LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y LAS RELACIONES PACÍFICAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES. LA ASIGNATURA PENDIENTE EN LA INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ


Ana María Loaiza Giraldo*


* Docente Auxiliar Escuela de Trabajo Social Universidad Industrial de Santander; Trabajadora Social Universidad de Caldas; Especialista en Docencia Universitaria Universidad Industrial de Santander; Diplomada en Estudios Avanzados de Investigación Universidad de Granada; Candidata a Doctora en Paz, Conflictos de Democracia. Granada, España CP 18190.
Correo electrónico: aloaiza@uis.edu.co anamloaiza@gmail.com


RESUMEN

El presente artículo es una revisión de la perspectiva de género en la Investigación para la paz y de las conceptualizaciones que de esta se han hecho después de su reciente aparición de esta última en los años 80.

Encontraremos aquí planteados algunos de los resultados hallados en el marco de la construcción de un estado del arte en torno al tema del Género y la Paz, como primer paso hacia la construcción de comprensiones pertinentes y articuladas de los problemas sociales. En este contexto, la paz es una preocupación constante y el género en la mayoría de los casos una categoría olvidada en el análisis.

La construcción de este estado del arte permitió analizar la situación de la Investigación para la Paz y la inclusión de la categoría género en ella. Igualmente, el análisis de la relación entre paz, género y Trabajo Social nos da la posibilidad de reflexionar en torno al papel del profesional, en la necesidad y la capacidad de construir conocimiento en escenarios alternativos.

Palabras clave: investigación para la paz, género, masculinidades, feminidades, paz.


GENDER PERSPECTIVE AND PACEFUL RELATIONS BETWEEN MEN AND WOMEN. PENDING SUBJETC ON PEACE RESEARCH

ABSTRACT

This article is a review of Peace as a research topic and of the conceptualization that it has received during the last 20 years from the different scientific perspectives, taking into account the contributions that have been introduced into its analysis through the perspective of gender.

We consider here some of the results found in the frame of constructing the question of Gender and Peace and their mutual influence. They are orientated towards the construction of pertinent and articulated comprehensions of social problems where peace is a constant concern and gender is in most cases a forgotten category within the analysis.

The construction of this state of the question allowed us to analyze the status of Peace Research and the incorporation of Gender as a category in it, and also the possibility of thinking about the role of the Social Worker in the need that both the profession and its professionals have to build knowledge in alternative scenarios where a long walk is starting for some professionals.

Keywords:peace research, gender, masculinities, femininities, peace.


LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y LAS RELACIONES PACÍFICAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES. LA ASIGNATURA PENDIENTE EN LA INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ


1. INTRODUCCIÓN

Comprender como ha sido la inclusión de la perspectiva de género en la Investigación para la Paz, plantea la necesidad de estudiar no solo las paces, sino también la perspectiva ya sea pacífica o violenta con la cual han sido abordadas las relaciones entre hombres y mujeres desde los denominados Peace Studies.

Por lo que se sabe, las relaciones entre hombres y mujeres han sido abordadas en la Investigación para la Paz, desde un marco interpretativo caracterizado por el predominio del conflicto y la violencia. El desafío como investigadores para la paz será aportar conocimiento orientado a la resignificación de las comprensiones que tanto de la paz, como de la violencia y del género hemos aprendido en nuestro proceso de socialización.

Este trabajo permitió profundizar y al mismo tiempo dar relevancia a “investigaciones innovadoras y revolucionarias en el pensamiento actual, puesto que sus objetos de estudio han tenido escasa consideración, en un mundo dominado por lo masculino y por la mayor visibilidad de uso de la violencia para resolver los conflictos” (Martínez y Mirón, 1998). En este sentido, lograr un acercamiento a los aportes que ha hecho la Investigación para la Paz y de qué manera se ha integrado la perspectiva de género dentro de sus objetos de conocimiento.

Desde los inicios de la Investigación para la Paz, el interés en cuanto a la producción del conocimiento ha estado relacionado con la carrera armamentista, con develar los factores que confluyen para su entendimiento y las características e implicaciones para las diferentes sociedades. Sin embargo, en los últimos años hemos sido partícipes de su proceso evolutivo orientado hacia la integración dentro de su objeto de estudio de temas como los Derechos Humanos, la Noviolencia, las religiones y la paz o las paces, la Educación para la Paz, y la perspectiva de Género entre otros.


2. OBJETIVOS

Una constante durante esta búsqueda, fue la manifestación casi que invariable de la mirada de las mujeres en el lugar de víctimas o de investigadoras que lo visibilizan. Así mismo nos encontramos con que se deja de lado muy a menudo, las experiencias vividas y sentidas por los hombres en el marco del modelo patriarcal dentro del cual están inmersos y del que también son víctimas.

