LA REPRESENTACIÓN DISCURSIVA DE UN LUGAR PELIGROSO EN DOCUMENTOS AMÉRICA*
Mariana Pérez**
* Este artículo fue realizado en el marco del proyecto UBACyT F127 “Análisis crítico del discurso de la pobreza extrema urbana en la Argentina y América latina en la posmodernidad. Una aproximación de la Red Latinoamericana al Análisis crítico del discurso de la pobreza”, dirigido por la Dra. María Laura Pardo.
** Licenciada en Letras Modernas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA).
RESUMEN
En el marco teórico del Análisis Crítico del Discurso (Fairclough, 1992; Wodak, 2000; Pardo, 2011) y de acuerdo a una metodología cualitativa (Guba & Lincoln, 1998), analizo la representación discursiva del espacio y los actores sociales e institucionales en un informe de Documentos América (DA), transmitido por el noticiero América Noticias el 12 de agosto de 2011. Además de relevar la representación de las personas en situación de pobreza y su relación con el espacio, me interesa reflexionar sobre los rasgos genéricos del informe y el hacer del periodismo actual.
En el informe, los habitantes de la villa Los Eucaliptos son representados como un grupo homogéneo, como personas potencialmente peligrosas, en relación con la venta y el consumo de “paco”. Esta construcción se realiza en oposición a otro actor social: los “vecinos”, quienes reclaman seguridad. Así, se configuran espacios en relación con pertenencias socioeconómicas y culturales. La mirada que instaura y reproduce estas oposiciones (cuyo punto de vista es el de los “vecinos”) es la de DA, un actor que se representa autorreferencialmente en el rol del investigador, y que construye tanto una aventura a un lugar peligroso, como una denuncia y un reclamo a un responsable mitigado: el Estado.
Palabras clave: discurso, pobreza, delito, villa, noticiero.
THE DISCURSIVE REPRESENTATION OF A
DANGEROUS TERRITORY IN DOCUMENTOS AMÉRICA
ABSTRACT
This is a qualitative research article (Guba & Lincoln, 1998) with a Critical Discourse Analysis approach (Fairclough,1992; Wodak, 2000; Pardo 2011). Thee aim of this paper is to analyze the representation of a poor neighborhood and its inhabitants, in relation to other socioeconomic actors and urban spaces, as it is constructed in the news report “Los Eucaliptos. El laberinto narco” broadcasted by the daily news América Noticias on August 12th, 2011.
In the news report, people who live in the slam area of Los Eucaliptos are all identified as dangerous, even more, as criminals, according to the presence of drug dealers and the traffic of a drug known as “paco”. This representation of a homogeneous group is opposed to another uniform group, called “vecinos”, who are not poor, and who claim for police presence. In that way, the representation of each group deals with territory, class and socio-cultural identities. Documentos América, whose point of view about the hood is related to the “vecinos”, points to the State, because of the police inaction and a potential institutional complicity, at the same time it portrays a show, an adventure to a dangerous place, in order to entertain an audience.
Keywords: discourse, poverty, crime, territory, news.
1. INTRODUCCIÓN:
El problema general de la investigación es la representación de las personas en situación de pobreza en los medios de comunicación. Para dar cuenta de esas representaciones, se estudió un corpus de informes transmitidos por el noticiero del canal América Noticias, al que se accede en forma gratuita en la ciudad de Buenos Aires. En estos informes se observa un entrecruzamiento entre situaciones de pobreza e indigencia, hechos delictivos y violentos, y el espacio urbano: calles, plazas, barrios de la ciudad o de la provincia de Buenos Aires.
El objetivo del análisis del informe que abordamos en este artículo, “Los Eucaliptos. El laberinto narco”, es relevar las estrategias discursivas de construcción de los actores sociales e institucionales, en su relación con el espacio, como también la representación de Documentos América (productor del informe que se analiza) al interior del mismo producto mediático, dado un rasgo fuertemente autorreferencial. De forma secundaria, se propone reflexionar sobre el género y el hacer periodístico actual, en un informe que se identifica a sí mismo como “periodismo de investigación”. Como forma de contextualización del análisis, partimos de algunos datos sobre el barrio Los Eucaliptos y sobre la historia y el imaginario social del Gran Buenos Aires, área metropolitana que rodea la ciudad capital, y de las villas en general, para luego detenernos en un breve estado de la cuestión sobre los medios de comunicación, la pobreza y el espacio, desde las Ciencias Sociales y desde los estudios del lenguaje.
El barrio Los Eucaliptos se encuentra en el distrito de Quilmes, en el sur del Gran Buenos Aires. Es también conocido como “villa Los Eucaliptos” 1 y desde hace unos años, se encuentra en proceso de urbanización. La villa, en Argentina, ha sido tradicionalmente asociada a significados negativos (tanto el espacio como sus habitantes, despectivamente denominados “villeros”) desde los discursos dominantes.2 Podemos relacionar la villa (en una perspectiva global de los procesos sociopolíticos), con los “barrios de relegación” conceptualizados por Wacquant, “criaturas de las políticas estatales en materia de vivienda, urbanismo y planificación regional” (2001, p. 179). Por su parte, Auyero, quien analiza la realidad urbana porteña, en una lectura cercana a la de Wacquant, señala que en el imaginario social las villas son equivalente de “lugares de inmoralidad, crimen y ausencia de ley (…) zonas que hay que eludir, zonas de crimen, a ser temidas y evitadas” (2001, p. 20). Estas representaciones sobre las villas tienen raíces históricas. De acuerdo a Caimari, a partir del periodo de entreguerras se le atribuye al Gran Buenos Aires rasgos como “el descontrol, el crecimiento desmesurado y anárquico, una forma de desorden que delataba un vacío intolerable de intervención estatal” (2007, p. 12). El Gran Buenos Aires, dice la autora, es concebido como far west. La asociación entre el crimen y las afueras de la ciudad capital se refuerza, y se instancia materialmente desde el ámbito estatal a principios de la década del treinta, cuando la Policía instala una suerte de frontera con destacamentos en los accesos a la ciudad, un trazado que cierra la ciudad sobre sí misma, dice Caimari (en una lectura de Gorelik, 2004), trazado que se reafirma más tarde con la construcción de la Avenida General Paz.
