https://doi.org/10.18273/revmed.v30n1-2017006
Revisión de Tema
Hipotensión
bajo anestesia regional subaracnoidea en población no obstétrica
Hypotension
under regional spinal anesthesia in non-obstetric population
María Gabriela López-Hernández *
Héctor Julio Meléndez-Flórez**
*Médica
Anestesióloga. Hospital Universitario de Santander. Bucaramanga. Santander.
Colombia.
**Médico
Anestesiólogo. Intensivista. Magister en Epidemiología Clínica. Profesor
titular. Escuela de Medicina. Facultad de Salud. Universidad Industrial de
Santander. Bucaramanga. Santander. Colombia.
Correspondencia: Dra. López. Calle 45 # 37-16.
Apto 1201, Torres de San Pio. Bucaramanga, Santander. Colombia. Correo
electrónico: mgabrielalopezh@gmail.com
Introducción:
la anestesia regional subaracnoidea es una técnica muy útil; sin embargo, su
principial efecto secundario afecta el sistema cardiovascular. Los estudios en
población no obstetrica son escasos; la variedad de comorbilidades y tipos de
pacientes dificultan el diagnóstico y manejo.
Objetivo:
revisar la fisiopatología, enfatizar en factores de riesgo y actualizar el
manejo de la hipotensión bajo anestesia subaracnoidea en pacientes no
obstétricos.
Metodología
de Búsqueda: se realizó una búsqueda en las bases bibliográficas PubMed,
Science Direct, EbscoHost, MEDLINE; se excluyeron aquellos artículos que
incluían únicamente población obstétrica. 63 artículos cumplieron los
criterios.
Conclusiones:
los factores de riesgo identificados fueron edad, estado físico previo,
hipertensión y obesidad. Aunque no hay consenso en el manejo, identificar
pacientes en riesgo permite la intervencion preventiva y tomar decisiones que
disminuyan complicaciones mayores. Los líquidos intravenosos como co-carga
mantienen vigencia. El uso de vasopresores profilácticos debe limitarse en
pacientes con factores de riesgo. MÉD.UIS.
2017;30(1):73-8.
Palabras
clave: Anestesia
Raquídea. Hipotensión. Vasoconstrictores.
Introduction: regional subarachnoid anesthesia is a very useful
technique. however, the leading side effect affects the cardiovascular system.
Few studies regarding non-obstetric population are published. Comorbidities and
the variety of patients make the diagnosis and management difficult to
establish.
Objective: to review physiopathology, and emphasize risk factors
and management of hypotension under regional spinal anesthesia.
Searching Methodology: literature search was performed using PubMed, Science
Direct, EbscoHost and MEDLINE; those exclusively including obstetric population
were excluded. 63 articles matched the criteria.
Conclusions: the risk factors that were identified were age,
physical status, hypertension and obesity. Although there is no consensus in
the management protocol, identifying these patients at risk allows a preventive
intervention and the taking of measures that avoid major complications.
Intravenous fluids as co-loading still remain valid; vasopressors should be
limited to patients at risk. MÉD.UIS.
2017;30(1):73-8.
Keywords:
Anesthesia,
Spinal. Hypotension. Vasoconstrictor Agents.
Artículo recibido el 12 de Noviembre de 2016
Aceptado para publicación el 6 de Febrero de 2017
La anestesia regional subaracnoidea
es una de las técnicas anestésicas más usada en la práctica diaria. Sus
ventajas han creado históricamente cierto entusiasmo clínico en el medio desde
su descripción inicial a finales del siglo XIX, al inyectarse por primera vez
en el espacio subaracnoideo alguna sustancia con efecto anestésico como la
cocaína. Su relativa facilidad técnica, efectividad, ventajas en postoperatorio
como control de dolor y función respiratoria, al igual que la baja frecuencia
actual de complicaciones, han sido la causa de su popularidad y éxito.
Sin embargo, no está exento de
riesgos y efectos secundarios; el impacto hemodinámico que se manifiesta puede
traer serias consecuencias, y los síntomas pueden variar desde simple
sintomatología vagal hasta eventos isquémicos coronarios y neurológicos.
La relevancia clínica es la
relación directa con mortalidad(1),(2) por lo cual es necesario
identificar factores de riesgo, etiología, fisiología, manejo. La incidencia de
hipotensión bajo este tipo de anestesia alcanza valores hasta el 33% en
población no obstétrica(3),(4),(5) y aumenta hasta 50 – 60%, en
maternas que no se encuentran en trabajo de parto(6). Estos valores
difieren según el criterio de hipotensión que se haya utilizado: algunos
autores la definen como sistólica menor de 90mmHg o menos del 70 – 80% de la
presión arterial sistólica basal; otros utilizan la presión arterial media(2),(8),(9).