El problema que pretendemos abordar está relacionado también con la manera como la guerra define las relaciones de género y (…) tal vez lo que nos interese no sea conocer la manera como la guerra afecta a los sexos sino, de qué manera redefine real y simbólicamente, la relación masculino-femenino (Diez y Mirón, 2004). Si partimos de la base de que la guerra tiene tal influencia en hombres y en mujeres, podemos también hallar la influencia que ejerce la paz en las relaciones entre hombres y mujeres.

Comprender que hay otra manera de relacionarnos entre hombres y mujeres, que no sea necesariamente mediante el uso del lenguaje de la violencia y de la preeminencia de la desigualdad y las jerarquías, nos ayudaría a develar cómo construir una llamada Paz de Género no solo como categoría analítica para analizar los diferentes problemas sociales sino también como camino para llegar al establecimiento de nuevas relaciones.

Las preguntas de investigación estaban orientadas a conocer las concepciones en torno al análisis de las relaciones entre hombres y mujeres, cuáles habían sido las disciplinas interesadas en el estudio de dichas relaciones y los principales aportes en el marco de la Investigación para la Paz.


3. LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL

La investigación en Ciencias Sociales responde principalmente a la necesidad de construir interpretaciones alternativas de las realidades de los diferentes actores en contextos diversos. Como nos recuerda Vélez (2003), “la investigación no es una práctica ingenua ni espontánea, exige disciplina intelectual y está organizada en torno a objetivos construidos o problemas de conocimiento”. En este sentido, nuestro problema de conocimiento estaba perfilado hacia la comprensión de cómo la Investigación para la Paz aborda el análisis de los conflictos desde la perspectiva de género, para hallar visiones alternativas y complementarias.

El paradigma cualitativo de investigación está orientado hacia la construcción de la realidad como proceso histórico a partir de sus propios protagonistas, y en el cual el investigador que pretende conocer nunca está ajeno a las influencias de la cultura en la que los fenómenos sociales suceden. Si asumimos que en ningún ámbito de la actividad humana existe una realidad dada independientemente del sujeto, entonces debemos considerar la totalidad de las técnicas y prácticas de investigación como configuraciones históricas (contingentes, coyunturales, sintomáticas) destinadas a la invención o construcción de realidades, dinámicas, actores, etc. (Delgado y Gutiérrez, 2007).

La investigación documental se configura entonces como una herramienta necesaria dentro de la construcción de un estado del arte, en la cual “la necesidad hermenéutica de remitirnos a textos que a su vez son expresiones de desarrollos investigativos, dados desde diversas percepciones de las Ciencias Sociales y escuelas de pensamiento –el funcinalismo, el marxismo o el estructuralismo- tarea emprendida y cuyo objetivo final es el conocimiento y la apropiación de la realidad social para luego disertarla y problematizarla” (Jiménez y Torres, 2004). Este hecho, nos obliga necesariamente a implementar rastreos de textos editados y de experiencias previas realizadas con diversas metodologías y enfoques conceptuales desde los cuales ha sido abordado nuestro objeto de conocimiento. Para este fin es necesaria la producción continua de conocimiento y de generación de alternativas acerca de los problemas sociales, y por esta razón accedimos a las publicaciones institucionales en el tema de paz y en las que se encuentre incluída la perspectiva de género. Partiendo de esta base, las fuentes seleccionadas fueron las principales revistas de Investigación para la Paz1: Peace Journal Reseach; Peace and Change; Peace, Conflict and Development; Peace and Conflict y Peace Review a Journal of Social Justice. Estos recursos tienen características que les son comunes y que los hacen pertinentes para el logro de los objetivos de este trabajo puesto que son investigaciones periódicas e interdisciplinares donde se abordan temas relevantes y de debate contemporáneo, tales como democracia, seguridad internacional, derechos humanos, medio ambiente y paz, noviolencia, resolución de conflictos, activismo por la paz, desarrollo humano, entre otros.

Así mismo, se tuvo acceso a los centros de Investigación para la Paz con el objetivo de hallar publicaciones y resultados de investigación que plantearan nuevos escenarios y debates interdisiciplinarios en torno a la paz y a la perspectiva de género. Para ello se tomó como punto de partida la base de datos del IPRA (International Peace Research Asociation)2, donde se encuentran registradas organizaciones interesadas en el tema de la paz ya sea desde la construcción de conocimiento o desde la intervención propiamente dicha. La búsqueda se realizó a partir de las líneas de investigación de organizaciones ubicadas en el espacio geográfico europeo, sus publicaciones y las características de sus trabajos.

Dichas búsquedas se realizaron con el objetivo de profundizar en el conocimiento de los contextos donde hay un interés por el tema de la paz y las acciones que se llevan a cabo para conseguir su entendimiento y posterior logro. Así mismo, encontrar intereses hacia la inclusión de la perspectiva de género en los análisis y discursos en la Investigación para la Paz. Para ello se diseñaron fichas bibliográficas de textos y de investigaciones, al mismo tiempo que se trabajó con diario de campo.


