DOI:
http://dx.doi.org/10.18273/revmed.v30n2-2017005
Revisión de Tema
Enfermedad cardiovascular y metabólica en pacientes infectados por
el virus de la inmunodeficiencia humana
Cardiovascular and metabolic disease in patients with human
immunodeficiency virus infection
William Alejandro Camargo-Ariza1
Silvia Juliana Galvis-Blanco1
Édgar Felipe Gualdrón-Rincón2
Jorge
Mario Palmezano-Díaz3
1 Estudiante
de IX nivel de Medicina. Universidad Industrial de Santander. Escuela de
Medicina. Facultad de Salud. Bucaramanga. Santander. Colombia.
2 Estudiante
de VII nivel de Medicina. Universidad Industrial de Santander. Escuela de
Medicina. Facultad de Salud. Bucaramanga. Santander. Colombia.
3 Residente
de Medicina Interna. Universidad Industrial de Santander. Servicio de Medicina
Interna. Hospital Universitario de Santander. Bucaramanga. Santander. Colombia.
Correspondencia: William
Alejandro Camargo Ariza. Dirección: Carrera 23 # 31-63 Apto 504. Bucaramanga.
Santander. Colombia. Teléfono: (+57) 3125847934 . Correo electrónico: willyamcgo@hotmail.com
RESUMEN
Desde
la instauración de la terapia antiretroviral, la morbimortalidad asociada al
síndrome de la inmunodeficiencia adquirida ha disminuido drásticamente y la
infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana se ha convertido en una
enfermedad crónica. Sin embargo, con la introducción del tratamiento
antiretroviral para el control de la enfermedad se ha observado un aumento en
la prevalencia de enfermedad cardiovascular en este grupo, convirtiéndose éste
en un motivo de especial preocupación. Consecuentemente, la evaluación y
prevención de la enfermedad cardiovascular se ha tornado de suma importancia y
debe evaluarse de manera individual y rutinaria en estos pacientes. El objetivo
de este artículo es hacer una revisión de las principales complicaciones
cardiovasculares y metabólicas con el fin de consolidar los posibles hallazgos
a los que se enfrenta el clínico al momento de un abordaje integral de un
paciente seropositivo para el virus de
inmunodeficiencia humana. MÉD.UIS.
2017;30(2):45-54.
Palabras
clave: Terapia Antirretroviral Altamente Activa. Enfermedades
Cardiovasculares. Enfermedades metabólicas. VIH.
ABSTRACT
Since
the introduction of antiretroviral therapy, morbidity and mortality associated
with Acquired Immunodeficiency Syndrome has drastically decreased and human
immunodeficiency virus infection has become a chronic disease. However, with
the introduction of antiretroviral treatment for the control of the disease, an
increase in the prevalence of cardiovascular disease in this group has been
observed, making this a reason of particular concern. Consequently, the
evaluation and prevention of cardiovascular disease has become of paramount
importance and should be evaluated individually and routinely in these
patients. The objective of this article is to make a review of the main
cardiovascular and metabolic complications in order to objectify the possible
findings that the clinician faces at the moment of an integral approach to the
seropositive patient for human immunodeficiency virus. MÉD.UIS. 2017;30(2):45-54.
Keywords:
Antiretroviral
Therapy Highly Active. Cardiovascular Diseases. Metabolic Diseases. HIV.
Artículo recibido el 22 de
junio de 2016
Aceptado para publicación el 3
de Febrero de 2017.
Introducción
Desde 1987, cuando la
Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas
en inglés) aprobó la Terapia Antiretroviral (TAR) esta ha llevado a una
drástica reducción del 15%(5) en la morbimortalidad asociada al
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), determinando que la infección
por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) sea una enfermedad crónica.
Así mismo, se ha observado que con el tratamiento para el control de la
enfermedad, ha aumentado la prevalencia de varias enfermedades crónicas, entre
ellas la Enfermedad Cardiovascular (ECV) la cual fue descrita por primera vez
por Sir Keith Henry y Colaboradores en 1998(1), desde entonces se ha
convertido en motivo de especial preocupación debido a los cambios metabólicos
inducidos por la TAR, la alta prevalencia de factores de riesgo
cardiovasculares (entre 35,2 y 15,8% en Colombia)(10) y procesos
inflamatorios que promueven aterosclerosis acelerada en individuos infectados
por el VIH(2). A su vez se ha propuesto que la carga viral, los
factores inmunológicos y la inflamación relacionadas a la discontinuación del
tratamiento, contribuyen al aumento del riesgo cardiovascular(3),
todo esto ha llegado a indicar que los factores de riesgo cardiovasculares
modificables son más prevalentes en los pacientes infectados por el VIH.
Desde 1990, cuando se
introdujo y generalizó en el mercado la Terapia Antirretroviral de Gran
Actividad (TARGA), ha generado un descenso en la mortalidad en estos pacientes.
Sin embargo, existe una creciente preocupación sobre las complicaciones
metabólicas y cardiovasculares asociadas con el VIH y la TARGA. Este efecto se
debe a la similitud de la región catalítica de la VIH proteasa (diana de los
inhibidores de las proteasas) con dos proteínas humanas encargadas de regular
el metabolismo de los lípidos: la proteína 1 ligadora del ácido retinoico
citoplasmático y la proteína relacionada con el receptor de la lipoproteína de
baja densidad(4,13), generando una alteración en el metabolismo de los
lípidos.
El Programa Conjunto de
las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) estimó en junio de 2015 que
había 36,9 millones de personas infectadas con el VIH en el mundo. El número de
personas con el virus sigue aumentando, en gran parte debido a un mayor acceso
a la TAR, aumentando la expectativa y calidad de vida. Este aumento ha sido del
84% desde el 2010 en países en vía de desarrollo, resultando en un importante
descenso en la mortalidad por VIH/SIDA, y disminuyendo en un 35% la incidencia
de la infección por el virus desde inicios del siglo pasado(5,6,7).
En América Latina la
infección por VIH se presenta principalmente en poblaciones vulnerables, en
especial hombres que tiene sexo con hombres y trabajadores sexuales. El número
de primoinfecciones por VIH en 2014 bajo en un 17% a compraración del año 2000,
así mismo hubo una disminución del 31% en la mortalidad relacionada con el SIDA
desde el mismo año(8).