Como podemos observar, el vínculo entre políticas urbanas y de seguridad estatales y los imaginarios sociales es estrecho. Otro actor que es fundamental en la construcción y difusión de representaciones negativas sobre el espacio y las personas en situación de pobreza son los medios de comunicación. Desde las Ciencias Sociales, Rodríguez (2005) y Saintout (2009), reflexionan sobre las estrategias contemporáneas de representación mediática de la seguridad, los sectores populares y la instancia estatal y política. Rodríguez se refiere al esplendor de la “justicia mediática” como “un modelo particular de investigación en que los conflictos son definidos, enjuiciados y hasta castigados periodísticamente” (2005, p. 2) bajo la figura del periodista fiscal, un rol “judicial” de los medios que se yuxtapone al del Estado, limitando su exclusividad en la visibilización de lo lícito/ ilícito y de los conflictos sociales. Los “procesos de criminalización mediática” establecen a un “otro” peligroso a la vez que construyen una vida cotidiana plagada de peligros, generando temor en las audiencias, un temor que legitima los mecanismos de control de las agencias estatales. Por su parte, Saintout se refiere a la naturaleza (y efectos) políticos de la noticia policial, a partir de la que se construyen ciudadanías legítimas e ilegítimas, de acuerdo a “un discurso de la seguridad ciudadana”, donde “los ciudadanos/consumidores/víctimas (…) buscan la segregación de lo que ven como causante de la amenaza: los jóvenes pobres. (2009, p. 7). En relación con la representación del espacio en la televisión, afirma que “desde el ejercicio de la venta de la verdad como sentido común se naturaliza que las zonas ‘calientes’, las ‘zonas inseguras’, los ‘focos’ son básicamente aquellas donde se sitúan los barrios más pobres y precarizados” (2009, p. 4), estableciéndose así el vínculo entre delincuencia y pobreza.
La relación entre la pobreza y la delincuencia es estudiada también desde la Lingüística. Zullo (2002), en el marco teórico de la Lingüística Crítica, analiza las representaciones de los pobres y la pobreza en los diarios Clarín y La Nación. Concluye sobre una construcción de la pobreza como un estado permanente, en vez de como una situación socioeconómica que puede ser superada, y clasifica la representación social de los pobres en tanto hacen (vinculados a la protesta social o a la delincuencia) o no hacen (víctimas individualizadas). Pardo (2008), desde el marco teórico-metodológico del Análisis Crítico del Discurso (ACD) estudia el programa televisivo Policías en acción: allí los pobres son construidos en relación con la delincuencia, las adicciones y la violencia familiar, en un contexto posmoderno, donde se otorga espacio a actores sociales marginales, sin que ello implique darles la voz en un sentido político o social, dado que el resultado de la exposición mediática es su espectacularización y estetización en un docureality, donde son construidos al modo del “héroe posmoderno” conceptualizado por Forster (2002), fugaz y carente de un proyecto colectivo. Molina (2011), en el marco del ACD, analiza las representaciones discursivas de los habitantes de la Villa 31 de la Ciudad de Buenos Aires construidas por el diario Clarín. Esas representaciones, dice la autora, los asocia a conductas e identidades valoradas negativamente por su relación con la violencia; así son identificados como una amenaza peligrosa. El resultado, concluye Molina, es que esa configuración y difusión pública de su imagen (caracterizada por la estigmatización), contribuye a fundamentar prácticas sociales discriminatorias, dado que se trata de representaciones consumidas por los lectores del diario como información objetiva.
2. METODOLOGÍA
La metodología de la investigación es de carácter cualitativo (Guba & Lincoln 1998) y el marco teórico es el ACD (Fairclough 1992; Wodak 2000; Pardo 2011), una perspectiva que propone realizar estudios de problemas sociales a partir del análisis del lenguaje. Siguiendo la propuesta de Fairclough, se realiza la división analítica del discurso en tanto materialidad del texto (práctica textual), como discurso que es producido, tiene un ámbito de circulación y de consumo (práctica discursiva) y como discurso que es un hacer social (práctica social).
El análisis de la práctica textual se realiza a partir de la teoría de la tonalización (Lavandera, 1985), que considera que el lenguaje posee recursos que regulan el carácter explícito de lo dicho; los recursos mitigadores son aquellos que construyen un significado vago, frente a los reforzadores, que construyen un significado explícito. Otra teoría es la jerarquización de la información (Pardo, 1996), según la cual el hablante distribuye la información de acuerdo a lo que quiere destacar, focalizando y desfocalizando zonas de su texto. El foco de la emisión será la sección final, donde se condensa la carga semántica3. Otro método de análisis es el propuesto por la Gramática Sistémico Funcional, el análisis de procesos y roles temáticos (Halliday & Matthiessen, 2004). Los procesos y roles temáticos son parte de las opciones que ofrece la lengua y su análisis permite reconocer cómo los hablantes representan y clasifican el mundo de la experiencia, organizándolo de acuerdo a sus circunstancias sociales. También se incorpora la conceptualización de metáfora de Lakoff y Johnson (1980), quienes señalan que la metáfora puede opacar y destacar sentidos, y así orientar el pensamiento y la acción. Para la caracterización del material visual, se realiza el análisis multimodal propuesto por D’Angelo (2007). La práctica discursiva es considerada a partir del modelo SPEAKING (Hymes & Gumperz, 1964).
El corpus está constituido por el informe “Los Eucaliptos. El laberinto narco”, realizado por DA y transmitido en horario central por el noticiero América Noticias (AN), la segunda semana de en agosto de 2011. El canal es parte del multimedio América (uno de cuyos accionistas es Francisco de Narváez)4. El informe también se pudo ver en el canal de noticias América 24 en Youtube, en el blog del periodista Facundo Pastor y fue reproducido por usuarios en Youtube.
En cuanto a la estructura y las características de los informes 5, se trata de segmentos presentados y cerrados por los periodistas en estudio, con características del género documental -una voz en off que guía al espectador mientras se transmiten las imágenes- y algunos rasgos que los vinculan al docu-drama o docurreality (entre ellos, la creación de un relato, la búsqueda del impacto e identificación emocional en el espectador, el tono dramático, la construcción de tipos, más o menos ficcionales, a partir de personas reales, el recurso del subtitulado, la cámara en vivo, la participación en el lugar de los hechos). A pesar de ciertos rasgos que vinculan los informes con la ficción, el enmarcado (apertura y cierre de los informes) de los locutores en estudio funciona, dado el dispositivo del ojo en el ojo (Verón, 1983), a modo de garantía del carácter real de lo visto. En cuanto a la finalidad u objetivo comunicativo de los informes, se trata de presentar a la audiencia un mundo peligroso y a su vez, advertirle sobre una realidad que le puede ser próxima (en general, se trata del espacio urbano y el delito). Algunos espacios, violentos y delictivos, le son ajenos al espectador (la vida en la cárcel, en determinados barrios). La representación del lugar y los protagonistas peligrosos se construye como una “denuncia” o un reclamo, a la vez que como un entretenimiento para la audiencia.