Una revisión sistemática de la literatura demostró que no existe un consenso en
la definición de hipotensión en la literatura mundial, y que pequeñas variaciones
en ésta generan grandes cambios en la incidencia reportada, lo que hace difícil
comparar estudios y limita el progreso en este campo(8).
El sitio efecto de la anestesia
subaracnoidea se limita a la médula espinal y raíces nerviosas. El grado de
bloqueo depende del diámetro de las fibras nerviosas y la mielinización; las
pequeñas no mielinizadas tipo C que conducen el dolor se bloquean con menor
concentración que las largas mielinizadas tipo A, responsables de la función
motora(10). El compromiso cardiovascular es más evidente y
proporcional a la altura del bloqueo simpático. Niveles por encima de T1 a T4
bloquean las fibras cardioaceleradoras afectando frecuencia cardíaca y el
llenado auricular derecho, comprometiendo el gasto y la estabilidad hemodinámica.
La importancia de la hipotensión en
pacientes bajo anestesia subaracnoidea en población no obstétrica, radica en la
necesidad de identificar pacientes a riesgo, intervenirlos preventivamente,
realizar un diagnostico precoz y ofrecer el manejo mas óptimo una vez
establecida la hipotension. Esto requiere conocer tanto la fisiopatologia como
los factores de riesgo y las opciones terapeuticas, evitando complicaciones
cardiovasculares y neurológicas con el fin de disminuir morbimortalidad. No obstante, no hay un consenso del manejo,
pues al incluir población adulta y población mayor con otras comorbilidades es
dificil unificar las conductas. Se realizó entonces una revisión de la
literatura, enfatizando en los factores de riesgo más frecuentes y los diferentes
tipos de manejo farmacológico y no farmacológico para brindar a los pacientes
la mejor opción terapeútica.
Se realizó una búsqueda de la
literatura en las bases bibliográficas PubMed, Science Direct, EbscoHost y
MEDLINE, bajo los términos MeSH “Anesthesia”, “Spinal”, “Hypotension”, “Vasoconstrictor Agents”, “Physiopathology”. La búsqueda se limitó
a artículos de revisión, meta-análisis, revisiones sistemáticas, ensayos
clínicos controlados aleatorizados, estudios de cohorte, en inglés y español.
Se encontró un total de 110 artículos, con fecha de publicación desde 1927
hasta 2014. Al ser escasas las publicaciones durante los últimos 10 años, se
incluyeron artículos con fechas anteriores con el fin de fortalecer la
discusión. Se excluyó gran parte de los artículos que incluían únicamente
población obstétrica sometida anestesia regional subaracnoidea para cesárea, y
la totalidad de artículos que incluía población pediátrica. Al final, 63
artículos cumplieron los criterios de búsqueda y se incluyeron en el estudio.
La hipotensión bajo anestesia
regional subaracnoidea se debe a la disminución en la resistencia vascular
sistémica; una dilatación arterial y venosa que sumado al alto porcentaje de
volumen sanguíneo venoso (cerca del 75%), hace que la repercusión hemodinámica
sea notoria. La regulación hemodinámica de estos cambios se modula a nivel del
sistema nervioso central(11), por lo tanto, dicha regulación podría
presentarse como un probable predictor de hipotensión.
La estimación preoperatoria de la
regulación del sistema nervioso autónomo puede postularse como una herramienta
que detecte pacientes en riesgo de compromiso hemodinámico significativo(7).
A través de un método no invasivo que mide y analiza la variabilidad de la
frecuencia cardíaca(12); varios estudios han demostrado el valor
predictivo de este en maternas programadas para cesárea(13),(14);
sin embargo, queda determinar su aplicabilidad en población no obstétrica(7). El análisis se realiza bajo los estándares
del Task Force(15),
consiste en un registro de 5 minutos de ondas R rápidas en electrocardiograma a
una frecuencia de 1024 Hz; se calcula un espectro de densidades para
frecuencias bajas y para frecuencias altas, LF y HF por sus siglas en inglés,
respectivamente(7),(16). Se ha propuesto que la relación LF/HF
refleja el balance de la regulación del sistema nervioso autónomo es decir, la
relación entre los componentes simpático y parasimpático(13), siendo
LF la actividad vasomotora (como índice indirecto de actividad simpática) y HF
la actividad vagal(17),(18),(19),(20). Los estudios han propuesto
una relación LF/HF mayor a 2,5 como predictor de hipotensión, con sensibilidad
y especificidad alta(7). Sin embargo aún hace falta más estudio al
respecto puesto que al ser un método no invasivo, es una medida indirecta de la
actividad del sistema nervioso autónomo(17),(18),(21).