En Colombia, se inició el
proceso de notificación de casos y muerte por VIH/SIDA desde 1983. Actualmente
el Ministerio de Salud y Protección Social a través del Sistema de Vigilancia
Epidemiológica (SIVIGILA), dispone los datos de notificación obligatoria de
casos. Esta entidad en el 2013 publicó, la prevalencia nacional de infectados
por el virus, reportando una cifra de 95 187 casos. Iigualmente, para la semana
epidemiológica número 22 de 2016 se han reportado 4 998 nuevos casos de
VIH/SIDA(9). Dentro de las estadísticas del Ministerio se calculó
que para el 2009 había un prevalencia en la población general de 0,22% y cifras
superiores al 5% en hombres que se relacionan sexualmente con hombres, mujeres
trabajadoras sexuales, usuarios de drogas inyectables, adolescentes, mujeres
gestantes, población privada de la libertad o en situación de desplazamiento
forzoso y habitantes de la calle. Ciudades como Barranquilla, Cartagena y
Medellín presentan cifras más altas que el promedio nacional en población de
riesgo, bordeando el 13,6%, 10% y 9,1% respectivamente(10,11,12).
El objetivo de este
artículo es hacer una revisión de las principales complicaciones
cardiovasculares y metabólicas desde un enfoque epidemiológico y
fisiopatológico en pacientes infectados con VIH asociadas tanto a factores
inherentes al virus como a su tratamiento con el fin de brindar una herramienta
con respaldo científico al clínico, permitiendole un abordaje integral,
periódico y oportuno con el fin de evitar otras casuas de muerte en los
pacientes seropositivos.
Metodología de búsqueda
La información consignada
en la presente revisión fue extraída luego de la búsqueda sistemática en las
bases de datos PUBMED, EMBASE,
CLNIICALKEY, OVID, REDALYC y MEDLINE
durante los meses comprendidos entre enero y abril de 2016, utilizando como
palabras clave términos MeSH de 2016: “Highly
Active Antiretroviral Therapy”, “Cardiovascular disease”, “HIV infections” y ”Metabolic Diseases”. Se incluyeron metaanálisis, ensayos
clínicos, artículos de revisión y artículos originales, publicados en los
últimos diez años, que estuvieran en español o inglés. También se revisaron los
informes realizados por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el
VIH/SIDA (ONUSIDA) sobre estadísticas globales de la infección en 2000, 2013 y
2015, así mismo el Boletín Epidemiológico de la Semana 22 de 2016 publicado por
la Dirección de Vigilancia y Análisis del Riesgo en Salud Pública del
Ministerio de Salud de Colombia, también se revisó el documento Situación VIH/
SIDA en Colombia para el año 2013 publicado por el Ministerio de Salud de
Colombia.
En total se otuvieron 119
articulos, los cuales fueron leídos llegando a descartar 49 de estos para obtener al final 70
artículos. Se tuvieron como criterios de exclusión la no disponibilidad del
texto completo, idioma diferente a ingles y español, y revisiones de caso que
enfatizaban en patologías no cardiometabólicas.
Fisiopatología
En pacientes con VIH se
han demostrado múltiples mecanismos fisiopatológicos implicados en la
alteración metabólica y cardiovascular, originados tanto por la infección por
el VIH como por la TAR. Sin embargo, en los últimos años la investigación se ha
dirigido a la comprensión del papel del sistema inmune y la inflamación en una
compleja interacción de factores aún en estudio. Dentro de los mecanismos
fisiopatológicos se pueden describir: toxicidad viral directa, infecciones
oportunistas, respuesta del sistema inmune a la infección viral,
cardiotoxicidad por medicamentos, deficiencias nutricionales e inmunosupresión
prolongada(4,13) (Ver Figura 1).
Existe una relación entre
la respuesta inmune y la inflamación con un mayor riesgo de eventos
cardiovasculares en pacientes infectados por VIH. La inflamación se intensifica
en aquellos pacientes sin un adecuado control de la infección, pero la
evidencia apunta a que la inflamación crónica persiste aun en aquellos con
adecuado tratamiento y supresión viral, lo que podría explicar las elevadas
tasas de enfermedad cardiovascular a pesar de un adecuado tratamiento(2).
Este aumento de la respuesta inflamatoria igualmente se ha asociado con
replicación viral activa, aterosclerosis acelerada, eventos cardiovasculares,
aumento en la mortalidad y marcadores inflamatorios(13).
Figura 1. Procesos
fisiopatológicos implicados en infección por VIH/sIda.
Fuente: Zou W, Berglund
L. HIV and highly active antiretroviral therapy: dyslipidemia, metabolic
aberrations, and cardiovascular risk. Prev Cardiol. 2007;10(2):96–105.
Los marcadores
inflamatorios se han estudiado como posibles herramientas predictivas de la
enfermedad cardiovascular en pacientes con VIH. En una análisis del estudio
SMART se analizó el valor predictivo de la proteína C-reactiva, Interleuquina
(IL) 6 y dímero-D en relación con la morbilmortalidad cardiovascular,
concluyendo que existía una asociación directa entre estos marcadores y un
mayor riesgo de eventos cardiovasculares, independientemente de otros factores
de riesgo(13,15). Estudios posteriores mostraron que la interrupción
de la TAR coincidía con un aumento significativo en los niveles séricos de IL-6
y dímero D(16). Igualmente se sabe que la células de la corteza
cerebral y cardíacas se comportan como reservorio viral por extensos períodos,
aún luego de la TAR, generando la liberación crónica de diversas citoquinas
tales como el Factor de Necrosis Tumoral α, IL 1, 6, 10 y Endotelina 1 (ET-1),
pudiendo ocasionar miocardiopatía y encefalopatía(4,13). Así mismo
el daño generado al sistema nervioso autónomo por lesión neuronal, disminuye la
funcionalidad miocárdica por aumento de la actividad adrenérgica, consumo de
oxígeno y disminución de receptores beta adrenérgicos reduciendo la
contractilidad miocárdica, aumentando la
mortalidad por insuficiencia cardíaca congestiva(1).
Otros mediadores de la
inflamación han tenido relevancia en los últimos años, tal es el caso del CD14
soluble, un biomarcador de la activación de monocitos y macrófagos que se ha
relacionado con aumento en la mortalidad cardiovascular y que en pacientes con
VIH está aumentado(17). Igualmente, el CD163 soluble, expresado por
macrófagos en las placas ateroescleróticas, se correlaciona con el grado de
inflamación arterial y se ha considerado como un potencial marcador de
inflamación endotelial en pacientes con VIH(16).