4. EL ESTUDIO DE LA PAZ Y SUS CONCEPTUALIZACIONES

La paz o más bien, el concepto de Paz, ha tenido un proceso de transformación y si cabe decirlo de evolución bastante interesante. Es un concepto polisémico y ninguna de sus acepciones puede considerarse más importante o “mejor” que la anterior, por el contrario, han demostrado su complementariedad en diversos contextos. Conceptos que nos permiten ver la paz desde diferentes niveles, desde lo individual pasando por lo grupal, hasta lo político.

La palabra paz, proviene del latín PAX (género femenino) que “significaba fijar por una convención y resolver mediante un acuerdo entre dos partes” (Muñoz, 2004). Asi mismo, dependiendo del ámbito de la vida del que se trate ya sea, individual, religioso, social o político, es decir, como una cualidad, como una necesidad, como un estado del alma, como una posibilidad social y como un fin en si misma.

La Paz ha sido un deseo de la humanidad a lo largo de toda su historia, y ha sido conceptualizada de diversas maneras de acuerdo a los contextos, a los actores involucrados y porque no, a los intereses políticos. Después de la Segunda Guerra Mundial comienzan diversas aproximaciones científicas hacia algo deseado y anhelado socialmente, pero que en realidad no se sabía a ciencia cierta cómo podía llegar a alcanzarse. Lo realmente contradictorio era que, en el pensamiento inicial lo que ocupaba las reflexiones era precisamente la guerra y desvelar como era posible evitar que se presentara nuevamente.

Surgen así los primeros acercamientos a lo que hoy se denomina como Investigación para la Paz que en aquel entonces, estaba orientada hacia como prevenir la guerra. Estos acercamientos ofrecieron las primeras pistas hacia la comprensión de los diversos contextos conflictivos en los que nos movemos como especie y al mismo tiempo obtener las herramientas necesarias para la construcción de una cultura para hacer las paces.


4.1 Paz Negativa

Con la preocupación acerca de la guerra, se empieza a tomar en serio como objeto de estudio científico a la paz. Desde sus comienzos esta fue entendida desde mi punto de vista, como ajena a las personas y a sus cotidianidades, generalmente era una paz entendida como fin último, como un estado que no tenía mucho que ver con lo individual, una paz directamente ligada a los escenarios de la toma de decisiones políticas.

En un primer acercamiento la paz negativa es concebida como “ausencia de conflictos armados, de violencia expresa, es decir, la paz como ausencia de guerra, vista sobre todo como guerra entre estados” (Jiménez, 2004), nos muestra como la paz o más bien su concepción, responde necesariamente a un contexto histórico determinado, contexto que se encontraba en aquel entonces, inmerso en la guerra y la violencia.

Después de la Segunda Guerra Mundial y aún en nuestros días, la guerra ha sido vista como factor unicausal de la inexistencia de la paz y en coherencia con ello hemos sido testigos de las campañas guerreristas donde se cree que alcanzar la paz pasa necesariamente por largos períodos de violencia.


4.2 Paz Positiva

Durante mucho tiempo se intentó definir la Paz desde lo que no era: la violencia, la guerra, la marginación, la exclusión, etc. Ha sido necesario entonces aprender a pensar en la paz desde la paz misma, entendiendo y considerando la posibilidad para hacer las paces que tenemos quiénes hacemos parte de la especie humana, mas allá de la reconocida capacidad violenta que nos ha sido asignada “por naturaleza”.

Con la idea de complementar la noción de paz negativa surge en la década de los años 60 del siglo pasado la noción de Paz Positiva. Al mismo tiempo que se introdujo la noción de la Violencia Estructural3 que se encuentra directamente relacionada con la violencia que se ejerce a través de las estructuras de poder, y haciendo que las violencias cotidianas como el analfabetismo, la miseria, el hambre, etc., se hicieran evidentes.

Definiciones como la de Paz Positiva nos muestra como la paz, o más bien, el concepto de paz debía responder a esas necesidades vividas y sentidas dando muestras que no sólo la ausencia de guerra es el estado ideal, sino más bien alcanzar niveles altos de calidad, tener unos derechos garantizados y unas posibilidades de desarrollo individual y social, esto quiere decir que la noción de Paz Positiva hace referencia a un estado positivo de bienestar.


4.3 Paz Imperfecta

Siguiendo en esta línea reflexiva, la paz va tomando un rumbo diferente y se ha ido perfilando no como un fin, sino como un camino a recorrer. Este aporte ofreció una perspectiva, desde mi punto de vista, enriquecedora. Considerarla como proceso nos permite pensar que la Paz sean “todas aquellas situaciones es las que conseguimos el máximo de Paz posible de acuerdo con las condiciones sociales y personales de partida” (Muñoz, 2004).

Este enfoque de imperfección nos permite entender la paz en distintos contextos y niveles, es decir, que aún cuando se acerca más a la persona en su entorno cotidiano, también ofrece una perspectiva distinta para quiénes están en el poder y tienen como objetivo la paz. Así mismo, la concepción de Paz como imperfecta nos hace pensarla como inacabada, como objeto de construcción constante, dinámico y flexible.

