https://doi.org/10.18273/revmed.v30n1-2017004
Revisión Tema
Hipovitaminosis
D: una visión desde la clínica y la biología molecular
Vitamin D deficiency: a view from clinical features and molecular
biology
Daniel Gallego-González*
Susana Mejía-Mesa**
Lina María Martínez-Sánchez***
Manuela Rendón-Diez****
*Estudiante
de X semestre de medicina. Grupo de Investigación de Ginecología. Universidad
Pontificia Bolivariana. Facultad de Medicina. Medellín. Antioquia. Colombia.
**Estudiante de VIII semestre
de medicina. Grupo de Investigación de Ginecología. Universidad Pontificia
Bolivariana. Facultad de Medicina. Medellín. Antioquia. Colombia.
***Bacterióloga. Especialista
en Hematología y Manejo del Banco de Sangre.
Magíster. Docente titular. Grupo de Investigación de Ginecología.
Universidad Pontificia Bolivariana. Facultad de Medicina. Medellín. Antioquia. Colombia.
****Estudiante de IX semestre
de medicina. Grupo de Investigación de Ginecología. Universidad Pontificia
Bolivariana. Facultad de Medicina. Medellín. Antioquia. Colombia.
Correspondencia: Daniel Gallego González. Universidad
Pontificia Bolivariana, sede Robledo, Medellín, Colombia. Teléfono: +57(4)
4936300. Ext: 854. Correo electrónico: daniel.gallegogo@upb.edu.co.
La vitamina D es una hormona que
participa en gran cantidad de procesos fisiológicos y bioquímicos dentro del
organismo humano, tales como la absorción de calcio y fosfato a nivel
intestinal, regulación de la calcemia y mineralización ósea; además, tiene
efectos sobre el ciclo celular, proliferación, diferenciación, señalización,
apoptosis y producción de varias moléculas en diferentes células y tejidos, lo que
explica la relación de sus bajos niveles con el desarrollo de múltiples
patologías. En los últimos años, se ha reportado una elevada prevalencia de
hipovitaminosis D a nivel mundial, que oscila entre el 50 y 92% según la
población estudiada, producto de la deficiente exposición a la luz solar,
escasa ingesta dietética, poco uso de suplementos vitamínicos, entre otros
factores asociados. A su vez, se ha encontrado que la deficiencia de vitamina D
es causada por algunos polimorfismos genéticos que afectan su metabolismo y
conllevan al desarrollo de varias enfermedades. Debido a la importancia clínica
de la vitamina D, se realizó esta revisión de la literatura por medio de la
búsqueda de artículos originales, revisiones sistemáticas y narrativas en las
bases de datos Pubmed y ScienceDirect y en el buscador Google Scholar. Se
seleccionaron en total 71 artículos, a partir de los cuales se busca describir
en el presente texto algunos de los aspectos relacionados con la fisiología,
epidemiología, clínica y etiología de la hipovitaminosis D. MÉD.UIS. 2017;30(1):45-56.
Palabras
clave: Deficiencia de vitamina D. Factores de riesgo. Endocrinología.
Vitamin
D is a hormone involved in many physiological and biochemical processes within
the human, such as the absorption of calcium and phosphate in the intestine,
regulation of blood calcium and bone mineralization; it also has effects on the
cell cycle, proliferation, differentiation, signaling, apoptosis and production
of various molecules in different cells and tissues, which explains the
relationship between low levels of vitamin D and the development of many
diseases. In recent years, there has been reported a high prevalence of vitamin
D deficiency worldwide, ranging between 50 and 92% depending on the population
studied, the result of poor exposure to sunlight, poor dietary intake, little
use of vitamin supplements, among other associated factors. Hence, it has been
found that vitamin D deficiency is caused by some genetic polymorphisms that
affect their metabolism and lead to the development of various diseases.
Because of the clinical importance of vitamin D, this review of the literature
was conducted by the search for original articles, systematic reviews and
narrative articles in PubMed, ScienceDirect and Google Scholar reviews. They
were selected in total 71 articles, from which we seek to describe here some of
the aspects of physiology, epidemiology, clinical and etiology of vitamin D
deficiency. MÉD.UIS.
2017;30(1):45-56.
Keywords:
Vitamin
D deficiency. Risk factors. Endocrinology.
Artículo recibido el 05
de Marzo de 2016
Aceptado para publicación el 27 de Junio de 2016
La vitamina D es una hormona esteroidea
liposoluble que participa en gran cantidad de procesos metabólicos ampliamente
descritos en la literatura, como lo son la absorción de calcio y fosfato a
nivel intestinal, la regulación de la calcemia, la mineralización ósea, entre
otros(1),(2). Estudios recientes han revelado el importante papel
que desempeña esta vitamina en otros sistemas, ya que se ha evidenciado que
está involucrada en la función del páncreas y músculo liso; actúa como
protectora e inmunomoduladora en patologías como la hipertensión arterial,
cáncer, osteoartritis, esclerosis múltiple, diabetes mellitus y enfermedades
infecciosas; adicionalmente, participa en procesos autocrinos, paracrinos,
endocrinos, de proliferación, diferenciación y vías de señalización celular,
asociadas al calcio y especies reactivas de oxígeno(1),(2),(3). Así
mismo, se ha reportado que la vitamina D cumple varias acciones en el sistema
inmune, pues está implicada en el aumento de la producción de linfocitos y en
la disminución de la producción de citoquinas proinflamatorias, mejorando la
quimiotaxis y la actividad fagocítica, además de modular la maduración de las
células dendríticas(2).
