Artículo
Científico
Factores
asociados al embarazo en adolescentes de 13 a 19 años en el municipio de
Buenaventura, Colombia
Factors associated with pregnancy in adolescents 13 to
19 years in Buenaventura, Colombia
Rocío Carvajal Barona1,2
Harol Leder Valencia Oliveros1
Reynaldo Mauricio Rodríguez Amaya1,3
1
Fundación FES. Cali, Colombia.
2 Pontificia Universidad Javeriana.Cali,
Colombia.
3 Universidad Manuela Beltrán.
Bucaramanga, Colombia.
Correspondencia:
Reynaldo
Mauricio Rodríguez Amaya. Dirección: calle 105
17-22. Correo electrónico: reynaldomra@gmail.com. Teléfono: +7
3112271047.
Objetivo:
Identificar los principales factores asociados al embarazo en una muestra de
mujeres adolescentes escolarizadas entre 13 y 19 años en Buenaventura,
Colombia.
Metodología:
Estudio analítico prospectivo de una cohorte de 316 adolescentes entre 13 a 19
años de edad en colegios públicos y privados de Buenaventura entre los años
2006 y 2007. En la primera medición las adolescentes no debían estar en
embarazo. Se aplicó un cuestionario basado en un modelo teórico que involucró
varios niveles y constructos. Seis meses después se hacía test de embarazo. El
estudio fue avalado por Comité de Ética Institucional. Se realizó análisis de
regresión múltiple logística para buscar factores de riesgo y protectores en
relación al evento embarazo.
Resultados: El
promedio de edad de la cohorte fue de 15.9 años. El 10% de las adolescentes se
embarazaron durante el seguimiento. El promedio de edad de inicio de relaciones
sexuales fue 14.5 años y 67.7% indicaron que no usaron algún método de
planificación familiar en su primera relación sexual. Durante el seguimiento
las adolescentes que tuvieron mayor riesgo de tener un embarazo fueron aquellas
que reportaron en la encuesta: No ser capaces de evitar las relaciones sexuales
cuando no usaban métodos de planificación; sentir culpa por el consumo de
alcohol; tener amigas que abortaron y sentir presión para iniciar vida sexual.
Conclusiones: Los
factores de riesgo y protectores de un embarazo temprano no sólo están en el
nivel individual, sino que abarcan también el ámbito de los pares y la familia
de la adolescente, al igual que de los servicios de salud. En términos de salud
pública, implica que los esfuerzos que se lleven a cabo para disminuir los
embarazos tempranos en Buenaventura deberían enfocarse en dirección hacia estos
tres niveles.
Palabras
clave: Embarazo en adolescentes,
conducta del adolescente, Salud Reproductiva, Educación Sexual,
Planificación Familiar.
Objective: The objective of this study was to identify the main
factors associated with pregnancy in a sample of adolescents enrolled in
school, between 13 and 19 years of age in Buenaventura, Colombia.
Methods: A prospective analytical study of a cohort of 316
adolescents between 13 and 19 years old was conducted in public and private
schools in Buenaventura between 2006 and 2007. In the first measurement,
adolescents should not be pregnant. A questionnaire was applied based on a
theoretical model involving several levels and constructs. Six months later a
pregnancy test was done. The study was endorsed by the Institutional Ethics
Committee. Multiple logistic regression analysis was performed to look for risk
factors and protectors for the pregnancy event.
Results:
The average age of
the cohort was 15.9 years, 10% of teenage girls became pregnant during the
follow-up. The average age of first sexual intercourse was 14.5 years, 67.7%
indicated that no family planning method used at first intercourse. During
follow-up, adolescents who were at greatest risk for pregnancy were those who
reported in the survey: Not being able to avoid sexual intercourse when they
did not use planning methods; feeling guilty about alcohol; having friends who
aborted and feeling pressure to start sex life.
Conclusions: The risk factors and protectors of an early
pregnancy are not only at the individual level, but also encompass the peer and
adolescent family as well as the health services. In terms of public health, it
implies that efforts to reduce early pregnancies in Buenaventura should be
directed towards these three levels.
Keywords: Adolescent pregnancy, adolescent behavior,
Reproductive Health, Sex Education, Family Planning.