3. RESULTADOS
3.1. La construcción de sentido a partir del plano visual : lugares seguros, lugares peligrosos
Un espacio de privilegio en la construcción de sentido, el del título, es el punto de partida para la representación del barrio Los Eucaliptos como equivalente de delincuencia:
Es mediante el uso sinecdóquico del concepto “laberinto” como entra en juego el signo “villa” respecto del barrio Los Eucaliptos (un término que leemos en la imagen de un mail de un televidente -Imagen 4- y que no es pronunciado por ninguna voz en el informe): laberinto refiere metafóricamente a la estructura de circulación interna de la villa, los pasillos, producto de construcciones espontáneas, por fuera de la planificación estatal. De forma también metafórica, como veremos más adelante, el concepto del laberinto se vincula con un desafío, una dificultad (una trampa, un peligro si consideramos la especificación “narco”). Este desafío lo es tanto para la producción de DA, que se propone registrar y revelar el tráfico de drogas en el barrio (un entrar y salir a salvo del barrio), como para los consumidores de paco -un mismo entrar y salir, para comprar drogas-. El laberinto, así, es tanto el emblema de este espacio, la villa Los Eucaliptos, como un elemento que estructura y organiza el relato de DA.
Entonces, aun antes de que comience el relato periodístico construido por la serie de voces del locutor en off, el notero y los entrevistados, el barrio es definido como lugar del delito de acuerdo a la focalización del título, y también de acuerdo a una primera parte exclusivamente visual en la que se ven imágenes en blanco y negro, difíciles de interpretar por su carácter fragmentario, con algunas tomas en movimiento, algunas fuera de foco, música instrumental (un estilo similar al de las películas de miedo). Esta introducción o anticipo del informe construye Los Eucaliptos como un lugar lejano, marginal, peligroso, caótico.
El espacio pobre, de exclusión, que vemos en las primeras imágenes del informe, se representa posteriormente en el plano lingüístico a partir de la metáfora del infierno, tal como lo nombra el locutor en off en la e13: “Van a ver la puerta del infierno a la sombra / de añejos árboles”. Así, el barrio se ubica en el subalterno “abajo”. El infierno nos remite a los campos de la oscuridad, de la muerte, que entra en juego, en conjugación otra vez con lo ilegal, en otra metáfora anclada en el mismo espacio: “Por detrás de esa fachada hay rincones donde se vende en cantidad / la pasta de la muerte”, dice el locutor en off en la e25. Si el barrio Los Eucaliptos se asocia con lo peligroso, con la oscuridad y con la muerte (y por asociación, también el distrito de Quilmes, como leemos en los videograph), otros serán los lugares seguros.
El lugar seguro es aquel del que se aleja el auto desde cuyo interior filma la cámara de Documentos América (un registro del recorrido que vemos en el informe y que construye el relato del viaje): la Ciudad de Buenos Aires.
Las inferencias de William habían sido lógicas y la intervención sobre el objeto - soporte hicieron que el texto - enunciado se figurativizara de la siguiente manera:
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) es el punto de inicio, de origen del viaje, que funciona tanto como centro en un aspecto geográfico, socio-cultural, como espacio de anclaje de una mirada sobre la realidad (construcción desde lo visual muy literal dado el interior del auto desde el que se filma -y por ello, se mira el recorrido-, una mirada que incluye al equipo de DA y a la audiencia, como veremos más adelante en la construcción del “nosotros”). Este centro involucra el lugar de trabajo de DA, espacio de un discurso de elite, el de los medios de comunicación de masas (específicamente, de un multimedio con gran llegada en la zona metropolitana, dado que es transmitido por aire, de forma gratuita), un actor importante en la configuración del discurso público. Se trata de un lugar, entonces, tanto físico como simbólico, muy diferente del propio de aquellos que viven en Los Eucaliptos, los sectores sociales excluidos, sectores sin voz.
El hacer de DA está caracterizado en el plano visual por el uso de la tecnología, mientras que la construcción de la imagen está dada por primeros planos y planos detalle, cámaras fijas, imágenes claras y efectos de la edición digital.
Así vemos cómo se van estableciendo las oposiciones jerarquizadas centro-margen y adentro-afuera, a las que podemos agregar, considerando la metáfora del infierno, la oposición arriba-abajo, con el establecimiento de las consiguientes correlaciones: centro/ adentro/arriba vs. margen/afuera/abajo.
La salida de la ciudad capital se nos muestra como la entrada a la aventura y la llegada al lugar de la incertidumbre, de ahí la exhibición de la búsqueda en el mapa y el armado del plano con las coordenadas (a modo de GPS, como vemos en la Imagen 4, y escuchamos en las e19 y e20, que citamos más adelante). El dejar la ciudad de Buenos Aires, marcado por el cartel donde leemos “Peaje Dock Sud” (en el tránsito por una autopista de acceso y salida desde la zona sur) funciona a modo de frontera, y establece el límite de lo seguro, lo conocido, con respeto a los márgenes, que se nos revelan, como ya indicamos, como un espacio caótico, de ilegalidad. Esta ausencia de la ley la encontramos en la ilegalidad del tráfico de drogas como en la presencia muy marcada de la naturaleza (en oposición al orden, a la racionalidad de la cuadrícula urbana), instancia presente en los árboles que dan nombre al barrio, y que se refuerza por sus apariciones en imágenes (una imagen que la engrandece, de acuerdo al uso del plano contrapicado). Los árboles, en su construcción visual asociada a la dimensión lingüística aparecen como el espacio (natural) que cobija el delito. Pero no toda ilegalidad remite a la naturaleza. Como veremos más adelante, el Estado también se representa posibilitando y encubriendo el delito, y de esa manera, del lado de lo ilegal. Una de las formas del encubrimiento del delito es el plan de viviendas (la urbanización de la villa) representado como una “fachada” (e25), una “escenografía” (e12), representaciones que instauran las oposiciones apariencia-realidad y superficie-fondo. Citamos las emisiones relatadas por el locutor en off que se escuchan en simultáneo a las imágenes que construyen los significados mencionados:
A partir de esta nueva oposición, podemos relevar que el centro (entendiendo el centro a partir de uno de los rasgos mencionados, la legalidad) no está exclusivamente asociado, ni es equivalente del hacer gubernamental. La noción del centro, como se analiza en el hacer de DA, implica no solo legalidad, sino que se conjuga con la idea de verdad (relacionada con el dar a conocer el fondo, en vez de quedarse en lo aparente, superficial).