En el organismo, la vitamina D se presenta de
dos formas: como colecalciferol o vitamina D3, que es sintetizada en la piel
mediante la exposición de esta a los rayos solares ultravioleta, pero que
también se puede encontrar en aceites de algunos pescados, hígado o yema de
huevo; y como ergocalciferol o vitamina D2, que se deriva de la irradiación
solar de las plantas y levaduras, por lo que se puede encontrar en las setas y
otros vegetales(4),(8),(9). Ambas formas de vitamina D son
biológicamente inertes, por lo que deben ser hidroxiladas para convertirse en
la forma activa de la vitamina; este proceso se realiza en el hígado gracias a
la enzima 25-D-hidroxilasa, la cual hace parte del citocromo P450, que forma
25-hidroxi-vitamina D3 (25-OH-D3) y posteriormente en el riñón, gracias a la
enzima α-1-hidroxilasa (CYP27B1), que es estimulada por la paratohormona, pasa
a formar 1,25-dihidroxivitamina D3 (1,25-OH-D3), también conocida como
calcitriol, la cual es la única forma activa de la vitamina D para el ser
humano, agonista del Receptor de Vitamina D (VDR)(1),(4),(5).
Por su parte, se ha demostrado que los VDR no
están presentes únicamente en los tejidos donde esta ejerce su acción
reguladora de la calcemia, como lo son el hueso, intestino, riñón y
paratiroides, sino también en tejido adiposo, cerebro, músculo cardíaco,
glándula suprarrenal, hígado, endotelio vascular, folículo piloso, pulmón,
macrófagos, testículos, tiroides, músculo liso, útero, placenta, entre otros;
lo que ha permitido identificar que la vitamina D tiene otros múltiples efectos
sobre procesos celulares como la proliferación, diferenciación, apoptosis,
producción de catelicidina, renina e insulina, explicando su relación con
múltiples patologías(1),(6),(7).
La hipovitaminosis D se define como la
presencia de valores séricos de 25-OH-D3 por debajo de 25 hasta 75 nmol/L (10 a
30 ng/mL)(8), y esta a su vez se ha clasificado, según el Instituto
de Medicina de los Estados Unidos, como insuficiencia cuando los valores
séricos son inferiores a 50nmol/L (<20ng/ mL) y deficiencia cuando los
valores son menores de 30nmol/L (<12ng/mL)(1),(8). En los últimos
años, debido a la deficiente exposición a la luz solar, la escasa ingesta
dietética de vitamina D, el poco uso de suplementos vitamínicos y polimorfismos
genéticos que alteran el metabolismo de dicha vitamina se ha reportado un
aumento de hipovitaminosis D a nivel mundial, viéndose reflejada en un estudio
multinacional en el cual se encontró que su prevalencia supera el 70% en países
como Corea del Sur, Reino Unido, Turquía y Japón, y se halló una prevalencia
mayor al 64% en países como Alemania y España(9).
El presente artículo se creó con el fin de
informar tanto al gremio médico como a la población general sobre la
importancia de la vitamina D y las implicaciones clínicas asociadas a los bajos
niveles de esta condición, prevalente a nivel mundial. Es fundamental educar en
este tema a todos los pacientes, no sólo pertenecientes a poblaciones de
riesgo, como adultos mayores, sino a las personas de todas las edades, para
generar conciencia en cuanto a la importancia de la exposición solar, el consumo
de alimentos ricos en vitamina D y el uso de suplementación en los casos que
esté indicado, con el fin de evitar todas las complicaciones y desenlaces
asociados a su déficit. El objetivo de este artículo es informar, de manera
clara y concisa, sobre la epidemiología de la hipovitaminosis, patologías
asociadas, tratamiento y medidas preventivas, factores genéticos y
polimorfismos más estudiados a nivel mundial, aportando a la apropiación social
del conocimiento que se tiene en este campo.
La búsqueda de artículos se
llevó a cabo teniendo en cuenta los siguientes descriptores médicos consultados
en la plataforma virtual de Descriptores en Ciencias de la Salud y en la base
de datos MeSH de Pubmed: “vitamin D”,
“25-Hydroxyvitamin D”, “vitamin D levels”, “vitamin D status”, “vitamin D deficiency”, “hypovitaminosis
D”, “vitamin D deficiency AND
epidemiology”, “vitamin D AND disease”,
“vitamin D defiency AND pathology”, “vitamin D deficiency AND risk factors”,
“vitamin D deficiency AND epigenetic”,
“vitamin D AND genetic polymorphism”
y “vitamin D receptor polymorphisms”.
Dentro de los criterios de inclusión se tuvo
en cuenta el año de publicación, incluyendo artículos publicados a partir del
año 2000, seleccionando especialmente aquellos publicados en los últimos 5
años, a excepción de 3 artículos publicados en 1989, 1994 y 1997, incluidos por
su buen aporte teórico; el idioma, incluyendo únicamente artículos en español e
inglés, y que contaran con disponibilidad del texto completo en formato PDF.
Para la ejecución de este proceso, los autores realizaron la búsqueda de forma
independiente con el fin de incluir una cantidad representativa de artículos.
Fueron consultadas las bases de datos PubMed
y ScienceDirect, además del buscador Google Scholar; de los artículos
compatibles con los criterios de búsqueda, fueron seleccionados 48 de PubMed, 2
de ScienceDirect y 21 de Google Scholar, para un total de 71 artículos. Se
encontraron diferentes tipos de publicaciones científicas, como metaanálisis
(5), revisiones sistemáticas (1), guías de práctica clínica (2), revisiones de
la literatura (27) y texto guía (1). De los 35 artículos originales
seleccionados, la mayoría correspondían a estudios de casos y control (17) y
estudios cross-sectional (13).
La deficiencia de vitamina D y sus
consecuencias se han considerado como un problema de salud pública a nivel
internacional, que afecta a todos los grupos etarios, especialmente aquellas
personas que residen en países ubicados a elevadas latitudes(9),(10),(11),(12).