Forma
de citar: Carvajal Barona R, Valencia Oliveros HL, Rodríguez Amaya
RM. Factores asociados al embarazo en adolescentes de 13 a 19 años en el
municipio de Buenaventura, Colombia. Rev Univ Ind Santander Salud. 2017; 49(2):
290-300.
Recibido:
14/07/2016
Aprobado:
21/03/2017
Publicado
online: 22/03/2017
Globalmente el embarazo adolescente es un tema de
constante interés y amplia preocupación. América Latina y el Caribe es
considerada como la región con la mayor tasa de fecundidad adolescente en el
mundo, solamente siendo superada por África Subsahariana. En América Latina, un
tercio de los embarazos ocurren en mujeres menores de 18 años de edad, siendo
casi el 20% de ellas menores de 15 años. A su vez, las proyecciones para
décadas posteriores al año 2020 señalan que América Latina y el Caribe
alcanzarían las mayores tasas de fertilidad juvenil en todo el mundo(1),(2).
Existe consenso en
argumentar que cuando el embarazo se presenta en una adolescente con desventaja
socioeconómica aumentan en ella hasta en un 50% la probabilidad de muerte,
discapacidad fetal, perinatal y materna(3). Además de las
consecuencias físicas, desde el punto de vista psicosocial las adolescentes
embarazadas solteras se enfrentan a situaciones como el rechazo de sus
familias, el final de su educación y la amenaza de violencia, entre otros(4).
Así mismo, el embarazo adolescente tiende a perjudicar la salud mental no solo
de la adolescente sino de su grupo familiar, lo cual propicia la reducción de
oportunidades para el desarrollo educativo y profesional de la joven(5),(6),(7).
En algunos países europeos y en Norte América se ha
estudiado especialmente el papel que la variable etnia-raza desempeña en la
comprensión de las inequidades. Dichos estudios se han preocupado
fundamentalmente por explorar las relaciones entre cultura, identidad,
actitudes y conductas sexuales en el marco del constructo étnico-racial,
señalando diferencias en las tasas de embarazos entre mujeres negras, hispanas
y blancas así como en percepciones, conductas protectoras y de riesgo en salud(8),(9),(10),(11).
De igual manera, estudios sobre factores predictores del embarazo en
adolescentes afro-americanas de bajos ingresos socio-económicos reportan que la
percepción del deseo de tener un hijo por parte del novio de la joven es un
factor predictor significante de embarazo temprano(10),(11), por lo
tanto se genera la necesidad de profundizar sobre esta situación basado en
modelos teóricos sobre género y poder.
Para
el año 2010 en Colombia se calculó que 19.7% de las adolescentes menores de 18
años han dado a luz y de ellas 2.3% lo han hecho antes de los 15 años, siendo
las cifras más preocupantes las que incluyen adolescentes sin escolaridad y en
situación de pobreza(12),(13). A su vez, en la literatura disponible
no se cuenta con cifras precisas del problema del embarazo adolescente en el
municipio de Buenaventura o en población afrodescendiente colombiana, de lo que
si se tiene conocimiento es que en la región del Litoral Pacífico las mujeres
en el rango de edad de 15 a 19 años, aquellas que son o han sido madres
corresponde al 25.7%, siendo esta la mayor cifra del país entre las 16 zonas
que diferenció la ENDS del 2010(13). Por otra parte, un estudio desarrollado
en el interior colombiano indica que es muy probable que las intervenciones
hacia disminuir la cifra de embarazos en adolescentes sean muy cortas en tiempo
y su impacto posterior sería muy tardío. De igual manera, dicho estudio aduce
que no se han tomado en cuenta los patrones culturales de cada región ni el
significado de la sexualidad y el embarazo para las adolescentes, todo esto
sumado a que las estrategias para mitigar el riesgo tampoco han sido enfocadas
en favorecer el fortalecimiento de los factores protectores(14).
De otra mano, los estudios sobre embarazo en adolescentes
se han centrado en las prácticas sexuales de los adolescentes en general, otras
investigaciones se han concentrado en las consecuencias y resultados desde el
punto de vista físico o emocional de dichos embarazos(15),(16),(17).