La lesión sobre las
células endoteliales es otro mecanismo inflamatorio que se ha descrito, el cual
se genera por la expresión de quimiocinas y proteínas de adhesión celular tales
como ICAM-1, VCAM-1 y E-selectina que promueven el reclutamiento de monocitos y
entrada de células inflamatorias en el endotelio lo cual aumenta el riesgo de
eventos cardiovasculares. La evidencia de los ensayos clínicos, indica que este
marcador está aumentado en pacientes con mal control de la enfermedad(3).
Sin embargo, el valor clínico de este marcador es aún incierto, en un estudio
realizado en población eslovena no se encontró una concentración significativa
de los niveles séricos de estas moléculas en pacientes con ateroesclerosis subclínica e infectados
con VIH(18).
En general, hay un
creciente interés en la relación de los biomarcadores inflamatorios y las enfermedades
cardiovasculares en la infección por VIH(19). El uso de estos
marcadores como medidas de comorbilidad para una mejor predicción de riesgo o
intervenciones terapéuticas específicas aún no está claro, y se requiere
determinar de manera más objetiva su verdadero uso clínico(3).
Teniendo
en cuanta la aplicación de TARGA y el riesgo cardiovascular previo al
tratamiento contra el VIH, varios estudios alrededor del mundo dan evidencia de
la estrecha relación de ambos y su impacto en la sobrevida de estos pacientes.
En un estudio realizado por Mashinya y Colaboradores donde evaluaron los
efectos adversos de la TAR, perfil lipídico, tabaquismo, obesidad, diabetes,
carga viral y conteo de CD4, concluyeron que los factores de riesgo
cardiovasculares fueron frecuentes en la población infectada con VIH en tratamiento y además una alta proporción de
estos se encontraban en moderadoalto
riesgo según la escala Framinghan(13,20). Otro estudio realizado por
Dickson y Colaboradores cuyo objetivo era investigar el perfil de riesgo
cardiovascular de los pacientes VIH que recibían TARGA y de los que no la
recibían, el resultado obtenido asoció el tratamiento de la TARGA con mayor
prevalencia de hipercolesterolemia, aumento de colesterol LDL e hipertensión
arterial(21).
Compromiso cardiovascular en pacientes con VIH
En los pacientes
infectados con VIH, se han demostrado un gran número de manifestaciones y enfermedades cardiácas. Las de mayor
importancia clínica y que han demostrado tener un mayor impacto en la
morbimortalidad son tales como, la falla cardiaca, la Enfermedad Arterial
Coronaria (EAC), el Infarto Agudo de Miocardio (IAM), el Ataque
Cerebrovascular(ACV), la hipertensión
arterial, la hipertensión pulmonar y las alteraciones metabólicas (22).
1 . Falla
cardíaca
La insuficiencia cardiaca
ha sido una manifestación muy común entre las personas infectadas con VIH,
donde su prevalencia no se ha visto afectado por disponibilidad de la TAR. Sin
embargo, la compresión de la patogénesis de este proceso no se ha abordado de
manera sistemática en estudios(23). Hay diversas hipótesis que
pueden ser sugestivas de este proceso de afección, entre estas están:
replicación viral, infecciones oportunistas, influencia antirretroviral, entre
otras causas. La falla cardiaca relacionada con pacientes VIH se produjo con
mayor frecuencia en personas con un conteo de CD4 menor a 100 células por mm(3),
así mismo se presentó en pacientes con un nivel socioeconómico menor, pacientes
en etapas avanzadas de la enfermedad y pacientes con cargas virales altas. Las
tasas de mortalidad hospitalaria, en dos países africanos, por falla cardíaca
asociada a VIH alcanzaron el 15% para el año 2007(24,25). En dos
grandes estudios observacionales realizados en países de ingresos bajos y
medios se informó que la falla cardíaca asociada a VIH aún es un diagnóstico
muy común en estos pacientes siendo necesario una intervención más temprana(2,23,26,27).
Una hipótesis implica la
toxicidad miocárdica directa viral, donde el ácido ribonucleico del VIH en
altas concentraciones, es decir más de 500 copias por mL de sangre, se asocia
con cerca de 2,5 veces más probabilidad de desarrollar falla cardiaca en
comparación con individuos no infectados(27). La expresión
transgénica de miocardio a través del activador de la transcripción del VIH
(proteína Tat), activa las células endoteliales, provocando así la disfunción
sistólica ventricular izquierda, generando hipertrofia ventricular izquierda y
la expresión continua de péptidos natriuréticos perpetuados que dan lugar a un compromiso
hemodinámico difuso(28). Hoy en día aún es debatido la forma en que
el virus entra al miocardiocito, la cual es una célula que es considerada
reservorio viral pese a que no posee receptores CD4. Estudios in vitro de
miocitos cardiacos humanos y de rata muestran que el virus puede entrar a
través de vías independientes de los receptores CCR5 o CXCR4(4,29,30).
Estudios recientes han
encontrado la asociación entre el uso de antirretrovirales y toxicidad
miocárdica(31). Aunque la introducción de la terapia antirretroviral
en países desarrollados se ha asociado con una reducción en la incidencia de
falla cardíaca en pacientes VIH en un 30-50%, la TARGA se ha implicado como
causal de la disfunción ventricular sistólica izquierda(32). La
Zidovudina, un inhibidor de la transcriptasa inversa, se ha relacionado a
miopatía esquelética y cardiaca reversible, atribuido a daño en la ultra
estructura y ADN mitocondrial generando acidosis láctica que conlleva a
disfunción de la célula miocárdica4. Estudios recientes encuentran
evidencia suficiente para la relación entre la utilización de Zidovudina y
disfunción diastólica(33). Estos hallazgos son de suma importancia
para los países de bajos y medianos ingresos donde la Zidovudina es todavía una
opción de primera línea para el tratamiento del VIH para adultos, adolescentes
y niños.
La autoinmunidad cardiaca
es otra hipótesis estudiada desde los años 90. Currie y Cols., encontraron que
autoanticuerpos cardiacos circulantes se detectan con más frecuencia en las
persona con VIH y falla cardiaca que en los pacientes infectados con VIH sin
alteración cardiaca o en los pacientes controles no infectados por VIH(34).