Existen también muchas otras concepciones teóricas acerca de la paz como paz social, paz neutra, entre otras. Sin embargo, metodológicamente la Paz Imperfecta como concepto orientador del presente análisis nos permitió conseguir una perspectiva holística y dotada de la complejidad necesaria para esta búsqueda.


5. SOBRE EL CONCEPTO DE GÉNERO

La categoría analítica género como la mayoría de las palabras tiene su historia, una historia en la que una gran mayoría se ha visto seducida por la idea de definir lo que representan algunos rasgos sexuales y de carácter de hombres y mujeres. Nos referiremos entonces a una construcción teórica más reciente sobre el género, una perspectiva que nos permita complementar el paradigma acerca de la paz.

Al parecer las feministas americanas son pioneras en el uso del “género” como categoría que va más allá del determinismo biológico implícito en términos como sexo o diferencia sexual (Scott, 1990). En respuesta a ello hemos sido testigos de su proceso de cambio y transfromación. En él, la categoría género ha pasado de hacer referencia solo a las mujeres para convertirse en lo que hoy conocemos como “una perspectiva que busca comprender la organización social de las relaciones de género en el marco de la totalidad de las interacciones y de los procesos sociales, en contextos históricos determinados” (Cifuentes, 2009).

Nuestro contexto al hacer referencia a la paz y a la posibilidad de construir las diferentes paces entre hombres y mujeres nos llama a la reflexión y aporte desde la Investigación para la Paz con una perspectiva de género integral y pertinente. De ahi que decidiéramos adoptar como guía para esta revisión, dos enfoques que a nuestro modo de ver son complementarios y permiten profundizar en áreas donde el análsis de género debe estar presente.

Joan Scott (1990) en su texto El género: una categoría útil para el análisis histórico ampliamente citado en los estudios con perspectiva de género, nos muestra no sólo la evolución del concepto sino también, hace un aporte significativo donde plantea que esta categoría tiene dos partes: la primera tiene que ver con la concepción del género como “elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de las relaciones significantes de poder” (Scott, 1990, p. 44).

En la segunda parte de la definición, nos plantea “el género como una forma primaria de las relaciones significantes de poder, (…) campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el poder” (Scott, 1990, p. 47). Esta afirmación nos muestra cómo en la mayoría de ámbitos de la vida, la diferencia sexual entre hombres y mujeres es la primera forma significativa de diferenciación4.

Nos explica que, como elemento importante de la percepción de las diferencias existen cuatro elementos que se interrelacionan: los símbolos que encontramos en la cultura, las interpretaciones de esos símbolos, conjunto de saberes sociales (creencias, discursos, instituciones y prácticas) y por último, la identidad subjetiva. Estos cuatro elementos que configuran la primera parte de su definición, se encuentran interrelacionados pero no necesarimente se manifiestan al mismo tiempo. Esto es importante para nuestro análisis porque nos permite analizar las relaciones entre hombres y mujeres en el marco de la Investigación para la Paz desde lo individual a lo colectivo, teniendo en cuenta las diferentes construcciones culturales y sociales.

El otro concepto que aporta a nuestro estudio es el de Castellanos (2006), en el que nos plantea que el género además de involucrar el conjunto de saberes, discursos, prácticas sociales y relaciones de poder que dan contenido específico a las relaciones e influyen en nuestra conducta, también tiene que ver con el cuerpo sexuado, con la sexualidad y con las diferencias (físicas, socioeconómicas, culturales y políticas) entre los sexos histórica y contextualmente establecidas. Para el presente análisis fue determinante este aporte, puesto que en el marco de los estudios para la paz profundizar en las vivencias que con nuestros cuerpos sexuados experimentamos es un aspecto pendiente aún por conocer.

Para el caso de esta revisión en particular, fue la Paz Imperfecta y estas comprensiones acerca de la categoría género las que orientaron la búsqueda de la producción científica que desde la Investigación para la Paz se había llevado a cabo hasta ahora. Partimos de la idea de que podríamos hallar respuestas a la invisibilidad histórica a la que las mujeres se habían tenido que agachar la cabeza como si no tuvieran nada por decir.

La tradición intelectual occidental se ha caracterizado fundamentalmente por el androcentrismo, lo cual ha sesgado la producción de conocimiento y ha generado ciertos postulados que legitiman ciertos mecanismos de dominación y exclusión (Lamas, 1999). Hasta ahora los estudios de género en el marco de la Investigación para la Paz se habían tornado principalmente como estudios de las mujeres y sus aportes en la construcción de paz, como respuesta a su naturaleza pacífica asignada.

En la presente búsqueda, el interés estaba orientado hacia el hallazgo de las experiencias vividas y sentidas tanto por hombres como por mujeres en el marco de un sistema patriarcal que ha permeado la vida de las unas y de los otros. Se hizo evidente que “no deberíamos trabajar [solo] sobre el sexo oprimido […] Nuestro propósito es comprender el significado de los sexos, de los grupos de género, en el pasado histórico”(Davis, 1975). Asi cómo nos lo plantea Davis, lo que buscamos es conocer como esos aprendizajes culturales acerca de los géneros han marcado directa e indirectamente la Investigación para la Paz.