Sin embargo, incluso en los países con bajas latitudes y expuestos al sol
durante todo el año, en donde se esperaría que los rayos ultravioleta solares
fueran suficientes para evitar la deficiencia de 1,25-OHD3, se ha reportado una
alta prevalencia de esta hipovitaminosis(11),(13). Según un estudio
multinacional realizado en el año 2006 por Lips y colaboradores, en el que
estudiaron mujeres posmenopáusicas con osteoporosis, provenientes de 18 países
de Europa, Asia y América, ubicados a diversas latitudes, se evidenció una alta
prevalencia de insuficiencia de vitamina D en Corea del Sur (92,1%), Japón
(90,4%), Líbano (84,9%), Turquía (76,7%), Reino Unido (74,5%), Alemania
(68,0%), México (67,1%) y España (64,7%)(14).
Adicionalmente, se ha evidenciado que la
hipovitaminosis D es significativamente más frecuente en los adultos mayores,
con una prevalencia que oscila entre el 50 y el 90%(6),(7) y en las
mujeres gestantes, en donde se ha descrito que la deficiencia de vitamina D
puede estar relacionada con peores desenlaces fetales y neonatales, al exponer
a estos últimos a niveles más bajos de esta vitamina(11). Así por
ejemplo, en una cohorte de 7256 maternas de Rotterdam, Países Bajos, se
encontró una prevalencia de hipovitaminosis D del 53% en las madres, y del 46%
en los neonatos(14).
Investigaciones publicadas anteriormente
sugieren además, que esta condición es más frecuente en los pacientes
afrodescendientes, pues la pigmentación de su piel es una barrera contra los rayos
ultravioleta, necesarios para la síntesis de esta vitamina(18); y en
pacientes con cáncer, debido a la disminución de la albúmina y proteína
transportadora de vitamina D, efecto nefrotóxico y hepatotóxico de los fármacos
quimioterapéuticos, aumento del catabolismo y malabsorción de la vitamina D y
disminución de la exposición al sol secundaria a la fototoxicidad de algunos
tratamientos(5).
Es importante resaltar entonces que los
rangos de referencia de 1,25-OH-D3 propuestos alrededor del mundo, se basan en
estudios poblacionales que varían según diversos factores sociodemográficos,
como la edad, sexo, raza, hábitos nutricionales y frecuencia de exposición
solar; factores ambientales, como las
estaciones, latitud y altitud; condiciones clínicas y aspectos técnicos como
los diferentes métodos utilizados para la cuantificación de los niveles séricos
de vitamina D(2),(5),(8). Debido a esta gran variabilidad, Hilger J
y colaboradores realizaron una revisión sistemática de los niveles de vitamina
D a nivel mundial, encontrando que la prevalencia oscila entre 2 y 90%,
dependiendo de los puntos de corte utilizados y las poblaciones estudiadas.
Esta revisión incluyó un total de 168 389 pacientes, provenientes de 195
estudios publicados entre 1990 y 2011, donde 88,1% presentaron valores por
debajo de 75nmol/L (30ng/mL), 37,3% por debajo de 50nmol/L (20ng/ mL) y 6,7%
inferiores a 25nmol/L (10ng/mL), siendo significativamente mayores los niveles
reportados en Estados Unidos, en comparación con los registrados en Europa,
Oriente Medio y África; no se encontraron asociaciones con la edad o sexo, pero
si se encontró un mayor déficit entre los neonatos y ancianos
institucionalizados(2).
A nivel nacional también se han realizado
algunos estudios descriptivos, principalmente en mujeres posmenopáusicas y
pacientes con osteoporosis, que han evidenciado la presencia de bajos niveles
de vitamina D en este medio, reportando prevalencias que oscilan entre el 11 y
72%, tales como del 55,3% entre 206 pacientes con diagnóstico de osteoporosis
evaluados en Cali(19), del 60,4% entre 106 pacientes posmenopáusicas
de Villavicencio(20) y del 69,5% entre 406 pacientes con
osteoporosis y baja masa ósea tratados en Bogotá(21), por mencionar
algunos. Finalmente, se encontró a nivel local un estudio transversal de 205
mujeres posmenopáusicas, osteoporóticas y con baja masa ósea de una población
de la ciudad de Medellín, que reportó una prevalencia de hipovitaminosis D en
el 71,71% de las pacientes, de las cuales 55,1% presentaron niveles
insuficientes y 16,6% niveles deficientes(22).
Existe un amplio consenso que afirma que la
concentración de 25-OH-D3 en el suero es el mejor marcador del estado de la
vitamina D a nivel sistémico, siendo la cromatografía líquida, seguida de
espectrometría de masas, el gold standar
para la cuantificación de estos niveles(8),(23). En los últimos
quince años, a través de los múltiples estudios que se han realizado, se ha
presentado un largo debate alrededor del mundo respecto a cuáles son los puntos
de corte adecuados para definir cuándo un paciente presenta niveles de
1,25-OH-D3 insuficientes o deficientes, y acerca de cuáles son los métodos
moleculares más indicados para su medición(8),(11).
El Instituto de Medicina de los Estados
Unidos considera que los niveles de vitamina D son insuficientes cuando la
concentración de 25-OH-D3 sérica se encuentra por debajo de 50nmol/L (<20ng/
mL) y deficientes cuando son menores de 30nmol/L (<12ng/mL)(8).
Sin embargo, muchos otros autores, entre ellos incluídos el Task Force del Subcomité de Directrices
Clínicas de la Sociedad de Endocrinología y diversas sociedades académicas de
la Comunidad Europea, consideran que los niveles inadecuados o insuficientes
son aquellos que se presentan cuando la concentración sérica de 25-OH-D3 es
inferior a 75nmol/L (30ng/mL) y deficientes cuando los niveles son inferiores a
50nmol/L(1),(8),(11).
El punto en común a nivel internacional, es
la consideración de que los niveles por debajo de 25-30nmol/L constituyen un
factor de riesgo para el metabolismo óseo, y deben ser intervenidos en todas
las poblaciones8. En Colombia, tampoco existe un consenso unificado
en cuanto a los valores de referencia para determinar la presencia de
hipovitaminosis D22,24 (Ver Tabla
1).
