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DON IHDE Y LA FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA: EL VALOR DE LA CORPORALIZACIÓN (EMBODIMENT)
Javier Orlando Aguirre Román
Javier Orlando Aguirre Román: Profesor Asociado. Escuela de Filosofía. Universidad Industrial de Santander. Ph.D en Filosofía – State University of New York
Si concebimos la filosofía como una tarea intelectual caracterizada por la creación de conceptos que busca responder a los problemas que interesan al filósofo, entonces, la originalidad filosófica puede ser definida como la producción de nuevas nociones (o la extensión de antiguas) que nos permite ver nuestros problemas con nuevos ojos para entender aspectos que hasta ahora habían pasado desapercibidos. Un corolario de esto es que la diferencia entre el filósofo y el comentarista consiste en que mientras el segundo "simplemente" explica los conceptos, el primero los crea. En este contexto podemos valorar el libro de Ihde Embodied Technics. En efecto, a lo largo de los seis capítulos del libro nos encontramos con un auténtico Filósofo de la Tecnología quien trabaja arduamente en la expansión y construcción de significados diferentes para la crucial definición de corporalización (embodiment).
El problema que le interesa a Ihde, como Filósofo de la Tecnología, es el de las interacciones contemporáneas entre los seres humanos y las tecnologías. De acuerdo con Ihde, este problema suele ser abordado desde dos perspectivas opuestas. Por una parte, se suele considerar que las nuevas tecnologías de medios, imágenes digitales e informáticas nos alejan de experiencias cotidianas y ‘reales‘; y nos distancian de las otras personas, la naturaleza e incluso ciertos objetos (Ihde, 2010, p. iii). Desde esta perspectiva, las nuevas tecnologías nos alienan, nos instrumentalizan y nos alejan de significados importantes de la existencia humana. De otra parte, para la segunda perspectiva, tal alienación y deshumanización no son reales puesto que, en última instancia, los cuerpos humanos sí son reducibles a cuerpos mecánicos; y por lo tanto, tal ‘alienación‘ no es otra cosa que la verdadera afirmación de nuestra real naturaleza humana. De acuerdo con esta visión, con el paso del tiempo se logrará que nuestras mentes sean transferidas a computadores. Los seis capítulos que componen Embodied Technics tienen como finalidad mostrar que ninguna de estas perspectivas ha desarrollado un entendimiento correcto del problema.
Como se ve, la clave del libro es el concepto de corporalización (embodiment), una noción usada por Ihde para mostrarnos que a pesar de que los cuerpos humanos no pueden ser reducidos a cuerpos mecánicos, sí tienen que ser concebidos mediante la incorporación de instrumentos y tecnologías. Así, después de plantear el problema en la introducción, cada uno de los siguientes capítulos del libro desarrolla diferentes aspectos del concepto de corporalización (embodiment).
En su sentido fenomenológico clásico, el término corporalización (embodiment) es usado para reconocer el rol focal que ‘ser-un-cuerpo‘ tiene para toda experiencia, actividad y conocimiento humano (Ihde, 2010, p.41). Así, la corporalización (embodiment) se refiere, en principio, a la idea de tener el rango completo de las dimensiones sensoriales y ser consciente de ellas. En este tradicional sentido fenomenológico, la corporalización (embodiment) es material. En palabras de Ihde, "en la medida en que estoy consciente, percibo multidimensionalmente de forma continua, veo, oigo, siento, etc. y aunque bien puedo pasar mi atención de una dimensión a otra, lo que se mantiene constante es una experiencia de ‘cuerpo-completo‘ de mi ambiente. Selectivamente puedo concentrarme en ver o en escuchar, pero no los puedo desconectar" (55) — Traducción propia. Todas las citas de esta reseña son tradudidas por el autor—.
En el segundo capítulo, Technofantasies and Embodiment, la materialidad es analizada en las restricciones corporales que inevitablemente enfrentamos. La idea de materialidad, en este sentido, es usada por Ihde como una herramienta crítica para rechazar las tecnofantasías involucradas en la trilogía de Matrix y sus predecesores, a saber, el teatro de la mente de Descartes y Locke; y la alegoría de la Caverna de Platón. En palabras de Ihde, "Para poderle creer a Platón o a Descartes, o a la Matrix, lo que tendríamos que suspender es nuestra propia corporalización (embodiment)" (2).