Retomando la dimensión territorial de la oposición centro-margen, si en una primera instancia vimos que el centro excluye por definición todo lugar fuera de la Ciudad de Buenos Aires, podemos indicar que las oposiciones configuradoras de los espacios se reproducen con la misma lógica al interior del “afuera” o el margen, si bien guardando una cierta gradualidad y un vínculo que nunca se pierde de vista con el centro “original”. De esta manera, en contraposición con Los Eucaliptos, encontramos el Quilmes próspero, como oímos en palabras del locutor en off (e22: “Quilmes / es una de las ciudades más pobladas y pujantes del sur / a veinte kilómetros de la Capital Federal / y a la vera / del Río de la Plata”) mientras vemos estas imágenes:
Planos cenitales y panorámicos nos dejan ver edificios, imágenes que no difieren de las zonas con construcciones altas de la Ciudad de Buenos Aires. Con características contrarias, vemos Los Eucaliptos, un espacio, como ya mencionamos, devastado, de extrema pobreza, con entrada de tierra, construcciones precarias, alguna persona enferma o con una discapacidad, con basura en el suelo. Así vemos materializado en el barrio Los Eucaliptos el “abajo”, el fondo, el lugar de degradación.
Podemos dar cuenta, entonces, de cómo la contraposición de características de los espacios -el Quilmes céntrico, moderno, vs. la villa, enferma, pobre, sucia (significados literales y figurados)- se configura a partir de una estrategia de construcción del plano visual: si las tomas del centro de Quilmes se realizan con cámaras fijas, con movimientos lentos que permiten a la audiencia reconocer aquello que mira, las imágenes de Los Eucaliptus son tomadas con cámara en mano, en movimiento, con balanceo -más o menos acentuado-, son imágenes desenfocadas, con primeros planos y planos detalle, saturados de luz, efectos que no permiten al espectador ver y entender aquello que sucede. Esto instala al espectador en el lugar de quien debe confiar en el relato de las voces en off sobre aquello que ve en la pantalla del televisor. A modo de ejemplo de esta forma de construcción del plano visual, mostramos las siguientes imágenes (aparece aquí además el plano picado), transmitidas en simultáneo a voces que se subtitulan (no podemos ver a quienes hablan), un procedimiento que se reitera en el informe y que interpretamos como una “traducción”, dados un sociolecto y un cronolecto diferentes del de la audiencia. Comprendemos que se trata del habla del “otro”, y que el tema, si bien no explicitado, es la droga.
La oposición entre el “nosotros” céntrico (DA y audiencia) y los márgenes se mantiene en esta inmersión del equipo de DA al barrio. El límite respecto del espacio de pertenencia se establece a partir de un eje que ya mencionamos: el interior. Luego de imágenes del barrio y de un grupo de jóvenes en blanco y negro, en movimiento, Facundo Pastor (FP), el notero, aparece en un primer plano en color, en el interior de un auto, en una toma que deja ver el lugar desde el que habla (y escuchar con claridad lo que dice), espacio de intimidad desde el que mira hacia el exterior. Así, se vuelven a reafirmar los espacios: el exterior, el barrio Los Eucaliptus, ligado a la peligrosidad (y la confusión de sentido) y el interior del auto, como un lugar seguro, de claridad (de las imágenes y del sentido).
De acuerdo a la lógica de gradualidad de las delimitaciones (socio)espaciales, encontramos que Los Eucaliptos y sus habitantes no se distinguen solo con respecto a los integrantes de DA. Otra delimitación se construye cuando FP, el notero, entrevista a una “vecina” del barrio: la charla uno a uno, y su intervención, en términos de la dimensión argumentativa, en tanto voz de la experiencia sobre el funcionamiento “narco” de Los Eucaliptos (una visión que reproduce, y fundamenta, la que construye el informe), como también aquello que nos deja ver la cámara (construcciones terminadas, ladrillos a la vista, canteros y plantas), así como las características de las imágenes (la nitidez, la cámara fija, el plano medio), nos permiten reconocer a la entrevistada como parte del “nosotros” céntrico. Se trata, sin embargo, de un habitante del afuera, nos recuerda el subtitulado, que no se aplica a las palabras del notero, utilizado a pesar de que se escucha con claridad lo que dice la entrevistada.
Es a partir del giro de la mirada de la entrevistada (inmediatamente después de su emisión “Y no / vos no sabés lo que es ese pasillito / de la droga”), acompañada por la del notero, dirigida al barrio Los Eucaliptos (miradas seguidas por la cámara, es decir, tomadas como perspectiva de visión de ese espacio) como se pone de relieve otro límite: de un lado -literalmente, dada la mediación de la avenida- están los “vecinos” que “denuncian” (como analizamos más adelante), del otro lado, Los Eucaliptos, “el mercado de paco más grande”, como reitera el videograph. Percibimos allí una confrontación en el tipo de construcción y materiales de las viviendas, tanto con respecto al lado de la “vecina”, como del lado del barrio “peligroso”, que se diferencia entre el plan de viviendas (la urbanización de la villa, Imagen 5) y las construcciones precarias de Los Eucaliptos (Imagen 7).
Así, en la representación del espacio, en su configuración sobre todo en el plano visual (si bien dimos importancia a algunas emisiones específicas), en sus ejes y metáforas, podemos delimitar oposiciones que nos remiten literalmente a lo geográfico, pero que involucran espacios y grupos sociales diferentes, e implican homogeneizaciones y generalizaciones que ponen en funcionamiento valoraciones negativas, como analizamos en detalle en el material lingüístico.
