Reseña: Darwin.
Una evolución extraordinaria de Pascual Comín del Río
Review: Darwin. Una
evolución extraordinaria by Pascual Comín
del Río
Reseña: Darwin.
Una evolución extraordinaria de Pascual Comín del Río
Pascual
Comín del Río fue Licenciado en Ciencias (Sección Biológicas) de la Universidad
de Salamanca y Doctor en Ciencias (Sección Biológicas) de la Universidad
Autónoma de Barcelona. Comín del Río presentó su penúltimo libro: Darwin.
Una evolución extraordinaria en el año 2009 como un homenaje con
motivo del bicentenario del natalicio de Charles Darwin (1809-1882). Este
lanzamiento coincidió con los 150 años de la publicación de la primera edición
de El origen de las especies (1859), la cual tuvo seis
ediciones por parte del científico inglés y de la cual se acostumbra a leer la
última de ellas.
En
este ensayo Comín del Río realiza un recorrido por la vida y obra de Darwin. Al
respecto cabe aclarar que, todo el desarrollo del escrito el autor lo enfoca
desde una perspectiva biográfica sobre Darwin, es decir, siempre explicando
cómo Darwin desde su experiencia de vida desarrollaba sus estudios, bien sea
recurriendo a su Autobiografía o al trabajo de otros expertos,
especialmente a los de Janet Browne con La
historia de El origen de las especies de Charles Darwin y a Francisco
Ayala con Darwin y el diseño inteligente: Creacionismo, cristianismo y
evolución.
A lo
largo de 135 páginas, divididas en ocho capítulos, Comín del Río realiza el
siguiente recorrido: inicia con un bosquejo sobre la infancia, la adolescencia
y la juventud de Darwin en el cual el autor destaca el espíritu aventurero y
alegre del científico inglés, sus intereses y desilusiones académicas, así como
su estrecha relación con su padre (capítulo 1). Luego pasa a reseñar el viaje
en el Beagle como la gran oportunidad de Darwin en donde, gracias a su mentor Henslow, logró que el capitán FitzRoy
le cediera un camarote como joven voluntario que quisiera ir como naturalista,
pues el capitán buscaba un acompañante acorde con su rango y su cultura
(capítulo 2).
Posteriormente
sigue con la exposición de su etapa de madurez y senectud, etapa que empieza a
ser narrada tras el regreso de Darwin a Inglaterra en 1836 después de su
aventura en el Beagle, enfocándose en su residencia en Cambridge, su vida de
casado con Macaw Cottage en
Londres, su misteriosa enfermedad que le aquejó tanto (la cual pudo haberse
tratado de un mal endémico tras su viaje por Suramérica), su residencia
definitiva en Down House y sus publicaciones tras El origen de las
especies (capítulo 3). De allí sigue a trazar los antecedentes de la
teoría de Darwin sobre la transformación de las especies en el espacio y con el
tiempo (capítulo 4). A continuación explica la teoría del origen de las
especies, teniendo en cuenta la influencia que tuvieron las anotaciones de
Darwin durante su viaje alrededor del mundo y su demora en la publicación
debido a sus recelos y temores, pues el científico inglés era consciente de las
consecuencias de tipo religioso, moral, político, filosófico y científico que
podía acarrear su obra; además, hace especial hincapié en el método científico
de Darwin diferenciando entre la biología y la geología de la química y la
física; también resalta de Darwin en su escritura su estilo expositivo y
coloquial junto a su estructura racional y argumentada; todo para finalizar con
la idea de que El origen de las especies generó una revolución
conceptual con respecto al descubrimiento de las leyes de la naturaleza, señalando
en ocho puntos los principios del paradigma de Darwin que lleva a la inevitable
conclusión que si las especies son productos mutables, el hombre se encuentra
sometido a esta misma ley natural, lo que finalmente lleva a Darwin a
publicar El origen del hombre y de la selección en relación al sexo (capítulo
5).