2. Enfermedad
arterial coronaria E infarto de miocardio
Los
primeros casos de síndromes coronarios agudos en pacientes infectados con VIH
fueron reportados en 1998(35). Grandes estudios observacionales de
cohorte demostraron consistentemente mayores tasas de ECV, incluyendo IAM entre
los infectados con VIH en comparación con los controles no infectados, con un
aproximado de 1,5 a 2 veces mayor riesgo relativo en la última década(36,37,38,39,40,41).
Datos recientes han reforzado estos hallazgos, por ejemplo en un estudio de más
de 27 000 pacientes infectados con VIH, las tasas de IAM fueron mayores para
pacientes VIH en todos los grupos etarios en comparación con los pacientes
control emparejados(39).
Una característica única
de EAC asociada al VIH es la presencia de una forma histológicamente distintiva
de aterosclerosis acelerada con una afectación circunferencial y difusa a lo
largo de toda la arteria(42,43), así como una proliferación inusual
de las células de musculo liso, mezclada con abundantes fibras elásticas, lo
que resulta en protrusiones endoluminales. Las células endoteliales parecen
jugar un papel importante mediante la alteración de vías procoagulantes,
anticoagulantes y fibrinoliticas(44). La adhesión alterada de
monocitos y macrófagos infectados con VIH y la vasculitis asociada al virus
pueden ser otros factores que contribuyen a la
Varios estudios
retrospectivos han vinculado la EAC con pacientes VIH que reciben TARGA, por
ejemplo, Klein y Cols. reportaron una incidencia de eventos coronarios de 5,5
por 1 000 pacientes-año en pacientes que recibían tratamiento, lo cual fue
mayor que en el grupo control(45).
Se ha sugerido que el uso de Inhibidores de Proteasa (IP) y el uso
reciente o actual de Abacavir puede aumentar hasta dos veces el riesgo de
infarto por un aumento de la dislipidemia, la resistencia a la insulina, la
activación plaquetaria, niveles aumentados de péptido C, la lipodistrofia y la
disfunción endotelial(44,46).
La presentación
angiográfica, el manejo y los resultados después de un evento cardiovascular
agudo pueden diferir en los pacientes con VIH(13). Se han
documentado diferencias clínicas y angiográficas en la presentación de
síndromes coronarios agudos en pacientes con VIH, incluidas mayores tasas de
reestenosis(47) y presentación más frecuente de IAM con elevación
del segmento ST versus IAM sin elevación del segmento ST, o angina inestable en
pacientes VIH frente a los controles(48).
3. Ataque cerebro
vascular
La infección por el VIH predispone
a los pacientes a una gran variedad de trastornos neurológicos, incluyendo el
ACV. En series clínicas globales, entre 1%
y el 5% de los pacientes con VIH desarrollaron un ACV, aunque una mayor
proporción (4-34%) presentaron lesiones isquémicas cerebrales halladas en la
autopsia(49).
La fisiopatología es
probablemente multifactorial, entre los mecanismos propuestos están, la
vasculitis infecciosa, la disfunción endotelial inducida por el VIH y los
efectos adversos de la terapia antirretroviral combinada. Los individuos con
ictus, que son VIH positivos, son pacientes más jóvenes que los individuos con
ACV que no tienen la infección, lo que podría ser el resultado de la edad de la
población en riesgo de infección por VIH o una señal de que el mecanismo de ACV
en el VIH es en gran parte independiente de los factores de riesgo vasculares
clásicos(50). Sin embargo, la aparición de ictus y de la infección
por VIH puede a menudo ser una coincidencia. La vasculopatía asociada al VIH
describe diversos cambios cerebrovasculares, incluyendo estenosis y formación
de aneurismas, vasculitis y la aterosclerosis acelerada, y podría ser causado
directamente o indirectamente por la infección por VIH, aunque los mecanismos
aún son controvertidos(49).
La infección por VIH
puede, potencialmente, causar un ACV por los siguientes mecanismos:
indirectamente a través del cardioembolismo, coagulopatias o vasculitis
infecciosa no relacionada con VIH, directamente el VIH podría provocar una
vasculopatía (Ver Tabla 1).
Un estudio reciente
sugiere que mientras que los factores de riesgo tradicionales son importantes
para la patogénesis del ACV (en especial la hipertensión), la infección por el
VIH, especialmente cuando no está bien controlada (es decir, recuentos menores
de CD4 y mayor concentración de ARN VIH-1), contribuye al riesgo de ACV
independientemente. Estos resultados tienen implicaciones importantes en el
manejo de los pacientes que van envejeciendo con el VIH, y pueden ayudar a las
estrategias terapéuticas para disminuir el riesgo de ictus isquémico en esta
población de alto riesgo(51).
4. Hipertensión arterial
Los
pacientes con VIH presentan mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial a
edades más tempranas que la población general, siendo su prevalencia del 20 al
25% antes de la introducción de la TARGA, esta situación es atribuida a
factores predisponentes como la disfunción endotelial inducida por el virus,
vasculitis de pequeños, medianos y grandes vasos, aneurismas de los grandes
vasos con deterioro del flujo renal, insulinoresistencia, aumento de la
actividad simpática y retención de sodio(4). Así mismo, la
hipertensión arterial se ha asociado frecuentemente con varias complicaciones
relacionadas al VIH como resistencia adquirida a glucocorticoides,
insuficiencia renal, vasculopatía, aterosclerosis e interacciones
medicamentosas(52).
Tabla 1. Posibles causas
relacionadas con el vih de un accidente cerebrovascular(49).
Fuente: Benjamin LA,
Bryer A, Emsley HCA, Khoo S, Solomon T, Connor MD. HIV infection and stroke:
Current perspectives and future directions. Lancet Neurol [Internet]. Elsevier
Ltd; 2012;11(10):878–90. Available from: URL: http://dx.doi.
org/10.1016/S1474-4422(12)70205-3
Una relación entre presión
arterial sistólica elevada y duración del VIH se reportó en países con altos
ingresos. Seaberg y Colaboradores(53) en una cohorte multicéntrica
de hombres seguidos entre 1984 y 2003, reportaron que la mayor probabilidad de
desarrollar hipertensión sistólica se daba después de cinco años o más de la
instauración de la TARGA, especialmente en regímenes basados en IP inhibidores
no nucleósidos de la transcriptasa inversa. Igualmente, se demostró que la
incapacidad de la presión arterial de disminuir
mas del 10% durante la noche, un factor de riesgo de eventos
cardiovasculares, es más común en los pacientes con VIH(54).