Tabla 1. Valores de referencia de los niveles
séricos de vitamina D .
Fuente: Adaptado de Palacios C, Gonzalez L. Is
vitamin D deficiency a major global public health problem?. J Steroid Biochem
Mol Biol. 2014;144:138-45. Bareño J, Becerra JP, Giron L. Niveles de 25OHD2 en
mujeres mayores de 60 años con baja masa ósea. Medellín. Universidad CES; 2010.
En un artículo colombiano publicado por
Hormaza y colaboradores, se tomó como valor de referencia normal los niveles
séricos comprendidos entre 25 y 125 nmol/L, aunque en este se afirma que se
requieren estudios adicionales para poder definir los valores de referencia
para indicar hipovitaminosis D(25).
También, se debe tener en cuenta qué
alteraciones en el metabolismo del fosfato y calcio pueden presentarse; por lo
que es necesario definir las concentraciones a las cuales la paratohormona
empieza a aumentar o disminuir afectando directamente la remodelación ósea.
Para poder hacer el diagnóstico de una
hipovitaminosis D, lo más importante es poder definir la población en riesgo,
para la cual se deben responder las siguientes preguntas: ¿el estilo de vida o
la condición clínica del paciente lo pone en riesgo para déficit de vitamina
D?, ¿tiene el paciente signos o síntomas
de osteomalacia?(26).
No solo es teniendo en cuenta los niveles
séricos como se hace el diagnóstico, son también las manifestaciones clínicas
relevantes, donde las que se encuentran son aquellas atribuibles a osteopatía
por déficit de vitamina D, en la que se presentan síntomas inespecíficos, donde
se suele cursar con dolor sordo que aumenta con la actividad y el peso,
debilidad muscular proximal asociada a hipotonía, siendo común en estos
pacientes la dificultad para subir o bajar escaleras o para levantarse de la
silla sin utilizar las manos(27),(28). Todo esto sumado a los
hallazgos en la densitometría ósea, donde puede aparecer osteopenia y mayor
descenso de hueso cortical que del trabecular; más lo encontrado en la
radiografía donde lo más común es la reducción en la densidad ósea y la aparición
de pseudofracturas que son líneas radiolúcidas delgadas que cruzan las márgenes
del hueso(14),(29),(30).
Por medio de diversos estudios clínicos se ha
determinado que los niveles de 25-OH-D3 por debajo de 20ng/mL se asocian con un
mayor riesgo de cáncer, infecciones,
enfermedades cardiovasculares y metabólicas(2),(5). Además, por
medio de estudios aleatorizados controlados se ha demostrado que los niveles de
calcio y la homeostasis ósea pueden ser normalizados cuando los niveles de
25-OH-D3 son superiores a 20ng/Ml(23),(31).
EPIGENÉTICA Y FACTORES DE RIESGO
ASOCIADOS A HIPOVITAMINOSIS D
La expresión de un fenotipo está determinada
por un genotipo específico, además de todas aquellas condiciones del ambiente
que pueden modificar los genes, de forma directa o indirecta(32).
Estos cambios ambientales y su repercusión en el genoma se conocen como
epigenética, definida como aquellos cambios hereditarios en la función genética
sin modificaciones sobre el ADN nuclear. En esta influye el impacto de la luz,
temperatura, humedad, gases contaminantes, dieta, entre otros condicionantes(33).
En el caso de la vitamina D, los niveles séricos 25OH-D3 presentan una
regulación genómica y no genómica, la cual está influenciada adicionalmente por
una mediación epigenética(4),(34).
Los mecanismos epigenéticos incluyen la
metilación del ADN, acetilación y fosforilación de histonas y la expresión
aberrante de micro ácidos ribonucleicos, los cuales se han relacionado con la
progresión y el desarrollo de varios tipos de cáncer, incluyendo próstata,
linfomas, mama y ovario(4),(34). Estos pueden actuar incluso desde
estadios gestacionales, donde el estrés y la nutrición materna juegan un papel
importante durante el desarrollo fetal(13), presentando
modificaciones tanto negativas como positivas para el organismo; así pues,
llevar una alimentación saludable con abundantes fuentes de vitamina D,
exposición solar regular y estilos de vida saludables, restringiendo el alcohol
y el tabaco, actúan como factores protectores para evitar niveles deficientes(7).
Entre los factores de riesgo que conducen a
su alta prevalencia se encuentran la baja exposición solar por el poco tiempo
de ejercicio o actividades al aire libre, la disminución de la fotosíntesis de
vitamina D en respuesta a los rayos ultravioleta en personas con alto contenido
de melanina en la piel, uso de medidas de protección solar como el uso de
bloqueadores solares o la vestimenta, la ingesta de dietas con bajo contenido
de vitamina D, como aquellas basadas en alimentos altamente procesados o que no
incluyen pescado, aceites, soya, lácteos, huevos o carne; escaso consumo de
suplementos vitamínicos, altas tasas de obesidad, trastornos metabólicos y
síndromes de malabsorción intestinal, tales como la enfermedad celíaca o la
enfermedad inflamatoria intestinal(11),(12),(26). Además, el bajo
nivel de calcio sérico también está implicado en el déficit de vitamina D, pues
se ha encontrado que las dietas bajas en este mineral estimulan el aumento de
la secreción de la hormona paratiroidea y, de forma secundaria, incrementan la
1,25-OH-D3, que a su vez, por mecanismos de retroalimentación negativa, pueden
aumentar el catabolismo de la 25-OH-D3, lo que puede agravar el déficit de esta
vitamina. Por el contrario, una alta ingesta de calcio suprime a la glándula
paratiroides, lo que disminuye la síntesis de 1,25-OH-D3 y puede conservar
niveles óptimos de vitamina D(26).