Sin embargo, ha sido limitado el estudio y sobre todo la comprensión de los
factores que poseen en particular los adolescentes para tener un embarazo en la
adolescencia. Igualmente, en la literatura académica se indica la necesidad de
llevar a cabo mayor cantidad de estudios en dicho sentido(18). A su
vez, se ha publicado que las investigaciones en el tema de embarazo adolescente
ofrecen algunas limitaciones como la baja validez de los datos y la escasa
disposición de bases estadísticas sólidas y específicas, las cuales no ofrecen
una herramienta importante para realizar inferencia y generalización de los
resultados(7).
Los modelos teóricos en salud, corresponden a
representaciones simples de la realidad que buscan sintetizar la complejidad de
un evento e intentan establecer los elementos que se deben explorar e
intervenir con el propósito de mejorar las condiciones de salud. Los modelos
teóricos de investigación e intervención se pueden clasificar según el nivel
que privilegian: individual, grupal o interpersonal y comunitario(19).
En el estudio de la salud sexual y reproductiva de la
población adolescente se ha privilegiado el abordaje individual con la “Teoría
del establecimiento de metas” y el “Modelo de creencias en salud”. El primero
plantea que cuando se tiene una meta establecida es más probable que se
desarrolle el comportamiento para alcanzarla. El segundo modelo afirma que los
aspectos cognitivos son los que modelan los comportamientos(20),(21).
En el nivel grupal, se da cuenta de los vínculos con los pares, la pareja y la
familia. A su vez, se plantea el constructo de auto-eficacia, en el cual se
estipula como buen predictor la creencia del individuo en su capacidad para
asumir una conducta al movilizar sus recursos cognitivos, motivacionales o
intereses(22). Adicionalmente, el nivel interpersonal utiliza dos
modelos: el modelo de “Enfoque de género y poder”, el cual busca conocer la
influencia que la pareja tiene sobre la toma de decisiones y en segundo lugar
el “Modelo de la autoridad parental”, el cual indaga por el papel que los
padres desempeñan en el monitoreo de sus hijos y la influencia que ellos tienen
en que éstos asuman o no conductas de riesgo(23),(24). Por último en
el nivel comunitario se ha usado el “Modelo de organización comunitaria” y la
“Teoría de difusión de innovación” en donde se han realizado intervenciones en
la legislación de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva para los
adolescentes. Siendo estos niveles los menos intervenidos y evaluados(25).
En este orden de ideas, algunos de los anteriores enfoques teóricos sirvieron
de base para desarrollar el modelo teórico con el cual se orientó la presente
investigación.
Pese a los esfuerzos
realizados en el mundo, se reconoce que no ha habido aún el impacto esperado
sobre la reducción de cifras en maternidad temprana. Así mismo, siendo que la
vida sexual de los jóvenes abarca componentes culturales, sociales, étnicos y
económicos, los datos con que se han diseñado las intervenciones desde el nivel
nacional pueden no estar dando cuenta de las particularidades locales, e
incluso no recogen las diversidades existente entre las regiones de Colombia.
Por ello, gana relevancia la realización de estudios de carácter local que
contribuyan a contrastar o validar lo que el nivel nacional expone con base en
evidencia local(26). Por lo anteriormente mencionado, se llevó a
cabo este estudio donde se trazó como objetivo identificar los principales
factores asociados al embarazo en una muestra de mujeres adolescentes
escolarizadas entre 13 y 19 años en Buenaventura, Colombia. De igual manera, se
partió de la hipótesis que las adolescentes que han iniciado vida sexual y
quedan embarazadas difieren de sus pares que no llegan a embarazarse en
variables relacionadas con: la auto-eficacia, la influencia de pares y la norma
social percibida hacia el embarazo.
Es importante anotar que Buenaventura es el principal
puerto del Océano Pacífico del país y alberga aproximadamente 400.000
habitantes donde cerca del 90% es población afro-descendiente. En este orden de
ideas, se llevó a cabo un estudio analítico prospectivo de una cohorte fija de
316 adolescentes escolarizadas entre 13 y 19 años de edad en colegios públicos
y privados de la zona urbana de Buenaventura pertenecientes a ocho distritos
educativos, además se contó con la colaboración de la Secretaría de educación
local y los rectores de los colegios involucrados.