6. LA SOBREDIMENSIÓN DE LA VIOLENCIA EN LAS RELACIONES DE GÉNERO

Esta revisión se quedaría corta sin explicar cómo se ha enfocado la perspectiva de género desde la Investigación para la Paz, escenario que se ha caracterizado por mostrar a la violencia como la mediadora de las relaciones entre hombres y mujeres. Durante mucho tiempo la violencia fue la gran desconocida hasta que fue tomada como objeto de estudio con el fin de comprenderla para llegar a transformarla.

Es asi, como en 1981 la UNESCO encarga un documento donde diferentes científicos plasmaran reflexiones que pudieran ofrecer explicaciones sobre la violencia, sus causas, contextos y los diferentes elementos constitutivos. El punto de partida fue la idea de que en todos los niveles de investigación todo aquello que podía ser explicable, también podía ser evitable y la violencia no sería la excepción (Joix, 1981). Esta idea nos ofrecía una perspectiva bastante interesante, si podíamos entender su funcionamiento seriamos capaces de ideas mecanismos sociales, políticos y culturales que nos llevaran a esa transformación.

La construcción epistemológica que se ha hecho sobre la violencia está directamente relacionada con el contexto en el que esta se da. Así por ejemplo, se habla de la violencia directa que sucede generalmente entre individuos, la violencia simbólica que puede ser la que ejerce sobre nosotros las diferentes culturales y la violencia estructural que está directamente relacionada con contextos en los sistemas macro. Explicar la violencia desde los diversos ámbitos nos lleva a observar la realidad desde perspectivas diferentes haciendo que al profundizar en ella nos veamos conducidos a desear experiencias no violentas. Un ejemplo de ello es que todos los peace researches por su método científico, contribuyen a la implantación de sistemas no violentos sin los cuales sus teorías no pueden fundamentarse científicamente (Joix, 1981).

Lo que Alain Joxe 1981 nos plantea es la posibilidad no sólo de reconocimiento de la violencia y de su dinámica, sino también, la influencia que nuestros hallazgos investigativos pueden tener en términos de transformación social. Para el caso de este trabajo, además de trabajar el concepto de violencia, debemos conocer también quiénes ejercen la violencia, sobre quiénes y como se dan estas relaciones, para así encontrar caminos alternativos hacia la construcción de una cultura para hacer las paces.

Adela Cortina nos muestra como la violencia tiene también algunas funciones “una función expresiva, en virtud de la cual una persona ejecuta acciones violentas por el puro placer de realizarlas, por el disfrute que le proporcionan; una función instrumental, que consiste en utilizarla como medio para alcanzar una meta; y una funcion comunicativa, en el sentido de que quién recurre a la violencia pretende transmitir un mensaje” (Cortina, 1998). Este planteamiento muestra como la violencia y su posterior naturalización ha pasado a ser la constante en el devenir histórico y que ha sido considerada muchas veces como alternativa de solución de conflictos, por ello es necesario hacer un giro epistemólogico y pensar diferentes alternativas teniendo presente que no es ni necesaria como mediadora de las relaciones sociales.

La mayoría de las explicaciones en cuanto a la violencia se refiere, aluden a factores biológicos para explicar dichas manifestaciones en los seres humanos. Frecuentemente los individuos agresivos interpretan los hechos del mundo en términos de disputa o contienda, convencidos que el mundo es de los fuertes, sobrevalorando ese tipo de conducta como necesaria para lograr el éxito. Sin embargo, ya que se ha podido demostrar que la agresividad efectivamente hace parte de nuestra filogenia algunos autores se preguntan si la violencia es una construcción puramente cultural (Acosta y Higueras, 2004). Una violencia “ubicada en nuestra conciencia (que aprende y genera símbolos) y se manifiesta a través de lo que sentimos, pensamos y verbalizamos inmersa en un “mundo” conflictivo ante el cual da unas determinadas respuestas, que evaluamos como negativas en la medida que tenemos unas normas culturales y unos valores que asi lo aconsejan” (Muñoz y Jimenez, 2004).

Desde que la categoría género empieza a ser tenida en cuenta en la Investigación para la Paz, la búsqueda de explicaciones a estas situaciones ha llevado a la necesidad de confluencia de miradas que permitieran “(…) reconocer la necesidad de investigaciones transdiciplinarias sobre la violencia, hecho este por lo demás imprescindible dado el estado de dispersión de las definiciones de la violencia acuñada en cada disciplina” (Joix, 1981). El conocimiento producido por cada una de estas definiciones es obtenido mediante la implementación de sus propios métodos.