Por su parte, el déficit de estrógenos,
generalmente asociado a la edad, también se considera como factor de riesgo, al
igual que la disminución de la función renal, ya que disminuye su formación y
la reabsorción de calcio. Algunos fármacos, especialmente los
anticonvulsivantes, glucocorticoides, ketoconazol, colestiramina y tratamientos
antirretrovirales también se consideran como factores de riesgo para la
hipovitaminosis D(35).
Las guías de práctica clínica del Instituto
Nacional para Salud y Excelencia Clínica del Reino Unido recomiendan la
administración de suplementos de vitamina D a mujeres embarazadas con factores de
riesgo de hipovitaminosis D, que según la evidencia de múltiples estudios son
las mujeres gestantes procedentes del sur de Asia, África, Caribe o con
ascendencia familiar de Oriente Medio, que presentan una limitada exposición a
la luz solar o con piel oscura, que consumen una dieta baja en vitamina D,
principalmente sin pescado azul, huevos, carne, ni alimentos enriquecidos con
esta, y aquellas con un índice de masa corporal preconcepcional por encima de
30(36).
Tabla 2. Factores de
riesgo asociados a hipovitaminosis D.
Fuente: Adaptado de
Vierucci F, Del Pistoia M, Fanos M, Erba P, Saggese G. Prevalence of
hypovitaminosis D and predictors of vitamin D status in Italian healthy
adolescents. Ital J Pediatr. 2014;40:54. Marzuela M. Déficit de vitamina D en
el adulto: clínica, diagnóstico y tratamiento. Endocrinol Nutr.
2005;52(5):215-23. Sánchez A, Oliveri B, Mansur JL, Fradinger E. Diagnóstico,
prevención y tratamiento de la hipovitaminosis D. Endocrinol metab.
2013;50(2):141-55
PATOLOGÍAS
ASOCIADAS A LOS BAJOS NIVELES DE VITAMINA D
La vitamina D es un componente nutricional
esencial para la homeostasis del calcio y fósforo, la forma activa de la
vitamina actúa en los riñones, específicamente a nivel tubular en donde aumenta
la reabsorción de calcio y de fósforo y además actúa a nivel óseo y
gastrointestinal, donde también aumenta la absorción de dichos iones.
Actualmente se estudia la relación de la deficiencia de vitamina D con
múltiples patologías, incluyendo una gran variedad de tipos de cáncer y enfermedades
autoinmunes, además de algunos trastornos metabólicos como la obesidad,
diabetes, enfermedades cardiovasculares y enfermedades inflamatorias(7),(23),(37),(38).
Dentro de las enfermedades asociadas con la deficiencia de vitamina D, una de
las más relevantes es la osteoporosis, una enfermedad caracterizada por la
pérdida de masa ósea y el deterioro de la microarquitectura del tejido óseo(39).
Estudios de laboratorio, preclínicos y
clínicos, sugieren que variantes genéticas en las vías metabólicas de la
vitamina D están relacionadas con una mayor prevalencia de cáncer de mama,
sostienen que los niveles bajos de 1,25-OH-D3 se pueden comportar como factor
de riesgo para dicho cáncer ya que en todas las células del tejido glandular
mamario se expresan receptores de vitamina D que podrían estar relacionados con
procesos de división celular(37),(40). Se ha comprobado que los
niveles altos de vitamina D inhiben la proliferación de células cancerígenas e
induce la apoptosis en roedores, pero en los humanos estos mecanismos no se han
esclarecido en su totalidad(40).
También se ha descrito la relación que existe
entre la vitamina D y el metabolismo de la insulina, encontrándose evidencia
que sugiere que la deficiencia de 1,25-OH-D3 podría estar relacionada con la
resistencia a la insulina y el síndrome metabólico en pacientes con Síndrome de
Ovario Poliquístico (SOP). La explicación de esta relación radica en que los
mecanismos que generan apoptosis en el ovario están vinculados con los niveles
de vitamina D; a bajas concentraciones de esta se genera un desbalance en
cuanto a la apoptosis y proliferación celular de las células del ovario.
Asimismo, la 1,25-OHD3 cumple funciones en la homeostasis de la glucosa y
liberación de insulina, encontrando que pacientes con hipovitaminosis
presentaban un mal control metabólico y disminución de la concentración de
insulina, igualmente a lo que ocurre en los pacientes con bajos niveles de
vitamina D y diabetes(41),(42). Adicionalmente, la hipovitaminosis
está relacionada con factores de riesgo cardiovasculares, al afectar la
degradación de glucosa, generar disfunción del endotelio vascular y aumentar la
resistencia a la insulina(41).
Otras patologías como la esclerosis múltiple
también presentan correlación. Según estudios realizados en México, los países
alejados de la línea del Ecuador donde la luz solar no es suficiente para que
el cuerpo humano produzca 1,25-OH-D3, presentan mayor riesgo de desarrollar
esta patología, en comparación con pacientes habitantes de países del trópico.
Esta relación entre la esclerosis múltiple y la deficiencia vitamínica está
basada en que el presentar hipovitaminosis podría alterar el papel
inmunomudulador y de control de la inflamación de la vitamina, generando un
aumento en la proliferación de células inflamatorias relacionadas con la
actividad de la esclerosis múltiple. Adicionalmente, se discute la asociación
de la hipovitaminosis no sólo con la aparición de la enfermedad en pacientes
sanos, sino a mayor riesgo de recaídas y discapacidad(43).