Para el cálculo de la muestra se tuvieron en
cuenta las siguientes consideraciones: Un poder del 80%; nivel de confianza del
95% y riesgo relativo mínimo esperado de 2.0. Se llevó a cabo una selección
proporcional de adolescentes de acuerdo a los ocho distritos educativos de la
zona urbana de Buenaventura. En total fueron 57 instituciones educativas en
donde la cantidad de colegios por cada distrito varió entre 6 a 11
instituciones. A cada distrito se le asignó un número igual de estudiantes a
seleccionar, posteriormente se distribuyó la muestra en los colegios de cada
distrito educativo. En cada colegio se seleccionaron las estudiantes
participantes en el estudio de acuerdo al orden de llegada, hasta completar el
tamaño de muestra.
Los criterios de inclusión para el estudio fueron tener
entre 13 y 19 años de edad, haber iniciado vida sexual, no estar casada ni en
convivencia con pareja, ser estudiante matriculada en una institución educativa
pública o privada, residir en la zona urbana de Buenaventura y aceptar
participar voluntariamente en el estudio. Se decidió realizar el estudio de
manera prospectiva con el fin de detectar de una manera válida y eficiente en
el tiempo la proporción de embarazo en una cohorte de adolescentes con factores
de riesgo para embarazo temprano.
Teniendo en cuenta la complejidad de la maternidad
temprana y con el fin de recuperar las particularidades de la ocurrencia de
este evento en un contexto como el de Buenaventura, se buscó generar un modelo
teórico que fuera lo suficientemente completo para orientar el estudio de la
cohorte. Por lo tanto, se llevó a cabo
una evaluación cualitativa previa.
Este estudio presentó una fase cualitativa la cual estuvo
basada en las teorías del Interaccionismo simbólico(27) las cuales
orientan a explorar las percepciones del fenómeno a estudiar y tienen muy en
cuenta el contexto que las rodea. Las
técnicas de recolección de información fueron el grupo focal y la entrevista
semiestructurada. Se realizaron nueve grupos focales con solo adolescentes
embarazadas y 13 entrevistas de carácter individual, estas últimas estaban
dirigidas a cuatro padres de adolescentes embarazadas, cuatro madres de adolescentes
embarazadas y cinco adolescentes(28).
De acuerdo a los modelos teóricos empleados en salud
sexual y reproductiva anteriormente descritos, el modelo teórico final del
estudio incluyó constructos y teorías de los modelos individual y grupal.
Finalmente con los resultados de la fase cualitativa, los investigadores
condensaron un modelo teórico determinado por la norma social percibida, la
creencia en el destino, la influencia de pares, las condiciones familiares, la
autoeficacia general y específica, el consumo de alcohol, el uso de métodos de
planificación familiar (MPF) y las relaciones sexuales tempranas.
Una vez la adolescente cumplía los criterios
de inclusión, se le aplicaba una prueba tamiz basada en factores de riesgo para
la ocurrencia de embarazo temprano. La prueba tamiz incluía 12 preguntas que
abarcaban consumo de alcohol, cigarrillo y sustancias psicoactivas y de control
familiar sobre la adolescente. El objetivo del tamizaje fue seleccionar un
grupo de adolescentes con mayor riesgo de embarazo temprano. Si la adolescente
cumplía dos o más factores de riesgo, se procedía a hacer la prueba de embarazo
y si el resultado era negativo la adolescente ingresaba a la cohorte. Posteriormente,
se le hacía la encuesta correspondiente a la investigación, éste fue
considerado el tiempo cero del estudio o línea de base. Seis meses después a
las adolescentes se les hacía de nuevo prueba de embarazo, este fue considerado
el tiempo 1 (uno) de seguimiento. Todas las participantes para la línea de base
fueron captadas en el colegio. El seguimiento terminaba cuando ocurría embarazo
o pérdida de la participante. La línea de base se inició el 8 de febrero y
culminó el 25 de abril de 2006. La siguiente medición inició el 1 de septiembre
y terminó el 1 de febrero de 2007.
La variable resultado en este estudio fue la
detección del embarazo en la adolescente en el tiempo 1, Las variables de
exposición o independientes incluyeron las variables del modelo teórico guía,
las cuales incluyeron:
- Variables
sociodemográficas.
- Norma social percibida:
Establecido por la percepción del adolescente y su familia sobre las relaciones
sexuales, el embarazo temprano y el uso de MPF.
- Influencia de pares:
Determinado por la presión de las amigas de la adolescente para el inicio de
relaciones sexuales; la percepción de uso de MPF, práctica de aborto y deseo de
embarazo entre las amigas de la adolescente.