Por otra parte, en los
países en vías de desarrollo la prevalencia y severidad de la hipertensión en
pacientes VIH positivos ha ganado atención recientemente. Estudios realizados
en Kenia y Uganda reportan tasas de prevalencia de hipertensión entre 11 y 28%
entre los pacientes VIH positivos y los hombres se ven afectados de manera
desproporcionada. Sin embargo, son necesarios datos prospectivos para esclarecer esta relación(55,56).
5. Hipertensión pulmonar
Desde que se describió el
primer caso de Hipertensión Pulmonar Arterial (HPA) en VIH/SIDA en 1987, se ha
reconocido esta entidad como una de las complicaciones más severas de la
infección por VIH llevando a una alta mortalidad, donde la hipertensión
pulmonar fue la causa directa de muerte en el 72% de los casos(22,57).
La más reciente clasificación de Niza estadifica la HPA generada por el VIH
como tipo I, es decir la que compromete exclusivamente el lecho arterial(58).
La prevalencia en los
países desarrollados es baja (<1%), sin embargo, en algunos países en vía de
desarrollo ocupa el segundo lugar como causa de HPA. La edad promedio de
presentación es de 33 años con mayor incidencia en sexo femenino(59,60).
La prevalencia de la HPA no ha tenido grandes cambios pese a la introducción de
la TAR, además que no existe una correlación entre el grado de inmunosupresión
y la gravedad de presentación(61). La supervivencia en los pacientes
con HPA asociada a VIH es menos favorable en comparación con pacientes VIH sin
esta asociación o con HPA idiopática(17,18).
No existe evidencia de una
infección directa a las células endoteliales pulmonares que pudiera explicar el
compromiso vascular, sin embargo, antígenos virales están presentes en el
endotelio vascular que pueden estimular directamente una apoptosis anormal, el
crecimiento y la proliferación celular.
Además, la infección por VIH induce un estado inflamatorio crónico que
se caracteriza por la activación inmunitaria persistente que podría inducir
indirectamente la liberación de citoquinas proinflamatorias y factores de
crecimiento que podrían producir HPA(62). Las proteínas Nef y Tat
del VIH contribuyen a procesos claves de vasoconstricción, proliferación
celular y trombosis. En la envoltura del VIH la glicoproteína Gp 120, estimula
los macrófagos y las células endoteliales arteriales en el pulmón a secretar
ET-1, un potente péptido vasoconstrictor con efectos proliferativos y
pro-inflamatorios(63). En un estudio realizado por Feijoo y cols. se
demostró que los pacientes VIH positivo presentaban mayor nivel sérico de ET-1
en comparación con el control, esto se correlacionó con una mayor presión
arterial pulmonar sistólica y podría considerarse un marcador precoz de
disfunción del ventrículo derecho(64).
6. Alteraciones metabólicas
Las alteraciones
metabólicas tienen una alta incidencia entre los pacientes con VIH/SIDA en todo
el mundo. La dislipidemia, la lipodistrofia y la resistencia a la insulina son
las principales enfermedades que están presentes en estos pacientes(65).
Dados los procesos fisiopatológicos mencionados, estas enfermedades tienen una
íntima relación en su historia natural (Ver Figura 2) por lo cual en la mayoría
de los pacientes infectados se presentan de manera simultánea y progresiva(14).
Figura 2. ALTERACIONES
METABOLICAS EN PACIENTES VIH/SIDA. Fuente: Zou W, Berglund L. HIV and highly
active antiretroviral therapy: dyslipidemia, metabolic aberrations, and
cardiovascular risk. Prev Cardiol. 2007;10(2):96–105.
La dislipidemia asociada
al VIH es un problema que se estima se presenta en un 48% y se asocia con
aumento en la incidencia de la enfermedad cardiovascular(66). Los
mecanismos que han intentado explicar este fenómeno incluyen incremento en los
niveles de citoquinas (TNF e IL-6), disminución de la depuración de los
lípidos, y el aumento de la síntesis hepática de lipoproteína de muy baja
densidad(65). Diversos estudios han demostrado que existe un riesgo
significativamente mayor de presentar dislipidemia en pacientes con VIH
expuestos a tratamiento antirretroviral en comparación a quienes no lo
recibieron, manifestada por lo general como disminución de HDL-c, aumento de
LDL-c y aumento de colesterol total, un perfil lipídico similar al que se
presenta en pacientes con síndrome metabólico(14,65,67). Dentro de
los diferentes regímenes antirretrovirales, la dislipidemia se asocia en un
70% los que incluyen los inhibidores de
la proteasa, igualmente se relacionan con obesidad central, lipodistrofia y
resistencia a la insulina(65). Por lo que algunos autores
recomiendan en todo adulto mayor infectado por VIH la medición de perfil
lipídico cada año antes del inicio de TAR y uno o dos meses después de
cualquier cambio en el régimen antirretroviral(68).
La intolerancia a la
glucosa se estima que está presente en cerca del 35% de los sujetos infectados
por el VIH en comparación con el 5% de los sujetos de control sanos(14,69).
Se estima que riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 es 3,1 veces mayor
en pacientes con VIH que reciben TAR en comparación con sujetos sin tratamiento(70).
La TAR da lugar a un flujo alterado de sustratos incluyendo ácidos grasos
libres, así como acumulación de lípidos intramiocelulares y alteración de los
niveles de adipocinas; además puede contribuir a una homeostasis alterada de la
glucosa. Los IP (incluyendo Ritonavir, Nelfinavir), han demostrado inducir
resistencia a la insulina in vivo
mediante la reducción del transporte de glucosa mediada por el transportador de
glucosa 4 (GLUT-4) y disminución de la secreción de insulina por parte de las
células beta pancreáticas. Ademas, se observó restauración de la sensibilidad a
la insulina después de la restricción al medicamento(67,69). Por lo
anterior, recomiendan la realización de una prueba de tolerancia oral a la
glucosa o medición de los niveles de insulina en ayunas en pacientes infectados con VIH con otros
factores de riesgo cardiovascular o antecedentes familiares de diabetes
mellitus tipo 2(68).