7. LA INCLUSIÓN DE PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ (PRINCIPALES HALLAZGOS)

Gracias a la investigación realizada por Tony Nguyen y Frank Blenchman5 podemos conocer algunos elementos importantes de las publicaciones en las principales revistas de paz: teoría, práctica, utilidad, aspectos éticos y aspectos investigativos, observando la categoría género en las diferentes publicaciones. Género entendido como distinción entre hombres y mujeres, es decir, si el género de los autores o autoras de un artículo ejercía algun tipo de influencia en particular dentro de las publicaciones y aunque no era específicamente lo que se buscaba en nuestra revisión, nos dió una idea general de los intereses y de la producción intelectual tanto en hombres como en mujeres.

En este estudio se nos muestra que los varones escribieron alrededor de dos tercios de todos los artículos en todas las revistas objeto de dicha investigación. En Peace and Change habia una proporción ligeramente superior de artículos escritos por mujeres, pero en una proporción inferior de coautorias entre hombres y mujeres. En conjunto había la misma proporción de mujeres-autor o mujer coautor de artículos que en las otras cuatro revistas.

Asi mismo, “después de haber declarado que las revistas son desproporcionadamente masculinas, algunas importantes diferencias aparecen en esos cuadros entre los hombres-autores y de mujer-autor de artículos. Los artículos escritos por mujeres hacen hincapié en la ética ligeramente más que los hombres autor o coautor de artículos. Cuando era hombre coautor de los artículos estos fueron ligeramente más orientados a la investigación y un poco menos dirgidos a la práctica. Aunque este análisis excluye a reseñas de libros, nuestra investigación mostró que no hay ningún cambio significativo en el género” (Nguyen y Blenchman, 2002).

También muestran un evidente aumento de mujeres autoras de los artículos, al mismo tiempo que ha aumentado el interés por el conocimiento de las prácticas de paz y en torno a la metodolgía de investigación para la paz, en cambio el interés por los asuntos éticos se queda estable en todas las revistas, independientemente de quién escriba el artículo.

El abordaje de las relaciones de género sigue estando ausente, aunque al aproximarse a cada uno de los textos, independientemente de las temáticas (participación de las mujeres en huelgas por el trabajo mal pagado en la industria, la reivindicación de los derechos civiles, políticos y reproductivos, evitar la continuación de la guerra, o exigir su participación en ella como combatientes), encontramos historias de vida de mujeres que han aportado a la resignificación de roles históricamente asignados hasta las vulneraciones que viven aún cientos de mujeres por la causa de la guerra, siempre habrá una interacción conflictiva en el modelo predominante.


7.1 Algunas perspectivas

Después de una lectura de la producción intelectual desde la perspectiva de género en Investigación para la Paz en publicaciones especializadas y en centros de investigación en el espacio geográfico europeo, pudimos observar como este ha sido un campo en el que no muchas disciplinas se han adentrado. La Historia ha privilegiado las vivencias de las mujeres posicionándolas en el nivel de víctimas, así mismo se les ha colocado como protagonistas de la construcción de paz en el mundo por sus “naturales” dotes para ello.

La Historia Antigua nos muestra como se configuraban las relaciones de género en contextos donde el poder político y la guerra mediaban las relaciones sociales. En el curso de esta búsqueda encontramos las dos principales ideas que dominaban el pensamiento griego en cuanto a las relaciones de género “las diferencias naturales e inalterables entre ambos sexos, y la subordinación de las mujeres a los hombres” (Pascua y Rodríguez, 1999), en algunos casos “las mujeres aparecen exhortando a los hombres para que se comporten valientemente en la guerra o provocándolos a esta. No en vano, una de la tareas fundamentales es la reproducción, y esto incluye la ideológica, y, por tanto, contribuyen a reproducir los papeles de género, lo que incluye la función guerrera de los hombres” (Pascua y Rodríguez, 1999). Este y muchos otros planteamientos hacen parte del legado que hemos heredado y que continuamos perpetuando en las culturas de occidente beneficiarios de su pensamiento donde los roles y los papeles de género son asignados cultural y socialmente.

Una de las aportaciones teóricas importantes está relacionada con la reflexión en torno a las relaciones de género en la antigüedad, varios estudios nos muestran como las mujeres ocupaban un lugar importante en la sociedad por ser las encargadas de la procreación y de tener hijos para la guerra, en aquella época no eran consideradas como ciudadanas, se sentían orgullosas de que sus compañeros e hijos participaran en la sociedad como auténticos guerreros. Sin embargo, hubo unas cuantas que se atrevieron a plantearse cuestiones diferentes para su época.

Cabe pensar que tal vez las lecturas que hacemos actualmente de la historia y sobre todo de la historia de las mujeres en la paz o en la guerra no son necesariamente los roles asignados sino la interpretación que hacemos de ellos. “Se trata, mas bien, de comprender que debemos dejar de interpretar la subordinación en términos de culpa, a fin de aprender a reconocer la culpa como uno de los mecanismos de dominación. Se trata de trascender las viejas explicaciones en términos moralistas para acceder a una concepción de las relaciones de poder que nos acerque a sus mecanismos ocultos, escondidos, muchas veces, en los resortes más íntimos de los saberes y los discursos cotidianos” (Castellanos, 2006).