En población no obstétrica, las
principales variables que se han encontrado relacionadas con hipotensión son la
altura del bloqueo superior a T5, edad > 40 años, obesidad, ASA (estado
físico preoperatorio del paciente según clasificación de la Sociedad Americana
de Anestesiología ASA, por sus siglas en inglés), sitio de punción superior
L3-L4, variabilidad de frecuencia cardíaca(3). Un estudio conducido
en 2002, Hartmann y cols(22) asociaron también el consumo de alcohol,
historia previa de hipertensión y cirugía de emergencia.
La edad es una variable
independiente y uno de los factores más importantes para desarrollar
hipotensión; varios estudios así lo confirman; Carpenter y cols.(4) determinaron
un riesgo 2,4 veces mayor en pacientes mayores de 40 años; Tarkkila y cols.(5)identificaron
mayores de 50 años como población de alto riesgo concordando con Singla y cols.(2)quienes
determinaron un riesgo 2,3 veces mayor en esta misma población.
La progesterona predispone a mayor
sensibilidad al efecto de los anestésicos locales, es decir, el factor hormonal
del género femenino constituye un factor de riesgo(2),(23). La
obesidad aumenta la incidencia de hipotensión casi el doble en comparación con
pacientes no obesos, probablemente secundario al efecto de masa del contenido
abdominal sobre la vena cava inferior, distendiendo la red venosa extradural y
reduciendo el volumen de líquido cefalorraquídeo, o por el estado de disfunción
endotelial y aumento en inflamación vascular haciendo que fisiopatológicamente
se dé un cuadro similar al de hipertensión arterial(2).
La historia de hipertensión y mala
adherencia al tratamiento mostraron ser hallazgos relevantes; probablemente los
cambios estructurales de los vasos sanguíneos propios de la enfermedad jueguen
un papel definitivo en la respuesta cardiovascular y expliquen la respuesta
hemodinámica(2). Estos pacientes presentan un aumento en la
actividad simpática y en los niveles de noradrenalina, lo cual induce cambios
estructurales a nivel de la pared arteriolar(24). Se ha encontrado
una relación entre el grado de hipotensión postanestésica y las cifras
tensionales preoperatorias(25),(26). Sin embargo, paciente
hipertensos en tratamiento, pueden revertir dichos cambios estructurales y atenuar
la respuesta hemodinámica secundaria(27),(28).
La anemia y deshidratación también
se asocian con riesgo elevado por la compensación hemodinámica que presentan
estos pacientes(29); la actividad simpática aumentada, traducida en
incremento de la frecuencia cardíaca, predispone a mayor inestabilidad en el
contexto de un bloqueo subaracnoideo(30).
El papel de la posición al momento
de la anestesia aún no es claro (sentado versus. decúbito lateral); se cree que
mantener los miembros inferiores en el mismo eje de la mesa disminuye el
secuestro venoso. La posición posterior a la anestesia tampoco esta
establecido, los ensayos clínicos han sido muy pequeños para detectar efectos
positivos(31).
El manejo ha sido tema de estudio y
debate. Varios esquemas se han propuesto, al igual que el momento en el que la
intervención es más efectiva. La precarga con cristaloides ha sido estudiada en
población obstétrica más que en otro grupo(32), y los resultados no
han demostrado mayor beneficio(33),(34),(35). Estudios más recientes
prefieren asociar vasopresores, fenilefrina, etilefrina, efedrina.
Hace tiempo que la ineficacia de la
precarga se hizo notoria(36). A pesar de ser la estrategia estándar(37),
se ha abandonado y se ha propuesto en su lugar la precarga con coloides como un
método más efectivo(38),(39) por su permanencia en el espacio
intravascular transcurrido 30 min, en comparación a los cristaloides (100%
versus. 28% respectivamente)(40). Sin embargo el uso de coloides es
muy controvertido por serios eventos adversos como riesgo de falla renal,
coagulopatía o sepsis en pacientes críticos como población no obstétrica en las
unidades de cuidado intensivo.
La farmacocinética de los
cristaloides ha demostrado que la expansión de volumen plasmático con su
infusión, aumenta cuando esta se realiza después de la inducción de anestesia(41).
El compartimiento central se disminuye y se hace menor que el volumen
plasmático al haber un traslado al compartimiento periférico, es decir, hacia
las extremidades y el lecho esplácnico, en el momento que se instaura el
bloqueo(42),(43). De igual manera, disminuye la depuración de
líquidos y distribución al compartimiento intersticial por la caída en presión
hidrostática intravascular que acompaña la vasodilatación e hipotensión. Esto
se traduce en mayor expansión de volúmen cuando un determinado volumen de
líquido se infunde como co-carga más que con la precarga(44).
La mayoría de estudios se han
encaminado a determinar la conducta más apropiada en la población obstétrica
por el riesgo de la madre y el feto. Sin embargo el debate existe todavía, un
reciente metaanálisis no logró demostrar disminución de requerimiento de
vasopresor con cocarga versus
precarga de cristaloides(45). Los estudios de co-carga versus precarga de coloides(46),(47),(48)
co-carga de coloides(49),(50) tampoco han demostrado beneficio
en ninguno de los escenarios(41). Ngan Kee y cols.(51) y
Gununsen y cols.(52) demostraron la eficacia de cocarga de
cristaloides e infusión de vasopresor(41).
