Artículos
Revisitando la imbricación entre ciencias humanas y gubernamentalidad en la discursividad foucaulteana
Revisiting the imbrication between the human sciences and governmentality in Foucault’s discourse
Revista Filosofía UIS
Universidad Industrial de Santander, Colombia
ISSN: 1692-2484
ISSN-e: 2145-8529
Periodicidad: Semestral
vol. 17, núm. 2, 2018
Recepción: 29 Abril 2017
Aprobación: 13 Febrero 2018
Resumen: a lo largo del presente artículo se pretende dar cuenta de la densidad epistemo-ontológico-política que atraviesa a la problematización de las ciencias humanas elaborada por Michel Foucault en el contexto de sus trabajos sobre gubernamentalidad. Por lo tanto, haremos una lectura detenida de su clase dictada en el Collège de France el 25 de enero de 1978.
Palabras clave: Foucault, saber, crítica, gubernamentalidad, Ciencias Humanas.
Abstract: The aim of this work is to analyse the epistemo-ontological-political density that permeates the Foucauldean problematisation of human sciences made in his researches about governmentality. Because of that we will do a close reading of his lecture given at the Collège de France in January 25th of 1978.
Keywords: Foucault, knowledge, critique, governmentality, Human Sciences.
1. Introducción[2]
“Tal vez una de las partes más interesantes de Seguridad, territorio, población sea la relectura que hace Foucault de su libro, publicado 12 años antes, Las palabras y las cosas, al final de la clase del 25 de enero de 1978” (Castro Gómez, 2010, p. 16).
A lo largo del presente artículo, se pretende revisar la problematización foucaulteana de las ciencias humanas elaborada en el marco de sus aproximaciones al estudio de las formas modernas de gubernamentalidad[3]. Por lo tanto, no será el surgimiento de la gubernamentalidad moderna en cuanto tal, con sus múltiples aristas, matices y declinaciones, el problema sobre el que enfocaremos nuestro trabajo; por el contrario, buscaremos dar cuenta del modo en que, en el marco de los desarrollos conceptuales foucaulteanos, la misma no puede ser pensada al margen de la formación de determinados saberes que contribuyeron a la constitución de ciertos objetos, habilitando a la configuración de blancos de intervención política; en ese sentido, el eje de nuestra lectura lo configura la problematización de la densidad epistemo-ontológico-política de los saberes acerca de “lo humano” que vertebra a la perspectiva foucaulteana.
En este contexto, sería pertinente destacar que a partir de la arqueología propuesta en Les mots et les choses (Foucault, 1966), desde la perspectiva foucaulteana la formación de las ciencias humanas no puede ser pensada al margen de la constitución de la vida, el trabajo y el lenguaje en tanto objetos de saber. Por lo tanto, al rastrear en los documentos organizados en torno el nombre de Michel Foucault herramientas para la problematización de las ciencias humanas, consideramos que la misma no puede efectuarse al margen de la indagación crítica respecto de saberes como la biología, la economía política y la filología.
A partir de lo señalado en las líneas precedentes, sería pertinente destacar que dividiremos al presente escrito en dos parágrafos y un breve apartado de reflexión final. En el primero, revisaremos la propuesta foucaulteana de ubicación de sus trabajos en una posteridad de la Crítica (Foucault, 2008), de modo tal de poder asirnos de dicha revisión como marco de lectura, en el parágrafo siguiente, de la problematización foucaulteana de los saberes acerca de “lo humano” fraguada en el contexto de su genealogía de las formas modernas de gubernamentalidad (Foucault, 2004a). Específicamente pondremos el foco en la clase del 25 de enero de 1978, dictada por Foucault en el Collège de France, en la que se ocupó de desentrañar la imbricación entre la formación de las ciencias humanas y el surgimiento de los dispositivos de seguridad característicos de la gubernamentalidad moderna.
“(…) El objetivo de las investigaciones arqueológico-genealógicas de Foucault no es solamente describir problematizaciones históricas, sino además desenmascararlas y desafiarlas por medio del cuestionamiento de la inevitabilidad y necesidad racional de prácticas, instituciones, técnicas y funciones que han sido construidas como respuestas suyas” (Mascaretti, 2014, p. 139).