El síndrome de
lipodistrofia asociada a VIH incluye lipoatrofia y lipohipertrofia. La
lipoatrofia usual en cara, extremidades inferiores y glúteos que está
estrechamente relacionada con el uso de análogos de nucleósidos que actúan como
inhibidores de la transcriptasa inversa y rara vez se asocia con IP. Por otro
lado, la lipohipertrofia está relacionada con la acumulación de tejido adiposo
preferiblemente en abdomen, pecho y región interescapular y probablemente
asociada al uso de IP. Dentro de los mecanismos que explican el desarrollo de
esta entidad se encuentran el proceso de inflamatorio generalizado, alteración
del metabolismo de lípidos por inhibición de la lipoproteina lipasa y el exceso
de triglicéridos, el estrés oxidativo y la alteración de la función de las
adipoquininas(16).
Conclusiones
La ECV asociada al VIH es
causada por una compleja interacción de factores en relación con el virus, el
huésped y la terapia antirretroviral. El adecuado conocimiento de los
mecanismos involucrados y su repercusión en la salud del paciente se deben
tener presentes para estimar los riesgos y beneficios de las intervenciones
medicas.
En la revisión realizada
de la literatura, se encontraron diversas manifestaciones cardiovasculares que
empeoran la calidad de vida de los pacientes VIH seropositivos, estas son: la
falla cardiaca, EAC, IAM, ACV, hipertensión arterial, hipertensión pulmonar y
alteraciones metabólicas (Dislipidemias), las cuales son las nuevas causas de
muerte en estos pacientes, por encima de la muerte directamente relacionada por
el estadio final de SIDA.
Se espera que en los
próximos años el riesgo de ECV asociada al VIH aumente(22), es por
esto que se deberán implementar medidas dirigidas a la prevención y
modificación de los factores de riesgo, además de plantear y evaluar nuevas
estrategias de tamizaje e intervenciónes terapéuticas dirigida a reducir y
prevenir los procesos fisiopatológicos que son los principales implicados en el
desarrollo de la enfermedad cardiometabólica, haciendo un abordaje integral al
paciente. Queda un amplio campo por explorar aún, partiendo de la existencia de
nuevas formas de presentación de una
enfermedad ya conocida.
Referencias bibliográficas
1. Henry K, Melroe H, Huebsch J,
Hermundson J, Levine C, Swensen L, et al. Severe premature coronary artery
disease with protease inhibitors. Lancet. 1998;351(9112):1328.
2. Hemkens LG, Bucher HC. HIV infection
and cardiovascular disease. Eur Heart J. 2014;35(21):1373–81.
3. Hickok J, Avery TR, Lankiewicz J,
Gombosev A, Terpstra L, Hartford F, et al. CD4+ Count-Guided Interruption of
Antiretroviral Treatment. NEJM. 2006;355(22):2255–65.
4. Risso GD. Enfermedad cardiovascular
en sujetos con VIH / SIDA Cardiovascular disease in patients with HIV / AIDS.
Rev Fed Arg Cardiol. 2012;41(4):235–48.
5. ONUSIDA. Informe Mundial: ONUSIDA,
Informe sobre la epidemia mundial de SIDA. 2013. p. 274.
6. Programa Conjunto de las Naciones
Unidas sobre el VIH/SIDA. Hoja informativa 2015. 2015; p. 1–8.
7. Programa Conjunto de las Naciones
Unidas sobre el VIH/SIDA. El SIDA en cifras 2015. 2015; p. 1-12.
8. Teva I, Bermúdez MP, Ramiro MT,
Buela-Casal G. Situación epidemiológica actual del VIH/SIDA en Latinoamérica en
la primera década del siglo XXI: Análisis de las diferencias entre países. Rev
Med Chil. 2012;140(1):50–8.
9. Ministerio de Salud y Protección
Social de Colombia. Boletin Epidemiológico semanal. Semana epidemiológica
número 22 de 2016. Colombia; 2016;2016.
10. Ministerio de Salud y Protección
Social de Colombia. Resumen de situación de la epidemia por VIH / SIDA en
Colombia 1983 a 2011. 2012; p. 1-15.
11. Instituto Nacional de Salud I,
Ministerio de Salud y Proteccion Social. Protocolo de vigilancia en Salud
Pública. VIH - SIDA. 2014. p.43.
12. Nuñez RL, Paola S, Mira Á. Boletín
epidemiológico, situación del VIH / SIDA Colombia 2013. 2013.
13. Triant VA. Cardiovascular disease
and HIV infection. Curr HIV/ AIDS Rep. 2013;10(3):199–206.
14. Zou W, Berglund L. HIV and highly
active antiretroviral therapy: dyslipidemia, metabolic aberrations, and
cardiovascular risk. Prev Cardiol. 2007;10(2):96–105.
15. Duprez DA, Neuhaus J, Kuller LH,
Tracy R, Belloso W, De Wit S, et al. I nflammation, coagulation and
cardiovascular disease in HIV-infected individuals. PLOS ONE. 2012;7(9):e44454.
16. Hemkens LG, Bucher HC. HIV
infection and cardiovascular disease. Eur Heart J. 2014;35(21):1373–81.
17. Sandler NG, Wand H, Roque A, Law M,
Nason MC, Nixon DE, et al. Plasma Levels of Soluble CD14 Independently Predict
Mortality in HIV Infection. J Infect Dis. 2011;203(6):780–90.
18. Pirš M, Jug B, Eržen B, Šabović M,
Karner P, Poljak M, et al. Relationship between markers of endothelial
dysfunction and inflammation and subclinical atherosclerosis in HIV-infected
male patients below 55 years of age. Acta Dermatovenerologica Alp Pannonica
Adriat. 2014;23(3):49–52.
19. Hsue PY, Ordovas K, Lee T, Reddy G,
Gotway M, Schnell A, et al. Carotid Intima-Media Thickness Among Human
Immunodeficiency Virus–Infected Patients Without Coronary Calcium. Am J
Cardiol. 2012;109(5):742–7.
20. Mashinya F, Alberts M, Van
geertruyden J-P, Colebunders R. Assessment of cardiovascular risk factors in
people with HIV infection treated with ART in rural South Africa: a cross
sectional study. AIDS Res Ther. BioMed Central. 2015;12(1):42.
21. Nsagha DS, Assob JCN, Njunda AL,
Tanue EA, Kibu OD, Ayima CW, et al. Risk Factors of Cardiovascular Diseases in
HIV/AIDS Patients on HAART. Open AIDS J. 2015;9(1):51–9.
