Ramiro Corzo Quiñones (21 de junio de 1963 - 2 de septiembre de 2020)
Gustavo Prada B
Ramiro Corzo Quiñones (21 de junio de 1963 - 2 de septiembre de 2020)
Revista de la Universidad Industrial de Santander. Salud, vol. 52, núm. 4, 2020
Universidad Industrial de Santander
Gustavo Prada B
Hopsital San Juan de Dios, Chile
Escribir sobre un amigo y compañero cuando se ha ido es difícil. Vienen los recuerdos más sencillos y amables, pero las palabras no salen, las lágrimas sí. Más cuando dicha pérdida ha estado asociada a lo que nos enfrentamos a diario los profesionales de la medicina, la enfermedad que combatimos. Pareciera difícil al principio, pero cuando uno recuerda a aquel que ha partido desde su persona, la cosa se pone más sencilla, más humana, más personal… Ramiro personaje inigualable en su sentido del humor. Su sonrisa acompañada de su chiste hasta de las sencillas cosas del diario vivir, hacía que los que estuviéramos con él, olvidáramos por un rato las angustias y dificultades de la vida diaria. Su hablar a veces, picante, hacía recordar al que lo escuchaba su deseo de sacar una sonrisa al interlocutor. Su tranquilidad en aspectos profesionales, motivaba a sus compañeros a hacer las cosas con calma pero con sabiduría.
Su deseo por ayudar a los demás aún en las dificultades mas adversas, nos recordaba nuestra profesión al servicio de los demás. Su siempre infaltable grupo de “panas” con quienes compartió las salidas de la Facultad de Salud de nuestra alma mater luego de las clases arduas en la Escuela de Medicina, acompañadas de música y uno que otro trago de etilicidad, hacían evocar aquellas épocas de bohemia que en ocasiones lo retornaban a tiempos pretéritos. Su experiencia de la vida, sobre los demás compañeros de Medicina dada por su edad un poco mayor al de la mayoría, hacía ver en él a un hermano mayor, que con su “genio y figura” nos hacía más llevadera la ruta de los estudios médicos, la cual en ocasiones, ponía en aprietos académicos a más de uno en los menesteres de la ciencia que nuestra carrera de medicina requería.
Gracias a su ímpetu por enfrentarse a todo, se desplazó a Villa del Rosario en Norte de Santander, donde recordó la medicina familiar de antaño, tan necesario en nuestro tiempo, atendió pacientes de todos los barrios de esta hermosa Villa Rosariense; querido por muchos por su don de gentes, su sonrisa, su sentido del humor. Su profesión, lo llevó también como muchos médicos, a enfrentarse a esta pandemia, lastimosamente su salud fue resquebrajándose poco a poco a causa del virus y la afectación a su sistema respiratorio.
Aún en los momentos más críticos conservó su simpatía, apeló a la ayuda de sus colegas, se aferró a la vida con todas sus ganas, expresó a ellos su deseo de seguir viviendo pues su alegría quería seguir donando. Pero a pesar de ello, la enfermedad venció su cuerpo, no lo venció en su legado de sonrisa, de servicio, de amistad, de don de gentes, que quedó y quedará para los que conocimos a Ramiro. En todo y en partes, Ramiro tuvo su incidencia en todos los que lo conocimos. El que recuerda a Ramiro, necesariamente le emana una sonrisa. Eso es su mejor recuerdo. Ramiro descansa en paz y sonríele a Dios, goza de su sonrisa eterna….
Dios y la Virgen nos bendigan. GPB