, es más en el mismo sueño el soñador se da cuenta que está soñando, no hay engaños, no hay ilusiones, todo está claro, los seres humanos duermen y en ellos sueñan, en ellos viajan en nubes, o en naves o solo en bicicleta, pero viajan, descubren otras posibilidades, que la imaginación perpetra. Cada noche algo espera, cada noche es la apertura a una ilusión que habrá el ser humano a una libertad impensada.


5. Conclusiones

Mínimo cada veinticuatro horas cada persona, y por tanto cada cuerpo, entra en un trance, se desaparece para sí mismo: duerme y allí se despierta al mundo de las ensoñaciones. Todos los seres humanos, cuando no todos los seres vivos, tienen experiencias oníricas. Todos los seres humanos saben de los sueños, esto significa que son fenómenos compartidos por la humanidad. Los seres humanos habitan el mundo de los sueños, no tienen evidencias empíricas, pero cada uno sabe lo que soñó, cada uno sabe qué cruzó por su mente dormida, cada uno sabe de su propia novela o su comedia, cuando no de sus tragedias. Los sueños existen: es imposible negarlos, allí están esperando ser soñados, esperando ser perpetrados por la mente abierta del soñador. En este escenario podemos enunciar algunas tesis conclusivas, pero no definitivas que han de servir para pensar una fenomenología de los sueños.

  1. De los sueños se posee su historia narrada: se aparece en la vida sin que quien lo vive se dé cuenta cuando lo vivió, es decir, quien lo vive no sabe que lo vivió y quien lo narra solo lo recuerda; los sueños son fenómenos que no se muestran, pero se dan.

  2. Los sueños son fenómenos que reconstruyen la información de los sentidos, en forma de narración, son cuentos que el mismo soñador se narra de forma tan vívida que casi parece que se activaran los porteos sensoriales: ni el ver es ver ni el oír, oír ni el tocar, tocar, puesto que no aparece lo visto ni lo oído ni lo tocado, solo aparecen recuerdos de cada uno de ellos; en los sueños solo hay inmanencia, no es posible la trascendencia; no hay intencionalidad, puesto que el sujeto solo se choca con el mismo y sus recuerdos hechos imágenes.

  3. El mundo de los sueños es similar a la vigilia: es otro mundo, es otra vida; si existe algún fenómeno que en la vida se aproxime a la ausencia de esta es el dormir sin sueños, el escenario de las ensoñaciones es ausencia de vida, es la aproximación a la muerte, allí se dan las composiciones oníricas, la simulación del mundo de la vida.

  4. Los sueños son chispazos de recuerdos que se asoman por los poros de la conciencia en el cuerpo dormido, esta materia de la memoria es la pureza de los recuerdos puesto que no están contaminados con las percepciones de la vigilia, no hay subjetividad en los sueños, solo hay actualización de experiencias a partir de datos que palpitan en la memoria.

  5. En los sueños el ser humano es lo que es, en su más pura existencia orgánica o, si se quiere, en su pureza natural, al dormir el sujeto vuelve a su estado primigenio, por eso para dormir no hay que liberar fuerzas, este solo llega e inunda todo el cuerpo, el sueño se apodera de los seres humanos, para la vigilia es lo contrario hay que poner fuerza, hay que luchar por sostenerse en vigilia, la vida es esfuerzo, el dormir es una condición natural del ser humano.

  6. En los sueños o composiciones oníricas, solo hay subjetividad o inmanencia, es la pureza del sujeto para sí mismo, no hay que engañar a nadie, no hay que ser hipócritas, no hay que fingir; en los sueños el yo soñador solo está con el mismo, es la máxima expresión de egocentrismo, sin máscaras, sin teatro, es simplemente cada ser humano en su condición más simple y sincera.

  7. Lo que se desvanece en los sueños es la mente, no el cuerpo; los seres humanos siguen sintiendo su carne, sus necesidades tanto fisiológicas u orgánicas en general, como sexuales, el cuerpo no deja de ser cuerpo en el tránsito de la vigilia a lo onírico, es más, dormido y en las ensoñaciones el cuerpo se revela con más nitidez a los sujetos, que el cuerpo despierto y muchas veces aparece símbolos en el cuerpo de dormido de su situación orgánica o natural, en este sentido los existenciarios se revelan en los sujetos dormidos, como ser padre, tener hambre etc.

  8. En los sueños aparece un yo soñado, esto es evidente, pero también un yo soñador, un narrador omnisciente que, pese a que lo sabe todo, todo lo que hacen los actores de los sueños y aun lo que deben o no deben, lo que quieren y no quieren: es un dios en el sueño que lo ve y lo sabe todo; esto conduce a que en los sueños los actores no tengan libertad, su papel está determinado por el yo soñador.

  9. La conciencia en los sueños es una conciencia dormida, si se quiere en términos husserlianos: pasiva, o en términos Sartreanos, una conciencia tética no reflexiva, es el punto cero de la conciencia, similar pero no igual a la idea freudiana de inconsciente. En la conciencia dormida hay horizontes de latencias, que posibilitan que el sujeto se despierte, la conciencia sigue existiendo aun en los sujetos dormidos.