22. Bloomfield GS, Khazanie P, Morris
A, Rabadán-Diehl C, Benjamin LA, Murdoch D, et al. HIV and Noncommunicable
Cardiovascular and Pulmonary Diseases in Low- and Middle-Income Countries in
the ART Era: What We Know and Best Directions for Future Research. J Acquir
Immune Defic Syndr. 2014;67 Suppl 1:S40– 53.
23. Bloomfield GS, Alenezi F, Barasa
FA, Lumsden R, Mayosi BM, Velazquez EJ. Human Immunodeficiency Virus and Heart
Failure in Low- and Middle-Income Countries. JACC Heart Fail 2015;3(8):579–90.
24. Twagirumukiza M, Nkeramihigo E,
Seminega B, Gasakure E, Boccara F, Barbaro G. Prevalence of dilated
cardiomyopathy in HIV-infected African patients not receiving HAART: a
multicenter, observational, prospective, cohort study in Rwanda. Curr HIV Res.
2007;5(1):129–37.
25. Nzuobontane D, Blackett KN, Kuaban
C. Cardiac involvement in HIV infected people in Yaounde, Cameroon. Postgrad
Med J. 2002;78(925):678–81.
26. Shah MR. The Broad Spectrum of
HIV-Related Cardiovascular Disease*. JACC Heart Fail. Elsevier Inc;
2015;3(8):600–2.
27. Butt AA, Chang C-C, Kuller L, Goetz
MB, Leaf D, Rimland D, et al. Risk of Heart Failure With Human Immunodeficiency
Virus in the Absence of Prior Diagnosis of Coronary Heart Disease. Arch Intern
Med. 2011;171(8):737–43.
28. Duan M, Yao H, Hu G, Chen XM, Lund
AK, Buch S. HIV Tat Induces Expression of ICAM-1 in HUVECs: Implications for
miR-221/-222 in HIV-Associated Cardiomyopathy. PLoS One. 2013;8(3):1–11.
29. Twu C, Liu NQ, Popik W, Bukrinsky
M, Sayre J, Roberts J, et al. Cardiomyocytes undergo apoptosis in human
immunodeficiency virus cardiomyopathy through mitochondrion- and death
receptor-controlled pathways. Proc Natl Acad Sci U S A. 2002;99(22):14386–91.
30. Fiala M, Popik W, Qiao JH,
Lossinsky AS, Alce T, Tran K, et al. HIV-1 induces cardiomyopathyby
cardiomyocyte invasion and gp120, Tat, and cytokine apoptotic signaling.
Cardiovasc Toxicol. 2004;4(2):97–107.
31. Currie PF, Boon NA.
Immunopathogenesis of HIV-related heart muscle disease: Current perspectives.
AIDS. 2003;17 Suppl 1:S21–8.
32. Pugliese A, Isnardi D, Saini A,
Scarabelli T, Raddino R, Torre D. Impact of Highly Active Antiretroviral
Therapy in HIV-positive Patients with Cardiac Involvement. J Infect. 2000
May;40(3):282–4.
33. Luo L, Ye Y, Liu Z, Zuo L, Li Y,
Han Y, et al. Assessment of cardiac diastolic dysfunction in HIV-infected
people without cardiovascular symptoms in China. Int J STD AIDS.
2010;21(12):814–8.
34. Currie PF, Goldman JH, Caforio AL, Jacob
AJ, Baig MK, Brettle RP, et al. Cardiac autoimmunity in HIV related
heart muscle disease. Heart. 1998;79(6):599–604.
35. Patel VB, Sacoor Z, Francis P, Bill
PLA, Bhigjee AI, Connolly C. Ischemic stroke in young HIV-positive patients in
Kwazulu-Natal, South Africa. Neurology. 2005;65(5):759–61.
36. Martin-Iguacel R,
Llibre JM, Friis-Moller N. Risk of Cardiovascular Disease in an Aging HIV
Population: Where Are We Now? Curr HIV/AIDS Rep. 2015;12(4);375–87.
37. Triant VA, Lee H, Hadigan C,
Grinspoon SK. Increased acute myocardial infarction rates and cardiovascular
risk factors among patients with human immunodeficiency virus disease. J Clin
Endocrinol Metab. 2007,92(7):2506–12.
38. Durand M, Sheehy O, Baril J-G,
Lelorier J, Tremblay CL. Association between HIV infection, antiretroviral
therapy, and risk of acute myocardial infarction: a cohort and nested
casecontrol study using Québec’s public health insurance database. J Acquir
Immune Defic Syndr. 2011;57(3):245–53.
39. Freiberg MS, Chang C-CH, Kuller LH,
Skanderson M, Lowy E, Kraemer KL, et al. HIV infection and the risk of acute
myocardial infarction. JAMA Intern Med. 2013;173(8):614–22.
40. Silverberg MJ, Leyden WA, Xu L,
Horberg MA, Chao CR, Towner WJ, et al. Immunodeficiency and Risk of Myocardial
Infarction Among HIV-Positive Individuals With Access to Care. JAIDS J Acquir
Immune Defic Syndr. 2014;65(2):160–6.
41. Paisible A-L, Chang C-CH, So-Armah
KA, Butt AA, Leaf DA, Budoff M, et al. HIV infection, cardiovascular disease
risk factor profile, and risk for acute myocardial infarction. J Acquir Immune
Defic Syndr. 2015;68(2):209–16.
42. Tabib A, Leurox C, Mornex J LR.
Accelerated coronary atherosclerosis and arteriosclerosis in young
humanimmunodeficiency- virus-positive patients. Coron Artery Dis.
2000;11(1):41–6.
43. Mehta NJ KI. HIV-associated
coronary artery diseas. Angiology. 2003;54(3):269–75.
44. Khunnawat C, Mukerji S, Havlichek
D, Touma R, Abela GS. Cardiovascular manifestations in human immunodeficiency
virus-infected patients. Am J Cardiol. 2008;102(5):635–42.
45. Klein D, Hurley LB, Quesenberry CP
Jr SS. Do protease inhibitors increase the risk for coronary heart disease in
patients with HIV-1 infection?. J Acquir Immune Defic Syndr. 2002;30(5):471–7.
