Editorial
DE LA ÉTICA EN EL NUEVO MILENIO
"Primun non nocere"
CARLOS ALBERTO ORTIZ ANAYA1
Quienes establecieron uno de los principios éticos más importantes del ejercicio profesional médico y,
por supuesto, de todos los profesionales de la salud, nunca imaginaron que con el transcurso del tiempo,
y ante la pérdida del rol preponderante que cumplían los profesionales de la salud, los estados, o si se
prefiere los gobiernos, establecerían progresivamente políticas de salud que violan sustancialmente
estos principios y ante el silencio un tanto cómplice de nuestra parte, nos alejan del objeto central de
las profesiones como lo es el paciente.
Ha sido, es y deberá seguir siendo el propósito fundamental de nuestro quehacer diría yo, casi
exclusivamente, el bienestar integral de nuestros congéneres y por supuesto de nuestros pacientes; sin
embargo es bueno irnos introduciéndonos de manera reflexiva en temas que hemos mantenido "casi
alérgicamente" como ajenos al ejercicio profesional lo que nos ha llevado a agregar un riesgo más a los
ya presentes (económicos, laborales, biológicos, etc.), el riesgo jurídico.
Sólo quienes han tenido que SUFRIR los procesos jurídicos, la mayoría de ellos absolutamente
injustificados, conocen el impacto personal, profesional y social que estas circunstancias conllevan, con
el agravante que cada vez son más frecuentes ya que el mencionado alejamiento que hemos permitido
de nuestros pacientes los ha hecho perder la confianza que durante siglos tuvieron en nosotros.
Partiendo del fundamento filosófico de que la sociedad nos dice que debemos hacer, pero que los
llamados a decir como hacerlo somos nosotros, me tomaré el atrevimiento de mencionar algunos
peligros hacia la ética dejando claro que es una introducción reflexiva al tema, ya que el sólo pensar en
la posibilidad de "sentar cátedra" no sólo sería inapropiado sino producto de una ignorancia prepotente.
- "La relación profesional de la salud - paciente es la base y objetivo central del ejercicio profesional".
Hoy en día quienes orientan y ordenan esta relación no son los profesionales de la salud; son
gerentes, economistas, administradores de empresas y hasta ingenieros, desde sus cargos directivos
en Entidades Promotoras de Salud (EPS) e Instituciones Prestadoras de Servicio (IPS), secretarías
de salud, ministerios, organismos de control y con objetivos alejados del contexto humanístico que
debe caracterizar la profesionalidad en salud.
- La historia clínica es el documento científico más importante que respalda la atención prestada a
los pacientes. La informática la ha hecho más compleja, ha unificado el pensamiento científicoprofesional
y un buen número de profesionales no puede separar sus ojos de la pantalla, para que
con la más mínima cortesía pueda por un instante dirigirse al ser humano que está frente suyo.
- La deslaboralización profesional; cada vez hay más intermediarios en la relación con los
pacientes y aunque los códigos de ética reconocen que nuestro medio de sobrevivencia más
importante es, precisamente, el ejercicio profesional, son otras personas e instituciones las que
se lucran de esta relación produciendo una importante desmotivación profesional que obliga a
los mismos a asumir múltiples contratos que no solo comprometen su bienestar personal sino la
seguridad de los pacientes.
- Con frecuencia se oye decir que cada día son mayores los aportes a la salud y, en cifras
económicas globales, parece ser cierto; la crisis actual en la salud pública, la alta morbilidad
y mortalidad prevenibles deben obligar a la sociedad a preguntarse a dónde van esos recursos,
quiénes los manejan, cómo se manejan y a quiénes sirven.
- La proliferación de Instituciones de Educación Superior con bajos estándares de calidad, sin
acreditación, que tienen programas de pregrado y postgrado en áreas de la salud que titulan
un importante número de profesionales que han creado una importante oferta laboral, con una
demanda disminuida lo que permita competencia desleal y que muchos profesionales se vean en
la obligación de servir a los no claros propósitos de muchas instituciones de salud.
- El consumismo y consumerismo; la moda, la adoración por el cuerpo y los estereotipos,
la importancia que se le da al estatus social por parte de algunos profesionales, la rápida e
inadecuada accesibilidad al conocimiento científico en las diferentes redes ciberespaciales,
viene teniendo un impacto cada vez mayor en el adecuado ejercicio profesional.
- Las estrategias de mercadeo a las que somos sometidos los profesionales por parte de la industria
farmacéutica, los productores de tecnologías afines usadas para el diagnóstico y/o tratamiento
cuyo impacto es de relevante importancia no solo en la organización de eventos de educación
continua, sino en el contenido de los mismos.
- La ignorancia que se tiene con relación a uno de los deberes más importantes de los profesionales
de la salud, como es el respeto por la autonomía de los pacientes y que se debe consignar no
sólo en la atención clínica sino en los procesos de investigación a través del consentimiento
informado, debidamente regulado por diferentes leyes en nuestro país.
En aras a respetar el espacio, quedan muchas preguntas y, por supuesto, algunas propuestas; por
ejemplo, qué sucede o sucederá con los avances en la biotecnología, en la biología molecular, en la
ingeniería genética, en la fertilización asistida, en los transplantes de órganos.. y más.
1 Docente de Anestesiología, Departamento de Cirugía. Escuela de Medicina UIS.