Múltiples son los ejes que podrían ser tomados en consideración para brindar un perfil de la manera en que Michel Foucault concibió la práctica filosófica, por lo tanto, este breve parágrafo no parte de un intento de “unilateralización” del problema, sino más bien de un recorte realizado en función de los objetivos del artículo reseñados previamente. Por otra parte, sin desconocer que Foucault problematizó la lectura kantiana de la Aufklärung en varias oportunidades, sería pertinente destacar que la revisión de las modificaciones, y de los matices, que podrían encontrarse entre dichas lecturas que tuvieron lugar entre 1978 y 1984 (Foucault, 1990, 1994, 2008) requeriría cuanto menos de la escritura de un artículo de mediana extensión, lo cual escapa tanto de las posibilidades como del foco de problematización del presente apartado. Someramente, en tanto antesala de la lectura que propondremos a continuación, querríamos detenernos en la primera clase del curso dictado en el Collège de France durante el ciclo lectivo 1982–1983, es decir la clase del 5 de enero de 1983 por medio de la que el filósofo francés diera inicio a su curso titulado Le gouvernement de soi et des autres.
En dicha clase, Foucault se vale de una presentación del modo en que Immanuel Kant respondió a la pregunta “Was ist Aufklärung?” para inscribir su propia labor en una modulación de la Crítica. En sus propios términos:
Me parece que la elección filosófica a la que nos encontramos confrontados actualmente es ésta. Hay que optar por una filosofía crítica que se presentará como una filosofía analítica de la verdad en general, o por un pensamiento crítico que tomará la forma de una ontología de nosotros mismos, de una ontología de la actualidad. Y es esta forma de filosofía la que, de Hegel a la Escuela de Frankfurt, pasando por Nietzsche, Max Weber, etc., ha fundado una forma de reflexión a la cual, desde luego, me vinculo en la medida en que puedo (Foucault, 2008, p. 22).
La revisión de dicho intento foucaulteano de inscripción de su propio trabajo en una cierta modulación de la Crítica, es decir en una de las posteridades de la Crítica, resulta fundamental puesto que nos permitirá enfocarnos, en el apartado siguiente, en su problematización de los saberes partiendo de la base de que su crítica no tiene como correlato una propuesta de fundamentación alternativa. Es decir, que no pretende erigirse como una “analítica de la verdad” preocupada por las posibilidades del conocimiento y sus límites infranqueables, sino que más bien se enmarca en el proyecto de dar cuenta de la constitución histórica de focos de experiencia para poder desentrañar ontológico-políticamente la actualidad y problematizar la contingencia y las posibilidades de franqueamiento de lo presuntamente “universal y necesario”.
Justamente, por foco de experiencia Foucault concibe la articulación entre las formas de saber, las matrices normativas de comportamiento y los modos de existencia virtual para sujetos posibles; imbricación cuyo desmonte constituye el blanco de la problematización respecto de la actualidad, tal como Foucault lo explicitara en sus trabajos. En ese sentido, resulta más que pertinente el señalamiento introducido por la filósofa italiana Claudia Giordano, quien en su Tesis Doctoral sintetizó con total claridad la manera en que el propio Foucault buscó recuperar sus indagaciones precedentes; al respecto, sostuvo Giordano que:
Foucault considera la locura, la delincuencia, la enfermedad, la sexualidad como singularidades históricas, como experiencias que son constituidas en la configuración de una “correlación” singular entre un campo de saber, un sistema normativo y una modalidad de relación del sujeto con sí mismo (2007, p. 65).
Puede decirse, entonces, que el modo en que las herramientas foucaulteanas permiten problematizar el saber no se articula por medio de la trama constituida por la imbricación entre “crítica del conocimiento —teleología de la verdad— normación de la forma adecuada de conocer”. Por el contrario, su reflexión epistemológica se encuentra jalonada por preocupaciones de índole ontológico- políticas, ya que la misma se configura en tanto aporte fundamental para la problematización de la constitución histórica de la actualidad. De lo que se trata, entonces, es de una inflexión del gesto crítico, que desanclado de todo viso de universalidad se desliga a su vez de una pretensión fundadora-normativa. En lugar de configurarse como una gnoseología que dé cuenta de las condiciones de posibilidad del conocimiento, normando las formas adecuadas de conocer, y una ética orientada por la búsqueda de imperativos categóricos, que permita normar las formas moralmente buenas de actuar, la crítica foucaulteana opera por medio del cuestionamiento del pretendido carácter necesario de las formas de pensamiento y de los modos de acción de los sujetos en sus relaciones consigo mismos y con los otros.
