Los rasgos tectónicos de la región de la Sabana de Bogotá y los mecanismos de formación de las estructuras
Publicado 1963-08-08
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Resumen
La Región de Sabanas, de la Cordillera Oriental Colombiana es un sector caracterizado no sólo por la presencia de los importantes rellenos lacustres cuaternarios que forman las sabanas sino también por una tectónica especial, dentro de la Cordillera Oriental. El sector que se estudia en este trabajo es el correspondiente a la Sabana de Bogotá, especialmente su parte meridional que ha sido cartografiada a 1:25.000. La estratigrafía de la región de la Sabana comprende un cretácico de varios miles de metros, del cual en la Sabana sólo aflora la parte superior (formación Guadalupe), formada principalmente por areniscas y con un espesor promedio de unos 500-600 m. Por encima de la formación Guadalupe (coniaciense-maestrichtiense) se encuentra la formación Guaduas, con unos 500-800 m caracterizados por marcar el tránsito de las condiciones marinas propias del cretácico a las continentales propias del terciario. El Guaduas puede considerarse como maestrichtiense-paleoceno. Por encima se encuentra una potente serie terciaria (del orden de los 3.000 m.) formada por las formaciones Arenisca del Cacho, Bogotá, Arenisca de La Regadera y Usme; se trata de una sedimentación continental excepto durante un corto periodo en el Usme (y tal vea en la Arenisca de La Regadera) en que vuelven a existir condiciones marinas. Finalmente quedan los depósitos cuaternarios que alcanzan gran importancia y que incluyen sedimentos lacustres, limos, terrazas, morrenas, etc. La mayoría de las estructuras de la región de la Sabana se desarrollan en el Guadalupe. A este respecto hay que tener en cuenta que la formación Guadalupe constituye un espesor notable de capas resistentes entre formaciones blandas, de modo que es la formación Guadalupe la que dirige las estructuras de toda la región de Sabanas. Las estructuras de la región de a Sabana de Bogotá se caracterizan por los siguientes rasgos. Existencia de amplios sinclinales (especialmente en la región meridional; sinclinales de Fusagasugá y de Usme) de tectónica sencilla con sus núcleos ocupados por el terciario y entre ellos áreas cretácicas de tectónica mucho más apretada; los anticlinales son siempre muy estrechos y alargados. Carácter asimétrico de los pliegues; los flancos E de los sinclinales (W de los anticlinales) son abruptos; los flancos occidentales de los grandes sinclinales son suaves. Existencia de fallas con sus labios occidentales hundidos. Existencia de inversiones en los flancos de los pliegues, localizadas especialmente en los flancos occidentales de los anticlinales, aunque presentes también en los orientales; muy frecuentemente todo el flanco W de los anticlinales es inverso; estos flancos inversos son recorridos longitudinalmente por fallas que se sitúan en el contacto Guadalupe-Guaduas. Otra característica es la forma a veces en abanico de los pliegues, y en casi todos los casos las formas muy exageradas de los anticlinales cuyas bóvedas han sido erosionadas, si se hace la reconstrucción ideal de estas bóvedas. "Finalmente, hay que citar la existencia de domos de sal. Los mecanismos que han entrado en acción en la formación de las estructuras de la Sabana son los siguientes: la acción sobre la cobertera de una tectónica de zócalo; la halocinesis; la gravedad; la erosión, destruyendo las bóvedas anticlinales y con ello la continuidad de los estratos. La tectónica de falla de zócalo tiene en cuenta depósitos cuaternarios suficientemente importantes consisten en depósitos se manifiesta en la diferenciación de las grandes áreas sinclinales y áreas elevadas que las separan y por la formación de una tectónica de revestimiento en la cobertera. No hay que pensar, no obstante, que la tectónica de cobertera es sólo una tectónica de revestimiento; la halocinesis y la gravedad desarrollan en ella estructuras propias, independientes del zócalo o confieren a las estructuras de revestimiento unos rasgos especiales. La región de Sabanas es de toda la Cordillera Oriental la región en la que la cobertera desarrolla en mayor grado una tectónica propia. Los mecanismos indicados actúan conjuntamente y se influyen entre sí. Así, la tectónica de zócalo es principalmente una tectónica de fallas, con sus labios W hundidos, que cortan un zócalo basculado, hundiéndose hacia el E; como consecuencia la cobertera forma sinclinales amplios con el flanco W suave y el flanco E, abrupto, (tipo sinclinal de Fusagasugá), es decir que se forman pliegues asimétricos. La tectónica de revestimiento es capaz también por sí sola de dar lugar a flancos inversos; especialmente por lo que hace referencia a los pliegues que representan adaptaciones a los escarpes de falla. Pero además gravedad y halocinesis juegan también su papel en determinar la forma de los pliegues. La gravedad da lugar a una notable variedad de detalles estructurales. Las estructuras originadas por gravedad o en cuya formación la gravedad ha jugado un papel importante son: Inversiones de determinados niveles en los flancos de los pliegues, originadas por deslizamiento según el buzamiento de los estratos y dando lugar a un pliegue tumbado hacia la parte deprimida, pliegue cuyo flanco normal casi siempre ha desaparecido. Fallas por estiramiento y rotura en relación con los flancos inversos de las estructuras formadas por el mecanismo antes indicado. Deslizamiento de paquetes de estratos en posición normal. Acentuación por gravedad de capas que han sido llevadas a posición ligeramente inversa por otros mecanismos. Formación de replegamientos de detalle en un paquete que resbala por gravedad según el basculamiento. Inversiones producidas por presión de una masa que resbala por gravedad. Horizontalización de fallas debidas a colapso, en la parte más superficial de éstas. De las estructuras indicadas se deduce que en la Región de Sabanas la gravedad actúa principalmente dando lugar a inversiones. La halocinesis es otro fenómeno importante aunque su acción no puede ser bien definida por falta de datos de subsuelo. En el desencadenamiento de los fenómenos de inyección salina pudo tener un control la tectónica de zócalo. La halocinesis a su vez pudo llevar determinados flancos de los pliegues a posiciones adecuadas para la acción gravitativa. Finalmente hay que destacar la acción de la erosión; la erosión fue destruyendo desde tiempos muy precoces las bóvedas anticlinales, hecho que repercutió sobre los demás mecanismos, Sobre la halocinesis, dando lugar a una descarga de presión en las áreas anticlinales, mientras las áreas sinclinales se recargaban por sedimentación. Sobre la gravedad, porque la erosión de las bóvedas dejó libres los flancos para que en ellos se desencadenaran fenómenos gravitativos. Finalmente, al erosionarse las bóvedas se rompió la continuidad de la formación Guadalupe, en sentido transversal a las estructuras, y el Guadalupe es la única formación importante resistente en el área que se está considerando. Como consecuencia, la deformación en sus últimas etapas encontró unas condiciones particulares, los flancos pudieron jugar con independencia uno del otro y en muchas ocasiones los flancos de los anticlinales actuaron a modo de topes comprimiendo los núcleos lutiticos y dando lugar a ligeras extrusiones. El estudio del sinclinal de Usme permite conocer algo la dimensión temporal de estas estructuras. El terciario presenta una gran discordancia progresiva que se inicia con seguridad a partir de la formación Bogotá y posiblemente incluso a partir del Guaduas. Localmente se encuentran discordancias angulares bien marcadas. Los movimientos se han proseguido hasta el cuaternario lo cual en parte puede deberse a la tectónica de la sal.