De
allí Comín del Río sigue con las huellas del darwinismo en el contexto de la
sociedad victoriana, la asamblea de Oxford, algunos argumentos con respecto al
diseño inteligente, y el debate entre darwinistas y antidarwinistas
(capítulo 6). Continúa con el paradigma neodarwinista
y la filosofía natural, y es aquí donde se expone que con los avances de la
ciencia moderna se ha dado solución a las tres grandes lagunas del paradigma de
Darwin: el factor del tiempo que llevaba el fenómeno de la evolución actuando
en la naturaleza, el problema de los saltos bruscos en las series de registro
fósil y el problema sobre los mecanismos de la herencia genética y la variación
en la descendencia (capítulo 7). Comín del Río finaliza con un capítulo
denominado “El legado de Darwin” en donde afirma que la teoría de Darwin ha
sido y continúa siendo uno de los ejes más sólidos de la biología y que, a su
vez, se presenta como un legado emancipador del ámbito religioso y cultural en
los que por tradición se mantienen sistemas de creencias que no son
cuestionados.
De
lo dicho hasta el momento, hay tres asuntos que es preciso abordar y, si acaso,
problematizar. Dos que apuntan al contexto histórico y uno que lleva a la ya desgastada
idea de que ciencias básicas y ciencias humanas son discursos opuestos:
1. Si bien la obra es un recuento biográfico
bien logrado, Comín del Río señala a lo largo del escrito que Darwin era un
antiesclavista debido a su ambiente familiar y la educación recibida. No
obstante, ya a inicios del siglo XIX había sido proclamada el Acta de Comercio
de Esclavos (1807), donde el Reino Unido ponía fin al comercio de esclavos en
el Atlántico, pero sin acabar del todo con el comercio interno, ni la esclavitud
en sí misma (Villalpando, 2011, p. 20). El Imperio Británico ya no ejercía el
mismo control en el Atlántico, de allí que fuera común en la época que un
británico no coincidiera con ideas esclavistas. Estas aclaraciones es preciso
realizarlas, pues se corre el riesgo de idealizar a un determinado autor como
un genio que se sale de su contexto y que es realmente muy “avanzado” para su
época. Estos sesgos nos hacen olvidar que los grandes científicos y filósofos
son hijos de su época preocupados por su entorno social y con las limitantes
epistemológicas de su contexto, que, si bien logran salirse del molde y romper
paradigmas, finalmente están pretendiendo dar respuestas dentro del mundo
circundante en el que se encuentran. Segundo, con respecto a la idea del
darwinismo social o las interpretaciones sesgadas de las teorías de Darwin,
Comín del Río nos recuerda que estas se han usado con fines políticos
segregacionistas bajo el lema de “la supervivencia de los más aptos” que
desencadena en facciones nacionalistas y de supremacía racial, recordando el
darwinismo social de Herbert Spencer en el capitalismo victoriano o el
perfeccionismo evolutivo humano de Ernst Haeckel quien fue un inspirador del
nacional socialismo hitleriano. Estas ideas nos llevan a reflexionar en nuestro
contexto actual en torno al transhumanismo, como una
filosofía de moda o utopía del momento, entendiéndose esta como la búsqueda del
mejoramiento físico y mental del ser humano mediante procedimientos
tecnológicos, lo que promueve el advenimiento de una nueva especie posthumana (Diéguez, 2018, pp. 52-55). Esto permite volver
al planteamiento de la ley del más fuerte y de la supremacía racial, pues
¿acaso quiénes serán los que accedan a estos biomejoramientos?