Ahora bien, tras haber revisado someramente el modo en que Foucault buscó inscribirse en una determinada modulación de la Crítica, en torno a la cual se ligan de manera indisociable la práctica filosófica y la interrogación respecto de la actualidad, una pregunta se nos impone de manera acuciante, a saber: ¿cómo revisar, desde la perspectiva Crítica de su proyecto filosófico, las clásicas reflexiones de Michel Foucault respecto de la formación de las ciencias humanas en el contexto de su genealogía de las formas modernas de gubernamentalidad?
3. Contexto problemático del curso: una historia de la gubernamentalidad
“Foucault orientó su curso del año 1978, Seguridad, Territorio, Población, hacia un horizonte amplio que implica a la biopolítca: una historia de la gubernamentalidad. (…) En el pensamiento de Foucault, el objetivo es comprender la ligazón entre los regímenes de verdad y las prácticas de gobierno político y económico que gestionan la vida. La biopolítica, por medio de los “discursos de veridicción” (de la biología y de la economía), objetiva al hombre, como ser biológico-viviente y como actor productivo / consumidor” (D’Alessandro, 2011, p. 57).
En la problematización foucaulteana desarrollada en los cursos dictados en el Collège de France durante los ciclos lectivos 1977–78 y 1978–79 (Foucault, 2004a, 2004b), el problema de la emergencia de los dispositivos de seguridad y de la biopolítica es situado dentro del marco de la realización de una “historia de la gubernamentalidad”, y específicamente en el seno de lo que Foucault llamará, en la última lección del curso de 1977–78, “gubernamentalidad de los economistas” (Foucault, 2004a), lo cual será retomado en el curso del año siguiente, en el que propondrá “estudiar el liberalismo como marco general de la biopolítica” (Foucault, 2004b). Ahora bien, desde las primeras lecciones del curso de 1977–78 se advierte la centralidad que para Foucault posee la formación de la economía política para el surgimiento de las formas modernas de gubernamentalidad, como así también para la constitución del objeto población. De hecho, cuando al final del curso contraponga la “gubernamentalidad de los economistas” a la de “los políticos”, propia del arte de gobierno según el principio de la Razón de Estado, parte de la estrategia argumentativa consistirá en distinguir y analizar el modo en que fisiócratas y mercantilistas ponen en consideración a la población en el seno de sus problematizaciones.
En ese sentido, al revisar el modo en que los trabajos sobre biopolítica fueron resituados por Foucault dentro del marco de la problematización de las formas modernas de gubernamentalidad, el filósofo y sociólogo italiano Maurizio Lazzarato sostuvo que:
Foucault introduce una novedad remarcable dentro de la historia del capitalismo: el problema de la relación entre economía y política es resuelto por técnicas y dispositivos que no provienen ni de la política, ni de la economía. Es este “afuera”, este “otro” que hay que interrogar. El funcionamiento, la eficacia, la fuerza de la política y de la economía, tal como hoy los conocemos, no derivan de formas de racionalidad internas a estas lógicas, sino de una racionalidad que les es exterior y que Foucault llama “gobierno de los hombres”. El gobierno es una “tecnología humana” que el Estado moderno ha heredado de la pastoral cristiana (…) y que el liberalismo ha declinado, modificado, enriquecido y transformado desde el gobierno de las almas al gobierno de los hombres (2005, p. 1).
Por otra parte, sin perder el foco de nuestro trabajo, consideramos pertinente la inclusión de la siguiente caracterización de su propio trabajo introducida por Foucault a comienzos del curso del 1979, en donde al brindar un perfil del abordaje del gobierno y la gubernamentalidad como problemas, planteó que:
He querido estudiar el arte de gobernar, es decir la manera reflexionada de gobernar mejor y además, al mismo tiempo, la reflexión sobre la mejor manera posible de gobernar. Es decir que intenté abordar la instancia de la reflexión dentro de la práctica de gobierno y acerca de la práctica de gobierno. (…) Intenté determinar la manera a través de la cual se ha establecido el dominio de la práctica del gobierno, sus diferentes objetos, sus reglas generales, sus objetivos de conjunto, con el fin de gobernar de la mejor manera posible. En suma, es (…) el estudio de la racionalización de la práctica gubernamental dentro del ejercicio de la soberanía política (Foucault, 2004b, p. 4).
