Editorial
Medicinas alternativas: perpetuación de la ignorancia o
utilización de información histórica
Alternative medicines: ignorance perpetuation or the use of historical information
Raúl E Blanco Guarin1
1 Médico Cirujano,
Universidad Nacional de Colombia; Especialista en Administracion
de Servicos de
Salud, Universidad Industrial de Santander; Magister en Medicina Tradicional
China, Universidad Nacional de Colombia; Medicina Tradicional China,
Universidad de Guangzhou, Instituto de Medicina
Herbal y Acupuntura de Beijing.
La discusión sobre la
aplicación en el ámbito científico de las llamadas medicinas alternativas, se
ha atizado con la creación de cursos de capacitación y postgrados en
importantes facultades de medicina, y de la legislación que avala dicha
práctica dentro de los planes de salud en Colombia.
Tanto detractores como
defensores utilizan argumentos, algunos válidos y otros sin sustento alguno,
que en el mejor de los casos son simplemente anecdóticos y en ocasiones rayan
con una imaginación desbordada o demuestran la ignorancia total del tema a
defender o rebatir.
Medicina es la ciencia y
el arte de prevenir y tratar enfermedades buscando el bienestar y la calidad de
vida, y en este concepto entran una gran gama de enfoques, siendo el método
científico la línea imaginaria que demarca las fronteras entre lo convencional
u ortodoxo y los “otros”, pero estos límites en ocasiones se diluyen por
factores como, la dialéctica, prejuicios, intereses económicos, egos,
desconocimiento, terquedad y resistencia al cambio o su contrario, la
permisividad y exceso de amplitud mental, llevando a que se rechacen y aun
satanicen esquemas diagnósticos y terapéuticos muy valiosos y a que se cohonesten, permitan e impulsen
procedimientos y enfoques que rompen la primera ley médica, non nocere, no
dañar, base del juramento que todos hicimos cuando decidimos trasegar a través
de la más hermosa profesión.
Las medicinas alternativas
no existen, medicina es una sola, si no funciona no es medicina. Durante la práctica profesional deberemos
llenarnos de argumentos para definir entre múltiples alternativas en la
atención del paciente, desde el primer momento de la entrevista, pasando por el
examen físico, medios diagnósticos, tratamiento o
prevención y seguimiento, todo dentro del concepto biopsicosocial del ser vivo
al que estamos observando.
La calidad del acto
médico, estará dada por la calidad y variedad de la información que el
profesional posea, entre menos conocimiento se reciba, menos herramientas
diagnósticas y terapéuticas se dispondrá, afectando y limitando las opciones de
recuperación de la salud del paciente.
El principal argumento en
contra de los esquemas no convencionales es que carecen de validez científica,
y sus afirmaciones en temas como, impacto por encima de las terapias
convencionales o aun sobre el efecto placebo, y la relación riesgo beneficio,
no han sido demostradas o se han demostrado erradas. Se basan en la religión,
la tradición, la superstición y la creencia en energías sobrenaturales. Es una pseudociencia, o en el mejor de los casos una protociencia, con errores de razonamiento, es un fraude con
muy buena propaganda y con muy pobre regulación. Su experimentación es un
desperdicio de los recursos dedicados a la investigación médica, además explica
su mecanismo de acción con argumentos no racionales, (siendo esto, lo que más
ampollas saca en la comunidad científica más conservadora).
Con el rótulo de
alternativo englobamos desde visiones de la salud totalmente estructuradas con
criterios de prevención, diagnóstico y terapéutica, como la medicina china y la
ayurveda, junto con opciones más enfocadas en el
tratamiento como es la terapia neural y la homeopatía y aun la quiropraxia, y con técnicas más de sanación, como son el reiki, musicoterapia, esencias florales, campos magnéticos,
naturopatía, curación energética, ozonoterapia,
radiestesia y curación divina. Cada rama del saber tiene criterios que la hacen
única y ameritan un análisis individual, por ejemplo el examen de la lengua y
los pulsos de la medicina china, o la caracterización de la complexión física
del ayurveda, por su valor semiológico. No todo es
charlatanería; por ejemplo aunque no creamos en la concepción mágica de las
técnicas de sanación, su enfoque humanista en la interacción sanador-enfermo,
terminó originando terapias cognitivas y los grupos de apoyo. Si logramos
decantar lo bueno de cada opción en lugar de cerrar nuestras mentes por sus
falencias, fortaleceremos nuestra opción de llegar al objetivo que buscamos
cuando decidimos ser médicos, ofrecer nuestro mejor esfuerzo para alcanzar la
salud de los pacientes.
