Publicado 2018-10-25
Como Citar
Resumo
C uando se examina en retros- pectiva histórica la educa- ción que han tenido en su niñez los ciudadanos que han vivido sus vidas en el territorio que desde 1857 se llama Santander, se identifican experiencias ejemplares y educadores que dejaron una honda huella social. Podemos pronunciar con reverencia los nombres de Cerbeleón Pinzón en el Colegio de Vélez, de Alberto Bloom, Nepomuceno Serrano y Daniel Rodríguez en la Escuela
Normal del Socorro, de Dámaso Zapata en la dirección educativa del Estado soberano de Santander, de María de Jesús Páramo y Helena Arenas Canal en la temprana Normal de Institutoras de Bucaramanga, de Julio Álvarez Cerón en el Instituto Técnico Industrial de Bucaramanga y en la temprana Universidad Industrial de Santander, de Victoriano de Diego Paredes en su colegio de Piedecuesta, de la Sociedad Didáctica de Santander y su periódico El Pestalozziano, de Juan de Dios Arias y su investigación folcló- rica en Santander, de Avelina Moreno Uribe en el Colegio “La Concordia” del Socorro, de Cenón Solano en el colegio de La Paz en Vé-lez, del español José María Gutiérrez de Alba en el Instituto Agrícola de arcía Rovira, de Trino Posada Reyes en el Instituto Politécnico del Socorro y de Teófilo Forero Prada en sus colegios en Onzaga y Barichara.