Al respecto, la especialista Johanna Oksala sintetizó la lectura foucaulteana del liberalismo en tanto forma de racionalización del ejercicio del gobierno en los siguientes términos:
Foucault sostiene que con el desarrollo de la economía política se estableció un nuevo principio para la limitación de la racionalidad gubernamental. Mientras que hasta ese momento la ley había funcionado como una limitación externa al gobierno excesivo, el nuevo principio —economía política— era interno a la misma racionalidad gubernamental. Esto significa que el gobierno no tenía que limitarse a sí mismo porque violara la libertad o los derechos básicos de los hombres, sino en vistas del aseguramiento de su propio éxito. (…) En su momento, esto hizo posible juzgarlas como buenas o malas [a las prácticas gubernamentales], no en los términos de algún principio legal o moral, sino en términos de verdad: proposiciones sujetas a la división entre lo verdadero y lo falso. De acuerdo con Foucault, la actividad gubernamental entró, entonces, en un nuevo régimen de verdad (2013, p. 57).
Si bien el análisis de la densidad epistemo-ontológico-política que posee la problematización foucaulteana de la economía política en los cursos mencionados posee una relevancia epistemológica y filosófico-política fundamental, ya que en dichos trabajos la formación de dicho saber y sus reconfiguraciones son constitutivas del acontecimiento del surgimiento de la gubernamentalidad liberal y neoliberal, su tratamiento detenido requeriría de la escritura de otro trabajo. Sin embargo, sin desconocer que las reflexiones que Michel Foucault despliega en las primeras lecciones de Sécurité, Territoire, Population se inscriben en la línea de investigación que acabamos de mencionar y, en ese sentido, deben ser leídas “a caballo” de la analítica foucaulteana de la Razón de Estado y de la gubernamentalidad liberal, nos detendremos a continuación en las reflexiones con las que el pensador francés diera cierre a la tercera clase del citado curso, dictada el 25 de enero de 1978.
Allí, en tanto contracara de la problematización de la población y sus relaciones con el medio como blanco del ejercicio del gobierno, Foucault planteará que debe ser resituada la mutación epistemológica de las ciencias empíricas y la constitución de las ciencias humanas abordada 12 años antes en Les mots et les choses (Foucault, 1966). Es decir, que a dicho acontecimiento debe ser remitido el pasaje del análisis de las riquezas (mercantilismo) a la economía política (fisiócratas), de la historia natural a la biología y de la gramática general a la filología, en cuyo marco se produjo la formación de las ciencias humanas, constituyéndose “el hombre” como “figura de la población” (Foucault, 2004).
3.1 La problematización de la población como operador de la mutación epistemológica y ontológico-política en torno a la que se formaron las ciencias humanas
“La vida no está sometida a las normas, que actuarían sobre ella desde el exterior; sino que las normas, de manera completamente inmanente, son producidas por el movimiento de la vida misma” (Macherey, 2009, p. 102).
En el marco del dictado del curso en cuestión, buscando dar cuenta de la especificidad de las distintas tecnologías de poder, Foucault se ocupó de desmontar, en las primeras clases del mismo, las diferentes maneras en que desde la perspectiva de la soberanía, la disciplina y la seguridad se constituyó como problema a “la ciudad”, “la escasez” y “las epidemias”. Sin embargo, para disipar cualquier tipo de lectura de carácter “etapista”, el filósofo francés destacó que no habría que entender dicha distinción en términos de “eras” en las que los distintos modos de ejercicio del poder se sucederían, reemplazando a los precedentes; según sus propios términos:
No hay era de lo legal, era de lo disciplinario, era de la seguridad. No hay mecanismos de seguridad que tomen el lugar de los mecanismos disciplinarios, los cuales habrían tomado el lugar de los mecanismos jurídico–legales. De hecho, tenemos una serie de edificios complejos entre los cuales lo que va a cambiar, por supuesto, son las técnicas que se van a perfeccionar, o en todo caso complicar, pero sobre todo lo que va a cambiar es la dominante o, más exactamente, el sistema de correlación entre los mecanismos jurídico–legales, los mecanismo disciplinarios y los mecanismos de seguridad (Foucault, 2004a, p. 10).