En la otra cara de la
moneda, catalogamos como medicina convencional a la práctica basada en signos,
síntomas y datos de laboratorio e imagenología, que
deben encuadrarse dentro de un rango de normalidad, rango dado por valores
históricos con certeza estadística y epidemiológica, que originan un
diagnóstico con su consecuente protocolo, en lo posible unificado, de
tratamiento validado y soportado por evidencia científica que cumpla los
principios de beneficencia, no maledicencia, autonomía y justicia.
Desafortunadamente estos rangos de normalidad,
en algunos casos, pueden ser modificados según intereses económicos,
políticos o personales, lo mismo que las
opciones terapéuticas, donde es un secreto a voces, que aunque esté prohibido
por ley, las presiones sobre el profesional para “casarse” con determinadas
marcas, que le reportan beneficios pecuniarios, recreativos y de educación
continuada, alcahueteada por investigaciones amañadas, donde el investigador le
pregunta a la industria qué resultado necesita. Esto no es medicina, es un
fraude, tan riesgoso o más, que las opciones de salud catalogadas como
alternativas.
Una característica común
de las medicinas alternativas es la consideración de la persona como un todo
(enfoque holístico), en interacción permanente con su interior y su entorno,
asimilándose al enfoque biopsicosocial de salud pública. Un ejemplo es la concepción del ser humano
según la medicina china, descrito como un todo en cuerpo y espíritu, con la
única diferencia que siendo ambos del mismo “material” el espíritu no se puede
tocar como el cuerpo, pues este último es energía (Qi)
muy condensada, en tanto la mente o espíritu es la misma energía (Qi) pero menos compactada. Percepción de la materia
retomada por la física cuántica 3,000 años después.
Las pruebas y
observaciones científicas disponibles sobre la eficacia son muy diferentes en
cada opción terapéutica, vemos como al hacer la búsqueda de la acupuntura sola,
o sea sin referencia a herbolaria, qi kung y tuina,
que son las ramas de la medicina china, tiene cerca de 10,000 ensayos
publicados y 150 revisiones en bases de datos como Cochrane, y más de 30,000 en
las principales revistas indexadas, seguidos por homeopatía con 420 ensayos y
15 revisiones, quiropraxia
y ayurveda con 160 ensayos y 3 revisiones cada una. Otras como reiki, campos magnéticos y terapias de toque, brillan por
su casi total ausencia de investigación. Los resultados varían aun dentro de
cada campo de saber, siendo algunos francamente favorables como migraña y
acupuntura, u otros que por lo contrario recomiendan su no utilización como en
la misma acupuntura para el glaucoma. En todos los campos, gran parte de los
estudios y revisiones no son concluyentes y se requiere mayor muestra, calidad
de investigación, seguimiento, etc. De todas formas es claro que la no
demostración de su eficacia, no necesariamente es sinónimo de ineficacia, hay
una gran cantidad de reportes de casos clínicos donde subjetivamente los
pacientes refieren percepción de mejoría de los síntomas, de su bienestar o de
su calidad de vida, y aunque no podemos aseverar si esta mejoría es debida al
tratamiento o a un efecto placebo, tal como me enseñó mi profesor, al paciente
toca creerle y lo importante es que él haya mejorado.
A partir de la década de
los 90, se ha producido un resurgimiento del uso de las medicinas alternativas.
Según la encuesta publicada por Barnes, et al. mayo de
2004 en el NCCAM (National
Center for Complementary
and Alternative Medicine), se concluía que en 2002 el
36 % de los estadounidenses había usado algún tipo de «terapia alternativa» en
los doce meses anteriores, cifra similar se ve en diferentes encuestas, aunque
en esta en particular aclaraba que si la oración era considerada como terapia
alternativa, entonces la cifra subía hasta el 62.1 %.