Los bajos niveles de vitamina D, se han
considerado en diversos estudios como un posible biomarcador pronóstico en la
práctica clínica. En el caso particular de los adultos mayores hospitalizados
en unidades de cuidados geriátricos, las concentraciones séricas más bajas de
25-OH-D3 al momento del ingreso están directamente asociadas con una mayor
severidad de las enfermedades crónicas, un mayor riesgo de descompensación
aguda y mortalidad hospitalaria (β=1.37, P=0.010)(44). En un estudio
publicado en el 2013 por Hélard y colaboradores, se encontró que entre 253
pacientes geriátricos atendidos en un hospital de francia, aquellos con niveles
séricos de 25-OH-D3 por encima de 50nmol/L (20ng/mL), fueron hospitalizados en
promedio tres días menos que aquellos con niveles por debajo de 50nmol/L(15).
Finalmente, un estudio observacional realizado en neonatos
ha relacionado la deficiencia de vitamina D en mujeres gestantes, con tasas más
altas de preeclampsia, parto prematuro y diabetes gestacional, así como con hipocalcemia
y raquitismo en los recién nacidos(45).
Como se ha mencionado anteriormente, la
exposición solar juega un papel fundamental en la síntesis de vitamina D, por
lo tanto, una exposición solar regular por 10 minutos, tres veces por semana,
actúa como factor protector al igual que el consumo de alimentos ricos en
vitamina D, como el salmón, yema de huevo, leche de soya, algunos quesos y
yogures(46),(47). Las principales fuentes nutricionales de calcio
son la leche y todos los derivados lácteos, seguido por las verduras, pescados
y frutos secos(48).
Dos estudios, uno realizado en España con una
muestra de 547 pacientes y otro meta-análisis americano, reportan que la dieta
habitual en muchas ocasiones no aporta todos los requerimientos de vitamina D
que son necesarios, por lo que se deben añadir suplementos farmacológicos(49).
Los suplementos vitamínicos de calcitriol o 1,25-OH-D3, pueden aumentar los
niveles séricos de calcio dentro de unos pocos días, y el tratamiento
concomitante con el ergocalciferol o colecalciferol también se ha considerado
dentro de la práctica clínica para mantener los niveles normales de vitamina D(50).
La ingesta de calcio y vitamina D a partir de la dieta, en conjunto con los
diferentes suplementos disponibles, juegan un papel fundamental, no solo para
evitar el riesgo de padecer osteoporosis, sino también para el control y la
prevención de la obesidad, hipertensión, diabetes, entre otras enfermedades
asociadas(51).
Al momento de comenzar un tratamiento o
suplementación de vitamina D, es importante recalcar que se deben realizar
mediciones séricas de 25-OHD3. El valor sérico es el mejor indicador del estado
global de vitamina D, esta refleja la cantidad total de esta, incluyendo la
ingerida, la de exposición solar y de conversión de los depósitos adiposos
hepáticos(52). Luego de realizar esta medición e identificar una
deficiencia se puede comenzar el tratamiento de suplementación de vitamina D,
el cual dependerá de la edad del paciente a tratar(53). La Academia
Americana de Pediatría recomienda suplementación de 400 UI/día y el Instituto
de Medicina de Estados Unidos recomienda en menores de 6 meses 400 UI al día y
hasta 1000 UI al día en mayores(54).
Existen algunas controversias en torno a si
la suplementación en niños se debe dar acompañada de un aumento en la
exposición solar y el consumo de alimentos fortificados; se ha reportado que
durante el primer año de vida es factible la suplementación oral con vitamina D(55).
En Canadá, Australia y Nueva Zelanda se recomienda una ingesta de 4000 UI al
día en todos los recién nacidos durante el primer año de vida(54).
Según el Instituto de Medicina de los Estados
Unidos en niños y jóvenes entre 1 y 18 años, la suplementación con vitamina D
es mínimo de 600 UI/día. Para niños de 1 a 3 años hasta 2500 UI/día, entre 4 y
8 años hasta 3000 UI/día y para jóvenes entre 9 y 18 hasta 4000 UI/día. Además,
se definió que para población adulta la suplementación debe ser entre 800
UI/día hasta 2000 UI/día(54),(56).
Se ha reportado que la dosis de 800 UI/día de
vitamina D reduce el riesgo de caídas en las personas mayores, sin embargo, la
relación de causalidad permanece todavía sin ser demostrada en los ensayos
controlados aleatorizados. Así mismo, la suplementación con esta dosis de vitamina
D, en combinación con el calcio, puede reducir la incidencia de fracturas en un
20% y conlleva a que los niveles séricos de 25-OH-D3 aumenten por encima de 20
ng/ mL en casi todas las mujeres posmenopáusicas(23).
La toxicidad de la vitamina D es una
consideración importante cuando se administran altas dosis de suplementos
vitamínicos, por lo que la supervisión de estos pacientes es esencial(57).
Aunque los efectos colaterales tras el consumo de suplementos de vitamina D son
muy infrecuentes, se han reportado algunos como el desarrollo de litiasis
renal, trastornos cardiovasculares, hipercalcemia, aumento en la excreción
urinaria de fosfato y calcio, entre otros(58).
POLIMORFISMOS
GENÉTICOS ASOCIADOS A HIPOVITAMINOSIS D Y CIERTAS PATOLOGÍAS
Actualmente existe una controversia entre la
relación de los polimorfismos del gen del VDR y la aparición de algunas
patologías. Algunos estudios han encontrado una relación positiva, mientras que
otros no han evidenciado relación alguna. Entre las variaciones genéticas
descritas se encuentran las relacionadas con genes implicados en la síntesis de
colesterol (DHCR7: rs1790349 y rs12785878), hidroxilación (CYP2R1: rs2060793 y
rs10741657; CYP24A1: rs6013897) y transporte de la vitamina D (GC: rs2282679,
rs7041 y rs1155563), los cuales están asociados a cambios en los niveles de
vitamina D circulante; la susceptibilidad a múltiples enfermedades se ha
asociado principalmente con polimorfismos de un solo nucleótido o SNP,
implicados en la regulación de la expresión genética y producción proteica(34).