46. Bavinger C, Bendavid E, Niehaus K,
Olshen RA, Olkin I, Sundaram V, et al. Risk of cardiovascular disease from
antiretroviral therapy for HIV: a systematic review. PLoS One. 2013;8(3):e59551
47. Hsue PY, Giri K, Erickson S,
MacGregor JS, Younes N, Shergill A, et al. Clinical features of acute coronary
syndromes in patients with human immunodeficiency virus infection. Circulation.
2004;109(3):316–9.
48. Perello R. Clinical presentation of
acute coronary syndrome in HIV infected adults: a retrospective analysis of a
prospectively collected cohort. Eur J Int Med. 2011;22(5):485–8.
49. Benjamin LA, Bryer A, Emsley HCA,
Khoo S, Solomon T, Connor MD. HIV infection and stroke: Current perspectives
and future directions. Lancet Neurol. 2012;11(10):878–90.
50. Edwards NJ, Grill MF, Choi HA, Ko
NU. Frequency and Risk Factors for Cerebral Arterial Disease in a HIV/AIDS
Neuroimaging Cohort. Cerebrovasc Dis [Internet]. 2016;41(3-4):170–6. Available
from: URL: http://www.karger.com/?doi=10.1159/000442755
51. Sico JJ, Chang CC, So-Armah K,
Justice AC, Hylek E, Skanderson M, et al. HIV status and the risk of ischemic
stroke among men. Neurology. 2015;84(19):1933–40.
52. Aoun S, Ramos E. Hypertension in
the HIV-infected patient. Curr Hypertens Rep. 2000;2(5):478–81.
53. Seaberg EC, Muñoz A, Lu M, Detels
R, Margolick JB, Riddler SA, et al. Association between highly active
antiretroviral therapy and hypertension in a large cohort of men followed from
1984 to 2003 . AIDS. 2005;19(9):953–60.
54. De Socio GVL, Bonfanti P,
Martinelli C, Ricci E, Pucci G, Marinoni M, et al. Negative influence of HIV
infection on daynight blood pressure variability. J Acquir Immune Defic Syndr.
2010;55(3):356–60.
55. Bloomfield GS, Hogan JW, Keter A,
Sang E, Carter EJ, Velazquez EJ, et al. Hypertension and obesity as
cardiovascular risk factors among HIV seropositive patients in Western Kenya.
PLoS One. 2011;6(7):e22288.
56. Mateen FJ, Kanters S, Kalyesubula
R, Mukasa B, Kawuma E, Kengne AP, et al. Hypertension prevalence and Framingham
risk score stratification in a large HIV-positive cohort in Uganda. J Hypertens.
2013;31(7):1372–8.
57. Maur R, Bortman G. Hipertensión
arterial pulmonar asociada a infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana. Insuf Card. 2007;2(1):41–2.
58. Simonneau G, Gatzoulis MA, Adatia
I, Celermajer D, Denton C, Ghofrani A, et al. Updated clinical classification
of pulmonary hypertension. J Am Coll Cardiol. 2013;62(25 Suppl):D34-41.
59. Morris A, Crothers K, Beck JM,
Huang L. An official ATS workshop report: Emerging issues and current
controversies in HIV-associated pulmonary diseases. Proc Am Thorac Soc.
2011;8(1):17–26.
60. Reinsch N, Buhr C, Krings P,
Kaelsch H, Kahlert P, Konorza T, et al. Effect of gender and highly active
antiretroviral therapy on HIV-related pulmonary arterial hypertension: Results
of the HIVHEART Study. HIV Med. 2008;9(7):550–6.
61. Bloomfield GS, Khazanie P, Morris
A, Rabadán-Diehl C, Benjamin LA, Murdoch D, et al. HIV and Noncommunicable
Cardiovascular and Pulmonary Diseases in Low- and Middle-Income Countries in
the ART Era. J Acquir Immune Defic Syndr. 2014;67(Suppl 1):S40–53.
62. Barnett CF, Hsue PY. Human
Immunodeficiency VirusAssociated Pulmonary Arterial Hypertension. Clin Chest
Med. 2013;34(2):283–92.
63. Parikh RV, Ma Y, Scherzer R,
Heringer AS, Macgregor JS, Martin JN, et al. Endothelin-1 Predicts
Hemodynamically Assessed Pulmonary Arterial Hypertension in HIV Infection. PLoS
One. 2016;11(1):e0146355.
64. Quezada M, Toro R, López M, Lennie
V, Eulalia Valencia LP de I y LMC. La Endotelina -1 y la función del ventrículo
derecho: Nuevo marcador en población VIH positivo con Hipertensión Arterial
Pulmonar. Rev Española Cardiol. 2014;67(Supl 1:885):2–3.
65. Husain NE, Ahmed M. Managing
dyslipidemia in HIV/AIDS patients: challenges and solutions. HIV/AIDS.
2014;7:1-10.
66. Chu C, Umanski G, Blank A, Meissner
P, Grossberg R, Selwyn PA. Comorbidity-related treatment outcomes among
HIV-Infected adults in the Bronx, NY. J Urban Health. 2011;88(3):507–16.
67. Riddler SA, Smit E, Cole SR, Li R,
Chmiel JS, Dobs A, et al. Impact of HIV infection and HAART on serum lipids in
men. JAMA. 2003;289(22):2978–82.
68. Grinspoon S, Carr A. Cardiovascular
risk and bodyfat abnormalities in HIV-infected adults. N Engl J Med.
2005;352(1):48-62.
69. Hadigan C, Meigs JB, Corcoran C,
Rietschel P, Piecuch S, Basgoz N, et al. Metabolic Abnormalities and
Cardiovascular Disease Risk Factors in Adults with Human Immunodeficiency Virus
Infection and Lipodystrophy. Clin Infect Dis. 2001;32:130–9.
70. Petoumenos K, Worm SW, Fontas E,
Weber R, De Wit S, Bruyand M, et al. Predicting the short-term risk of diabetes
in HIV-positive patients: The Data Collection on Adverse Events of Anti-HIV
Drugs (D:A:D) study. J Int AIDS Soc. 2012;15(2):1–10.
¿Cómo
citar este artículo?: Camargo-Ariza WA, Galvis-Blanco SJ,
Gualdrón-Rincón EF, PalmezanoDíaz JM. Enfermedad cardiovascular y metabólica en
pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana. MÉD.UIS.
2017;30(2):45-54.