En Colombia no contamos
con estadísticas al respecto, pues aunque la ley de talento humano es muy
clara, solo la ejercerán los profesionales de la salud en su área de trabajo
previa certificación por una universidad reconocida por el estado, en la
práctica, la medicina alternativa la ejerce cualquiera.
El porqué del uso de las
diferentes terapias depende de muchas variables como, el cansancio o la
decepción de las terapias convencionales, el agotamiento de otras opciones
terapéuticas, la intolerancia a fármacos, la percepción de eficacia, o la invasividad de su utilización. Respecto a este último
punto, la acupuntura rara vez es la primera opción por el temor que genera, en
tanto la terapia con esencias florales no tiene esta connotación. Otra
variables es, si está de moda y son muy influidas por los medios sociales, como
el impulso de la medicina china posterior a la visita de Nixon a la China, o la
promoción de algún artista o personaje público que acude a ella; pero algo en
lo que concuerdan la mayoría de los estudios, independiente del resultado en la
salud, es el alto grado de satisfacción de los pacientes, independiente de su
estrato socio cultural y de la severidad de la causa de su consulta.
En el campo específico de
la medicina alternativa usada en forma complementaria, se requiere separar y
caracterizar cada una de las opciones consideradas como alternativas. No es
posible generar un diagnóstico en medicina china, aplicarle una guía de
atención integral de medicina convencional y tratarle con droga homeopática.
Seamos coherentes, debemos utilizar las diferentes opciones dentro del esquema
que lo origina, tratando de integrarlo con otras opciones que lo fortalezcan,
sin forzar y llegar a absurdos como el planteado al principio de este párrafo.
Recordemos el premio nobel
de medicina del 2015 fue basado en una fórmula de medicina china del siglo II
D.C., y que gran parte de la práctica médica convencional fue considerada
alternativa en sus inicios, igual que un gran número de “terapias
experimentales” actualmente en curso, como la estimulación magnética transcraneal para terapia neurológica y psiquiátrica. Un
importante acervo del conocimiento considerado como alternativo es
razonablemente seguro y eficaz. Por otra parte hay una descarada manipulación
en crear algunos diagnósticos que originen una mayor demanda de exámenes y gran
cantidad de tratamientos, que pueden deteriorar la salud del paciente con
efectos colaterales por encima de la severidad de la enfermedad a tratar. Pero
aseveraciones, especulaciones y testimonios originados por experiencias personales
y datos anecdóticos, no sustituyen los hechos. Los tratamientos alternativos
deben ser sometidos a pruebas científicas no menos rigurosas que las exigidas
para los tratamientos convencionales.
Si en todo esto hay algo
totalmente cierto es que el principal peligro, de cualquier acto médico, es la
inadecuada preparación del terapeuta. Algún chino, que si no era sabio si era
muy práctico, dijo, “uno que solo sabe de un tema es un hombre apto para ser
perverso”, o como decían nuestros viejos, cuando los refranes eran fuente de
conocimiento, “cuando lo único que tengo es un martillo todo parece un clavo”.
Debemos conocer las diferente opciones, los médicos debemos ser críticos con
conocimiento, no todo lo rotulado como alternativo es malo, ni todo lo que nos
venden como validado según el método científico es bueno, las cosas no se
aceptan o se rechazan por quien lo diga, los sabios también dicen estupideces y
se equivocan; quienes practican el arte médico y realmente quieren ser
sanadores en la extensión de la palabra son quienes deben investigar, estudiar
y practicar la medicina, llámese como se llame, en toda su extensión, es
forzoso que solo los médicos y los profesionales de la salud, cada quien dentro
de su área de conocimiento, como reza la ley, puedan en su práctica definir
cuál es la mejor opción para cada paciente en particular, y las facultades de
medicina son el espacio natural para generar dicha discusión y definir su
enseñanza, que de otra forma quedará en manos de instituciones de garaje o peor
aún, en las de los políticos y empresas farmacéuticas.