- Condiciones familiares:
Edad y escolaridad de padre y madre; pauta familiar respecto a la maternidad
temprana; comunicación con padre y madre y control familiar.
- Conocimiento, uso y
creencias sobre MPF.
- Vida sexual: Incluye la
edad de la primera relación sexual, las razones de inicio de relaciones
sexuales y características de la pareja actual.
- Auto-eficacia general y específica: Capacidad
para desenvolverse y resolver situaciones de la vida en general y en
situaciones que afectan la vida sexual y reproductiva.
El consumo de alcohol fue medido a partir la
escala CAGE, la cual es una escala de amplia difusión con propiedades psicométricas
aceptables (consistencia interna entre 0,52 y 0,9) y aceptable sensibilidad y
especificidad cuando se compara con la entrevista psiquiátrica(29).
El test se compone de cuatro preguntas y ha demostrado la capacidad de detectar
desde bebedores sociales hasta consumo con tendencia a la dependencia. Si bien
esta escala puede ser útil para detectar sobre todo bebedores con dependencia,
no define un diagnóstico como tal(30).
La recolección de información se realizó a través de
cuestionarios estructurados cara a cara, los cuales tuvieron procesos de
entrevista cognitiva y prueba piloto para su ajuste. El instrumento en general
tenía 105 preguntas en su mayoría con preguntas de selección múltiple con única
respuesta, las cuales no tenían un patrón de respuesta Likert a excepción de
las preguntas de autoeficacia que incluían cinco respuestas del orden de
frecuencia. Las preguntas no tenían un puntaje como tal, siendo que el
propósito del cuestionario no pretendía que tuviera un puntaje general. Se
realizó consentimiento y asentimiento
informado en todas las participantes, involucrando también a los padres de
familia de las adolescentes, además el estudio fue avalado por un Comité de
Ética Institucional.
Se realizó análisis
exploratorio con el fin de examinar la frecuencia y la distribución de las
variables estudiadas (promedios o medianas
y porcentajes) entre adolescentes embarazadas y no embarazadas.
Posteriormente se hizo un análisis bivariado para identificar asociaciones
crudas entre la variable dependiente (resultado) y las variables independientes
(exposición). Luego se realizó un modelo de regresión logística múltiple, en
donde las variables que alcanzaron un valor de p=<0.25 de significancia
ingresaron en el modelo a través del método stepwise hacia adelante. Para ello,
se ingresaron las variables por grupo, de acuerdo al modelo teórico usado en el
estudio y se dejaron en el modelo múltiple final sólo aquellas variables que
alcanzaron valor de p<0.10. La probabilidad de entrada fue de 0.10 y de
retiro de 0.20. Los Odds Ratio (OR) fueron calculados con su respectivo
intervalo de confianza (95%) y su valor p.
De un total de 2.169
adolescentes escolarizadas, 504 cumplieron los criterios de inclusión para
participar en el estudio. De las 504 adolescentes, 316 (62.7%) cumplían
con dos o más factores de riesgo de la
tamización y 188 (37.3%) tenían menos de dos de los factores de riesgo
evaluados y/o tuvieron prueba positiva para embarazo. Por tanto entraron en la
cohorte 316 adolescentes y durante el seguimiento se contaron 16 pérdidas
(5.3%). La mediana del tiempo de seguimiento de las adolescentes fue de 204
días (6.8 meses) y el 10% de las adolescentes se embarazaron durante el
seguimiento.
El promedio de edad
de las adolescentes fue de 15.9 años. El mayor porcentaje se percibían como
afrodescendientes (74%) y tenían alguna creencia religiosa el 81.6%. La
participación en grupos y la vinculación al trabajo tuvieron baja prevalencia:
35.1% y 8.6%, respectivamente. La Tabla
1 muestra el comportamiento de las variables sociodemográficas desglosado
en aquellas adolescentes que luego del seguimiento quedaron embarazadas y en
aquellas que no.
Tabla
1. Características
sociodemográficas de las adolescentes de 13 a 19 años de edad de la cohorte de
Buenaventura (Embarazadas y No).