Ahora bien, en lo que respecta al foco problemático del presente parágrafo, no podemos dejar de mencionar que en el marco del citado curso Foucault problematiza el surgimiento de los dispositivos de seguridad como un acontecimiento que no es susceptible de ser desligado de la emergencia de ciertos problemas de carácter científico —político, en torno a los cuales la “población” se constituyó como sujeto— objeto de manera correlativa al desbloqueo de las artes de gobierno. Éstas, justamente, se reconfigurarán en la modernidad al tomar a la “población” como blanco de intervención y objetivo de su práctica.
Nos detendremos ahora específicamente en la clase del 25 de enero de 1978. Allí, al ocuparse de la citada distinción entre el modo de ejercicio del poder propio de las tecnologías de seguridad frente a los dispositivos disciplinarios y a la lógica de la soberanía, Foucault remarcó —en torno a la contraposición entre “normación” y “normalización”— la especificidad de la manera en que desde las perspectivas disciplinarias y de seguridad se ligan “norma” y “normalidad” respecto del objeto que se erige como problema frente al ejercicio del poder. Dentro de dicho análisis, destacará Foucault que las tecnologías de seguridad ponen en juego la “naturalidad del objeto mismo” que es blanco del ejercicio del gobierno, configurándose la “norma” de manera inmanente al juego de las “normalidades diferenciales” que lo atraviesan. En torno a lo cual, la especialista Maria Muhle sostuvo que:
Las normas biopolíticas poseen, entonces, una relación doble con la vida que es de entrada su objeto pero cuya dinámica ellas toman como modelo de funcionamiento. Los dispositivos de seguridad dejan libre curso a los fenómenos vitales pero se implantan sobre su dinámica: crean las condiciones, el medio, en las cuales la vida se puede autorregular libremente, tal como Foucault lo ha mostrado a propósito del tratamiento de la escasez y de las técnicas de inoculación contra la viruela. (…) En este sentido debe ser comprendida la definición foucaulteana de la biopolítica como poder positivo sobre la vida: es un poder que se apoya sobre la productividad interna de la vida y se inscribe en su normatividad con el fin de dominar a su objeto de manera más eficaz (2012, pp. 194-195).
En ese sentido, si de dispositivos de seguridad se trata, remarcó Foucault que la problematización de las cuestiones a ser gobernadas en su “naturalidad” irá “recortando” e inscribiendo en “la realidad” a la “población”, que se constituirá como objeto de saber y blanco de intervención política. Al respecto, sería pertinente destacar que la “población” emergerá como un sujeto-objeto a gobernar que, por su espesor y “naturalidad”, escapa a las “mallas reglamentarias” configuradas a partir de la “voluntad soberana”. Como sostuviera el investigador Manuel Mauer:
Así, la misma naturalidad que torna refractaria a la población con respecto a los decretos del soberano, la vuelve, al mismo tiempo, accesible a técnicas de transformación, bajo la condición de que ellas sean esclarecidas, reflexionadas y calculadas: para actuar sobre ella deberán, en efecto, hacer jugar una serie de factores que se encuentran aparentemente alejados de la población (por ejemplo, los impuestos, la infraestructura, los flujos monetarios), pero a los cuales se encuentra ligados. (…) La población no es, entonces, ni una colección de sujetos jurídicos relacionados con una voluntad soberana, ni un conjunto de cuerpos individuales atrapados por instituciones disciplinarias. Ella reenvía, más bien, a una masa que se inserta dentro del régimen general de los seres vivientes y ofrece, por el mismo motivo, una superficie de agarre para las transformaciones reflexivas y calculadas (2015, p. 46).
En sintonía con lo antedicho, Michel Foucault planteó que en el marco del acontecimiento de surgimiento de las tecnologías de seguridad, se produjo una profunda imbricación entre la visibilización de ciertos problemas políticos y la constitución de determinados objetos de saber. En sus propios términos:
(…) Un juego incesante entre las técnicas de poder y su objeto recortó poco a poco en lo real y como campo de realidad a la población y sus fenómenos específicos. Y es a partir de la constitución de la población como correlato de las técnicas de poder que se pudieron abrir toda una serie de dominios de objetos para saberes posibles. En revancha, es porque esos saberes recortaron sin cesar nuevos objetos que la población pudo constituirse, prolongarse y mantenerse como correlato privilegiado de los mecanismos modernos de poder (2004a, pp. 80-81).