3.2. El análisis del material verbal: actores legítimos e ilegítimos
3.2.1 El punto de partida de la “odisea” de DA y el rol de los vecinos
¿Cuál es el motivo del traslado del centro, del lugar seguro, al margen, lugar peligroso y desconocido? El pedido de un televidente, demanda que llega a Documentos América por correo electrónico, donde una vecina “denuncia”, una acción que se instancia en un proceso verbal7 y al que tenemos acceso a partir del plano detalle de su texto (Imagen 4). Este correo cumple una serie de funciones: introduce una justificación narrativa del viaje (el traslado a los márgenes), y así, de la realización del informe. También autoriza la voz de DA en su visión de Los Eucaliptos, dado el respaldo de esta voz de la experiencia, que se reitera con el reclamo de otros vecinos. Los “vecinos”, quienes viven fuera de la villa, son los dicentes exclusivos de los procesos verbales:
En contraposición, el decir de los “narcos” y los consumidores (grabados con cámaras y micrófonos ocultos) aparece como parte del sonido ambiente (a veces subtitulado), mientras que no encontramos voces ni imágenes de personas que vivan en Los Eucaliptos y que no sean identificadas como delincuentes o como adictos.
3.2.2 El hacer gubernamental: entre la inacción y la acción negativa
Frente a esta denuncia que constituye el hacer de los vecinos -y que vemos en simultáneo a imágenes de patrullas policiales- se representa lingüísticamente el hacer de la Policía. El proceder de la agencia de seguridad se configura a partir de procesos mentales9, emitidos por el locutor en off: “Donde [referente: barrio Los Eucaliptos] la policía observa” (e6), “Y la policía observa el incesante ir y venir de jóvenes que van en busca de la mercancía / con la que los narcos se llenan los bolsillos” (e32). La acción policial se representa así como una inacción (reforzada por el foco en el proceso y por la reiteración de las imágenes de los patrulleros), dado que se trata de un tipo de proceso que no implica la modificación del mundo material, sino el establecimiento de relaciones psicológicas/cognitivas entre un procesador (policía) y un fenómeno (el tráfico de drogas, sea explícito o bien nulo, como en la e6, donde no aparece aquello que la policía observa, pero sí aparece una circunstancia de lugar que involucra el espacio de la ilegalidad). Una representación similar del “hacer” de la policía se construye a partir de procesos relacionales y existenciales10
de esta manera se da cuenta del no hacer policial frente al delito, a pesar de la verificación de su existencia por parte de la agencia de seguridad. Así, los policías constituyen una presencia que no modifica la realidad peligrosa:Es un proceso relacional atributivo (valorativo e irónico, de acuerdo al uso del adjetivo “increíble”) donde se describe la contradicción entre la presencia policial y la venta de drogas.
El Estado, en este mismo sentido, también es el gran ausente, una ausencia que relevamos según la opción por recursos mitigadores. Como ya citamos en un proceso verbal a cargo de los “vecinos” (e9 - Notero: “Ustedes insistieron en que les pongan personal policial / y sin embargo acá se sigue comprando y vendiendo”), el responsable de la asignación de personal policial al barrio, en tanto actor institucional, no es identificado, aunque sí es reconocible en la tercera persona gramatical del plural en el proceso material “pongan”, que tiene a los vecinos como beneficiarios. En otro proceso en el que es implicado el Estado, el rol actor queda vacío, al optarse por la voz pasiva:
La acción del Estado la registramos a partir de la circunstancia de medio o instrumento “con plata estatal” (donde “estatal”, atributo del núcleo de la frase, ocupa un lugar periférico), no aparece con el rasgo “activo”, ocupando el rol actor. En tanto constructor de las “casas” o “estas casitas”, se asocia a una valoración negativa, dado el uso del diminutivo (despectivo) en la meta del proceso, relacionado tanto con el hacer estatal como con el beneficiario: los pobres, quienes se da por sentado, no pueden construir su propia vivienda, sobreentendido marcado por el adverbio y reforzador argumentativo “por supuesto”. El Estado es representado como desligado del rol activo en la misma emisión citada, de acuerdo al proceso “sigue”, que puede ser interpretado como material o existencial (es decir, como un suceder, un existir en el mundo), que, en coocurrencia con el recurso de la nominalización (“la construcción”), refuerza la mitigación del actor y la acción. La construcción de viviendas, de esta forma, es algo que sucede (casi como un hecho natural, dado el significado del tipo de proceso y la función de argumentativa la nominalización), de forma disociada de la acción política positiva. Por el contrario, esta es representada, negativamente, como gasto del dinero público. El sentido del gasto mal realizado se construye tanto mediante la valoración negativa de las viviendas, de acuerdo a su beneficiario (como ya vimos), como también según la representación de la vivienda social en tanto “fachada”, “escenografía”, detrás de la cual tiene lugar el tráfico de drogas (como mencionamos en el análisis de la Imagen 5), un sentido que se reitera en la emisión citada (e26), dada la circunstancia de lugar “en el fondo”, y la de tiempo “mientras”, que ponen de relieve la simultaneidad/coexistencia de la presencia del Estado y del delito.
De esta manera, al gasto de dinero estatal, concebido como un gasto mal realizado, se opone la ausencia de gasto destinado a la seguridad de los “vecinos” (una ausencia que vimos en la insistencia en que “les pongan personal policial”, e9). Se oponen así dos tipos de seguridad: una, vinculada a las políticas criminales, otra, a las políticas sociales, el plan de viviendas. Así, la acción del Estado, representada negativamente, implica, dados los ejes de la apariencia y la realidad (o la superficie y el fondo), un accionar similar, si bien desde el plano de la obra pública, al de la policía: o un dejar hacer delictivo, un tapar -a sabiendas- el tráfico de drogas (lo que podría llevarnos a suponer actos de corrupción, y así una relación del Estado con el delito), un hacer, siguiendo la metáfora de la escenografía, como espectáculo, como distracción11
3.2.3 Los “narcos”: procesos materiales y relacionales, su vínculo con el hacer estatal
La representación de la inacción de la policía y el Estado la podemos contraponer, por un lado, al hacer sobre el mundo material realizado por los “narcos”, los consumidores, y el mismo “paco”. Por otro lado, como analizamos en una última sección, al hacer de Documentos América.