En cuanto a las
prácticas sexuales de las adolescentes, el promedio de edad de inicio de
relaciones sexuales fue de 14.5 años, prevalece el inicio de vida sexual durante
o después de los 14 años de edad (78.5%) y 67.7% de las adolescentes indicaron
no haber usado algún método de planificación familiar en su primera relación
sexual. Además, 52% de las adolescentes en su última relación sexual no usaron
un método de planificación familiar para evitar un embarazo. En el momento de
la entrevista 268 (82.7%) de las adolescentes manifestaron tener pareja.
El análisis de regresión logística múltiple (Tabla 2) mostró que las adolescentes
que en la línea de base reportaron no haber asistido nunca a los servicios de
salud para asuntos de planificación familiar, tuvieron 4.7 veces el riesgo de
embarazarse durante el seguimiento, comparadas con aquellas que si lo hicieron,
aunque la asociación no fue estadísticamente significante. Así mismo, quienes
consideraron que en su casa no se les permite tener relaciones sexuales,
tuvieron mayor probabilidad de embarazarse. Durante el seguimiento las
adolescentes que tuvieron mayor riesgo de tener un embarazo fueron aquellas que
reportaron en la encuesta: no ser capaces de evitar las relaciones sexuales
cuando no usaban métodos de planificación; sentir culpa por el consumo de
alcohol; tener amigas que abortaron y sentir presión para iniciar vida sexual.
Tabla
2.
Valores crudos y ajustados de los factores asociados a embarazo en adolescentes
de 13 a 19 años de edad de Buenaventura.
En relación a factores protectores del embarazo, se
encontró que: el hecho que sea la misma adolescente quien decida sus
responsabilidades domésticas, arroja 70% menos riesgo de ocurrencia de embarazo
comparada con a quienes otras personas les deciden sus responsabilidades.
También, las adolescentes que reportaron el uso de algún método de
planificación familiar entre sus amigas, tuvieron entre 60% y 90% menor riesgo
de un embarazo temprano.
En el presente estudio se
determinó la relación del embarazo adolescente con algunos factores ya sea de
riesgo o protectores en una muestra de adolescentes principalmente
afro-descendientes. Los resultados
principales mostraron que variables relacionadas con la influencia de pares,
auto-eficacia específica y consumo del alcohol, están asociadas con el embarazo
de adolescentes de 13 a 19 años de edad, escolarizadas, residentes en el área
urbana de Buenaventura.
Así mismo se pudo establecer que la décima parte de las
adolescentes se embarazaron en los casi siete meses de seguimiento de la
cohorte, esta es una cifra menor a la reportada para Colombia, en donde se
habla de un valor cercano al 20%, sin embargo nuestra población tiene
particularidades diferentes a la realizada en la Encuesta Nacional de
Demografía y Salud ENDS 2010(13). Por otra parte, en nuestro estudio
la edad de inicio de relaciones sexuales es similar a lo reportado en Colombia,
donde los 14.8 años es la edad promedio para la primera relación sexual en
mujeres(14), sin embargo es importante matizar esta comparación dado
que nuestra población es escolarizada y de predominio afro-descendiente.
Si bien es cierto los adolescentes conocen en menor o
mayor grado los diferentes MPF, se sabe que el 20% de las adolescentes con
actividad sexual usan métodos de planificación para la prevención del embarazo(14),(31).
En este estudio se encontró que a pesar de que todas las adolescentes
reportaron inicio de vida sexual, sólo 12.3% habían asistido a un servicio de
salud para asuntos de planificación familiar. Por otra parte, dos tercios de
las encuestadas no usaron algún MPF en su primera relación sexual. En la
literatura disponible hay poca evidencia de las razones de no uso de servicios
de salud procreativa por parte de las adolescentes. Al respecto sólo se
encontró un estudio de aborto inducido en jóvenes en Tanzania en el que las
adolescentes expresan barreras para el uso de MPF, como por ejemplo el creer
que son muy jóvenes para asistir a los servicios de planificación familiar, el
miedo a usar los MPF y el considerar que dichos métodos son muy costosos(32).