  10. Los sentidos, sobre todo la mirada, exige para mirar la presencia de lo mirado, y en los sueños esto no existe, y sin embargo la mayoría de los relatos sobre sueños hablan de lo que miran, en porcentajes representativos, esto quiere decir, no que se mire, sino que se actualizan los recuerdos de las miradas, en contexto autónoma de lo soñado, los sueños son narraciones, son a la boca y a los oídos más que a los ojos. xi) Si el mundo de la vida es el conjunto de posibilidades que se abren con el estar de los seres humanos en la realidad en vigilia, entones hay un mundo de los sueños donde también cabe el ser, hay ser-en-los-sueños, hay mundo de los sueños; el mundo en los sueños tiene sentido, hay relaciones en ellos mismos dirigidos por el yo soñador, en los sueños mismos hay teleología, y por ellos hay mundo. Ser en los sueños sigue siendo una posibilidad, más que obligatoria o por naturaleza, para los seres humanos. En últimas, el mundo de los sueños, que es parte representativa de la existencia humana, es una oportunidad ontológica, que abre posibilidades fenomenológicas a los interesados en el aparecer del mundo y sus formas de darse a la mente humana.


Notas

[1] En la mitología griega encontramos referencias a los sueños como Hipnos: el sueño, padre de Oniros; las formas de los sueños, esto lo encontramos en Hesíodo, (2006). También en Homero (1978) al inicio de la Ilíada Aquileo exclama dirigiendo a la Atrida en público que es necesario consultar a los adivinos de las palabras de Zeus a través de los sueños: "Consultemos a un adivino, sacerdote o interprete de sueños -pues también el sueño procede de Zeus- para que nos diga porque se irrito tanto Febo Apolo" Y en el segundo Canto, Zeus ordena al "pernicioso sueño" que le lleva el mensaje al atrida Agamenón para que arme a los Aqueos y tome a Troya.

[2] Son muchos los ejemplos que hay, sobre todo en la religión católica, la aparición en sueños del ángel Gabriel a la virgen María a anunciarle su embarazo por el Espíritu Santo redactado en la Biblia en Job 32. Versículos 14 y 15. El sueño del Faraón de Egipto que interpreta José el de las siete vacas gordas y siente flacas descrito en Génesis 1. Versículos 25. 26 y 27. Sólo por nombrar algunos.

[3] En eta área del saber encontramos referencias a los sueños en Aristóteles quien afirma literalmente: "El sueño es una inactividad del alma en cuanto se dice buena o mala, excepto cuando ciertos movimientos penetran un poco y, en este caso, los sueños de los hombres superiores son mejores que los de los hombres ordinarios" (1993, p. 155. 1102b). En Agustín el tema es totalmente recurrente: Y es que el manjar que se toma en sueños, no obstante ser muy semejante al que se toma despierto, no alimenta a los que duermen, porque están dormidos." (San Agustín, 1974, p. 140). También tenemos referencias de Hobbes: "En suma, nuestros ensueños son el recuerdo de nuestras imágenes en estado de vigilia. sólo que cuando estamos despiertos el movimiento se inicia en un extremo, y cuando dormimos, en otro" (1980, p. 12). Hay otros filósofos que han reflexionado sobre el tema tales como Platón, Descartes, Bergson, entre otros.

[4] El caso de Hipócrates quien afirma: "Conviene también obtener información de la enfermedad por medio de lo que se ve en sueños; la causa es la siguiente: cuando el alma se encuentra en el sueño, cualquier cosa que padece el calor que hay en ella procedente de ¡a alimentación del humor, se ve obligada a sonarlo". (Hipócrates, 2003, p. 521 -522). También encontramos referencia a los sueños en Galeno: "Si toda la parte anterior del encéfalo está alguna vez afectada, necesariamente se afectan por simpatía las que rodean su ventrículo superior, y también sus funciones mentales se lesionan. La persona así afectada está insensible e inmóvil, pero su respiración en nada se ve afectada; esta enfermedad se llama sueño profundo (carus)" (Galeno, 1.997, p. 289).

[5] Utilizamos ensoñación o sueños como sinónimos, para referirnos a las composiciones oníricas que emergen en los seres humanos dormidos.

[6] Este sueño, los mismo que los que se narran en lo que sigue del artículo, son producto de las polisomnografías que se elaboraron en el Proyecto de Investigación El papel de la conciencia en las experiencias oníricas, del grupo de investigación Cuerpo Movimiento y neuro cognición de la Universidad Autónoma de Manizales 2020-2022.

[7] colombianos. Vanegas-García es doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor titular Departamento del Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Manizales. Grupo de investigación Cuerpo Movimiento. Vidarte-Claros es doctor en Ciencias de la Actividad física y el deporte de la Universidad de la Coruña, España. Profesor investigador departamento de movimiento humano. Grupo de investigación Cuerpo Movimiento de la Universidad Autónoma de Manizales, Colombia. Profesor investigador universidad Simón Bolívar de Barranquilla. Correo de contacto.


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