Los Eucaliptos se construye, a partir de las acciones del actor “narcos” (con algunas acciones, como “comprando y vendiendo” y “venden // matan”, en el foco de la emisión), el uso metafórico en “un barrio / tomado por los narcos” (e2, locutor en off) como un espacio del delito, ajeno a la ley, carácter focalizado y explicitado en la e17 (donde se define la ley como el descontrol). Los “narcos” aparece como actor explícito en los procesos de las emisiones 10, 17, 32 (en la e38 reconocemos al actor de acuerdo al referente de la tercera persona, donde se evidencia, como veremos, una estructura jerárquica de la organización delictiva), como un actor mitigado en los procesos de las e9 y 25 (emisiones ya citadas, en relación con el hacer gubernamental), y de acuerdo a un uso metonímico y con cierta personificación en el actor del proceso de la e16 (“el paco o pasta base”), un proceso que bien puede ser interpretado como existencial, y que en sus rasgos de proceso material asigna el rol actor al producto vendido por los narcos. Estos procesos materiales construyen tanto un hacer metafórico como anclado territorialmente.
Otros procesos, los relacionales, describen la organización y el funcionamiento del tráfico de drogas en Los Eucaliptos, como oímos en palabras del locutor en off: “Esta es la puerta del laberinto / de los dominios narcos” (e33); Estos tres jóvenes / permanecen extensas jornadas vigilando la entrada / y la salida” (e36); Llega a una ventana: es la primera posta narco (e50). Vemos la recurrencia del uso de la metáfora y el refuerzo del anclaje espacial en la representación del mundo ilegal. Las metáforas que relevamos, tanto en los procesos materiales como en los relacionales, ponen en juego sentidos como la enfermedad (“epidemia”, “barrio tomado”)12, el juego, la aventura, el desafío (“posta”, “laberinto”), que establecen relaciones entre ese espacio y la presencia del “mal” (“la pasta de la muerte” de la e25, a lo que se agrega el uso del concepto “infierno”, como mencionamos en la sección sobre el material visual). Estas metáforas instalan algunas oposiciones que se correlacionan con las ya analizadas: así, encontramos la dicotomía de lo enfermo y lo saludable (centro saludable vs. margen enfermo). Si bien las metáforas apuntan a un territorio delimitado, el concepto de enfermedad tiene alcance nacional, un significado focalizado en el material verbal y reforzado en el material visual: mientras escuchamos “Como una epidemia / el paco o pasta base se extendió por todo el país” (locutor en off, e16), en imágenes se dispone el alcance (y la peligrosidad) de la droga:
La enfermedad se define, teniendo en cuenta las acciones de los “narcos”, de los “vecinos” que denuncian y de la policía y el Estado -que no hacen o hacen mal-, en varias dimensiones: es física, socio-urbana e institucional. Las imágenes del mapa del país (a modo de visión de satélite, en movimiento, cuyo comienzo es una explosión y donde el humo del “paco” abarca cada vez más espacio y parece confundirse con la nieve de la cordillera), van de la mano del rasgo existencial del proceso “extendió”: así, se representa un fenómeno que existe a su vez en el plano de la naturaleza y en el social. De esta manera, la villa, el lugar definido en procesos relacionales como “la puerta del laberinto / de los dominios narcos”, o según su generalización, las villas, apoderadas (dado su rol meta en procesos materiales) por los “narcos”, son el origen de un mal con el potencial de alcanzar a todo el país, a toda la población. La villa, el tradicional espacio apartado, donde viven los sectores sociales excluidos (un lugar ajeno al “nosotros”), “tomada” por los narcos, se representa como un peligro muy concreto para el “nosotros”, para los que viven fuera de ella. Constituye, siguiendo los sentidos de las metáforas del laberinto y la epidemia, una trampa, una enfermedad mortal. De ahí la necesidad y urgencia de una solución (que no se vincula al mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes, como se sugiere mediante la crítica a plan de urbanización): se trata mantener al “nosotros” a salvo, en cuanto cuerpo social, de la transmisión de su “enfermedad”, dada esta nueva villa que desafía los límites del centro-margen, interior-exterior, arribaabajo, o sea, que amenaza con “infectar” (siguiendo la metáfora de la enfermedad) a la sociedad, una sociedad excluyente, propia del “nosotros”. La indefinición o traspaso de los límites no se puede atribuir con exclusividad al lugar “enfermo”, al espacio villa, ni al actor “narcos”, o a los consumidores, dado que, como analizamos antes, el Estado resulta directamente involucrado (inacción, acción ineficaz, ¿corrupción?). Recordamos que el hacer gubernamental del que da cuenta DA, la urbanización de la villa, es un hacer valorado negativamente en tanto consideración de gasto superfluo. Por un lado, dada la inversión en una población que, de acuerdo a una lógica mercantil, es valorada negativamente. Por otro lado, frente al gasto necesario en seguridad (del orden represivo). Llevado al extremo el argumento del uso erróneo y no prioritario del dinero estatal, el gasto destinado a las viviendas sociales aparece como una potencial inversión en infraestructura que será capitalizada por los “narcos”, dado que, como venimos analizando, la villa está “tomada” por ese actor; es más, los narcos y su estructura de organización parecen abarcar a la totalidad de la población de Los Eucaliptos, como veremos, en una visión generalizadora y negativa (ligada al prejuicio, siguiendo a Molina, 2011), de sus habitantes.
3.2.4 Las personas que viven en la villa
En primer lugar, las vemos construidas de forma homogénea y negativa, como beneficiarias del plan estatal de viviendas, en oposición a los “vecinos”, con vivienda propia (una contraposición que vimos en la Imagen 10). Se trata de una valoración negativa, que focalizada en lo material (en la carencia de vivienda) vincula, de acuerdo a una perspectiva de la pobreza que centra la responsabilidad en la persona afectada (recordamos la expresión del notero en la e26, quien da por sentada la necesidad del plan estatal como forma de acceso a la vivienda propia para quienes viven en construcciones precarias en Los Eucaliptos), la situación de pobreza con rasgos subjetivos, una visión que entabla así un juicio moral, asociando las carencias materiales a carencias del plano moral13. En segundo lugar, los habitantes del barrio Los Eucaliptos aparecen formando parte del actor “narcos” y del actor “consumidor”, si bien en este último grupo podemos diferenciar a quienes no pertenecen al barrio (e38). En algunas emisiones del locutor en off (ya citadas), de forma explícita, se representa a algunos jóvenes como parte de la organización delictiva: “Estos tres jóvenes / permanecen extensas jornadas vigilando la entrada / y la salida” (e36); “Van / y vienen” (e37), “Suelen entregar la mercancía prohibida en la puerta a quienes no se animan a ingresar al laberinto” (e38). El grupo de consumidores parece alcanzar de forma natural a quienes pertenecen a Los Eucaliptos, vinculados muy estrechamente a ese espacio, como escuchamos en dos series de emisiones, la primera, relatada por el notero, la segunda, por el locutor en off, con un predominio de procesos relacionales y existenciales:
Por último, encontramos a quienes se representa experimentando de forma pasiva la realidad analizada en Los Eucaliptos. En la e40 el locutor en off relata: “El otro equipo seguía registrando situaciones cotidianas y duras / para quienes viven en Los Eucaliptos”, mientras vemos las siguientes imágenes:
Es decir, vemos las mismas imágenes que dan cuenta de la participación juvenil en el tráfico de drogas en relación con el espacio: el pasillo por el que se ingresa al “laberinto”. De ahí que, dada la generalización y ambigüedad con que se construye en varias instancias a los consumidores y traficantes del barrio, y la estigmatización del espacio (“el laberinto narco”, “el mercado más grande del paco”, reiteran los videograph), el delito parece alcanzar a todo habitante de Los Eucaliptos. En otras palabras, todos los habitantes de la villa resultan representados como personas potencialmente peligrosas (cuando no como delincuentes), lo sean efectivamente o no.