El transhumanismo como tendencia o moda intelectual
nos hace pensarnos nuevamente como especie no solo desde el concepto de vida,
sino de seres con historia tal como lo plantea Antonio Diéguez (2018), pues se
corre el riesgo o de una tecnofobia como si esta
postura pudiera ser garante de que el biomejoramiento
no será llevado a cabo o se corre el riesgo de una tecnofilia
que promueva modificaciones permanentes sin discernimiento crítico alguno
(Marcos, 2018, p. 107). Es preciso decir entonces que, ninguna de estas dos
posturas, la tecnófila o la tecnófoba, permite un desarrollo crítico y
reflexivo, pues frente a casos ya dados de modificaciones genéticas en
embriones, entre otras, no estamos encontrando rigurosidad en el análisis
político, jurídico y social que permita no solo sentar una postura, sino estar
alertas frente a dichos avances que parecen inevitables. En consecuencia, urge
un estudio interdisciplinar de la cuestión en donde converjan áreas del saber como la biología, el derecho, la filosofía, entre
otras.
2. Por otra parte, queda un sinsabor a lo largo
del texto, pues si bien el autor resalta de manera loable el espíritu inquieto
de Darwin como un prototipo para quien se dedique al quehacer científico,
también es clara su crítica sobre el conocimiento humanista de la época como si
este hubiera consistido en una actividad oscura y estancada. Además, Comín del
Río extrapola esta posición al contexto actual haciendo una dura diferencia
entre las humanidades y la ciencia, en donde, a su parecer, la segunda es un
saber desplazado y opacado por las primeras. Comín del Río procura realizar una
defensa de la importancia de la ciencia en la educación resaltando siempre la
personalidad de Darwin como un punto de referencia para todo aquel que desee
dedicarse a la ciencia. Por lo que, cabe cuestionarse e inferir que ese
“espíritu inquieto” que caracterizaba al científico inglés es propio de todo
aquel que tenga como fin perseguir el conocimiento mismo, pues bien sabemos
que, a partir del auge de las ciencias empíricas en el siglo XIX, las
disciplinas propias de las humanidades, corren el riesgo de ser percibidas como
áreas no fundamentales ni rigurosas, tal vez, las mal llamadas “ciencias
blandas”. En consecuencia, es necesario pensar la idea de la transdisciplinariedad y la interdisciplinariedad entre las
ciencias básicas y las ciencias humanas, pues se permite la comunicación entre
distintas áreas del conocimiento que nutren finalmente el quehacer científico y
académico.
Es
un arduo trabajo recoger en tan pocas páginas la vida y obra de Darwin, de allí
que sea un loable ejercicio el resultado de Comín del Río, pues se constituye
como una obra elemental para introducirse y contextualizarse en el pensamiento
de Darwin el cual es la base de la biología moderna.
Referencias
Comín,
P. (2009). Darwin. Una evolución extraordinaria. Madrid: Pearson
Educación.
Diéguez,
Antonio. (2018). El transhumanismo es la búsqueda del
mejoramiento humano mediante procedimientos tecnológicos. Telos, (108), 52-61.
Marcos,
A. (2018). Bases filosóficas para una crítica al transhumanismo. ArtefaCTos. Revista de estudios de la ciencia y
la tecnología, 7(2), 107-125.
Villalpando,
W. (2011). La esclavitud, el crimen que nunca desapareció. La trata de personas
en la legislación internacional. Invenio, 14(27),
13-26.
…………………………………………………………….
Fecha de recepción: 11 de marzo de 2019
Fecha de aceptación: 20 de marzo de 2019
Forma de citar (APA): Esparza-Oviedo, S. (2019). Reseña: Darwin. Una evolución
extraordinaria de Pascual Comín del Río. Revista Filosofía
UIS, 18(2), doi: 10.18273/revfil.v18n2-2019014
Forma de citar (Harvard): Esparza-Oviedo, S.
(2019). Reseña: Darwin. Una evolución extraordinaria de
Pascual Comín del Río. Revista Filosofía UIS, 18(2), 273-278.
[1]
Colombiana. Magíster en Filosofía, Universidad Industrial de Santander.
Profesora Universidad de Santander, Colombia.
Correo
electrónico: silvia.esparza.oviedo@gmail.com
ORCID:
0000-0003-0584-2023