A continuación se presentan algunos estudios que han demostrado resultados
estadísticamente significativos y que ilustran la alta gama de enfermedades con
las cuales se han asociado los polimorfismos genéticos involucrados con los
bajos niveles de vitamina D.
Uno de los estudios reportados en la
literatura que demuestra esta relación en mujeres latinas, es el trabajo de
Fajardo LB y colaboradores, realizado en Venezuela en el año 2003, donde se
demostró la relación de los factores genéticos en la variabilidad de la
densidad mineral ósea. En este estudio se encontraron implicados el gen del
colágeno tipo 1 alfa 1, el receptor de estrógenos, la osteocalcina,
interleuquinas y el gen del VDR. El principal polimorfismo del VDR es Bsm I, el
cual está relacionado con los niveles de osteocalcina y la pérdida de masa ósea(57).
Por otro lado, un estudio publicado en el
2008, que incluyó a 126 mujeres chilenas, relacionó el riesgo de fractura de
cadera en pacientes con polimorfismos del gen VDR, encontrando que Bsm I, Apa
I, Taq I y Fok I se asocian a un mayor riesgo de fractura (59).
Además de este, otros artículos reportan la estrecha relación entre la densidad
mineral ósea y los polimorfismos en el VDR, como es el caso del estudio mexicano
dirigido por Jiménez-Salas Z y colaboradores, en el cual se midió la densidad
mineral ósea de 150 mujeres y se determinó el genotipo del polimorfismo,
concluyendo que el Taq l es el más relacionado con una pérdida acelerada de la
densidad mineral ósea(60).
El VDR también presenta relación con ciertas
patologías infecciosas, como lo es el caso de la tuberculosis, donde se han
encontrado algunos genes predisponentes, los cuales se dividen en dos
categorías: los relacionados con los antígenos leucocitarios humanos y los no
relacionados(58),(61),(X). Entre estos últimos, se encuentra el gen
VDR y la proteína fijadora de manosa. Es preciso tener en cuenta que la
vitamina D es un inmunoregulador crítico para poder inhibir el crecimiento de
la micobacteria dentro del macrófago, por lo que se puede concluir que la
deficiencia de vitamina D es un factor de riesgo para padecer tuberculosis, tal
como se demostró en un estudio realizado por Shang C y colaboradores en el
2012, donde se encontró una asociación significativa con el genotipo Fok l-ff(58),
al igual que en el metaanálisis publicado en 2015 por Huang L y colaboradores,
en el cual se encontró que el polimorfismo Fok I constituye un factor de riesgo
independiente para el desarrollo de tuberculosis con un OR de 1,34
(IC95%:1,09-1,64, P<0,005)(61).
Otras investigaciones han buscado relacionar
los polimorfismos en el gen del VDR con síndromes metabólicos, como es el caso
del estudio realizado por Jain R y colaboradores, donde se relaciona el
polimorfismo del VDR con la resistencia a insulina. En este trabajo se encontró
la presencia de cinco polimorfismos del gen del VDR: CDX-2, Fok I, Bsm I, Apa
I, Taq I y se relacionó con la diabetes mellitus, debido a la presencia de este
receptor en las células pancreáticas(62). Al igual que lo reportado
por Zhang J y colaboradores, se encontró relación entre el polimorfismo Bsm I y
el desarrollo de diabetes, mientras que los otros polimorfismos no
representaron resultados estadísticamente significativos(62),(63).
Por otro lado, un estudio realizado en Sao
Paulo por Ferrazi DA y colaboradores, en el cual se incluyeron 319 pacientes,
buscó relacionar polimorfismos con la obesidad, la estatura y la tolerancia a
la glucosa en niños y adolescentes obesos. Se identificaron tres polimorfismos
en los nucleótidos rs1544410 (Bsm I), rs7975232 (Apa I) y rs731236 (Taq I),
siendo Taq l el único en el que se encontró una asociación estadísticamente
significativa(64).
Respecto a los desórdenes metabólicos,
estudios como el de Zadeh-Vakili A y colaboradores, que relacionan los
polimorfismos del VDR en pacientes con SOP, encontraron que los polimorfismos
de un solo nucleótido rs757343 no presentaban relación con la aparición de SOP,
pero si presentaban relación con la severidad de este, principalmente la
presencia del alelo A, que aumentó un 74% el riesgo de presentar el fenotipo
más severo de esta entidad(65). Otro estudio relacionado, como el
realizado por Bagheri M, también encontró relación entre el genotipo CC del
polimorfismo del VDR (Taql) con el SOP con un valor p de 0,04(66).
Por otra parte, estudios como el realizado en
Túnez, dirigido por Karray EF, que buscaba encontrar la relación entre
polimorfismos en el VDR, la artritis reumatoide y la enfermedad de Behcet,
demostró que aquellos como Fok l presentan una asociación estadísticamente
significativa con el desarrollo de artritis reumatoide, y en el grupo de
pacientes con enfermedad de Behcet, Fok l se asoció a manifestaciones
vasculares(67).
Adicionalmente, en un estudio realizado en el
2013 por Yıldırım YS y colaboradores en Turquía, se investigaron los
polimorfismos Bsm I (rs1544410), Apa I (rs7975232), Taq I (rs731236) y Fok I
(rs2228570) y se encontró una relación estadísticamente significativa entre la
otosclerosis y polimorfismos en el gen VDR Fok I(58). Otros estudios
también han asociado estos polimorfismos con el riesgo de desarrollar asma.
Adicionalmente, en una investigación realizada en Túnez por Maalmi H y
colaboradores, se encontró que existe una relación entre los polimorfismos del
VDR y la susceptibilidad a desarrollar asma(68),(69).