Dentro del grupo poblacional no
obstétrico el estudio ha sido menos agresivo. El ensayo clínico de Mojica y
cols. del momento de administración de líquidos demostró que no hay impacto en
la disminución de hipotensión o efectos cardiovasculares secundarios y que es
inefectivo administrar cristaloides antes del bloqueo versus placebo. Por el
contrario la co-carga de cristaloides resultó en disminución significativa de
aparición de eventos cardiovasculares secundarios comparado con placebo y con
precarga(32).
El capítulo de vasopresores en
población no obstétrica es tema de poco protocolo; y en esta, los estudios
predominan en la población de mayor edad. Si bien la disminución de 25-30% de
la presión arterial sistólica amerita una intervención(53),(54), la
mayoría de pacientes lo toleran(55). Los efectos cardiovasculares
secundarios que se acompañan de signos de alarma como dolor torácico, dificultad
respiratoria, alteración del estado de conciencia, entre otros, sí son eventos
que ameriten conductas individualizadas y en el contexto.
El agente vasopresor ideal debería
ser capaz de revertir los efectos fisiológicos secundarios del bloqueo subaracnoideo,
sin inducir sus efectos adversos propios; esto es, hacer vasoconstricción de
los lechos vasculares y tener propiedades inotrópicas y cronotrópicas
positivas, sin alterar o tener efectos de estimulación cerebral, hipertensión
prolongada o interferencia con la duración del bloqueo, ni irritar el miocardio
o sensibilizarlo a las catecolaminas(56).
La efedrina fue el primer agente en
utilizarse eficazmente en el tratamiento de hipotensión bajo anestesia en 1927(57);
posteriormente se introdujeron la metoxamina, metedrina, fenilefrina,
metaraminol, dopamina y dobutamina(56). En pacientes ancianos el
estudio de agonistas alfa adrenérgicos es limitado ya que la simpatectomía
secundaria al bloqueo anestésico, sumado al manejo con alfa agonistas, inducen
bradicardia que puede terminar en paro cardíaco(58).
Las infusiones de efedrina son
menos efectivas y requieren un estado de normovolemia(59). En
pacientes no obstétricos, inicialmente se consideró la efedrina como el agente
ideal, sin embargo, sus propiedades de estimulación cerebral, irritabilidad
miocárdica y taquicardia lo fueron descartando(56).
La metoxamina es un agente agonista
alfa directo que vasocontrae consistentemente, sin irritar el miocardio ni
tener efectos cerebrales o problemas de taquifilaxia(56). Buggy y
cols. demostraron que presenta mayor estabilidad hemodinámica comparado con la
infusión de coloide en pacientes ancianos con fractura de fémur(60);
también se ha mostrado como un vasopresor efectivo en población no obstétrica(61).
La fenilefrina es un agonista alfa puro que no tiene repercusión en gasto
cardíaco ni efectos cerebrales, aunque irrita el miocardio e induce bradicardia
refleja(56).
Las infusiones de metaraminol
profilácticas son altamente efectivas en el mantenimiento de la presión
arterial, pero pueden causar eventos de hipertensión(62),(63); de
manera intramuscular mantiene las cifras tensionales estables/normales
aproximadamente una hora, aunque tiene una latencia larga de 10 minutos, lo
cual resulta ineficiente durante la fase inicial de anestesia. Inyectarlo antes
de la anestesia en pacientes ancianos con alteraciones anatómicas que dificulte
la administración de la anestesia, podría resultar en hipertensión previa(62).
Los factores de riesgo establecidos
desde hace ya varias décadas, siguen teniendo vigencia; la edad, comorbilidades
cardiovasculares, estado físico y deshidratación.
No son muchas las intervenciones
adicionales que pueden realizarse, ya que la naturaleza del procedimiento no
permite otro tipo de manejo. La co-carga con cristaloides sigue siendo el punto
de partida de manejo. Los agentes vasopresores deben manejarse con prudencia y
total conocimiento de efectos secundarios.
Como siempre, no puede generarse un
protocolo único y estricto de manejo en estos pacientes, el conocimiento sigue
siendo clave en la toma de decisiones respecto a medidas profilácticas y manejo
intraoperatorio. Finalmente el criterio del anestesiólogo es el que finalmente
determina el éxito del procedimiento.
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¿Cómo
citar este artículo?: Hernández - López MG, Meléndez - Flórez HJ.
Hipotensión bajo anestesia regional subaracnoidea en población no obstétrica. MÉD.UIS. 2017;30(1):73-8.