El primer aspecto clave de la idea de corporalización (embodiment) es, como se mostró, su materialidad. Un segundo aspecto a tener en cuenta se refiere a su carácter situacional o a su "situacionalidad" (situatedness). Para Ihde, los seres humanos no somos cualquier cuerpo, "somos un cuerpo particularmente estructurado que da forma a nuestras acciones, experiencias y conocimientos en formas particulares y limitadas. Nuestras acción, experiencia y conocimiento es situado (situated)" (41). Nuestra visión es un buen ejemplo de esto; por lo general ella es binocular y orientada hacia adelante, "si realizamos una variación fenomenológica de otras formas de visión, podemos obtener indirectamente un mayor entendimiento de la particularidad de la visión humana: las aves rapaces, los halcones, los gatos y perros, los simios, comparten nuestra visión orientada hacia adelante. Pero los conejos, las ballenas, las tortugas y otras criaturas que tienen sus ojos en los lados de su cabeza no" (41). Ahora bien, la "situacionalidad" (situatedness) de nuestro cuerpo no la vemos simplemente al reflexionar sobre nosotros mismos, "antes bien, este conocimiento de nosotros mismos debe ser obtenido reflexivamente en estricta interacción con nuestra experiencia de estar en el mundo (...). Es solamente en relación con nuestro mundo circundante y con nuestras interacciones con él que aprendemos sobre las formas de nuestra "situacionalidad" (situatedness) visual. Todo conocimiento que adquirimos de esa forma es inter-subjetivo e inter-objetivo" (42).
Así, la situacionalidad (situatedness) de la corporalización (embodiment) implica su interrelación (inter-relationality), un tercer aspecto que incluye los instrumentos y las tecnologías en el significado de lo humano. En palabras de Ihde, "Un telescopio manual amplía tanto a la luna como a nuestros movimientos corporales y, de esa forma, dificulta el mantener un foco fijo sobre un cuerpo celeste observado. He aquí otra clave de la complejidad de la corporalización (embodiment): todo cambio que ocurre en nuestro recién ampliado mundo es también un cambio en nuestra experiencia corporalizada (embodied)" (58). Este tercer aspecto de la corporalización (embodiment) nos permite tener claridad sobre gran parte de la originalidad de Don Ihde como filósofo de la tecnología. Es sobre la base de estos tres aspectos iniciales de la corporalización (embodiment), es decir, su materialidad, su situacionalidad y su interrelación, que Ihde analiza las interacciones contemporáneas entre el ser humano y las tecnologías.
El capítulo 3. Technologies – Musics – Embodiments presenta el análisis de las interacciones contemporáneas entre el ser humano y las tecnologías anteriormente mencionadas. En este capítulo, Ihde ofrece una explicación de los papeles que desempeñan diferentes corporalizaciones (embodiments) en la historia de la música con el fin de confrontar y rechazar la idea según la cual la música grabada es simplemente música duplicada. El capítulo inicia recordándonos que, hoy por hoy, la música grabada es la clase de música más escuchada en el mundo, mucho más que las funciones en vivo. En un segundo paso, Ihde muestra cómo su noción de corporalización (embodiment) se puede usar para dar una explicación de los procesos de aprendizaje y acomodación–resistencia que toda tecnología, y todo ser humano "que la use", deben atravesar antes de que la tecnología se vuelva transparente.
Una tesis recurrente en el trabajo de Ihde es que las actividades que, al comienzo, parecen descorporalizarnos (disembody) y alienarnos, se presentan así solamente en cuanto aún son poco familiares para nosotros. Sin embargo, una vez la interacción es lo suficientemente frecuente, tal dificultad y distanciamiento entre nuestros cuerpos y el instrumento finalmente desaparecen. Ihde parece confiar que el ser conscientes de estos procesos de acomodación y resistencia nos sirve de advertencia en contra del romanticismo inherente que generalmente lleva a juzgar como superior y según las razones equivocadas, cierto tipo de música por encima de otro (28). Es justamente desde este romanticismo tradicionalista desde donde la música grabada suele ser definida simplemente una clase de música duplicada; una definición que no tiene en cuenta muchos elementos que le son propios a la primera. En este sentido, para Ihde, una vez somos conscientes del rol crucial que desempeñan los instrumentos en toda actividad musical, debemos ser capaces de ver que las nuevas clases de tecnologías involucradas podrían ser ellas mismas consideradas un instrumento diferente o un conjunto de instrumentos diferente (3).