3.2.5 ¿Entretener o informar? El rol protagónico de DA y su relación con la audiencia
DA realiza la mayor parte de los procesos materiales del texto, sea en una primera persona del plural (exclusiva) o en la tercera persona (“la producción” o “el productor”). Sus acciones en el mundo material tienen que ver con la investigación, con el registro de situaciones peligrosas, delictivas, con la finalidad de la denuncia pública, la crítica a la acción gubernamental, orientada al reclamo. Podemos agrupar los procesos materiales en relación con los espacios configurados y analizados en la primera parte del análisis. El primer grupo de procesos se desarrolla en el espacio que consideramos el punto de partida, tal como oímos en palabras del locutor en off:
En esta instancia, interesa señalar cómo lo que tradicionalmente era el “detrás de escena” de un noticiero u otro programa de televisión (lo que vemos en la Imagen 4), ahora forma parte del producto terminado. Es decir, se realiza una escenificación del hacer periodístico, un traer el fondo a la superficie (que podemos relacionar con el objetivo de la investigación y las metáforas que configuran los espacios y los actores responsables): aquello que se informa no es solo la realidad del barrio Los Eucaliptos, sino cómo se construye esa información. Esta exhibición del procedimiento/artificio mediático, en un gesto reiterado de autorreferencialidad, está ligado (como la exhibición del correo electrónico del televidente), a la dimensión argumentativa, a la autorización de la voz del emisor: DA se representa buscando información, escribiendo, utilizando nuevas tecnologías, es decir, como aquel capacitado para dar cuenta de esa realidad mostrada, desde un primer momento, como alejada, desconocida, peligrosa. De esta manera, DA se va construyendo en el rol de fiscal, a la vez que en una relación de proximidad con la audiencia, de representación y canalización de sus intereses y demandas, en una aparente democratización en los procesos de construcción de la información (con el efecto de la creación de un lazo de confianza entre el programa, la información que difunde, y la audiencia -recordamos en este punto que gran parte del informe, en su aspecto visual, es incomprensible, de ahí que el televidente deba confiar en el relato de la voz en off).
El otro grupo de procesos materiales realizados por DA, emitidos por el locutor en off, se vincula con la excursión al espacio peligroso: su hacer está marcado por el movimiento propio y el registro del espacio ajeno. Así, algunos procesos dan cuenta del alejarse del centro (e21 y e23), la finalidad del viaje (e39), mientras otros, los más numerosos, representan el recorrido por el espacio peligroso (citamos algunos de ellos en las emisiones 46, 49, 52, 58).
A partir de esta serie de procesos materiales reconocemos que el equipo de DA participa activamente, con cámaras ocultas, en el lugar de los hechos. Al rol de fiscal, de quien investiga el delito, se agrega una suerte de trabajo policial encubierto. Este no podría realizarse sin el establecimiento de lazos con el lugar “otro”, instanciado en el personaje del guía (un traductor, como vimos en otras secciones del análisis con los subtítulos, un intérprete necesario), como se destaca en otra serie de emisiones, con procesos materiales y relacionales: “Un joven nos acompaña permanentemente / caminamos con miedo” (e51, locutor en off), “Sin la joven / que oficia de guía sería muy difícil llegar” (e53, locutor en off).
Este protagonismo de DA, con rasgos autorreferenciales, es una de las instancias de la construcción de la espectacularidad del informe. Y el espectáculo, por su misma naturaleza, nos lleva a la consideración de la audiencia. En ese sentido, la primera y la última emisión del informe, narradas por el locutor en off, son significativas: dado el tipo de proceso, relacional y con rasgos mentales, constituyen una definición de la naturaleza del material de DA y del vínculo propuesto con la audiencia:
En estas emisiones nos queda claro que DA es un protagonista de una aventura (dada la metáfora “odisea”) por la que transitarán también los espectadores, como relevamos a partir de otra estrategia de representación que involucra los procesos mentales y la voz del locutor en off:
Estos procesos implican a la audiencia tanto a partir de un nosotros inclusivo, que conforma una comunidad de la emoción, el miedo, la expectativa, el suspenso (entre los noteros, los periodistas en estudio y los espectadores), como una segunda persona del plural a la que se la atrae para ver un show informativo con elementos sensacionalistas, dramáticos, con recursos narrativos como el flashback, un comienzo in medias res que comprendemos a lo largo del informe y en su sección final, un cierre circular que nos remite a las primeras imágenes. Dados estos rasgos relacionados con lo narrativo y ficcional (cuyo emblema quizás sea la portada del informe, Imagen 1), consideramos que el tono de denuncia y el reclamo al Estado de DA resulta en gran parte absorbido por la función del entretenimiento.
El informe resulta así un show en el que DA es el actor protagonista en los papeles de fiscal y juez. Esta última figura, la del juez, que lleva a cabo el juicio (de los culpables), aparece compartida en parte con los espectadores, quienes, en calidad de audiencia, se constituyen en un tribunal, tanto de la realidad del barrio Los Eucaliptos como del éxito del espectáculo.