En ese sentido, en lo que respecta a la imbricación entre la constitución de la población como objeto y el pasaje de la “historia natural” a la “biología”, sostuvo Foucault que:
Darwin encontró que la población era el intermediario entre el medio y el organismo con sus efectos propios: mutaciones, eliminación, etcétera. Fue la problematización de la población al interior del análisis de los seres vivientes lo que permitió, entonces, el pasaje de la historia natural a la biología. La bisagra entre la historia natural y la biología debe buscarse por el lado de la población (2004a, p. 80).
La discontinuidad entre la “historia natural” y la “biología”, que había sido abordada arqueológicamente por Foucault en Les mots et les choses de 1966, será reelaborada doce años más tarde en torno a la problematización de la “población” en el marco del surgimiento de las formas modernas de gubernamentalidad. Justamente, en el contexto de sus trabajos genealógicos, la formación del discurso de la “economía política”, la “biología” y la “filología”, en cuyo plexo se configuraron las ciencias humanas, será puesta en relación con el acontecimiento de emergencia de determinadas problematizaciones científico-políticas que atravesaron al surgimiento de los dispositivos de seguridad. En lo que respecta a la constitución de las ciencias humanas, Foucault sostuvo que “el hombre”, objeto de ciencias y de la reflexión filosófica humanista, debe ser considerado como una “figura de la población”. En sus propios términos:
De allí esta consecuencia: la temática del hombre, a través de las ciencias humanas que lo analizan como ser viviente, individuo trabajador y sujeto hablante, debe ser comprendida a partir de la emergencia de la población como correlato de poder y objeto de saber. Después de todo, el hombre, tal como ha sido pensado y definido a partir de las ciencias llamadas humanas del siglo XIX y reflexionado por el humanismo de dicho siglo, finalmente no es más que una figura de la población (2004a, p. 81).
Puede plantearse, entonces, que el acontecimiento de emergencia de los dispositivos de seguridad, en cuyo seno se configuró la biopolítica, resulta indisociable de la constitución de ciertos objetos de saber que operaron a su vez como blancos de intervención política de la naciente tecnología de poder.
4. Consideraciones finales
Entre los efectos prácticos de esta constitución arqueológica de la vida hay que remarcar, evidentemente, el nacimiento de la biopolítica, que desde entonces se tornó posible. (…) En efecto, en sus análisis del biopoder, Foucault muestra hasta qué punto, por medio de cuáles mediaciones, el devenir de la racionalidad política se superpuso a las transformaciones de la racionalidad biológica, con la cual no mantiene una relación de necesidad lógica, sino de carácter adaptativo. (…) La transición desde una tecnología soberana (e incluso disciplinaria) de poder hacia un poder predominantemente asegurador sería impensable sin este pasaje de la historia natural a la biología (Mauer, 2015, p. 135).
A lo largo de las líneas precedentes hemos puesto el foco de nuestra lectura en la problematización de los saberes acerca de la vida, el trabajo, el lenguaje y lo humano elaborada por Michel Foucault en el marco de su genealogía de las formas modernas de gubernamentalidad. Específicamente, nos detuvimos en la clase del 25 de enero de 1978 dictada por Foucault en el Collège de France, correspondiente al curso Sécurité, Territoire, Population. En ese sentido, por medio de la lectura detenida de dicha lección, hemos revisado lo que podríamos denominar como densidad epistemo-ontológico-política que vertebra a la problematización foucaulteana de los saberes desplegada en el marco de dichas indagaciones. Es decir, que hemos desentrañado el modo en que, desde la perspectiva del filósofo francés, los objetos de que se ocupan los dispositivos de seguridad, característicos de las formas modernas de gubernamentalidad, así como los modos de interrogación respecto de los mismos y las posiciones de sujeto desde las que se tornan problematizables, no pueden ser captados en su especificidad al margen de la formación de las ciencias humanas.
A partir de la lectura propuesta, por medio de la que hemos intentado dar cuenta de la densidad epistemo-ontológico-política que atraviesa al modo en que Michel Foucault problematiza a la formación de determinados saberes, querríamos plantear una serie de interrogantes que jalonan a nuestro trabajo de investigación. Nos preguntamos entonces: ¿en qué medida la reflexión epistemológica respecto de la formación de las ciencias humanas puede prescindir de la mencionada densidad inherente a las mismas? ¿No puede plantearse acaso que la problematización de dichas ciencias constituye una labor ontológico- política fundamental?
Referencias
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Notas
Notas de autor