El capitulo 4. Phenomenologists and Robots, nos muestra directamente las consecuencias filosóficas de la noción de corporalización (embodiment). Este apartado trata sobre los diferentes papeles de la motilidad y la percepción en la robótica contemporánea, y enfatiza especialmente en la obra de Hubert Dreyfus sobre inteligencia artificial comparada con los problemas de la motilidad humana y capacidad sensorial (Ihde, 2010, p. iv). Sin embargo, en el desarrollo de su argumentación, Ihde explícitamente nos dice que, en última instancia, la noción de corporalización (embodiment) debería reemplazar los conceptos filosóficos de subjetividad y conciencia (38). En palabras de este autor, "La conciencia no es vista más como un ‘sujeto en un cuerpo‘, y tampoco es una conciencia centrada y ejecutiva. Sería, en cambio, una conciencia corporalizada (embodied), móvil (39).
La conclusión de este capítulo es que el concepto de corporalización (embodiment), especialmente en virtud de su interrelación, nos lleva de la separación de lo mecánico y lo humano hacia las interacciones entre ellos. En este sentido, "En vez de un dualismo metafísico entre ‘clases‘ diferentes, al observar la interactividad entre los humanos y las máquinas, un cuadro diferente emerge (...) Terminamos entonces no con dos clases, fenomenólogos y robots [seres humanos y cosas] sino con un baile entre cuerpos humanos y mecánicos, en espectáculos de muchas clases y con resultados aun imprevistos" (52).
Una vez que los instrumentos y las tecnologías son entendidos como parte de nuestra corporalización (embodiment) surge una perspectiva muy llamativa. En efecto, ahora nos encontramos en una buena posición para entender cómo, por medio de mediaciones tecnológicas e instrumentales, somos capaces de reconocer nuestros propios límites corporales de formas altamente productivas de conocimiento. Para ilustrar esto, el capítulo 5. Beyond Embodiment and a Return examina las nuevas tecnologías contemporáneas de imágenes que presentan imágenes de todo el espectro electromagnético, incluidas las radiaciones que los propios seres humanos no podemos percibir directamente. "Sin embargo, esta imagen que, en principio, se encuentra más allá de nuestra experiencia sensorial, es percibida en una forma mediada que nos lleva a nuevos ‘mundos‘ nunca antes percibidos (Ihde, 2010, p. iv). En todos estos casos y de acuerdo con Ihde, leer la imagen es percibir su estructura y decodificarla e interpretarla en su contexto ‘más allá de la experiencia‘.
De la interrelación de la corporalización (embodiment) Ihde deriva un cuarto aspecto: "Escrito simplemente, la inter-relacionalidad implica que los cambios humano-mundo se dan de tal forma que por todo cambio en un ‘mundo‘ existe un correspondiente cambio en el ‘humano‘" (66). Expresado de otra forma, para Ihde, la corporalización (embodiment) no es algo meramente fisiológico sino "cultural-natural" o "natural-cultural" (67).
El capítulo final del libro IT: Clouds and Cyberspace-Time presenta otro análisis concreto de un tipo particular de tecnología, a saber, las tecnologías informáticas de escritura, con el fin de mostrar las diversas corporalizaciones (embodiments) que anteceden a nuestro conjunto de tecnologías de interconexión global. La intención de Ihde en este capítulo final es la de confrontar la predicción según la cual "La computación se está convirtiendo rápidamente en una nube —una colección de servicios incorporales accesibles desde cualquier lugar y separados del hardware subyacente—" (69).
Quiero concluir mi reseña con una pregunta acerca de la extensión misma del concepto de corporalización (embodiment). Parece que, para Ihde, la tarea principal de la Filosofía de la Tecnología es la de descubrir las nuevas formas de transformación de la experiencia contemporánea a través de nuevas corporalizaciones (embodiments). Pero, si esto es así, ¿Qué diferencia habría entonces entre una Filosofía de la Tecnología y una Sociología de la Tecnología? Sin lugar a dudas nos encontramos en un terreno interdisciplinario y, por ende, pedir fronteras claras puede no tener sentido. Pero aun así me pregunto si la noción de corporalización (embodiment) de Ihde es capaz de mostrarnos también las nuevas maneras como las experiencias contemporáneas deberían (o no deberían) ser transformadas por los desarrollos tecnológicos. Evidentemente, estoy preguntando por la perspectiva normativa. La noción de corporalización (embodiment) de Ihde nos da visiones nuevas y detalladas sobre cómo cada nueva tecnología se ve envuelta en una dinámica de ganancias y pérdidas; cada vez con un nuevo desarrollo tecnológico algunos aspectos se ganan y otros se pierden. De este modo, el enfoque de Ihde pretende ser una cura efectiva para la nostalgia. Pero sigo con curiosidad por saber si la noción de corporalización (embodiment) es suficientemente poderosa para juzgar, a partir de ella, cuándo ciertas pérdidas, o ganancias son lamentables.