4. CONCLUSIONES
La representación discursiva del espacio en el informe analizado, muy ligada al plano visual, confirma la vigencia de un imaginario social negativo respecto de las afueras de la ciudad capital (un imaginario cuyos orígenes, siguiendo a Caimari, podemos ubicar a fines del XIX). Así, la villa Los Eucaliptos es construida como equivalente de caos, barbarie, enfermedad, características que se extienden a sus habitantes, dada la operación de generalización y una mirada externa a la villa, céntrica, propia del “nosotros” (de acuerdo al prejuicio, siguiendo a Molina, 2011), que incluye a DA, a su audiencia, y a los “vecinos”. Esta mirada construye un grupo homogéneo: todos los que viven en Los Eucaliptos son personas potencialmente peligrosas o directamente, delincuentes.
Para esta mirada externa a la villa, las condiciones de vida de sus habitantes, su extrema pobreza, su “inseguridad”, y hasta la adicción al paco (no restrictiva de los habitantes de la villa), no parecen ser problemas prioritarios. De lo que se trata, dada la configuración de los actores y lugares legítimos e ilegítimos, es de la seguridad del “nosotros” (que no pertenece a la villa). El problema, consideramos, está dado por el cruce de límites socio-urbanos (cuya delimitación originaria se vincula con la instancia política, tal como señalamos en la Introducción siguiendo a Wacquant), un contacto de espacios y actores sociales posibilitado por el “paco”. Dada la construcción de la villa como origen y localización de la enfermedad, el contacto establece el riesgo de la infección, la transmisión de la enfermedad a la totalidad social (recordamos la imagen del mapa de la Argentina). Siguiendo la metáfora de la epidemia, la solución es la cura, la contención. De esas dos opciones (que incluyen y excluyen a distintos actores sociales) la solución se orienta más a un “contener”, a medidas de seguridad (represivas y efectivas) sobre aquello peligroso/ infeccioso, que a un “sanar” (que se representa como erróneo o infructuoso).
En cuanto a DA, se representa a sí mismo en relación tanto con el hacer correcto como con la dimensión de la verdad: es quien define (revela) a la audiencia los lugares y los actores peligrosos, en relación con un responsable mitigado (el gobierno), con la finalidad del reclamo y la denuncia pública. Considerando la marcada espectacularización (siguiendo a Pardo, y como relevamos en tanto características genéricas del informe), DA representa, en el relato de una aventura a un lugar peligroso, el rol de fiscal y juez para la audiencia, que como parte del “nosotros”, la mira desde un lugar seguro, el interior del hogar. Queda en ella realizar el juicio tanto sobre la calidad del show, como sobre sus actores, entre los que se encuentran los responsables últimos, que no se nombran: el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires.
1La villa es un asentamiento espontáneo, un lugar donde las personas en situación de pobreza extrema, sin viviendas ni tierras, organizan sus hogares a partir de materiales y construcciones precarios, sin formar parte de la planificación urbana (y por ello, sin contar con servicios como agua potable, gas natural, electricidad, cloacas).
2En los últimos años encontramos producciones culturales que surgen en las villas, en las que se valoriza ese espacio (y sus vecinos) como productor de identidad cultural. En ese sentido, se resignifican los signos “villa” y “villero”. Se expresa así, en medios de comunicación alternativos, una voz hasta ese momento silenciada. Ejemplos significativos de estas publicaciones son La garganta poderosa y Todo Piola.
3La teoría de la Jerarquización de la Información define la emisión, sea oral o escrita, como “la realización completa de un tema y un rema” (Pardo, 1996, p. 131), es decir, donde el acto de la predicación se concluye. En los ejemplos del análisis, se indica cada emisión con una “e” a la que sigue su numeración (de acuerdo a las emisiones totales del informe). Los focos de las emisiones se marcan en negrita. El subrayado se utiliza para destacar recursos específicos de las emisiones.
4Francisco de Narváez es un diputado nacional de centroderecha, opositor al gobierno nacional y al de la provincia de Buenos Aires (ambos de signo kirchnerista). Fue dos veces candidato a la gobernación de esa provincia, la última vez, el 25 de octubre de 2011 (una fecha cercana a la transmisión del informe). Su slogan de campaña es la lucha contra la inseguridad.
5Este análisis es ilustrativo de los resultados obtenidos en un corpus más amplio de informes de DA.
6El informe se encontraba disponible para su descarga en varias páginas. Una de ellas, el canal A24 en Youtube (http://www.youtube.com/user/A24com). Actualmente, no se encuentra disponible en ese sitio, ni en otros de usuarios particulares, como http://www.taringa.net/posts/noticias/12123463/La-venta-de-droga-en-Los- Eucaliptus---Quilmes.html y http://www.youtube.com/watch?v=VKp8_bv-uvE.
7Los procesos verbales asignan los roles “dicente”, “reporte”, “receptor”, “blanco” y admiten circunstancias.
8Cuando la cita de emisiones se hace en párrafo aparte, indico su emisor con las iniciales N (notero) y LO (locutor en off).
9Los procesos mentales (Halliday & Matthiessen, 2004) se refieren a percepciones y apreciaciones intelectuales. Implican un cambio en el flujo de los acontecimientos que tiene lugar en nuestra consciencia. Pueden indicar cognición (saber), deseo (querer) o percepción (ver). Los roles asociados a estos procesos son los siguientes: Procesador (el que procesa lo que el verbo designa); Fenómeno (es el producto del procesamiento, lo que es percibido, pensado, querido, sentido); Circunstancias (dan cuenta del espacio, el tiempo, etc.).
10Los procesos relacionales (Halliday & Matthiessen, 2004) se refieren a una relación abstracta entre dos o más elementos. El “peso semántico” está basado en los dos participantes y el proceso es meramente un elemento de unión. Los procesos existenciales dan cuenta de aquello que existe, sucede en el mundo, asignando el rol de “existente” y la opción de las circunstancias. Se trata prototípicamente de verbos impersonales, como “haber”, o relacionados con procesos naturales, fenómenos meteorológicos, etc.
11En tanto alusión a un proceder político que monta un show (mediático) a partir de la inauguración de la obra pública (y que poco tiene que ver con su realización efectiva y las demandas sociales).
12“Tomado” admite varios usos, algunos relacionados con el delito y los “vicios”, otros con la enfermedad (RAE, Diccionario de la Lengua Española, Vigésima segunda edición, disponible en: http://lema.rae.es/ drae/?val=tomado).
13Murillo especifica que “desde la perspectiva individual, la pobreza es vista como voluntaria” (2008, p. 110), y que bajo esa mirada, los términos “miseria” y “pobre”, se vinculan a la moral.
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