La filosofía discursiva ha hecho su parte, realizando un aporte hacia la construcción de una filosofía para la paz, orientándose decididamente hacia la construcción de sustento epistemológico para la Investigación para la Paz y para el entendimiento de las relaciones de género desde esta perspectiva. Se puede entender entonces a la filosofía para la Paz como “una construcción normativa de las competencias de los seres humanos para hacer las paces, con atención vigilante a las razones y sentimientos que se expresan desde las diferentes investigaciones para la paz” (Martínez, 2001). Es fundamental destarcar el énfasis que la filosofía para la paz ha hecho en torno al entendimiento y la comprensión de las capacidades que como seres humanos poseemos y desarrollamos constantemente para hacer las paces.


7.2 Principales temas de género desde la Investigación para la Paz

Esta reflexión nos ha llevado a pensar sobre el tema de la construcción de las masculinidades, puesto que un sistema patriarcal como el nuestro que es jerarquizado y dominante para con las mujeres, al mismo tiempo que es exigente y autoritario con los hombres. En este sentido, hemos podido encontrar como todas aquellas masculinidades subordinadas o marginadas de una u otra manera se ven afectadas por las hegemónicas. Lo que nos lleva a pensar que estudiar la “masculinidad no significa estudiar solamente a hombres, sino la posicionalidad que éstos asumen en un sistema de género dominante, el heterosexual que sin embargo, requiere para su reproducción una constante afirmación de las fronteras establecidas con mujeres y con sexualidades disidentes” (Andrade y Herrera, 2001).

Actualmente las prácticas socializadoras en las que se ven inmersos los hombres, han profundizado en la necesidad de mantener el orden de los géneros construído tradicionalmente. En las sociedades tradicionales “del mismo modo que a los hombres se les exigía su orden natural y guerrero, y si no lo cumplía se producía una feminización del hombre como si de un insulto se tratara y que tanto se va a repetir en los textos de tal manera que era necesario probar continuamente su masculinidad” (Mirón, Martínez, Díez, Sánchez, y Martín, 2004). Actualmente los hombres no solo prueban su masculinidad en las guerras sino en el espacio laboral, en el académico, en el familiar y en el social, donde deben someterse y soportar insultos de sus congéneres por tener comportamientos empáticos y abiertas manifestaciones de sensibilidad, situaciones estas que pueden llevar a la frustación y al resentimiento.

La posibilidad y necesidad de desaprender lo que nos hace violentos que como ya hemos subrayado tiene que ver con factores culturales y sociales aprendidos en socialización. Para ello “crear una cultura de paz supone desaprender los hábitos de discriminación y los códigos de la cultura de guerra y de violencia que han impregnado nuestra existencia de mil maneras. Tambien conlleva examinar las instituciones, las prácticas y las prioridades de esta cultura como también la produccieon destructiva, el tráfico de armas y drogas” (Breines, Gierycz, y Reardon, 2002), en sociedades donde la guerra y la violencia dan el sustento a familias enteras y donde en la mayoría de los casos no ha habido otra opción, este tipo de desaprendizaje lleva consigo la preexistencia de condiciones de los sistemas políticos y culturales.

Es evidente aún la preeminencia dentro de la Investigación para la Paz de temas directamente relacionados con niveles marco de construcción de Paz. El siguiente cuadro nos muestra el abordaje de los diferentes temas en los Centros de Investigación en Europa.

El cuadro anterior muestra los temas que se privilegian en Investigación para la Paz. Es reflejo del ámbito geográfico europeo pero al mismo tiempo es una muestra de lo que pasa alrededor del mundo. Es claro que los centros de investigación desarrollan sus intereses de acuerdo a los requerimientos de sus propios contextos y las necesidades de sus poblaciones, y ello nos lleva a reconocer el interés de los European Peace Researches centrados en las relaciones internacionales, el conflicto y la Seguridad internacional.


7.3 Femismo y Pacifismo: Un vínculo con orígen histórico

En el marco de este trabajo se pudo corroborar como “la relación entre feminismo y pacifismo ha sido intensa. Las mujeres, debido al tradicional papel de género que les ha sido asignado, se han visto excluidas casi universalmente del ejercicio de la guerra, como también lo han estado de los ámbitos de decisión pública que las gobernaba, contraponiéndose a su condición de madres dadoras de vida (…)” (Muñoz y Rodríguez,1998), al mismo tiempo que se les ha negado a los hombres la posibilidad de optar por la paz para resolver los conflictos.

Dentro de los estudios de género en el marco de la Investigación para la Paz se ha observado fundamentalmente el papel de las mujeres en la base de los procesos de construcción de paz, es decir, que hacer la paz está en lo más intrincado de los roles asignados a las mujeres, y aunque mucho se ha dicho casi con un determinismo biológico podemos reconocer “la especie humana no es bélica ni pacífica por naturaleza, sino que, a lo largo de toda su historia, tiene la posibilidad de soluciones pacíficas o violentas optando por una u otra alternativa dependiendo de las variables (experiencia, conocimiento, conciencia, cultura, bienestar social, etc.) presentes en cada momento” (Muñoz y Molina, 2003). Sin embargo, la participación de los hombres en las guerras evidencian esta como una actividad por “naturaleza” masculina y nos muestra como los hombres reciben en su proceso de socialización la participación en ella como destino incuestionable.