Finalmente, estudios en niños también han
arrojado resultados similares, como es el caso de la investigación realizada
por Kitanaka S y colaboradores, con 30 niños japoneses menores de cuatro años,
con deficiencia de vitamina D, a quienes se les buscaron polimorfismos en el
gen VDR: GC, NADSYN1, CYP2R1, CYP24A1, CYP27B1, encontrando que el haplotipo
BAtS del gen VDR aumenta el riesgo de presentar deficiencia de vitamina D (OR
5,61, IC95%:1,92 – 16,40, P=0,0014)(70). A su vez, un estudio de
tipo transversal realizado en Brasil, con 234 niños entre 7 y 18 años, encontró
una alta prevalencia, tanto en la insuficiencia como en la deficiencia de
vitamina D. La autora, Betânia R y sus colaboradores, concluyeron que los
niveles más bajos de vitamina D estaban asociados a polimorfismos en el gen VDR
(BsmI, ApaI y TaqI)(71).
Tras realizar una búsqueda exhaustiva de la
evidencia existente acerca de la relación entre la deficiencia de vitamina D y
la aparición de algunas patologías, se encontró información diversa, desde
asociaciones a enfermedades autoinmunes, enfermedad cardiovascular y
osteoporosis, hasta aumentos en la prevalencia de algunos tipos de cáncer. Los
estudios afirman que esta deficiencia vitamínica puede ser considerada como un
factor de riesgo o factor causal en las diversas patologías descritas por las
múltiples funciones que cumple la vitamina D, al estar directamente implicada
en procesos de señalización celular, ser uno de los mayores responsables de la
homeostasis del calcio y fósforo, presentar receptores en una extensa variedad
de tejidos, estar involucrada en procesos celulares de apoptosis y
proliferación, pudiendo ser incluso utilizada como un posible biomarcador
pronóstico de patologías crónicas en la práctica clínica.
A su vez, algunos estudios se han orientado a
la determinación de factores genéticos implicados en la fisiopatología de las
enfermedades con las cuales se ha encontrado alguna relación epidemiológica. De
todos los polimorfismos genéticos analizados en diferentes poblaciones a nivel
mundial, los SNP Fok I, Bsm I, Apa I y Taq I del gen VDR son los que presentan
mayor asociación con el desarrollo de hipovitaminosis D y múltiples patologías
que comprometen el sistema osteomuscular, cardiovascular, endocrino,
neurológico e inmunológico, siendo el polimorfismo Fok I el que presenta mayor
evidencia.
La regulación de la expresión del receptor de
vitamina D a través de los efectos del medio ambiente, condiciones genéticas y
factores epigenéticos apoyan la importancia del estudio de este gen como el
principal implicado en diversos procesos fisiopatológicos, extensamente
reportados en la literatura. Una vez evidenciada la relación causal entre los
polimorfismos genéticos del gen VDR y la hipovitaminosis D, además de la
predisposición a presentar múltiples patologías, el esfuerzo de las sociedades
científicas debe orientarse a esclarecer los mecanismos fisiológicos exactos de
estos procesos, con el fin de buscar posibles intervenciones que generen un
impacto positivo sobre los pacientes que padecen estas enfermedades.
Esta búsqueda de tratamientos o
intervenciones encaminadas a disminuir los desenlaces adversos que se presentan
por esta deficiencia, deben partir del mejoramiento de los programas de salud
pública que buscan el control de todos aquellos factores de riesgo claramente
identificados, especialmente los relacionados con el estilo de vida, en donde
la escasa exposición a la luz solar y la deficiencia nutricional constituyen
los principales agentes causales. Además, la evidencia sugiere que se preste
especial atención en los pacientes con obesidad, trastornos metabólicos,
enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal y enfermedad renal; en
pacientes tratados con anticonvulsivantes, glucocorticoides y antiretrovirales;
y en los casos de mujeres gestantes, neonatos y ancianos, los cuales son más
susceptibles de presentar deficiencia de vitamina D y con ella todas las demás
patologías asociadas, por lo que en caso de evidenciar niveles deficientes,
debe considerarse el inicio de suplementación vitamínica.
Actualmente se encuentra en la literatura un
sin número de publicaciones que demuestran la relación existente entre los
polimorfismos genéticos involucrados con la hipovitaminosis D y el desarrollo
de patologías a nivel metabólico, cardiovascular, inmunológico, endocrinológico
e infeccioso; asociaciones que se han podido comprobar gracias a la importancia
que se le ha dado a la integración de las ciencias básicas como la biología
molecular y las ciencias clínicas.
De esta forma, cuando se encuentra a un
paciente con bajos niveles de vitamina D, se debe ir más allá de las posibles
deficiencias de calcio y desarrollo de osteoporosis, pues las investigaciones
actuales demuestran que esta hipovitaminosis está involucrada genética y
fisiopatológicamente con muchas otras patologías que a veces no son evidentes
en estos pacientes, y que no se tienen en cuenta dentro de la práctica clínica.
Sin embargo, hace falta de más estudios que justifiquen la necesidad de tamizar
a los pacientes con riesgo de hipovitaminosis D y sustenten las indicaciones
específicas para iniciar el tratamiento de estos pacientes, con el fin de
evitar el desarrollo de las enfermedades asociadas.
En conclusión, debido a la alta prevalencia
de hipovitaminosis D a nivel mundial y su evidente relación con el desarrollo
de múltiples patologías, se le debe dar mayor importancia a esta condición, no
solo dentro de la práctica clínica endocrinológica, sino en todas las demás
áreas que se encargan de la atención de aquellos pacientes con bajos niveles de
vitamina D y patologías asociadas, promoviendo la realización de estudios que
demuestren el posible impacto de la suplementación de esta vitamina y generando
mejores protocolos de promoción y prevención que garanticen un diagnóstico y
tratamiento más adecuado.
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¿cómo
citar este artículo?: Gallego-González D, Mejía-Mesa S, Martínez-Sánchez LM, Rendón-Diez M.
Hipovitaminosis D: una visión desde la clínica y la biología molecular.
MÉD.UIS. 2017;30(1):45-56.