Adicionalmente se encontraron en nuestros hallazgos
sugieren una asociación positiva de presentar embarazo cuando la adolescente
percibe que en su familia no le es permitido tener relaciones sexuales. Sin
embargo, en otros estudios se ha demostrado que las adolescentes que perciben
que su mamá desaprueba tener relaciones sexuales sumado a poseer buenas
relaciones con la madre, dan cuenta de una menor probabilidad de embarazo
temprano o de inicio de vida sexual(33),(34). De igual manera, se ha
evidenciado que un buen apoyo familiar alrededor de la adolescente conlleva a
que los índices de embarazo precoz tiendan a disminuir. Además se enfatiza que
la responsabilidad no radica únicamente en el papel de la madre de la
adolescente sino también el rol del padre, esto lo apoya un estudio realizado
en Bogotá en 2010 en donde se describe que aquellas adolescentes que no vivían
con sus dos padres tenían una probabilidad tres veces mayor a tener un embarazo(35).
La influencia de
pares entre los adolescentes ha sido ampliamente examinada, dado que se
considera que en esta etapa del ciclo vital se asumen como modelos los
amigos-as en la búsqueda de afianzar la identidad y cuestionar los preceptos de
los adultos como forma de exploración de la autonomía. En el área de la salud
sexual y reproductiva, se ha desarrollado el modelo social del embarazo en
adolescentes en el cual se considera la influencia de pares en la vida sexual
de la adolescente(36).
En el análisis logístico múltiple se exploraron tres
asociaciones de la influencia de pares en el embarazo temprano. El primer
hallazgo indicó que existe un mayor riesgo de embarazo entre quienes expresaron
saber que alguna de sus amigas había interrumpido el embarazo. En segunda
instancia, existió menor riesgo de embarazo cuando se cuenta con amigas que
hacen uso de algún método de planificación familiar. Por último, el haberse
sentido con presión para iniciar vida sexual aumentó el riesgo de un embarazo
temprano. Los dos últimos resultados son consistentes con hallazgos reportados(37),(38),
en los cuales se indica que la norma de pares se ha mostrado asociada con el
uso de MPF y con la edad de inicio de relaciones sexuales. Sin embargo,
respecto a la percepción del aborto entre las amigas no se encontró ningún
reporte en la literatura. Además, este estudio aporta el dato que 37% de las
adolescentes reportaron que al menos una de sus amigas adolescentes se ha
practicado un aborto, esto se correlaciona con el hecho que en Buenaventura la
tercera causa de egreso hospitalario es debido a aborto-no especificado(13),(39).
Por lo anterior se consideraría importante y necesario adelantar estudios en
donde se profundice esta problemática del aborto en la población adolescente.
En cuanto al constructo de autoeficacia específica relacionada con el
uso de MPF, se encontró que aquellas adolescentes que expresaron no tener
habilidad o confianza para evitar las relaciones sexuales cuando no están
haciendo uso de un MPF, tienen 2.7 veces el riesgo de un embarazo temprano
comparadas con quienes si evitan estas relaciones. Este hallazgo puede estar
indicando el bajo perfil que las adolescentes tienen en la negociación del uso
de MPF, lo cual puede ser su respuesta a la norma social esperada de asumir un
papel pasivo frente a su pareja masculina(40). Además, de acuerdo
con DiLorio en un estudio con adolescentes afrodescendientes, mostraron que una
alta eficacia para abstinencia (habilidad para resistirse a involucrarse en una
relación íntima sexual o en una relación sexual) fue un factor protector para
no involucrarse en una posible situación sexual de riesgo(41).
Por otro lado,
nuestro estudio encontró que el sentir culpa por el consumo de alcohol,
fue una variable fuertemente asociada con el embarazo temprano. Otros estudios
no han encontrado este hallazgo de culpa por el uso del alcohol como tal, sino
que han reportado consumo de alcohol y drogas ilegales y participación en actos
de delincuencia en adolescentes embarazadas(42) o con prácticas
sexuales de riesgo (por ejemplo, sexo sin condón)(31). El supuesto
detrás de este reporte es la existencia de un patrón de conductas de riesgo y
no la sola presencia de un fenómeno aislado, lo cual implica que las
intervenciones con estas jóvenes deben no sólo enfocarse a la prevención del
embarazo, si no a otras conductas que las colocan a riesgo de otros eventos.
Finalmente, del conjunto de variables del constructo de
control familiar, sólo se halló como factor protector el hecho que sea la
adolescente quien decida sobre las tareas domésticas que ella debe realizar.