En el marco de la relación feminismo-pacifismo, la filosofía del cuidar ha planteado un punto de encuentro importante entre hombres y mujeres, donde el cuidar ocupa un lugar privilegiado en la sociedad y es considerado como motor fundamental para la participación activa y pacífica de las mujeres en la sociedad civil. El cuidar es considerado como valor humano no otorgado a las mujeres sino al conjunto de la humanidad, es decir, un valor de ciudadanía (Comins, 2008). Se puede destacar entonces que no es solo una apuesta por la reivindicación de los derechos de las mujeres, ni se trata solo de demostrar el decidido aporte de estas en la construcción de paz, más bien está relacionado con repensar los espacios para la convivencia como el cuidado y la protección.


8. CONCLUSIONES

No necesariamente porque las mujeres hayan podido conseguir algunas reivindicaciones en sus derechos civiles y políticos, eso quiere decir que la sociedad en poco tiempo será pacífica y justa. Otros por su parte plantean que la posibilidad de que el feminismo y el pacifismo sean dos caras de la misma moneda lleva a pensar que aquí puede estar una alternativa a las relaciones conflictivas y de dominación. Sólo existe una delgada línea que separa feminismo y pacifismo.

Por el hecho de que la Investigación para la Paz sea una disciplina relativamente “jóven” se le está aportando continuamente hacia la construcción de sustento teórico, lo que quiere decir que existe un gran desafío en términos de integración de nuevas temáticas objeto de nuestra reflexión. Aunque los intereses de investigación están determinados fundamentalmente por el contexto en el que los centros de investigación y quiénes se dedican a este tipo de temáticas se inscriben, es necesario poder reconocer la necesidad también de nuevas explicaciones a los fenómenos sociales en un mundo globalizado.

La inclusión de la categoría género en los estudios para la paz debería llevar a encontrar respuesta a las necesidades de lo que sucede tanto a mujeres como a hombres en contextos conflictivos. Es necesario poder encontrar lugares comunes donde existan oportunidades reales de construcción de cultura para las paces mediante interacciones pacíficas concretas entre los géneros, intragéneros e intergeneraciones.

No podemos seguir considerando los estudios de género, como estudios donde prevalecen temáticas como: la subordinación de las mujeres a los hombres, mujeres madres, mujeres combatientes, mujeres activistas y mujeres que han apropiado características consideradas masculinas (violencia, competitividad, frialdad); o sólo de hombres: hombres que dominan o detentando el poder beneficiándose de una masculinidad hegemónica. Los estudios de género en Investigación para la Paz deben integrar nuevas perspectivas y miradas que ofrezcan caminos y alternativas hacia la construcción y resignificación de las relaciones sociales.

Es necesario construir conceptos que orienten en el futuro inmediato la reflexión en torno al tema de Paz de Género. El poder, la comunicación, las masculinidades y los micromachismos son temas de fundamental interés. De igual manera, profundizar en la reflexión en torno a las relaciones intragénero e intrageneraciones y las múltiples capacidades de los hombres para hacer la paz, todo ello nos permitirá encontrar punto donde las paces y el género se construyan cotidianamente.

Encontramos evidencias de la posibilidad real que tenemos de transformar las relaciones entre hombres y mujeres partiendo de la educación y la socialización; pudimos conocer como lo biológico nos da algunas respuestas, sin embargo, el contexto social es el que aporta con mayor determinación las pistas para que en el tejido intercultural se redefinan las diferentes posibilidades para hombres y para mujeres.


1Revisión que va desde los primeras publicaciones de cada revista, hasta la última en el verano del 2010.

2Base de datos que sigue la clasificación geográfica por subregiones de Naciones Unidas desde 15/12/2005. Ciencia Social, Paz y Derechos Humanos de la UNESCO.

3Ver Johan Galtung uno de los fundadores de la Investigación para la Paz y que profundiza en el concepto de Violencia Estructural.

4Para profundizar en el concepto de poder asociado a la construcción de la sexualidad ver: Michel Foucault en sus textos la Historia de la Sexualidad: La Voluntad de Saber (1976), El uso de los placeres (1984) y La inquietud de si (1984).

5What are we talking about?. Estudio de las cinco principales revistas del campo de los conflictos la resolución y la paz. Se trabaja la importancia de cinco elementos en todos los artículos que aparecen en estas revistas de 1990-2000. Se considera que la mayoría de los artículos van en la dirección teoría y práctica. La investigación propiamente dicha es abordada con menos frecuencia y una proporción muy pequeña se relacionan con la ética o servicio. El estudio muestra que este patrón es en gran medida independiente del sexo o de la base intelectual de los autores.



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