Esto puede indicar un nivel de autonomía de la adolescente para tomar
decisiones dentro de su grupo doméstico cuando no hay control paterno o materno
o estar indicando una mayor autodeterminación en la joven. Estos resultados son
similares a estudios realizados en Bogotá en donde la forma como funciona la
estructura familiar es el factor clave de protección y/o riesgo de los adolescentes
para el embarazo(43). Igualmente se ha descrito una baja percepción
de lo que implica tener un evento reproductivo en las adolescentes, en cambio
para algunas el hecho de embarazarse reporta en ellas obtener ganancias
afectivas tales como compañía, un proyecto de vida, alguien por quien luchar,
aunque otras afirman obtener mayor independencia y libertad del medio familiar,
crecer en madurez y responsabilidad(14).
Entre las fortalezas del estudio, se destaca
el tipo de diseño utilizado. Estudios de cohorte en poblaciones similares
enfocaron sus desenlaces en el ambiente clínico de la embarazada(16),(17). En este estudio de cohorte prospectiva se
pudieron establecer variables predictoras del embarazo en adolescentes porque
se contó con la dirección del efecto. Otros estudios tienen limitaciones debido
al uso de diseños transversales o de casos y controles, en los cuales no es
posible establecer la direccionalidad hacia adelante entre la exposición y el
evento(44). Entre las limitaciones del estudio se resalta que los
resultados no pueden ser generalizados para otras poblaciones de adolescentes,
dado que se contó con una muestra limitada a un contexto particular. Por otro
lado, la técnica usada en la encuesta cara a cara pudo haber afectado la
confiabilidad de los resultados, dado que en algunos ítems del cuestionario es
posible que las adolescentes hayan dado información respondiendo a lo
socialmente aceptado o esperado, sobre todo cuando se abordaron algunos asuntos
sensibles.
Si bien es cierto han pasado algunos años
luego de la realización del presente estudio, los hallazgos encontrados son
coherentes con la problemática que rodea al embarazo adolescente en la
actualidad. Los factores de riesgo encontrados son materia prima para
desarrollar estudios a futuro en los que se incluya no solo la visión del
adolescente sino la del entorno familiar. Los informes recientes resaltan que
las causas que lleven a un embarazo en adolescentes son de origen
multifactorial, siendo que no se trata que un factor sea más importante que
otro, sino que todos los factores deben ser tomados en cuenta(2),(4).
En general, dichas investigaciones resaltan la participación de la familia, los
valores, la comunidad, los amigos de los adolescentes, las instituciones
educativas y la propia adolescente. En
términos de políticas públicas, se debería tener muy en cuenta los conceptos de
autoeficacia e influencia de pares en las intervenciones que medien para frenar
las cifras elevadas de embarazo adolescente. Además desde nuestra postura merece
la pena fomentar políticas públicas centradas en la salud sexual y reproductiva
del adolescente, no solo basadas en prevenir embarazos y enfermedades de
transmisión sexual, sino en la adopción de conductas que promuevan la salud en
general y el bienestar psicosocial.
Por
último, la conclusión principal de este estudio indica que los factores de
riesgo y protectores de un embarazo temprano, no solo están en el nivel
individual, si no que pasan al ámbito de los pares y la familia de la
adolescente, al igual que de los servicios de salud. Ahora bien, tratando de
enfatizar en términos de salud pública, esto implica que cualquier esfuerzo que
se haga para disminuir los embarazos tempranos en Buenaventura, debe enfocarse
en dirección hacia esos tres niveles, los cuales son sugeridos en este estudio
como los principales determinantes de la gravidez en la adolescencia en esta
ciudad.
Ninguno
de los autores tiene conflictos de interés relacionada con este estudio.
A
los estudiantes del semillero de investigación de trabajo social de la
Universidad del Valle sede Pacifico por su apoyo operativo y técnico, a los
adolescentes y padres de familia de Buenaventura que participaron en el
estudio, a las autoridades educativas del Municipio de Buenaventura y al
personal administrativo y operativo de la División Salud de FES en su oficina
de Cali. A la investigadora Janeth Mosquera Becerra por su participación
formulación, análisis y consolidación del estudio y al profesor Julio Cesar
Mateus Solarte de la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle de la
Maestría de Epidemiología e investigador de la Fundación FES, por la asesoría
técnica y metodológica en el análisis de la información. Al Centro Nacional de
Ciencia y Tecnología – COLCIENCIAS y a la Fundación FES por la financiación de
este proyecto de investigación.
Ninguno
de los autores tiene conflictos de interés relacionada con este estudio.
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